Partida Rol por web

Maldita sea, a perdido el juicio, ¿Para que vamos a pone en riesgo nuestras vidas?
Son adoradores de Satanas maldita sea, no a visto lo qe ese hombre a hecho con su brazo, no estan desarmados, el diablo esta con ellos, huyamos y ya les daremos cuentas cuando tengamos ocasion.

Noo! -dije lanzando un sordo alarido-. No sabemos si el "padre" Javier nos ha visto, no sabemos si hay gente buscándonos ya por querer saber demasiado y no sabemos si estos siervos de Satán estarán aquí a nuestro regreso, aunque sea con el mismísimo Papa!

Espiritu Santi, ora pro nobis!

Mierda padre, que el paraiso lo valga, porque de esta no salimos.
A regañadientes acepto pese a que sea Henry quien deve ir a registrar.

Los angustiados lamentos de Zabala parecían formar parte de la conciencia de Henry, que libraban eterna batalla contra la férrea decisión del fraile, pues si alguna característica resaltaba de éste era sin duda su tozudez.

Agazapado cual alimaña observa con ojos inquietos el morboso y malévolo festejo... y cuanto más ve esos cuerpos desnudos danzando y fornicando mayores son las ganas de salir a escena y rajar vientres sin ton ni son... no porque se haya vuelto el mejor de los cristianos, si no porque los instintos de su aciago pasado retumban con fuerza desde las entrañas, pujando por salir al exterior.

Mira al Padre, su última frase le ha hecho sonreír para sus adentros:

"...pronto vuestra deuda estará saldada."

¡Ah, su deuda!, por fin podrá abandonar a esa molesta ramera que perturba su conciencia, ya va siendo hora de librarse de esa pesada cadena que le mantiene unido a una forma de vida que para nada se asemeja a la que él conoce.

-Sea pues...

Un último vistazo al asustadizo monaguillo le hace aumentar su propio valor, y con sumo cuidado desenfunda lentamente la espada corta, lanzándose a la carrera por entre los matorrales cercanos, tirándose al suelo cada puñado de pasos, en parte para procurar no ser visto, y en parte para aliviar el dolor del tobillo.

Oteando alrededor de la hoguera te das cuenta de que el bosque es tan cerrado que la única manera que tienen de salir del claro es pasando por donde estáis vosotros.

Fray, mobamonos un poco hacia Henry, si alguien viene o se va lo hara por este lado.

¿Estás seguro Aitor? -dije algo preocupado.

Muchas veces había sido yo el verdugo y no el oculto, el que es o puede ser perseguido. Largo tiempo pasé viendo cómo los herejes como ese padre Javier purificaban su alma (y su cuerpo) y se redimían con el fuego imperecedero. Largo tiempo. Mas no tanto estuve arrástrándome por el bosque, por los suelos... no era un explorador ni un caminante, pues las únicas sendas que recorría eran las del Señor...

Mmm... está bien. Vamos.

Poco a poco me iba arrastrando a la posición de Henry. Zabala parecía seguirme.

Zabala... eres marinero, has de tener buena vista para discernir la noche, no? ¿Qué ves? ¿Qué hace ese hereje?

En ese momento la llama vuelve a crepitar y una bola de fuego se eleva y empieza a tomar forma corpórea. De la llama surge una criatura que nunca jamás antes habíais visto, con cuerpo de hombre y una especie de cabeza cuadrada como de madera y oro hace que os quedéis pasmados en el sitio. No sólo eso sino que la figura comienza a hablar.

- Aquí... Estoy.

Oh señor! soy tu más humilde servidor. Te hemos hecho llamar porque la tierra es mala, la cosecha ha sido terrible este año y no tenemos un pedazo de pan que llevarnos a la boca.

mientras el cura habla, las parejas terminan de copular y empiezan a levantarse arrodillándose junto al fuego.

Cuando las parejas comienzan a levantarse ves claramente que es la gente del pueblo!!

Anselmo el leñador, los padres de maribel (Francisco y Carmen) , Miguel y dos mujeres que no conoces.

¡Santo Dios! -pensé. ¡Por la Virgen! ¡Por el Papa! -blasfemaba sin parar...

Zabala... Henry... En mis años de Inquisidor lo único monstruoso que había visto fueron los cuerpos quemándose en la hoguera y las extremidades de los desdichados y herejes saltando por los aires ante máquinas del dolor!... Pero esto... esto no..... no.....

El Señor es mi Pastor, nada me falta...

Cuando el fuego chisporrotea, Henry pega la cabeza al suelo, para volver a levantarla de nuevo y contemplar boquiabierto que un horrendo ser permanece en el centro de la hoguera conversando con el falso pastor.

Observa a sus compañeros, situados varios pasos más atrás ocultos junto a unos arbustos... en sus rostros puede ver el terror... un terror que intenta apoderarse también de él y arrastrarlo hacia las oscuras penumbras del mundo de la brujería.

Pero finalmente logra sobreponerse a ello, apartando a un lado la imagen de un ser infernal surgido de entre las llamas, y recurriendo al autoconvencimiento de creer que todo aquello no es más que una farsa; un hereje disfrazado , que por algún extraño motivo aunque seguramente lógico, no se prende a pesar de estar entre el fuego.

Queriéndose creer sus propias explicaciones queda Tintoreto, cada vez más ansioso por iniciar el asalto y evitar que sus compañeros se dejen intimidar y terminen por abandonar la idea de ajusticiar allí mismo a aquél grupo de impíos.

Un coro de voces empieza a cantar:

- Oh Surgat nuestro señor. Recompénsanos. Nada tememos. Azpetiur, Sarthak Kanak!!

Así una y otra vez.

La recompensa se os ha dado! ese brazo tuyo dará de comer al pueblo. Y ahora debo irme.

La entidad corpórea comienza a desvanecerse y se torna en las llamas de la hoguera de nuevo. Los asistententes siguen cantando.