Partida Rol por web

Abristeis la puerta con cuidado sin saber qué ibais a encontrar dentro, pero para vuestra sorpresa fue más el impacto de ver aquella belleza abandonada que el miedo a sufrir un ataque por cualquiera de aquellas criaturas del pasado.

La estancia era gigantesca, pero a la vez estaba sucia y desorganizada. Había carteles por el suelo, al igual que cristales rotos por doquier y un olor bastante extraño, como enrarecido.

A pesar de las condiciones del lugar todo parecía estar tranquilo, es más, hasta parecía un lugar seguro.

Si había algo que predominaba en aquellas instalaciones eran las indicaciones. A pesar de la suciedad y el desorden todavía había un gran número de señales y paneles con información que mostraban los lugares más importantes del lugar.

- Bienvenido al parque. - se atreve a decir cuando tras cruzar el umbral, le dedica una significativa mirada a su compañero. No podía creer que aún mantenía el lugar ese toque especial, si bien la naturaleza siempre ejerce su impronta contra el hormigón, en este caso al ser un espacio bastante cerrado, fue más notoria la conservación. - Tendremos que hacer esto relativamente rápido, así que sugiero ir al Laboratorio. ¿Qué opinas? - pregunta Utz. 

Es que ya con el afán de agilizar esto de alguna manera, prefiere ir hacia el objetivo en vez de perder un tiempo que puede ser escaso al recorrer otro sitio de este lugar. - Déjame ver si hay algún mapa de localización o algo. -una vez que lo encuentra señala con el dedo donde dice: LABORATORIO. - Aquí está nuestro destino. - indica ya decidido a iniciar su marcha hacia el centro de Información, uno que provisto de todo lo necesario, lo convierte en la misión a cumplir. 

Entramos en aquella amplia sala. En su momento debió ser una especie de enorme recibidor, aún en las condiciones en las que se encontraba aquel lugar, parecía lleno de magia, hasta para un hombre como yo, que nunca me sentí interesado en los dinosaurios.

El comentario del científico me sacó de mis pensamientos. ¿bienvenido al parque?... ¿en serio?. No pude evitar sentir cierta envidia de aquel muchacho, a pesar de la situación en la que estábamos envueltos, era capaz de disfrutar y ver toda la belleza de aquel lugar.

Pero había que centrarse en la misión. Fui a corregir los pensamientos de mi compañero, pero él mismo se me adelantó, empezó a organizar nuestros pasos en el futuro inmediato.

- Estoy de acuerdo contigo, muchacho. Ir directamente a los laboratorios es la mejor opción. - vi como mi compañero se encaminaba hacia nuestro destino mientras señalaba las indicaciones de aquella sala que conducían al laboratorio. Le seguí con el arma colocada en posición, un soldado siempre debe estar alerta, - Relájate muchacho, aquí también puede haber alguna sorpresa esperándonos. Vayamos los dos juntos.

Resoplé antes de continuar andando, el cansancio aún hacia estragos en mí.

El centro de visitantes no era para nada un lugar interesante, y más si no eras realmente un fanático de los dinosaurios, sin embargo era fácil tener todo ubicado y localizado.

Invirtiendo no más de 10 minutos de búsqueda organizada se podía encontrar la ruta que llevaría a los laboratorios. Tan solo había que ignorar un par de señales de "Acceso restringido"  "Solo para el personal" y bajar unas cuantas escaleras.

¿Estabais tan cerca de conseguir completar vuestra misión como creías?

Entrasteis dentro del laboratorio abriendo la puerta con cuidado

La primera visión era la de un lugar aséptico, impoluto y... ¡totalmente indescifrable si no es bajo la mirada analítica del científico!

Aquel lugar estaba lleno de pasillos estrechos, mesas, escritorios, instrumental de laboratorio del cual solo podríais adivinar el nombre de dos o tres... y varios ordenadores de los cuales parece que ninguno está encendido. En cambio Utz pudo identificar claramente como cada elemento que había allí estaba destinado a la investigación genética y el análisis de sangre y manipulación del ADN.

Había una sala más alejada que bajo el punto de vista del científico debería llevaros a vuestro objetivo... pero de repente algo con lo que no contabais sucedió:

Una cabeza de un dinosaurio se alzó de entre las diferentes mesas.

Vuestro cuerpo se quedó completamente congelado. Creíais que estabais solos en los laboratorios pero parecía que había un invitado inesperado en una sección que no habíais visitado todavía.

Era probable que en aquel lugar hubiese algo más de utilidad que en la zona actual, la cual estaba abarrotada de trastos y botecitos inservibles. En ese lugar parecía que había ordenadores y cosas más tecnológicas que igual sí podían arrojar algo más de luz a la misión pero... ¿qué hacer?

La criatura no parecía haberse percatado de vuestra presencia, o al menos eso es lo que creéis. ¿Intentaréis eliminarla? ¿Os escabulliréis hasta la sala con sigilo?

Parecía que el muchacho sabía guiarse por aquel lugar, él iba delante de mí, casi sin dudar de la ruta. Se le veía con energías renovadas, quizás por la emoción que sentiría al estar andando por aquel lugar.

Al final llegamos al laboratorio. Todo parecía estar impoluto, limpio, parecía que en aquel lugar no había entrado ninguna criatura. Avanzamos algo más confiados, pero no duró demasiado, a cierta distancia vi como una cabeza salía de entre las mesas. Me quedé totalmente quieto, no me esperaba encontrarme algo así.

Pude ver a la criatura como si fuera a cámara lenta, el tiempo parecía haberse ralentizado, vi la forma de sus dientes... parecía de los peligrosos, pero no lo tenía claro.

De golpe, recuperé el uso de mis extremidades, que por momentos parecía haber perdido mientras estaba observando aquella criatura. Me oculté tras una de las mesas, y miré al científico que aún estaba quieto mirando al dinosaurio, ¿sería peligroso?, estaba claro que sí, solo tenía que ver la cara de mi compañero. 

La siguiente pregunta evidente era, ¿nos habrá visto?... no podíamos correr el riesgo. Quité el seguro de mi fusil lo más despacio que pude para no hacer ruido, y cuando tuve todo listo, respire hondo, me levanté, apunté con mi arma y disparé una bala detrás de otra.

El acceso al laboratorio era una maravilla digna de recrearse mentalmente, no solo por toda la información que debe estar contenida en esos ordenadores sino toda la investigación y los proyectos genéticos que seguramente será una revolución en el mundo de la ciencia. 

Se le hacía agua en la boca, para que negar una verdad que lejos de ser simulada, refleja esas claras intenciones de tener entre sus manos todo el conocimiento que a cualquier científico le habría llevado años o toda una vida de sacrificios para llegar a este punto. Uno tan vital para este hallazgo, logrando que estas criaturas vuelvan a nacer en un mundo que ahora sí es de todos. 

Y en medio de sus turbaciones internas, al desviar la mirada capta la presencia del Velociraptor, posiblemente sin intención de alterar al animal que en teoría no los ha visto, pero al tener la mirada puesta en él, no cae en la cuenta de que había una herramienta en el suelo y sin querer, la patea para dar contra un escritorio. 

- Mierda. - bufa ya acojonado, atento a su compañero que también intenta disparar y algo sucede. 

Derek apretó el gatillo y el proyectil fue bien dirigido, sin embargo aquel dinosaurio no era uno cualquiera. Sus sentidos estaban desarrollados para ser el depredador perfecto.

Miró en dirección a dónde provino el sonido y con un rápido movimiento desapareció.

Sabía de su presencia y ahora el militar no sabía donde se encontraba aquella criatura. ¿Os estaría observando desde otro punto? ¿Iba a acechar a Derek? ¿O solo quería jugar?

Sin saber cómo era aquello posible, el dinosaurio había sido capaz de utilizar el entorno a su favor para aparecer por sorpresa por uno de los flancos usando los inmensos sistemas de ventilación del laboratorio.

Se abalanzó contra Derek con gran fuerza clavando sus garras en tu cuerpo. El dolor era punzante, agudo, bastante desagradable y sobre todo lo suficientemente paralizante como para matar a alguien sin preparación.

Era un ahora o nunca. Eras la presa favorita de aquel saurio y no iba a rendirse.

Busqué con la mirada a la criatura, no había rastro de ella, pero en cualquier momento podía volver a aparecer. Me adelanté un poco dando cortos pasos con la intención de encontrarlo y abatirlo antes de que pudiera pillarnos por sorpresa.

Pero la sorpresa me la llevé yo, de golpe la criatura apareció a mi lado derecho. Cuando pude girar la cabeza y verle bien, ya estaba en el aire, saltando sobre mí.

Traté de orientar el fusil hacia la criatura, pero no me dio tiempo, chocó contra mí, tirándome al suelo. Tras el golpe, mi fusil salió despedido. Allí me encontraba, con aquel bicho encima de mi y sin mi fusil, busqué cualquier cosa a mi alrededor que me ayudara.

Había algunas cosas tiradas en el suelo, cerca de mi, un ratón de ordenador, un teclado, un pequeño microscopio y muchos papeles. Estiré el brazo para alcanzar el microscopio, era pequeño pero se veía pesado, de todo lo que vi, era la mejor opción de golpear a la criatura.

Cuando estaba ya rozándolo, aquel bicho me clavó sus garras en mi pecho, un dolor punzante me atravesó todo el cuerpo y me obligó a encogerme sin haber podido alcanzar el microscopio, mientras no pude evitar gritar, - ¡Aaaaaaaaaaaaah! - . Traté de sobreponerme al dolor, propinarle un par de golpes en la cara al dinosaurio y volver a intentar alcanzar el microscopio.

Todo estaba pasando tan rápido que no sabía donde estaba el científico, si fuera listo, ya habría salido corriendo del laboratorio. Por fin conseguí coger el microscopio, poco funcional me resultaría pero algo era algo, y forcejeando para poder golpear al dinosaurio, grité, - ¡Muchacho, sal de aquí!, ¡YAAA!

Finalmente, y sin saber si el científico seguía allí con su fusil, o se había ido huyendo como le dije, empecé el movimiento del brazo para golpear con mi arma improvisada al dinosaurio... ¿me daría tiempo?, ¿resultaría efectivo?

¿Por qué tenía todo que irse tan a la mierda? Tan rápido, joder...- piensa al apretar los dientes con fuerza mientras la torpeza de ambos le juega en contra. No podía salir corriendo, no cuando aquel soldado ahora mismo está siendo atacado por un precioso ejemplar de velociraptor. Tenía que pensar, algo rápido e ingenioso. ¿Pero cómo? 

Un tanto preocupado, coge el arma y ya sin dudarlo siquiera, quitó el seguro para comenzar a disparar teniendo esa insana impresión que podía darle a Derek, al dinosaurio, a los ordenadores y a lo que sea. De alguna manera tenía que defenderse, luchar hasta el final de sus minutos que contados realmente lo tienen y ante el sacrificio evidente del soldado, al menos hacerlo honorable, por respeto. 

- Lo siento, hermano. - termina por decir luego de haber disparado, sin saber a quien deja en pie o no. Preocupado, pero más aún pensando que de seguir este camino, debía ser en soledad ante el mínimo fallo. Tenía que cumplir la misión, era su objetivo principal, pero no es de huir, no cuando el objetivo allí está. 

Todo se tuerce y cuando menos lo esperas allí está la presencia de la dulce muerte, justo cuando un beso sella el pacto final con esta vida, que lejos de haber sido tranquila, fue una eterna ruleta rusa. En aquel momento una extendida lágrima surca la mejilla de Utz cuando cada instante vivido aparece en su mente, donde la tierna mirada de su esposa siempre le recuerda lo feliz que estuvo a su lado entre risas, besos y locuras compartidas siendo tan jóvenes, intrépidos, hasta que la paternidad los obligó a concebir una adultez que aún quedaba grande. 

Y justo en ese hilo argumental de recuerdos, aparece el alumbramiento de su pequeña, los primeros pasos y cada cumpleaños. Hasta que su corazón ya se despide con aquel "Adiós Papá" que tras subir al helicóptero dejó al ir por sus sueños, por esa maldita necesidad de atiborrarse entre tanto conocimiento, cuando los sueños carecen de realismo y te golpean en el peor momento. 

Estaba abatido, resignado, más aún cuando el humo tenue de su rifle lo condena a la eternidad de sus anhelos, al desarraigo interior y a una despedida que jamás será ejecutada como tal. De repente o quizás en minutos, ya habiendo perdido la noción del tiempo, deja su arma caer al suelo mientras niega con la cabeza al sonreír por la ironía de la situación, cuando morir por lo que has amado en toda tu vida, es hoy un horror existencial. 

Y sin ofrecer resistencia, una vez que esas fauces deciden terminar con lo que era una presa fácil, viene hacia él para darle el gusto, al alzar sus manos en cruz para entregarse como comida, cuando ya no tiene nada más que hacer. -Puto egoísta. - se dijo así mismo, cuando al recibir la primer mordida, todo su mundo se apagó. 

- Las amo y lo siento. - se atrevió a decir en su último hálito de vida cuando su boca rebosa de la misma sangre mientras sigue riendo a carcajadas, sus ojos se cierran y su corazón late una vez más para despedirse entre fuertes espasmos y ahogos, por amor a la ciencia, a su mente y su familia. 

C'est la Vie.