Partida Rol por web

Han pasado muchos años desde que el sueño de la Humanidad se fuera por el retrete seguido por la esperanza de un mundo mejor, lo que quedó tras la unificación de países, el empoderamiento de las empresas y la visión de la cybertecnología fueron barrios marginales, miseria rodeando rascacielos corporativos y violencia en pro de la supervivencia. 

Fuera de las ciudades el mundo quedó peor: grandes extensiones de cultivos transgénicos controladas por máquinas automatizadas, zonas radioactivas por guerras o ensayos cinetíficos, enormes vertederos de deshechos y tecnología obsoleta, y más violencia y miseria.

El ansia por colonizar el espacio y mejorar al ser humano han desviado los esfuerzos inicialmente destinados a medicina, cultura o arte hacia la tecnología. El porcentaje de población sin ciberimplantes decrece cada día, aunque algunos de los que quedan puros lo hacen por convicción la mayoría carece de los de recursos económicos necesarios para mejorarse. El mercado negro de implantes mueve mucho dinero pero también peligros de estafas, infecciones e incluso el robo de los implantes anteriores.

MEGAYORK; una enorme, sucia y superpoblada ciudad gobernada (en la sombra) por las megacorporaciones. Sus habitantes sobreviven como pueden bajo la incesante lluvia ácida, trapicheando en las abarrotadas calles iluminadas por grandes carteles de neón o conectados a la Red, donde se trafica con información. 

El Night Crwaler, un local de moda entre los runners en el que se cierran muchas de las incursiones de Megayork. Su propietario, Eddie "Stunt" Bronson tuvo la visión hace diez años de coger un garito de streeptess y convertirlo en el lugar de moda entre los runners. Algunos dicen que ha tenido el apoyo de los distintos alcaldes con el fin de aglutinar en un solo sitio a la mayoría de los agentes independientes de la ciudad, otros que de las megacorporaciones para tener siempre una granja de pollos prescindibles y otros que del grupo de hackers "Exterminio" que tiene plagado de micrófonos el lugar y trafica con la información que consigue pero lo cierto es que algo debe de haber porque nadie ha podido hacerle la competencia a lo largo de estos años.

Decorado con cierta elegancia, luces de neón y camareras impresionantes, tiene un ambiente moderno y sirve buena bebida; por unos bityens adicionales se puede conseguir un reservado con un generador de ruido blanco que asegure la privacidad de las conversaciones. A pesar de tener guardias de seguridad pocas veces tienen que actuar ya que el Night Crrawler se sustenta bajo dos normas: está prohibida la entrada de cualquier tipo de arma y están prohibidos los conflictos dentro del local; la pena para el incumplimiento de cualquiera de las dos normas es la expulsión indefinida...cosa que cualquier incursor que desee hacer negocios no se puede permitir.

Jueves, 22:00

Susurro os ha llamado en torno a las 19:30. Un contacto suyo que suele trabajar de facilitador para las megacorporaciones buscaba un grupo de runners para un trabajo fácil: un tal Ryan Connor de Cybertech necesita ayuda y parece bastante desesperado. Estará en el Night Crawler a las 22:00 en el reservado Midnight.

Las 21:50. El taxi llegó a la esquina de la calle Mad con Lex. Kumiko indicó al conductor que se detuviera allí y el taxista se echó a un lado y paró. Al final de la calle se veían los carteles que anunciaban el Night Crawler. No le gustaba que el taxista le dejara en la puerta. Llamaba mucho la atención así que solía pedir que la dejaran una o dos calles de la entrada. 

— 10 Bityens — 

Kumiko sacó su tarjeta de la cartera y la pasó por el lector automático. Se fijó que era de la marca Steelnet@. No eran dificiles de hackear. Esperó y salió un mensaje en la pantalla de LCD. «Pago aceptado». El taxista abrió el seguro de la puerta y Kumiko salió. Llovía. Caminó rápidamente calle arriba intentando cubrirse bajo las cornisas. Llegó al otro lado de la calle del local y observó las inmediaciones. Había una gran cola en la entrada del Night Crawler. Se fijó en que había un par de coches aparcados. Eran negros y parecían blindados. Dos tipos con traje estaban de pie apoyados sobre ellos. Debían ser limusinas con conductor. Nada extraño.

Corrió y cruzó la calle y fue hacia la puerta de entrada saltándose la cola. Uno de los porteros fue a darle el alto pero luego reconoció a Kumiko y se echó a un lado y la dejó pasar. 

— Buenas noches —

— Buenas noches —

Dentro la música estridente hacía retumbar las paredes y desde el techo, focos emitían haces de luces halógenas de colores que giraban y giraban. Habia bastante gente. Casi todos con pintas de hombres de negocios o modelos. Miró la hora. 21:55. Fue hacia la barra y pidió un Vodka 7 solo. Se sentó y dio un trago. Desde donde estaba se veía el acceso al reservado Midnight. 

-Después dicen que las chicas son las que más tardan en llegar.- Dije en dirección a Virus mientras me acercaba hasta el sitio que había tomado en la barra. Tenía ya uno diez minutos en el lugar, aunque había estado más concentrada en un par de proyectos que tenía en casa. Tengo la impresión que uno que otro chico se había acercado a hablar conmigo, pero supongo que desistieron al ver que no les hacía ni puto caso.

Tomé asiento junto a mi compañera, pero en vez de mirar en la misma dirección que ella, me giré para poder estudiar el lado contrario, ver si había caras conocidas mientras esperábamos a los otros dos.

21:58…21:59…. 22:00…..22:01…..22:02.

Y sonó la cisterna del vater, y se escucho un suspiro de satisfacción. El grandioso Tanque era al final del día como cualquier otro hombre. Todo lo que entraba tenia que salir.

Se subió los pantalones y se cerro el cinturón mientras salía, la puerta del baño se abrió y se pudo escuchar el ruido de la música de fuera, siempre le hacia gracia el escándalo y la gente. Y esa noche no era para menos. Además la cara de tipejo que acaba de entrar y estaba olfateando el servicio era un poema.

No sé despisto, y se fue directo al reservado acordado, joder, ya pasaban tres minutos de la hora convenida. Si alguien le decía algo le echaría la culpa a Cables, fue ella la que se empeño en ir a cenar el día anterior al hindumex de la plaza linconl.

Tuvo que hacer ciertos esfuerzos para llegar hasta el reservado, qué cojones pasaba esa noche, estaban repartiendo pirulas en la puerta. Aquel sitio solía estar lleno, pero estaba de bote en bote.

Abrió y sin mirar quién había entro empezó con su chorreo de palabras habitual en aquel tono de voz roto, como si antes de hablar hubiera estado masticando hojas de afeitar.

Siento el pequeño retraso, un tema… personal, ineludible. Espero que no hayamos avanzado mucho.

En ese momento sus ojos se fijaron en sus botas, y vio un trozo de papel pegado a la suela. Años de evolución para que la mierda se te quedara pegada en los pies. Qué demonios.

22:04

— Ya han llegado esos dos. — señaló con la vista en dirección al reservado. Desde donde estaban se podía ver a Tanque y Susurro entrando en la sala Midnight

— ¿Vamos? —  estiró la mano en la que tenía el vodka en una especie de brindis. Luego se bebió lo que quedaba de la copa de un solo trago.

— Usted primero —  hizo una especie de reverencia a Cables para que se adelantara

Jueves 16:45

Suena el despertador y con un manotazo lo apago. La noche de ayer fue larga y cansada, pero la de hoy prometía ser, como poco, interesante.

Tras una rápida ducha, pongo al robot de cocina a preparar mi desayuno, con la proporción exacta y perfecta de vitaminas, glucosa y purificante de hígado, lo ideal para la resaca que tenía. Bebo aquel mejunje verduzco y tras esto, me trago una pastilla de fibra y hierro.

Me cambio de ropa y me pongo el traje de ejecutivo, junto con aquel chaleco negro, toda la ropa blindada. Desde que empecé a trabajar en discotecas, me di cuenta de lo importante que es que la ropa protegiese mi cuerpo, me había salvado de más de uno y de dos navajazos, e incluso algún pobre iluso, se había roto los huesos de la mano tratando de golpearme. Sonrío al recordar la escena.

Aquel barrio daba asco, todo estaba lleno de porquería, y los borrachos y yonquis se mezclaban escondiéndose en los portales, o debajo de las viejas tejavanas. Empezó a lloviznar y corro en busca de un taxi.

Mientras el taxi recorría los kilómetros, pensé en la conversación de ayer, la reunión que salió y la mala espina que me dio Ryan Connor, “trabajo fácil” dijo, veremos a que se refiere con trabajo fácil.

Cuando llego al Nigth Crwaler, son las 19:20. Pago y me bajo del taxi, recorro un par de calles y busco un neocafé, aquellos sitios repletos de recreativas y conexiones rápidas a la red repleta de adolescentes, buscando juegos, descargas y quién sabe el qué dentro de la red. Pido un zumo de frutas con un buen chorro de whisky y llamo a mis compañeros

- Chicos, a las 22:00 en el Night Crwaler, reunión importante para un “trabajo fácil” con un tal Ryan Connor, es todo lo que os puedo decir de momento.

21:55,  entro en la discoteca, me conocen y evito la cola. Voy directo al reservado y veo a “Cables” y “Virus” tomando algo. Me siento y en aquellos butacones y espero, tratando de guardar la calma y nerviosismo ante un nuevo trabajo.

Las búsqueda de Cables en la Red revela que Connor es un buen tipo e inofensivo. Su aspecto es el del ejecutivo medio, ropa buena pero sin ser exclusiva, buena forma física, rozando los cuarenta casado y con dos hijos. Una foto de primer plano le muestra así:

Mi vaso tintineó con el de Virus, y me bebí lo que quedaba de un trago, dejándolo en la barra. A la oferta de mi compañera de cederme el avance me encogí de hombros. -Seguro.- Dije, bajando de la silla y acercándome al apartado. Con un toque en mi frente y un guiño saludé al par y tomé asiento, recostándome y estirándome brevemente en la silla.

Empecemos.

Entráis en el reservado donde un hombre de cuarenta y tantos os espera algo nervioso, se levanta y os ofrece la mano derecha mientras con la izquierda señala los sillones: Sentaos, gracias por venir...¿Usted es el señor Susurro? - le pregunta a Yuri - El señor Johnson me dio una somera descripción....¿Quieren tomar algo?...Perdón, soy un maleducado, me llamo Ryan Connor.

La habitación tiene una mesa redonda en el centro rodeado de un sofá circular de tres plazas plazas y varias sillas. Decorado estilo vintage recordando el siglo pasado: tapicerías rojas, moqueta negra, cortina de terciopelo tapando la pared del fondo y una lámpara de pie con una luz indirecta.

Al final parecía que no había llegado tan tarde como esperaba.
Sonrió, con su mejor sonrisa y dejo espacio para el resto.

Cuando fue su turno estrecho la mano del hombre, y se dio cuenta de varias cosas. Estaba completamente estresado. Debía de estar seguro de que ninguno de los cuatro era mala persona, sino, difícilmente se habría atrevido a venir a verlos.

Eso dejaba entrever que seguramente estaba muy necesitado.
O bien, tenia un lio de faldas, cosa que podría fácilmente ser, pero que no tendría sentido, puesto que su grupo no se dedicaba a esas cosas.

O lo que era más probable, tenia un problema con una corporación. Si, podía ser un problema con la Mafia Italo-Senegalesa, o incluso un lio de trafico de “Correcaminos”, pero por norma general los hombres de mediana edad con cara de padres de familia solían toparse de frente con alguna actividad sospechosa de alguna megacorporación.

Declino con un gesto de la mano cuando se les ofreció algo de beber. No es que no bebiera estando de servicio, esa mierda acabo. Pero en su mente había momentos para el ocio, y momentos para el trabajo, y solía ser excluyentes.

Estreché la mano al hombre, que lucía tal como lo había visto en mi data. Eso siempre es algo bueno. A la mención de un señor "Johnson" miré en dirección a Susurro, pero no dije nada. Él era quién se encargaba de los contactos, después de todo. -Soy Cables.- Me presenté, rechazando el ofrecimiento de bebida. Ya tomaría otro cuando supiera de que iba la misión.

Estiró la mano para estrechársela a Ryan pero Tanque se le adelantó y Virus se quedó ahi. De pie. Con la mano estirada. Como una estatua. Intentó disimular y saludó con un gesto en el aire pero cuando fue a decir su nombre Cables se le adelantó también. Joder. Maldita sea. 

— Yo soy Virus — levantó el dedo indice 

— Un Vodka 7 —  

Estrecho la mano de Ryan Connor, pongo mi mejor sonrisa y trato de ser cordial. Su cara describía nerviosismo, le faltaba solamente un tic en el ojo y casi casi, mearse en los pantalones.

- Un whisky doble, sin hielo, por favor.

Me siento en frente de él con mis compañeros a mi lado. Trato de averiguar por sus movimientos si está haciéndonos alguna jugarreta, algún gesto que se intuya por debajo de la mesa, un maletín sospechosamente puesto cerca nuestro, o algo por el estilo.

Cuando traen las bebidas agarro mi whisky y miro a nuestro cliente.

 - Y bueno Sr. Connor, que es lo que desea de nosotros? Como ya sabrá Mr. Johnson es una persona muy ocupada y apenas me dijo nada de porque nos necesita.

Escruto su cara, mientras espero su respuesta.

Reconocéis el rostro del hombre por la foto que localizó esta tarde Cables en la Red. Además de parecer nervioso no hay nada raro en el tipo, no porta ningún objeto fuera de su persona ni hace gestos extraños. Tras pedir las bebidas por el interfono de la mesa se siente y cruza las manos encima de la mesa: Bueno, aquí estamos....perdón, el trabajo...resulta que he sacado por error información confidencial de Cybertech de sus instalaciones y necesito que se restituya antes de que se den cuenta, no soy ningún espía corporativo ni nada parecido y si me descubren....uff no quiero ni pensarlo.

Lo solían llamar el Tanque, y siempre le hacia gracia, parecía que con ese mote no podía pensar por sí mismo, nada mas lejos de la realidad, en su fuero interno acaba de oírse un “yo tenia razón”.

Su problema no era no enterarse de las cosas. Era más bien que solía ponerle nombre a las cosas.

Ese tipo mediocre era un capullo, no había mas que verlo. Se había cagado las patas hasta las rodillas y ahora quería escurrir el bulto. Era la clásica mierda con la que llevaba viviendo toda la vida como militar. Un imbecil se metía donde nadie lo llamaba y luego tenia que ir los machacas a salvarle el culo.

Pero como bien le habían recordado sus tres compañeros en los últimos tiempos hacia bien en no abrir la boca con los posibles clientes, no era cuestión de perder pasta, y mas si era la pasta de un idiota.

Y este tipo era un idiota. Eso le quedaba claro.

Muy bien. Parece algo muy sencillo. Y estoy seguro de que no querrá que su nombre sea mencionado. La discreción es lo nuestro.

La discreción, ja. El solía apartar a misilazos a quién se interponía por delante. Pero le habían repetido que dijera palabras que le hicieran parecer más humano. Discreción era una de ellas.

Él hubiera preferido decir idiota. Así que sonrío satisfecho de haber interpretado su papel como un perfecto actor.

Observo al hombre, realmente tiene aspecto de mosquita muerta, de ir por la vida sobreviviendo, ganando lo que puede para mantener a su familia, si acaso la tenía, claro…

- Ya entiendo…. Quiere que esa información, vuelva a su lugar y que pareciese que no haya pasado nada…

Tomo un sorbo de whisky mientras mi cerebro piensa a toda velocidad, algo me pone en alerta, no me cuadra que un tipo en apariencia bastante simplón, saque , así sin más, información de Cybertech. Miro a mis compañeros y creo que todos piensan parecido a mí.

- Bueno Sr. Connor, como podrá imaginar, nuestras tarifas no son aptas para cualquier mortal. Por otro lado, si aceptamos el trabajo, vamos a necesita toda la información que pueda darnos. ¿Cómo y cuándo obtuvo esa información? ¿Cuál era el final de obtener dicha información? ¿Puede darnos información respecto a Cybertech válida para “reintroducir” los datos?