Partida Rol por web

Desesperación carmesí

Caravana de infortunios

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11/12/2008, 21:22
Master Indio

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14/12/2008, 19:10
Master Indio

El sol se había elevado hacía horas sobre el horizonte, luciendo como vestimenta un fino ropaje carmesí salpicado de esponjosas nubes rosadas. No cabía duda de que aquella gama de colores hubiese sido la envidia de cualquier artista, pero debido al lugar donde se encontraba plasmada no traía belleza consigo, sino inquietud y temor para todos aquellos que alzaban la mirada para observar un cielo extraño.

 

Solamente unos ojos mostraban esperanza ante lo que creían que era una señal de cambios tanto tiempo esperados.

Con las manos en las caderas, Dhanna alzó nuevamente la mirada mientras una juguetona gota de sudor recorría la parte trasera de su cuello para continuar viaje a lo largo de la línea de su espalda.
Todo el mundo había notado que la temperatura era un poco alta para la época del año en la que se encontraban, aunque nada realmente preocupante por el momento. Simplemente el invierno se mostraba reacio a llegar este año.

 

Esa mañana le costaba concentrarse en sus tareas, puesto que a sus oídos había llegado la noticia de que la caravana estaba a punto de llegar, como hacía todos los años al llegar aquellas fechas.
Los integrantes eran básicamente nómadas, pero habían tomado por costumbre pasar el duro invierno cerca de Ródennos, el territorio feudal al cual pertenecían los terrenos que trabajaban ella y su familia.

Por supuesto, o eso creía ella, la noticia de la llegada de los viajeros había llegado a oídos de su tío, motivo por el cual sus tareas habían aumentado de forma sustancial……¡ni que eso fuese a impedir que se acercara a verlos!

 

En el rostro de la joven apareció una sonrisa traviesa. Su mente comenzaba a trazar los planes necesarios para preparar su “fuga”.
Y entonces lo oyó. Voces en la lejanía, acompañados del sonidos de cascos de caballos y ruedas de carromato. No podía estar equivocada. ¡Ya habían llegado!
Volvió la mirada en la dirección del sonido y observó detenidamente, estrechando los párpados para conseguir centrar la visión en un punto lejano.
Sí, no existía posibilidad de equivocación. Aquellos carromatos de colores vivos y alegres no podían ser sino los que había estado esperando. Ahora, por fin, podría volver a escuchar las historias de lugares lejanos alrededor del cálido fuego de una hoguera.

 

Una voz la hizo volver de sus ensoñaciones – Dhanna ¿otra vez soñando despierta? Vuelve al trabajo, que tu tía nos espera para almorzar, y tenemos que haber terminado para entonces.

 

Su tío la observaba con detenimiento. Había seguido la mirada de la chica y él también sabía a qué se debía el extraño nerviosismo que se había apoderado de Dhanna.

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14/12/2008, 20:37
Dhan

Dhanna se volvió a su tio que ya continuaba con su tarea como si nada importante sucediera alrededor.

¿Cómo puede no notarlo? pero si lo grita el viento, se huele en el aire... Hasta el cielo... miró hacia arriba lo ha pintado en su infinito manto.

¡¡¡¡Jhornnal!!! hoy es el día... ¡Ha llegado el momento de partir Maestro! Lograré vencer a un Dragón, salvar a una doncella en apuros y conquistar un Reino... Sin darme cuenta y mientras soñaba despierta giré mi muñeca con un gesto de esgrima que ahora bien conocía, y me puse con gesto altivo y en guardia, cual espadachín a punto de vencer al más temible enemigo.... liberando a sus gentes del Rey Tirano que les oprime. Mi mano cerrada llegó golpeando mi pecho donde mi corazón latía con tanta fuerza y determinación que apenas podía esperar a la noche para marchar...

Hablarán leyendas de mi, seré el héroe más reconocido de todos los tiempos... me aclamarán... vendrán a suplicarme que les salve, que les ayude, que les instruya... una sonrisa de satisfacción se mostró en su rostro mientras continuaba con su tarea asignada.

Y cuando haya acumulado el dinero necesario, simplemente me dedicaré a recorrer más mundo, el que quede tan lejos que sea imposible volver... dijo mirando su actual morada, una humilde casa de la que salía un delicioso olor a pan y un denso humo por la chimenea.

Conoceré gente tan extraña que ni ellos mismo sabrán que son únicos... Veré animales tan exóticos que al mirarlos se desvanecerán temiendo ser cazados... Visitaré lugares tan mágicos que...

-Dhanna, mira lo que estás haciendo. Ya he pasado yo por ahí. No pierdas el tiempo soñando y fíjate en lo que haces. !Dichosa niña! Siempre en la nubes. su tio le dio con el palo de su herramienta en el culo, para que se apartara del lugar donde acababa de caer tras un salto con giro.

Pero ella continuó con su sueño... en un lugar oculto para los demás... inaccesible para todos... en el que ella era tan libre... que podía volar...

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15/12/2008, 22:58
Master Indio

Los minutos pasaban y a Dhanna le costaba concentrarse en sus tareas mientras comprobaba que la caravana se acercaba cada vez más.
No pasarían lo suficientemente cerca como para poder reconocer algún rostro que hubiese visto en años anteriores, pero sabía que estaban allí. Siempre lo estaban.

Su tio no la perdía de vista ni un segundo. Tampoco sería la primera vez que la muchacha dejaba a un lado sus quehaceres y se escabullía a la primera oportunidad, regresando cuando ya la noche había caído y su familia se encontraba acostada.
¿Qué clase de comportamiento era ese para una joven? Hasta los vecinos habían comenzado a cuchichear a sus espaldas y eso enfurecía al hombre.
Pero esta vez no le daría esa oportunidad, aunque tuviese que encerrarla en su habitación y dormir él junto a la puerta.

Deja de mirar a esa panda de impresentables - le gruñó desde un par de metros de distancia. Bien sabía que eran comerciantes y que traían mercancías que antes o después se acercaría a curiosear, pero eso no evitaba que su opinión sobre ellos fuera que eran vagos y maleantes, poco dispuestos a realizar un trabajo de verdad, como arar y sembrar la tierra. Si a eso le añadía que siempre venía algún que otro trovador en los carros, sus pensamientos se afianzaban aún más. - Esta vez no irás a Ródennos. Si ya lo sabía yo. La culpa no es de otro que de aquel maldito viejo que te metió pájaros en la cabeza. Lo que tienes que hacer es ayudar a tu familia hasta que encuentres a un buen hombre con el que casarte y tener hijos. En eso es en lo que tienes que pensar.

Cuantas veces habría escuchado Dhanna aque discurso. Tantas que incluso podría repetir una por una cada una de sus palabras.
Su tío era un buen hombre, pero jamás entendería los pensamientos de aquella muchacha. Él siempre había sido alguien práctico, nada dado a las aventuras de ningún tipo, y ahora ya era tarde para cambiar.
Eso sí, como vigilante valía su peso en oro, pues no quitó el ojo de encima de Dhanna hasta que la caravana se hubiese alejado lo suficiente.

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16/12/2008, 09:58
Dhan

Dhanna ni siquiera se volvió para escuchar a su tío, sabía de sobra que la estaba observando. Sentía sus ojos clavados en su nuca. Podía hasta sentir su sonrisa torcida al observarla ya tan mayor pero tan irresponsable todavía.

Había escuchado ese discurso hasta la saciedad, pero desde niña había sido inquieta y traviesa, como un chico. A pesar de su hermosura todavía por descubrir y sus curvas de mujer, que comenzaban a insinuarse peligrosamente bajo su humilde atuendo, todo lo demás hacía pensar que era un joven dicharachero y hablador. Cosa de la que se aprovechaba desde hacía tanto que ya hablaba de ella como un joven... había copiado gestos y movimientos de los muchachos del pueblo y ahora les imitaba a la perfección. Solo en contadas ocasiones no podía imitarles, cosa que odiaba muchísimo, pues le parecía tan incómodo ser mujer. Todavía no encontraba la Bendición que decía su tía, o las ventajas que enumeraban sus primas. Ser chico era mucho más práctico y menos complicado, a la par que emocionante y excitante.

Llevaba el pelo corto, nunca lo dejó crecer, una vez se lo cortó ella misma cuando su tia se negó a seguir haciéndolo. Por supuesto, tuvo que terminar retocandolo pues se lo había dejado tan mal que ni su tio se atrevía a mirarla sin hacer una mueca.

A pesar de haber sido siempre así, y conocerla todos ya, siempre sorprendía a su familia o conocidos con alguna locura nueva... Su pobre tía rezaba cada noche porque la próxima fuera llevadera y no mandara a su orgulloso tio a la tumba de un soponcio.

Pero estos últimos años la cosa había empeorado exponencialmente, desde la muerte del Anciano Maestro que la instuía, y que a pesar de llenarle la cabeza de historias, unicornios y orcos, le enseñaba el arte de la paciencia y la moderación, la disciplina y el buen hacer. Ahora nadie la controlaba, y no hacía caso a nadie, ya era lo suficientemente mayor como para actuar independientemente, aunque no lo suficiente experimentada como para comprender lo que era mejor para su futuro o para salir a conocer mundo sola.

Sin embargo, era esto último lo que más quería, allí se sentía atrapada, cada día tenía que salir y mirar al Sol... respirar fuerte y coger aire para sobrevivir a aquella jaula sin barrotes que la aprisionaba tan fuertemente día a día. Ahora con la señal sabía que era el momento de partir, y por la mirada que su tio le había echado, sería aquella misma noche o perdería cualquier oportunidad de hacerlo. Aunque en vez de la cabeza era el corazón el que le pedía escapar de allí hoy mismo, no aguantaría mucho más... Su cabeza, sin embargo, pedía algo más de tiempo y paciencia. Pero Dhanna si algo tenía era un corazón fuerte, libre y poderoso, pero también testarudo e impaciente... y aunque todos sabían que era grande y albergaba sitio para todos los seres vivos del universo... ahora mismo solo podía pensar en huir... en viajar... en volar...

ohhhhhhhhhh cuan maravilloso sería volar!!!! a lomos de un corcel alado! de un dragón rojo!... o simplemente abrir los brazos, dejar que el viento del otoño te eleve y te meza cual hoja de roble caída por la llegada del frío pero libre al fin de su atadura...

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17/12/2008, 00:07
Master Indio

La tortura....es decir, las tareas que debía realizar Dhanna, continuó durante unas cuantas horas más, mientras ella seguía perdiendose en sus ensoñaciones y olvidaba realizar tal o cual cosa, pero allí estaba siempre su tío para hacerla aterrizar y que se centrase en las labores propias del campo.
Claro que, eso sólo duraba unos pocos minutos, y para entonces ella ya se encontraba, otra vez, muy lejos de los aperos de labranza y de un futuro de "exclavitud" que se le antojaba imposible de afrontar, más por aburrido que por cualquier otra razón.

Poco a poco, el rojo brillante del cielo fue oscureciéndose, permitiendo entonces que asomara la luz del primer lucero.
Esa era la señal que siempre esperaba el cabeza de familia para dar por terminada la jornada de trabajo, más que nada porque en caso contrario se verían obligados a atravesar los terrenos de labranza en la más absoluta oscuridad, y eso no era una buena idea, pues la caída de la tarde era el momento que aprovechaban reptiles y alimañas para salir de sus escondites diurnos para buscar sustento.

No sería el primer caso en que un labrador era encontrado a la mañana siguiente tumbado sobre las mismas tierras que había cuidado con tanto fervor, presa de la mordedura de alguna serpiente que había decidido que su pierna era más sabrosa que cualquier roedor que andase por las cercanías.
Así que era mejor no arriesgarse.

Caminaron rápidamente hacia la casa, donde tendrían que adecentarse un poco antes de dar cuenta de la cena que había preparado su tía, la cual no trabajaba el campo, pero que se encargaba de todas las tareas que eran necesarias en la vivienda.
La cena, aliñada con una charla insulsa, y las horas correspondientes de sueño era lo que le esperaba a Dhanna en el futuro más cercano.....o eso pensaba su tío.

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31/12/2008, 15:45
Dhan

Dhanna se aseó como siempre o más bien como nunca. Se cortó más el cabello para dejarlo tieso como el trigo sobre los campos, pues era rubio y luciente como el Sol de la mañana. Más de una vez se lo había oscurecido con tizne y cenizas, pero en cuanto el agua lo había mirado sus reflejos luminosos habían vuelto más vivos si cabe. Odiaba llamar tanto la atención con ese pelo tan brillante y claro.

Se adecentó como un muchacho, apenas se lavó la cara y las manos, y dejó que sus uñas siguieran con tierra y suciedad para que no parecieran las manos finas y delicadas de una dama. Sin embargo, sus dedos seguían siendo finos y delicados, quizás menos que los de una Dama Noble que no había de labrar o arar para comer, pero quedaban muy lejos de los de un guerrero que blandía espadas y cazaba dragones.

Sus ojos azules como el cielo de primavera eran lo más difícil de ocultar, no solo por su color y su tamaño, sino por su mirada llena de vida y de ansias por aprender. Así que desde que intentó tintarlos o taparlos con gafas en su niñez, había dejado por imposible esta parte de su cuerpo.

Estando sola en su cuarto, si es que podía llamarse así al pobre camastro que tenía en un rincón de la buhardilla, llena de aperos de labranza de la estación veraniega y de valas de paja para los animales, se desnudó para cambiar sus ropas sucias y gastadas por algo más conveniente para la cena, como su Tia pedía constantemente. Esta vez la complacería, pero solo porque le venía bien para llevar a cabo su plan de huida.

Vendó con mimo sus curvas que la delataban como mujer, y creó un torso liso y algo rechoncho y una carencia de cintura para parecer más recto, aunque las vendas quedaban algo sueltas y daban más bien un aspecto regordete. Hubo de hacerlo varias veces y apretar con más fuerza antes de estar satisfecha con el trabajo. Por un momento le faltó la respiración y tuvo que ajustarlas de nuevo, no parecía tan fácil como había imaginado. Pero ese sería el menor de sus problemas y el más sencillo de resolver.

Sobre las vendas se puso ropa interior de abrigo, pues se acercaba el crudo invierno, sonrió, no solo la aliviarían del frío sino que ocultarían mejor su aspecto flacucho y débil. Por supuesto eran las de su primo que había robado un día que hacía la colada.

Encima se puso la ropa que había ocultado tras la última visita de la caravana el año anterior, ropa de muchacho que intercambió por algo de trabajo en la cocina. Estaba nueva o casi, solo un par de rasguños, y era mucho mejor que su ropa femenina del campo. Seguía fastidiandole no haberla conseguido oscura, pues clara es más difícil de mantener limpia y de ocultarse en las sombras. Pero una vez puesta se gustó así misma con ella.

Después miró su camastro, y con una mueca de disgusto cogió el vestido que sobre él se hallaba. El que sus tíos le regalaran en su último cumpleaños, los 18, su mayoría de edad, deseando que sentara la cabeza y buscara un buen hombre para formar una familia. Demasiado femenino y demasiado azul para su gusto, aunque si hubiera sido una muchacha coqueta y dulce como sus primas, habría visto que le sentaba muy bien y aunque no llenaba todavía todo lo que debía llenar, el color resaltaba sus ojos, su pelo y toda su belleza natural, todo lo que ella evitaba ahora mismo.

Al ponerse el vestido, o tratar más bien, maldijo de nuevo la incomodidad de la ropa femenina y más de una vez estuvo tentada a no llevarlo, pero sabía que no era buena idea aparecer en la cena vestida como un muchacho.

Al ver como caía la falda sobre sus piernas envueltas en pantalones blandos y ajustados, se alegró de poder quitarse pronto aquel horrible disfraz. Nunca entendería como resultaba a sus primas tan agradable tener las piernas al aire, sin la posibilidad de abrirlas suficiente para trepar ni de pasar por los lugares estrechos sin engancharte continuamente.

Una vez terminó con su atuendo calzandose sus zapatos de invierno, recogió la bolsa que tenía ya preparada para su viaje, sólo faltaba por meter la comida que pudiera conseguir para el viaje, el resto estaba estudiado y preparado desde hacía mucho, aún así lo revisó como cada noche. Sonrió al ver que estaba todo, incluidas las pocas monedas que había logrado reunir sin levantar sospechas, ahora le parecían tan pocas... apenas le daría para unos meses sola. Tendría que conseguir pronto un modo de conseguir comida o pasaría hambre antes de terminar el invierno.

Volvió a guardar la bolsa bajo el camastro con la espada y el abrigo que su Maestro llevara y que ahora le pertenecía a ella, a pesar de las pegas y peleas que tuvo con su tío por aquel dichoso abrigo viejo y raido. Obviamente la espada no fue causa de peleas porque desconocían todos de su existencia.

Cuando su tía la llamó por cuarta vez bajó corriendo al olor de la comida caliente y tras besarla como siempre y saludar a todos los comensales, tomó asiento en su sitio y esperó paciente su plato de sopa.

Por mucho que las muecas de horror por su nuevo corte de pelo y las quejas por la tardanza fueran las más fuertes voces del mundo, Dhanna ya no estaba en él para escucharlas... ya había partido hacia la caravana y pronto, muy pronto, aquella misma noche, llegaría a ella.

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04/01/2009, 18:34
Master Indio

La cena transcurrió tal y como Dhanna, a la cual llamaremos Dhan desde este instante, había sospechado.
Un lento transcurrir de minutos mientras debía soportar, primero las protestas proferidas por sus tíos y aquellas frases ya sabídas acerca de no conseguir nunca un marido, para pasar posteriormente a un incómodo silencio, en el cual sólo se escuchaba el sonido de los cubiertos golpeando contra los platos cada vez que alguno quería llevarse un bocado a los labios.

Pero no le importaba, pues sabía que, por mucho que durara aquella velada, finalmente terminaría y entonces podría poner en marcha su plan para irse de aquel lugar y comenzar realmente a vivir.
Quería tener una vida de aventuras, de sorpresas que le permitieran despertar cada mañana pensando en lo bonito que era un amanecer o preguntarse qué le depararía el día.
Eso sí que era una vida, no trabajar el campo día tras día, sin poder aspirar a otra cosa que casarse y cuidar de una casa, encerrada siempre entre cuatro paredes.

Y finalmente la cena terminó, permitiéndole entonces que se retirara a su habitación para descansar, ya que aún quedaba mucho trabajo por hacer y el día de mañana sería bastante duro.
Sí, seguro que lo sería, pero no de la misma forma que pensaban sus tíos.

A Dhan le tocó esperar que en la casa se fuese haciendo el silencio, ya que correría menos peligro si esperaba a que toda su familia se encontrase dormida.
Tras una hora, lo único que se escuchaba era el sonido de los grillos que penetraba por la ventana, así como el ulular de un buho lejano.

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14/01/2009, 08:34
Dhan

Dhan abrió los ojos, estaba echado sobre el camastro, sin haberse metido siquiera bajo las finas mantas. Hacía rato que se había quitado el vestido y lo había dejado pulcramente doblado sobre el único mobiliario que había junto al camastro. Un débil y cojo taburete de madera que bien necesitaba un arreglo o una digna sepultura. No volvería a pensar en aquel vestido en mucho tiempo.

Se levantó sigiloso, con la ligereza que da la juventud y las alas que impone la libertad. Se afianzó la espada al cinto y se puso el pesado y viejo abrigo sobre los hombros, haría frío de madrugada por los campos, además se acercaba el invierno y la humedad sería penetrante como espinas de rosal.

Antes de salir por la puerta, giró la cabeza para echar un último vistazo a la que había sido su habitación por los últimos años que podía recordar, quería asegurarse que no se dejaba nada, o quizás quería decir adiós a una vida que dejaba atrás para siempre.

Un suspiro y un adiós se confundieron con el chirriar de la puerta al cerrarse.

Bajó las escaleras con rapidez y sin el menor ruido, pues ya sabía como hacerlo, no era la primera vez que escapaba en la noche, pero si la que no volvería. Aún así se tomó tiempo y cuidado al cruzar la casa en el abrigo de la oscuridad y el ulular de buho como arrullo.

Una vez fuera de la casa no quiso echar la vista atrás, sabía lo que dejaba atrás y ahora no le importaba, solo le importaba lo que tenía ante él, un mundo infinito, sin posibilidad de aburrimiento o de rutina, un mundo lleno de vida y de conocimientos que estaban allí, expuestos, ante él como si de un mercado se tratase, para que escogiera y probara todos los sabores y repitiera del que más le gustaba.

Cuando ya se había alejado lo suficiente de la casa, su trote cesó, de repente, cogió aire y volvió la vista. Ya no había vuelta atrás, la casa quedaba ya lejos pero la veía perfectamente todavía, aun en la oscura noche podía adivinar sus lineas, rectas y curvas, la ventana de su cuarto, la chimenea, la puerta del establo.

Hizo una exagerada reverencia, inclinandose tanto que casi se cae al mover el brazo con movimientos forzados y no ensayados...

- Hasta la vista...

Una sonrisa pícara y llena de felicidad recorrió su cara mientras volvía a su posición recta y erguida.

Después echó a correr otra vez, esta vez no tanto para alejarse sino para quemar la energía que le llenaba el cuerpo, que su corazón distribuía por todo su ser y que le ardía por dentro. Iba saltando sobre cada piedra, rodeando cada árbol del camino, no podía parar... era libre...

libre!.... al fin era libre! libre! libreeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!

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14/01/2009, 23:40
Master Indio

No sentía tristeza al comenzar un camino que sabía donde empezaba, pero que debería averiguar a los lugares que le llevaba. Quizá algún día, cuando volviera la vista atrás, Dhan miraría ese momento de una forma muy distinta, imaginando seguramente otras formas diferentes de realizar lo mismo que había hecho esa misma noche.
Pero ahora no se lamentaba, sino que comenzó a caminar dejando a su espalda aquella casa que había sido su hogar durante tantos años.

Por delante tenía una muy larga caminata, pues las carretas habían pasado ya hacía muchas horas, y eso sin contar que él debería recorrer el camino a pie, sin que se encontrara cómodamente asentado en el interior de un bonito carromato, siendo de los caballos el trabajo de tirar de él.
Ródennos quedaba bastante alejado de la granja de sus tíos, pues aunque se encontrara en unas tierras que pertenecían a ese feudo, era excasa la distancia existente con los límites del feudo de Rosslyn.

Pero Dhan iba en dirección contraria a Rosslyn, por lo que no debía pensar en la distancia que le separaba de este, sino del lugar que la caravana elegía para pasar el invierno.
Los caminos podían resultar ligeramente peligrosos para que una mujer los recorriera, pero él no tenía mucho que temer, y menos con aquella espada colgada al cinto.
¿Existían ladrones? Por supuesto que sí, pero por lo que había llegado a sus oídos no eran demasiado activos en aquella zona, así que muy mala suerte sería que se encontrara con ellos.

De todos modos, podía elegir cómo recorrer el camino. Ahora era libre de actuar como quisiera, ya fuera encaminar sus pasos por el medio del camino, o alejarse a uno de los lados para intentar pasar más desapercivido.
Nadie tenía control sobre él. Si quería caminar, caminaba. Si quería descansar ¿quién podía impedírselo?

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15/01/2009, 08:33
Dhan

Ródennos quedaba lejos todavía, pero casi mejor, sentir la libertad andando a oscuras por los viejos caminos del feudo era tan emocionante que la adrenalina corría a sus anchas por las venas de Dhan. Cuanto más durara el viaje, más duraría esa sensación de libertad, de aventuras, de excitación...

Mientras iba sorteando piedras y baches, no pensaba en las cosas malas que pudieran ocurrir, cuando sucedieran ya se encargaría de ellas, ahora solo importaba sentir. Sentir esa sensación única para él, sentir el viento en el rostro, el suelo bajo los pies y las estrellas sobre la cabeza. No importaba nada más, no importaba llegar pronto o tarde a Ródennos, lo importante era el camino a recorrer.

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16/01/2009, 21:20
Master Indio

La noche envolvía a Dhan mientras este caminaba iluminado únicamente por la luz de la luna. Sobre su cabeza el manto de estrellas se encontraba distribuído como lo había estado siempre, lo sabía muy bien, pues uno de sus entretenimientos en el pasado había sido observarlas y trazar figuras imaginarias uniendo líneas entre ellas.
Tan solo existía una diferencia entre el ahora y el entonces, y es que lo que podía ver eran astros de sangre, no con la luz limpia que siempre habían mostrado. Aquella luz que animaba a soñar había desaparecido, reemplazada por el mismo tono carmesí que podía verse durante el día.

Grandes campos de labranza se extendían a ambos lados del camino, similares a los que Dhan había trabajado hasta el día de hoy, pero eso se había terminado. Ahora su vida sería diferente. Absorbería todo lo que sus sentidos fuesen capaces de captar.....el menor olor, el más leve sonido, el más nimio detalle. El mundo entero se encontraba ante él, y tenía todo el tiempo para poder recorrerlo.

Ni siquiera el cansancio parecía hacer mella, por muchas horas que tuviera que caminar, Dhan llegaría a Ródennos costase lo que costase, aunque para eso aún faltasen unas cuantas horas por delante.
No había ni un alma que rondase el camino, cosa que cambiaría cuando llegase el amanecer y todos los campesinos salieran de sus casas, donde ahora dormían plácidamente, para realizar sus menesteres diarios.
Pasó cerca de casas, pero ningunos ojos observaron a aquella figura que surgía de la oscuridad para volver a ella un poco más adelante.

Fué entonces, cuando ya llevaba cuatro horas caminando, que comprobó que el camino se adentraba entre los árboles de un pequeño bosque.
Sabía dónde se encontraba, pues no era la primera vez que hacía el camino a Ródennos, pero no recordaba que fuese tan siniestro como lo veía ahora.
Estaba claro que la oscuridad, unida a la soledad, podía jugar malas pasadas a la imaginación, pues allí de pie, le parecía que no era tan pequeño como había supuesto en un principio.

Miró a derecha e izquierda, pues siempre existía la posibilidad de rodearlo atravesando los campos. Era un camino más largo y que añadiría más cansancio a sus pies, pero que le serviría de la misma forma para alcanzar su objetivo.
Hasta ahora todo había sido sencillo, pues únicamente debía seguir el camino. Pero en ese momento tenía que tomar una decisión.....su primera decisión libre.

Cargando editor
16/01/2009, 22:51
Dhan

Dhan se quedó parado un momento, no recordaba el bosque tan profundo.
Sonrió con fuerza, no divertido, sino feliz. Una sonrisa que inhundó su espíritu de esa fuerza vital que tanto le caracterizaba.

- Mi primera aventura. anunció como si fuera un juglar dando título a su siguiente historia. El paso del bosque oscuro. dio un giro y extendió su brazo mostrando la entrada al bosque. Por un momento en su cabeza imaginó un público entregado aplaudiendo esas palabras y esperando la explicación de la historia, pero Dhan no dijo nada más... simplemente con su sonrisa puesta y la mano en la empuñadura de su espada, avanzó con energía y fuerza hacia el camino que atravesaba el bosque en dirección a Ródennos.

Un atisbo de temor se adueñó de él cuando la oscuridad le engulló por completo y los sonidos del bosque le enmudecieron, pero apretó la mano sobre su espada y se dijo a sí mismo: si una mera sombra es capaz de arracarme a correr, no podré salvar a nadie, ni siquiera a mí mismo. Y continuó aprentando los dientes y la empuñadura hasta que le comenzó a doler el cuerpo de la fuerza que hacía.

Sin embargo, no aceleró o retrasó su marcha. Andaba como había de hacerlo, y miraba al frente sin mostrar el temor que le inhundaba cada vez un poco más profundamente.

Cargando editor
19/01/2009, 23:46
Master Indio

La oscuridad se hizo más patente ahora que la luna se veía entorpecida por las frondosas ramas que se elevaban sobre Dhan.
Eran enormes árboles los que crecían a ambos lados del camino, centenarios. Ancianos vigilantes que observaban plácidamente el andar de los caminantes que atravesaban el bosque justo ante ellos.
Los pasos del muchacho resonaban, alertando de su presencia a las pequeñas criaturas que utilizaban la noche para salir a buscar su sustento. Los mismos que tiempo atrás habían descubierto que el camino era un buen lugar para encontrar algún que otro desperdicio abandonado por algún viajero diurno.

Lo realmente extraño era la total ausencia de sonidos procedentes de las aves nocturnas. Ningún buho ululaba, quizá atentos a sus pasos o a los pequeños roedores que se encontraban al borde del sendero, pero aún así, resultaba un tanto inquietante para alguien que debe atravesar el bosque en la más completa oscuridad.
Pero no se amilanaría, ni hablar.

Continuó avanzando, forzando un andar tranquilo e intentando disfrutar de aquellas primeras horas de libertad.
Puede que se hubiese dejado llevar un instante por sus ensoñaciones, paladeando triunfos futuros y una fama que se vería obligada a rendirse a sus pies, pero cuando quiso darse cuenta notó que escuchaba unos sonidos completamente diferentes a lo oído cuando se había introducido en el bosque.

Parecía provenir de su derecha, bastante alejado del camino, pero aún así lo suficientemente debido al silencio que imperaba a su alrededor.
Ahora ni las alimañas osaban hacer el menor ruido.
Prestó atención y pudo reconocer lo que parecían voces provenientes de la espesura, e incluso le pareció atisbar el leve brillo de una hoguera a través de la ingente cantidad de troncos que tenía ante sí.

Cargando editor
21/01/2009, 17:23
Dhan

- Vaya susurró... ¿serán ladrones? ¿viajeros de la noche tal vez? ¿cazadores de dragones? Ummmmm

Sereno pero algo intranquilo, y ágil, muy ágilmente se deslizó hacia su derecha en las sombras, intentando acercarse sin ser descubierto al foco de su curiosidad. Esa que tantos dolores de cabeza le habían dado y que por mucho que se empeñara en negar provenía de su espíritu femenino.

La oscuridad era muy densa, apenas unos rayos de Luna se colaban en la espesura, aún así Dhan estaba acostumbrado a la noche, le gustaba, no era la primera vez que se interaba en ella para vivir aventuras. Sin embargo, esta vez no tenía prisa como otras veces, que al amanecer debía estar de nuevo en su viejo y pobre camastro. No, esta vez no. No tenía prisa, podía disfrutar de la situación, la adrenalina comenzaba a correr por sus venas, aventura... peligro... acción... y sobretodo... misterio... pues no sabía qué le depararía aquella nueva incursión que desviaba su atención y retrasaba sus planes de llegar a Ródennos. Pero eso era lo mejor de ser libre... que a nadie debía explicar o convencer de poder quedarse en el camino en vez de seguir hasta su destino final... pues su destino no era otro que la vida, y la vida podía ahora vivirla a su ritmo, a su manera... y...

su corazón latía tan fuerte que tenía miedo de que sus "voces" le escucharan desde su posición.

Pum Pum Pum

Sí... era tan emocionante... Miraba la luz brillante que cada vez estaba más clara y se acercaba a ella... la atraía como si de un insecto se tratara.

Comenzaba a pesarle el abrigo, le estorbaba, tenía calor, su piel comenzaba a sudar y su respiración se aceleraba a cada paso que la acercaba a un nuevo enigma por descubrir.

Cargando editor
21/01/2009, 23:56
Master Indio

El silencio reinaba en torno a Dhan, mostrándose el bosque aún más silencioso de lo que lo había estado junto al camino. Tan sólo seguía escuchando el murmullo de unas voces que parecían conversar en voz baja y, por la forma en que llegaban hasta él, tenía la completa seguridad de que los interlocutores se encontraban junto a la hoguera que atraía su atención.
Sus pasos eran silenciosos, lo cual era una suerte dada la estación en la que se encontraban......si los árboles hubiesen sido de hoja caduca, le habría resultado del todo imposible acercarse sin arrancar crujidos de las secas hojas caídas por el efecto del otoño.

Paso a paso, metro a metro, se fue acercando hasta encontrar una posición desde la cual podía ver un claro, y en el centro justo se encontraban dos hombres.
Únicamente podía ver el rostro de uno de ellos. Un hombre ya entrado en años con el pelo y la barba blancas, bastante cuidadas. Justo frente a él, se encontraba la figura de otro individuo, que pese a encontrarse junto a las llamas, las sombras cubrían el lugar donde debiera estar el rostro.
Las ropas de ambos eran oscuras y se le antojaban un tanto extrañas, pero desde allí no podía observar con más detalle.....para hacerlo tendría que introducirse en el claro, sin la protección que le daban árboles y matorrales.

Él la tiene. - decía en ese momento el hombre oculto por las sombras - Y te aseguro que la necesitamos para poder llegar hasta el objeto. No hay otra forma.

Su interlocutor asintió con gesto serio, quizá algo contrariado - Lo sé, lo sé. Ya me lo dijiste, pero me parece que estamos perdiendo demasiado tiempo, tan solo es eso. Me gustaría que fuese más rápido, pero con este ejército podremos obligarle a utilizarla.

Cuando escuchó la palabra "ejército", Dhan miró a su alrededor, pues hasta ahora sólo había visto a aquellas dos figuras, pero ahora, en cuanto apartó la mirada de las llamas y acostumbró los ojos nuevamente a la oscuridad, pudo ver decenas de figuras dispersas por el claro, alejadas de la hoguera y por lo tanto inmersas en la oscuridad.
Ninguna de ellas se movía ni emitía sonido alguno. Únicamente pudo ver unas cuantas miradas vidriosas de aquellos que se encontraban más cerca. De hecho, si le hubiesen preguntado, habría jurado que ni siquiera pestañeaban......estaban tan inmóviles como cualquier piedra encontrada en el camino.

Pero la conversación continuaba, y de nuevo era aquel al que no podía ver bien quien tomaba la palabra - Debemos cumplir la profecía. No serviría robarla. Debe ser arrebatada de la mano muerta del señor de Ródennos.

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27/01/2009, 11:31
Dhan

Cita:

Debemos cumplir la profecía. No serviría robarla. Debe ser arrebatada de la mano muerta del señor de Ródennos.

Las últimas palabras hicieron dar a Dhan un respingo, su corazón dio un vuelco recordando una vieja profecía que su Maestro le contara una vez:

Cuando la sangre tiña el cielo y los cuerpos caigan como hojas barridas por el otoño, de la mano helada del último regente argénteo será arrebatada la llave que abrirá las puertas de los abismos insondables. La traición del extranjero por su sangre deberá ser subsanada, o la salvación os será esquiva ante una muerte sin remedio.

Las serenas palabras del Maestro sonaron de nuevo en su cabeza, no recordaba cuanto hacía que las escuchó pero las recordó de repente como si ahora mismo fueran emitidas.

El cielo teñido de sangre... inconscientemente miró hacia arriba... aquella mañana... el cielo se había despertado rojo...

Un escalofrío recorrió su pequeño cuerpo desde los pies hasta la punta de sus cortos cabellos... Estoy delante de una profecía... ¿cuántas veces en la vida se puede decir que vas a ver como se cumple o no una profecía? AAAAAAAAAHHHHHHHHH

Quería gritar allí mismo... su corazón comenzó a latir con tanta fuerza que parecía que se iba a salir de su pecho, la adrenalina se agolpaba en su cabeza pidiendo a gritos acciones que sin duda le podrían acarrear serios problemas.

No podía contenerse, estaba tan excitado que se veía capaz de vencer al ejército entero que tenía ante él. Su sonrisa era pícara, radiante de felicidad, sus ojos, abiertos como si fuera un búho acechando a un ratón en plena noche, brillaban con luz propia.

Se abrazó al árbol tras el que se escondía conteniéndose de no gritar o saltar como un insecto huyendo de su más feroz enemigo. Cerró los ojos para intentar calmarse, había aprendido de su Maestro que dejarse llevar por esos impulsos suyos era sumamente peligroso, y más ante un ejército en la oscuridad de un bosque. Respiró profundamente varias veces, pero le era imposible quitarse la sonrisa de la cara.

Quería gritar... AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH abría la boca e imaginaba que gritaba, lo hacía en su cabeza, pero no era suficiente.

Pero no era un insensato. Podría ser muchas cosas, pero no insensato. No estaba ante su tío o sus primos escabulléndose de recoger el heno, ni volviendo de sus paseos nocturnos por el campo. Estos hombres eran completamente desconocidos y traían tras ellos un ejército de extraños seres semipetrificados que podrían acabar con Ródennos en solo unas horas.

Piensa, piensa. ¿qué haría el Maestro? solo una palabra le venía a la cabeza. PACIENCIA

Cerró los ojos de nuevo y respiró, esta vez relajando sus facciones también.

Se concentró entonces y volvió a mirar a los dos tipos extraños, intentando escuchar lo máximo de la conversación. No tenía claro qué iba a hacer con esa información, pero cuanto más escuchara mejor.

Lo que sí hizo fue asegurarse el cinto con la espada y poner su mano derecha en la empuñadura, quedando en guardia por si osaran atacarle a traición. Además se preparó mentalmente para salir corriendo si fuera descubierto, porque por muchas ganas que tuviera de luchar, tenía claro que no podría hacer nada contra todo un ejército.

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01/02/2009, 16:15
Drumlak

Ajenos a los ojos que les observaban desde la penumbra, los dos hombres permanecían atentos a las palabras de su interlocutor, ignorando por completo al resto de figuras que permanecían a su alrededor y que no hacían ni el más leve movimiento.
Si no fuese porque hablaban acerca de ellos en su conversación, sería como si no existieran.

Te gusta esta situación ¿verdad, Drumlak? - preguntó el hombre de barba blanca a aquel que las sombras parecían abrazar con mimo - No debemos olvidar que mi hijo puede haber reunido el valor para seguirnos, e incluso el resto podría haberlo acompañado.....y no olvides lo peligrosos que son para nuestros fines.

Un brillo se desprendió de uno de los ocultos ojos de aquel llamado Drumlak. Su duración fué mínima, de apenas unos instantes, devolviendo a la noche uno de los reflejos provocados por las llamas de la hoguera.
Incluso parecía que el silencio se volvía aún más opresivo de lo que lo había sido hasta el momento. ¿Habría descubierto al silencioso curioso que permanecía en el borde del claro? Si era así, Dhan tendría bastantes problemas.

Pero, al parecer, eso no había ocurrido, pues Drumlak seguía centrado en el hombre que tenía ante él, preparando una respuesta que, cuando llegó, surgió con voz fría y amenazadora - No tienes que recordarme nada. Ahora ya no estamos en tu mundo, ni simulando que soy el lacayo de tu hijo. Así que ten cuidado de cómo me hablas, porque sabes de mi poder y lo que puedo hacer si intentas tratarme como a tu perro. Tú me necesitas tanto como yo a tí.

Hasta las llamas parecieron disminuir en intensidad, como si una mano invisible las hubiese cubierto para reducir el oxígeno que consumían. Pero pronto volvieron a surgir con fuerza, dejando constancia de que el peligro había dado paso nuevamente a la tranquilidad.
Eso mismo se podía deducir de los hombros de la figura oscura, los cuales volvían a mostrarse encorvados cuando un par de segundos antes se encontraban completamente erguidos.

También el tono de Drumlak parecía más tranquilo cuando dejó escapar la siguiente frase - Sé que tu hijo y sus amigos son peligrosos, de hecho tengo una cuenta pendiente con uno de ellos. Ese pintarrajeado me las pagará cuando volvamos a encontrarnos, te lo aseguro. - Se levantó de la piedra que había estado utilizando como asiento - Ahora deberíamos descansar. Mañana será un día duro, pues tendremos que marchar hacia Ródennos y si todo se presenta bien.....¡atacar la ciudad!.

Dicho esto, volvió la espalda al otro hombre y se apartó de la hoguera hasta convertirse en otra sombra más. Por suerte, sus pasos le llevaron en dirección contraria a la que se encontraba Dhan.

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04/02/2009, 18:15
Dhan

Dhan se removía nervioso y excitado en su escondite, como un niño a la espera de saltar a dar la sorpresa a su padre en un juego infantil y divertido.

Cita:

Te gusta esta situación ¿verdad, Drumlak? - preguntó el hombre de barba blanca a aquel que las sombras parecían abrazar con mimo -

Drum...lack... ummmm apuntó mentalmente ese nombre, sin duda extraño, que necesitaría con seguridad para contar su historia. Miró a los dos hombres de nuevo, el que apenas se distinguía respondía a aquel nombre. ummmmm... interesante... miró después al otro... su hijo... peligroso... ummm...
de nuevo apuntaba en su joven y ejercitada mente la información de todo lo que aquellos hombres decían.

De repente los ojos ocultos de Drumlak brillaron, desde lejos pudo sentir la rabia que emanaba de ellos. Dhan contuvo el aliento y abrió más los ojos, pero no se asustó ni por un momento, no pensó que le hubiera descubierto, en todo caso que hubiera descubierto otra cosa que ni él mismo se hubiera percado que estaba entre aquellos extraños y él mismo. Miró atento a ver si era capaz de descubrirlo también, pero nada halló.

Mientras aquel hombre contestaba enojado:

Cita:

-No tienes que recordarme nada. Ahora ya no estamos en tu mundo...

MUNDO MUNDOOOO MUNDOOOOO
MUNDO MUNDOOO MUNDOOOOO
mundo mundo mundoooooooooooo

Aquella palabra resonó como el eco en una gran caverna recién descubierta, los ojos de Dhan se abrieron como platos, su corazón dejó de latir mientras esa palabra resonaba en su cabeza ahora mismo hueca de todo pensamiento, al igual que hueco estaba su cuerpo de cualquier sensación externa.

Su corazón retomó el galope de golpe, fuerte como si un trueno del cielo retumbara en su pecho, devolviéndolo a la realidad. Se volvió entonces de espaldas apoyandola contra el árbol que le ocultaba, temeroso de que pudieran escuchar sus latidos aquellos a los que estaba espiando.

Cerró los ojos y respiró profundamente para calmarse. Aunque no le resultaba nada sencillo, al igual que su corazón, en su cabeza también explotó un trueno de pensamientos que se cruzaban sin parar: ¿A qué mundo se refería? ¿De dónde venían aquellos que osaban intentar cumplir una profecía? ¿Sería ese mundo que aspiraba a descubrir algún día? Luchaba contra un insensato impulso de ir a preguntarles de qué mundo venían y cómo ir a explorarlo... ¿habría dragones allí?
Debía averiguarlo de alguna forma, fuese como fuese. Se movió intranquilo tras el árbol, deseando que no terminaran nunca de hablar.

Cuando consiguió poder respirar normalmente y sin dificultad, volvió a mirar la escena que tanto le estaba sorprendiendo, a pesar de que su corazón seguía galopante.

Cita:

Sé que tu hijo y sus amigos son peligrosos, de hecho tengo una cuenta pendiente con uno de ellos. Ese pintarrajeado me las pagará cuando volvamos a encontrarnos, te lo aseguro. - Se levantó de la piedra que había estado utilizando como asiento - Ahora deberíamos descansar. Mañana será un día duro, pues tendremos que marchar hacia Ródennos y si todo se presenta bien.....¡atacar la ciudad!

Y las siguientes palabras no consiguieron sino apresurarlo mucho más. Cuando apenas pensaba en qué sería un "pintarrajeado", llego la palabra ATACAR.

De nuevo abrió los ojos de par en par, y el corazón se quedó casi mudo, pero estaba tan excitado en aquel momento que ni eso pudo pararlo del todo.

DEBÍA ACTUAR, tenía que avisar a la ciudad, al Señor de Ródennos, para que estuvieran preparados. iba a dar un paso cuando volvió a mirar, el hombre de barba blanca continuaba sentado frente a la hoguera, quizás debía esperar a que durmiera también.

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05/02/2009, 22:55
Master Indio

Todo quedó en silencio tras finalizar la conversación. Ni la brisa se atrevía a mostrar su presencia en aquel claro tras el cruce de palabras que en él había tenido lugar.
Tan solo Dhan parecía mantener la entereza suficiente como para permanecer allí un rato más, observando a aquel hombre que se mostraba pensativo tras la retirada de su interlocutor.

Al muchacho le hubiese encantado poder escuchar los pensamientos que debían estar formándose, en aquel momento, tras el cabello cano que atraía los destellos rojizos de la hoguera.
Por desgracia no era una facultad de la que dispusiera y tendría que contentarse con extraer toda la información que pudiera de los gestos del hombre.

En aquel instante parecía una figura más, como tantas otras de las que poblaban el claro, aunque con cierta diferencia que, incluso en la penumbra, podía llegar a atisvarse.
En aquel cuerpo se adivinaba vida, mientras que los otros bien podía pensarse que eran simples objetos.
Oh si, respiraban. Eso podía deducirlo de las pequeñas nubes de vaho que surgían del lugar donde debía encontrarse sus bocas, pero más allá de todo eso ni un murmullo, ni un simple sonido que indicara que alguien se había acomodado en una posición más idónea para el descanso nocturno....nada de nada.

Aquello no era en absoluto normal, y Dhan lo sabía perfectamente. Era joven sí, pero no era un ignorante que hubiera permanecido encerrado y apartado del mundo.
Allí había algo que se le escapaba y no sabía decir qué era.

Los minutos fueron pasando y el hombre no parecía tener intención de moverse, como si él mismo hubiese decidido hacer guardia. Sin embargo no estaba vigilando nada, excepto quizá sus manos, pues no apartaba la mirada de ellas, las cuales mantenía entrelazadas con los codos apoyados en las rodillas.
¿Necesitaría dormir? Si venía de otro mundo era posible que no se rigiera por las mismas leyes de este. Todo eran incógnitas para el muchacho que observaba, indeciso en si debía dar un paso adelante para intentar aclararlas o marcharse en dirección contraria con lo que podría ser su primera misión. ¡Salvar una ciudad! ¿Acaso existía mejor aventura que esa? Desde luego era un buen principio.

Finalmente el hombre se movió, aunque no se alejó de la hoguera en ningún momento. Él sí parecía necesitar el calor de las llamas para poder conciliar el sueño, puesto que se tumbó a un metro escaso de ella.
Parecía que, en definitiva, sí necesitaba dormir.