Partida Rol por web

Finalmente decidís subir por las escaleras hasta el piso inmediatamente superior. De nuevo sentís esa sensación que os llena por dentro, la misma sensación sentida cada vez que subís a una nueva planta. Avanzáis por un largo pasillo hasta llegar a una puerta, la puerta es de un tono blanco nieve y en ella hay dibujada un gran círculo amarillo. La puerta emana cierto frío el pomo de la puerta está tan frío que casi quema al contacto.

¿Sentís una magia distinta? ¿Alguno se ve capaz de tirar la puerta sin tocarla? El frío parece que nos avisa, puede que esta puerta sea una trampa

-Bueno, contra el frío siempre está bien tener una buena hoguera ¿no creéis?- digo y acto seguido, dando un paso adelante, lanzo una bocanada de fuego hacia la puerta.

Coincidía en que la idea de Carlsson era lo más apropiado, pero cualquier fuego se apagaría en el acto en cuanto esa puerta se abriese, así que opté por sacar la manta de invierno y ponérmela como si de una capa se tratara. De seguro que no la echaría en falta.

Stanley se apartó y dejó hacer a Mal

Cuando Mal comienza a soplar su aliento de fuego el círculo amarillo que hay en la puerta comienza a brillar con intensidad y podéis apreciar como el fuego se desvanece antes de que llegue a entrar en contacto con la puerta. Un escudo protector hacía que el aliento de Mal no sirviera de nada dejandoos exactamente igual que hasta hace un momento.

Creo que vamos a tener que pensar en otra manera para entrar ahí- dice, viendo que el fuego de Mal no logra cumplir su objetivo- ¿alguna idea?

- La tradicional.

Suspiro para luego proceder a intentar abrir la puerta.

Espera Dama.- el guerrero hizo un jirón con parte su camisa y envolvió la mano de Dama con ella. 

Cuanto menos toque el frío tu piel o el metal mejor, si notas cualquier cosa rara suelta en seguida, que ya encontraremos alguna forma de abrirla.- después Stanley se apartó para dejar hacer a la mujer

Era de esperar que el fuego no pudiera con aquella puerta. La torre se defiende muy bien.

Esperé a que abrieran la puerta

No dije nada, de pronto me sentía más bien inútil. Esperé a que abrieran la puerta y desenvainé la espada por si acaso.

La Dama tomó el pomo cubierto por el jirón de tela, sintió como el frío lo traspasaba pero no llegaba herirla, cuando fue a abrir la puerta el círculo amarillo que había en ella dibujada comenzó a brillar y tras abrir la puerta una ventolera de aire frío inundó a los presentes*. 

Por lo visto no había ninguna ventana abierta pero la sala estaba completamente helada, grandes estalactitas y estalagmitas cubrían el lugar y la superficie estaba helada**.

En el centro la figura de un dragón blanco joven cuyo hocico tiene forma de pico, una papada espinosa y una cresta formada por una única púa que se curva hacia atrás. Un olor químico tenue y preciso acompaña al dragón cuyas escamas brillan como la nieve. A pesar de su apariencia no debía ser una criatura muy vieja pues tenía el mismo tamaño que cualquiera de vosotros.

Desde luego que aquella criatura estaba protegiendo la puerta que daba acceso al interior de aquella planta.

Vi el dragón y algo en mí hizo que tomara más valor.

Este será un poderoso rival pensé.

Fui a entrar en la habitación y, al poner un pie en el suelo, me resbalé y caí.

Qué ridículo más grande

Una dura prueba les esperaba. Un dragón blanco se interponía en su camino. 

Si es blanco seguro que un poco de fuego le molesta bastante.- pensó mientras alzaba su espada y se preparaba para lanzar uno de sus conjuros.

Entonces el deslizante suelo le jugó una mala pasada e hizo que terminara con sus posaderas en el suelo. Si delante de ellos no se encontrara un dragón, se hubiera partido de risa. Ahora lo único que pensaba era en levantarse cuanto antes 

Kaalim observa al dragón, y maldice en silencio. Desde luego, a pesar de su tamaño, un dragón era un rival muy serio, que podía hacerles picadillo en un instante. Tendrían que andarse con ojo. 

El gélido ambiente de la sala era de esperar, lo inconcebible era la fuerza con la que arremetería, atravesando el improvisado abrigo como si no existiera. Y por si fuera poco, ni siquiera conseguí acercarme hasta él en un vano intento de distraerle y acabé con mis huesos por el piso. No se podía estar peor.

-¡Quietos!- dije alzando la mano y poniéndome frente a mis compañeros.- ¡Dejadme hablar con él!

Con todo y con eso no envaino la espada.

-Que el gran Padre de Dragones os de fuerza y el viento hinche vuestras alas- hago una leve reverencia en señal de cortesía y amistad.- ¿Cómo os llamáis, joven señor?- le pregunto cortés, pero firme, sin dejar de cuidar el protocolo draconil.

Al ver como Roselina, Stanley y Seifer se caían al suelo resbaladizo el dragón se puso en pie y extendió sus blanquecinas alas y os miró detenidamente. Andando seguro dio unos pasos hacia vosotros mientras escuchaba el parlamento con Carlsson. Kaalim se mantenía estoico a su lado mirandole y esperando una respuesta por su parte.

El dragón blanco tomó aire y lanzó una bocanada de aire frío sobre todos los allí presentes, los que estaban tendidos en el suelo no pudieron evitar el frío notando como sus huesos se iban helando.