Partida Rol por web

Todavía quedaba un día más de viaje cuando todos se despertaron al escuchar el pitido del sónar. Kale, que estaba de guardia, llamó enseguida a Snargle. Algo se aproximaba a gran velocidad hacia el Búho desde un flanco. ¿Una nave enemiga? ¿Otro viajero inofensivo? ¿Un calamar aéreo? ¿un asteroide fuera de órbita? Era imposible saberlo pero todos se dispusieron en zafarrancho para prepararse contra cualquier cosa.

Habían cambiado el número de pabellón tal como había dicho Kale, por lo que si era una nave de vigilancia cabía la posibilidad de que no estuvieran especialmente atentos y pudieran pasar de largo... siempre y cuando no hicieran movimientos bruscos. De hacerlos estaría claro para cualquiera que estaban huyendo. Y todo dependía de la identidad del puntito que se aproximaba a toda velocidad.

Por desgracia había que tomar una decisión de inmediato. Si esperaban a estar a distancia de avistamiento y viendo la velocidad a la que se aproximaba el otro objeto ya no podrían tomar una decisión de alejarse. ¡Y el combustible era escaso! Tenían poco más de lo justo para llegar a Mundorefugio. Una decisión de fuga era algo que sólo podrían permitirse en una ocasión antes de repostar. ¿Era ésta la ocasión?

Snargle se volvió en su cama, bostezando, con los ojos sembrados de legañas y las piernas aún dormidas. ¿Pero qué horas eran esas? ¿Por qué sonaba la alarma? ¡Si la desactivaba siempre antes de irse a dormir! Kale debía haberla re-encendido, supuso, casi milagrosamente, justo cuando el primer oficial entró a buscarle. Estaba tan preocupado como Snargle dormido, por lo que  el goblin no le hizo mucho caso, y cuando volvió a abrir los ojos se encontró con que le llevaba en brazos a la cabina. Allí le dejó reposar sobre la silla, pero no sin antes obligarle a mirar la marca palpitante que brillaba en el sonar. Los demás tripulantes no tardaron en unirse a ellos dos, y cuando lo hicieron Snargle se encontraba todavía allí sentado, dormitando con la cabeza apoyada en el parabrisas. Kale intentó despertarle otra vez. 

—¡Grrr! —gruñó, tratando de impedir con su manita que le siguiera golpeando. Pero cuando abrió los ojos un segundo para ayudarse y vio lo que había avanzado aquel objeto, se desveló. Parecía que tenían un problema. ¿Por qué nadie le había avisado? 

Entonces, con calma, saltó de la silla, y mientras se servía una taza de café, empezó a hablar: 

—¡Diantrrres! Parrece que algo se nos acerrca... pero podrría ser cualquierrrr cosa. Desde un montón de chatarrra espacial a un montón de chatarrra imperial como el Ano del Pesar —tras lo cual señaló una de las manillas del panel, adornada con el mismo símbolo que lucía el barril que Naomí lanzó en el hangar—. Y no vamos a tener combustible suficiente para escaparr, no, no esta vez. Crreo que deberríamos esconderr a las mujerres bajo el resistor de fluzo de la sala de máquinas. Si se trrata de una patrulla, creo que lo mejor serrá que no vean a Natasha. Perro, como ya he dicho, podrrrría no ser nada.  

Por si acaso, golpeó varias veces con el puño cerrado la pantalla, no fuera a ser un error del sistema. 

Bastante tenía ya Kake con el dolor de su pierna, se ofreció hacer el turno porque me ardia cantidades y sabía que por más que deseara no podría dormir. Despertar al Goblin fue cosa dificil, la frase de "duerme como tronco" no se aplicaba a él, "el dormia como un oso en el ártico de cualquier planeta", y Kale sabía que siempre que lograba despertarlo salia con el señalamiento de "porqué no me despertaron antes"...

- Por fin te despiertas-  gritó Kale  preocupado-  !Cyrus, Chicas, tenemos un problema, abran los ojos ahora.... ahora mismo!

Kale estaba de acuerdo con lo dicho con el Goblin,  no tenian  lo suficiente para  alejarse y luego respostar, tenian que esperar que los interceptara esa nave,  pelear de ser necesario.

Naomi gruñó dando vueltas antes de caer al suelo con un fuerte golpe. Si bien fue doloroso, sirvió para despertarla y comprender rápidamente la situación. La mujer se acercó a la pantalla para ver aquel puntito cuando el goblin soltó aquella terrible frase ¿Cómo que las mujeres a esconderse? ¡Jamás! Si había ocasión de dar un par de porrazos, ella estaría en primera línea. Al menos una buena pelea le haría olvidar el insufriblr picor de las quemaduras. Además, era absurdo. Natasha no iba a asomarse a saludar a aquella cosa que estaba a punto de alcanzarlos y ellos no tenían rayos x para ver a través de las paredes.

–¡Ni hablar! Esa zona es un horno– respondió Naomi cruzándose de brazos– Además, ¿cómo van a ver a Natasha? No llevamos un cartel de neón que indique que está aquí dentro...Por qué no lo llevamos ¿no? Lo mejor será que dejemos que pasen a nuestro lado.

Como cada vez que ocurría aquello se levantó a toda prisa para dirigirse a la sala de control y enterarse de primera mano de lo que estaba ocurriendo. Eso, para bien o para mal, tuvo como consecuencia que apareció allí en ropa interior. —¡Abre el armario de las armas, por lo que pudiera ocurrir! Quiero tener acceso a mis pistolas si la cosa se pone fea. Estamos demasiado apurados para intentar una maniobra evasiva... y no puede ser que tengamos la misma mala suerte dos veces, ¿no?— se hizo el silencio... —¿...no?

Cuando llegaron Naomi y Natasha y se percató de su vestimenta enrojeció levemente pero tampoco pareció especialmente preocupado por aquel hecho: aunque seguía siendo incapaz de usar el brazo izquierdo se sentía revitalizado y además... ¡estaban en su nave! ¡Podía ir como quisiera!

—Esperemos a ver qué son y entonces tomaremos una decisión. Ahora preparaos para lo que pueda llegar... y estemos listos: que no vuelva a ocurrir lo de la última vez.— dijo antes de ir a vestirse

El ambiente estaba tenso.

Todos se preparaban para un zafarrancho de combate, con la vista puesta en el ventanal desde el cual esperaban llegar... lo que fuera.

Cuando lo vieron aparecer, con sus enormes tentáculos desplegados, sintieron un vuelco al corazón. ¿Hubiera sido preferible una nave imperial? Daba igual: la realidad había tomado la forma de un enorme kraken, un calamar aéreo que se dirigía a toda velocidad hacia el Búho. Habían escuchado muchas leyendas de esos legendarios monstruos pero nada era comparable a ver aquella criatura alienígena, de proporciones monstruosas, dirigirse hacia ellos. Había algo de hipnótico en el movimiento de sus tentáculos. ¡Pero había que salir de estupor! ¡Aquella cosa volaba a una velocidad endiablada hacia un flanco de su nave!

–¿Pistolas?
La visión de Cyrus e calzoncillos hubiese sido natural (al fin y al cabo los pantalones no ocultaban secretos en la arena) de no haber sido por el comentario de las pistolas. Pistolas...Cyrus en calzoncillos...Cañón XL-25... Ligue de Snarg...Pistolas...Cyrus en calzoncillos...Cañón XL-25... Ligue de Snarg...Pistolas...Cyrus en calzoncillos...Cañón XL-25... Ligue de Snarg... Algo luchaba por encajar en la cabeza, tan acostumbrada a recibir golpes, de Naomi. La bombilla empezaba a titilar...y los ojos de Naomi se desviaron muy lentamente hacia Snargle, pero entonces, ante el comentario del capitán sobre "la última vez" y la repentina aparición del calamar, se apagó.

–¡Mierda!– Naomí miró a todos lados y al final cogió una barra que había por allí. Tan letal en sus manos, como inútil en aquel momento. Al fin y al cabo, en el Gran Azul no podía respirar y, para su desgracia, el combate cuerpo a cuerpo era impracticable, con lo cual no podría convertir a ese animal en unas deliciosas anillas rebozadas en harina. Naomi volvió a mirar y agarró una máscara respiradora. ¿Acaso pretendía...? Sus ojos brillaban como carbones encendidos, debido a la emoción, pero no se movió...por el momento. Sabía que lo lógico era largarse a toda velocidad, pero si se quedaban bloqueados...

Vió de refilón a aquella bestia inmunda desde una de las ventanas del Búho y se acercó al canal de comunicación interno del Búho¹. —¡Snargle, a la torreta, tú disparas mucho mejor que yo! ¡Kale, ve a desvia algo de potencia al cañón! ¡Naomi, si nos agarra con uno de sus tentáculos tendrás que salir a zurrarle hasta que nos suelte o no podremos largarnos! ¡Natasha, si puedes hacer algo de... de eso que haces, hazlo!— gritó por el comunicador antes de salir corriendo por el pasillo frente a su habitación y bajar por la barra de hierro que llevaba hasta la sala del piloto.

Montándose directamente en el asiento para pilotar cogió los mandos para tratar de llevar a cabo una trayectoria en círculo alrededor del bicharraco: no quería que les agarrara si lo podía evitar y facilitarle de paso el tiro al goblin.

- No,no, no, no, no

Gritó Kale al ver de lo que se trataba, ese bicho podía matarlos a todos, y dañar mucho, MUCHO la nave.

Entonces Kale cerro los ojos, y se llenó de  fuerza pensando en sus amigos, en Cyrus que era como su hermano, en  Snargle, en La bella Naomi y en la callada Lady Blackbird.

Su maestro en Mágia le habia enseñado poco, pero lo suficiente. Kale era una especie de genio, los hechizos de destrucción le funcionarian.

Entonces el Ladrón, mecánico y Mago dijo:

Malditas pugionibus destruere disperdere

Entonces unas  dagas que parecian de fuerte metal  aparecieron fuera del casco de la nace dirigiendose hacia el monstruo con el fin de impactarlo.
 

Snargle se puso a gritar como un histérico en cuanto el calamar gigante apareció frente a ellos, presa al mismo tiempo del pánico y la admiración que sentía por ver tras tantos años de vuelo un kraken. Sin embargo, pensó, si esa cosa se les tiraba encima entonces estaban más perdidos que un soldado imperial en Los Restos. Cuando comprendió que, en efecto, la bestia no pretendía otra cosa, el pánico empezó a imponerse y sus chillidos se volvieron todavía más agudos y estridentes. Sin embargo, encontró la calma y el valor que necesitaba en su gran corazón. Llevaba toda su vida de puerto en puerto, buscando su alma gemela, y ¡no se iba a dejar matar ahora que la había encontrado!

Cuando Cyrus apareció deslizándose en la cabina, el goblin le recibió con un "¡A sus orrrdenes, capitán!", que de no estar en la situación en la que estaban, le habría confundido por lo impropio que era ver tanta disciplina en el piloto. Snargle trepó ágilmente por las paredes de la nave, agarrándose de tuberias, salientes y algún que otro tipulante, hasta lograr ascender hasta el brazo armado de la nave. Sin embargo, antes de entrar, se quedó un instante eterno descolgado, mirando a Naomí en silencio. No fue hasta que Kale empezó a lanzar sus hechizos que, consternado, se colocó las gafas, apuntó al calamar y empezó a disparar en pequeñas rafagas. 

Gruñó como un patán cuando la sacaron de su sueño reparador. Pero una alarma era una alarma y esperaba, por la integridad corporal del goblin, que estuviese justificada. Saltó de la cama y aterrizó como buenamente pudo en el suelo y se incorporó estirando su camiseta y poniendo de nuevo en su sitio todo. Aún con ojos legañosos, mientras se recogía una coleta llegó hasta sus compañeros y no pudo evitar una mirada de arriba a abajo al capitán. Enarcó una ceja pero no dijo nada. 

Descubrir los tentáculos que avanzaban hacia ellos a toda máquina la dejó totalmente muda. Pero cuando vio el conjuro de Kale, sonrió torcido. Era el momento de jugarse el todo por el todo y aprovecharse de las puntas metálicas. Se acercó a la ventana y mientras visualizaba las puntas metálicas empezó a llamar a la tormenta*, canalizando la energía a través de las mismas. El deseo de continuar con su fuga, reencontrarse con su amado Capitán, la impulsó a esforzarse al máximo. Si el Ejército Imperial no había podido detenerla, menos lo haría el bicho asqueroso que se acercaba a ellos con ganas de mambo... Pues mambo iba a tener, desde luego.

Al calamar se le iba a atragantar aquel bocado.

Por un momento la cosa se puso preocupante porque Cyrus no dio atinado a maniobrar con la suficiente velocidad¹. Eso provocó que el calamar alcanzase la nave y lanzase sus tentáculos sobre ella. En los puntos donde hizo contacto se escuchó la preocupante presión de aquellos enormes apéndices.

Pero Kale no perdió un momento: lanzando su conjuro hizo que varios cuchillos se clavasen en el tentáculo más cercano logrando que aliviase la presión sobre el Búho, lo cual animó a Snargle a abrir fuego buscando el enorme ojo central de aquella criatura. ¡La sangre de la criatura saltó por todo el Gran Azul mientras la presa se aflojaba! Sólo hizo falta un último conjuro de Lady Blackbird que repelió hacia atrás al monstruo que, asustado por aquel despliegue de violencia al que probablemente no estaba acostumbrado, aprovechó incluso la onda expansiva del conjuro para alejarse más rápido mientras dejaba tras de sí la característica nube azul de tinta para ocultar su huida.

¡Aquello sería digno de contar, aunque probablemente nadie se lo creería!

Mientras Cyrus retomaba el control de la nave Snargle se dispuso a revisar los desperfectos que hubiera provocado el ataque del calamar, aunque por suerte parecían mínimos.

Si no tenían más contratiempos² llegarían en unas horas a Mundo Refugio. Pero ¿por dónde entrarían? ¿por una ruta de contrabando? ¿disimulando por la principal? Y lo más importante ¿dónde atracarían?³

La decepción era más que patente en el rostro de Naomi. Tenía la misma expresión que una niña a la que habían dicho que no podía jugar afuera porque llovía. Una niña con una barra de metal a modo de bate que no había podido usar. Y es que Naomi había luchado contra hombres, contra mujeres, contra osos, tigres e incluso un raptor pequeño. Pero nunca había luchado contra un calamar ni conocía a nadie que lo hubiese hecho. Una oportunidad perdida...

Lamentando la batalla perdida y tras recuperarse del susto, la gladiadora se acercó al mapa de la pantalla para ver por dónde iban y cuanto faltaba. Una imagen de Mundorefugio ocupaba otra de las pantallas, mostrando los diferentes puntos de acceso al lugar. 

–¡Oye! Ese calamar ha dejado un montón de tinta esparcida. Podíamos aprovechar para pasar entre ella y así cambiar el color de la nave. Dicen que si embadurnas una nave con esa tinta, solo te pueden localizar por radar... Y si te la aplicas como ungüento puedes pasar desapercibido– Los ojos de Naomi brillaban, imaginándose escondida detrás del maldito Líder para agarrarlo con sus manos y... bueno, seguro que con él no funcionaba. Aquella gentuza tenía demasiada protección– También podemos recoger algo para usarlo de soborno. ¡Es carísima!

Con la respiración entrecortada Kale se agachó poniendo sus manos en las rodillas tratando de tomar aire. Luego se secó el sudor de su frente y dijo.

-Oh mierda, si que...- respiró con dificultad- casi que no… oh mierda...iré a ver si mi ropa interior sigue limpia, y a tomar algo… algo fuerte.

En sus pensamientos sólo podía pensar lo grande que era esa cosa y lo cerca que estuvieron de morir.

Luego  revisó la nave no encontró grandes fallos

-El tinte del calamar será lo único que podrá decir que ha pasado esto, nadie nos lo creería… lo de cambiar el color de la nave, esta bien ¿no?, hablando de disfraces, ese sería uno bien bueno...

Dijo luego de tomar algo y estar más tranquilo

-Tenemos dos caminos, el muelle del contrabando o el muelle normal. En el primero podemos disimular quienes somos con el cambio de placas, y repostar, en el segundo, bueno también podríamos repostar pero estaríamos más cerca de personas que no gustan de nosotros, en ambos casos es complicado, por un lado o por el otro hay ojos que vigilan...

Snargle saltó de alegría cuando vio al kraken replegarse y desaparecer tras su rastro de tinta. 

—¡Juá! ¡Seguimos vivos! —gritó, al mismo tiempo que saltaba de lo alto de la torreta a la cubierta. 

Junto a Kale, se puso a revisar el Búho para confirmar que seguían enteros. Quedarse sin energía era un problema, pero perder el timón podría ser una pesadilla. Sin las dos cosas podrían acabar completamente a merced de las corrientes que surcaban el Gran Azul y, con la suerte que tenían, éstas seguro que acabarían guiándoles de vuelta al hangar de la Mano del Pesar. Y aunque al goblin le habría encantado ver la cara del capitán de la fragata, apreciaba más su libertad.

Cuando Naomi empezó a hablar y a proponer soluciones, Snargle se acercó hasta ella, siseando. 

—Sssssh... Tranquila, pequeña... Ahorra estás a salvo... Snarrrrrgle cuid... —hizo el amago de trepar por las piernas de la gladiadora hacia arriba. Naturalmente, no llegó muy lejos—  ¡Eh, un rrrespeto! 

Sacudiendo la cabeza, se subió los pantalones del pijama, que había tejido él mismo a partir de prendas viejas de sus compañeros, y asomó la cabeza por una de las ventanillas. Cuando se dejó caer de vuelta dentro de la nave, tenía el dedo empapado en la tinta negra y viscosa del calamar aéreo. Se la enseñó a todos los demás de la misma forma en que un niño enseñaría un moco. 

—Y un potente afrrrodisiaco, debo añadir —su sonrisa siniestra y torcida apuntaba hacia Naomí.

Entonces carraspeó y volvió al tema que les ocupaba. 

—Crreo que estos dos cabezahuecas pueden tenerrr algo de razón, capitán —concluyó, mientras apoyaba la mano en el hombro de Cyrus, manchándoselo de tinta—. Si embadurrrnamos bien la nave... podrrrría bastarrrr para disimularrla, más aún si aguarrdamos y entrrrramos en Mundorrefugio de noche. Conozco una rrrrruta secrreta que acaba en una cueva, muy cerrrrca del casco goblin. Pero tenemos que tenerrr cuidado. No te puedes fiarrr de un goblin, no.

Al ver la forma en que le miraban todos, añadió: 

—Salvo de Snarrgle, porr supuesto. ¡Juá! 

Naomi había visto al goblin trepar encima de Kale tantas veces, que ni siquiera le pareció raro que lo hiciese por sus piernas. Aunque parecía más torpe que de costumbre, pues no lograba subir. Debía de ser el miedo. No había más que ver como hablaba a su nave, mirando el panel de mandos que tenía detrás de ella...La gladiadora se apartó para que el goblin pudiese tener la intimidad que tanto deseaba con aquella máquina.

–¿Y para qué necesitamos un afrodisiaco? Con un calamar tenemos de sobra, creo yo– Definitivamente, Naomi era dura de mollera. La mujer se volvió hacia Kale.– ¿Y que ventajas tiene el muelle normal?

Su corazón casi deja de latir cuando el kraken agarró al Búho, pero las rápidas actuaciones del resto del equipo salvaron el día y aquel bicho tuvo que huir por tentáculos para evitar sufrir un destino mucho peor. Con los latidos todavía desbocados se levantó del asiento del piloto para escuchar las ideas del equipo. Se mesó el mentón durante unos segundos valorando todas las opciones mientras dejaba que su pulso se calmase.

—¡Ay, quita, que me llenas entero de esta cosa pegajosa!— dijo mientras le daba un manotazo al goblin para apartarlo.— Creo que deberíamos embadurnar la nave con la tinta y pasar por el muelle de contrabando... si pasamos lo suficientemente desapercibidos y repostamos podríamos irnos lo más pronto posible de Mundorrefugio.

Miró ahora a los otros dos tripulantes. —¿Creéis que Brack seguirá trabajando allí? Ya sabéis, ese tipo grande de barba con el que solíamos hacer las cargas y descargas hace un tiempo. Sé que tuvo unos cuantos problemillas con sus jefes, pero si sigue por ahí quizá sea una buena oportunidad de tirar de contactos...— ahora se giró a las dos mujeres para explicarles.— Brack es un operario con el que trabajamos en el pasado, no es mal tío... aunque suele tener malas compañías. Peores que nosotros, quiero decir...

Ahora que la tormenta había pasado, con los pelos alborotados aún por la corriente electromagnética que había desplegado, sonrió a ver al capitán tomando decisiones... aún en calzoncillos. Los intentos de Snargle por tirar los tejos a Naomi eran bien divertidos, pero con lo dura que tenía la cabeza su amiga, iba a necesitar un señor tejado para que se diese por aludida. Sopesó atenta ambas opciones. Desde luego, entrar por el muelle normal, era tentar a que alguien la reconociese, pero en el muelle de contrabando a buen seguro reconocían a Vance y los suyos. La única opción era disfrazarse... y hacerlo muy bien para estar debajo del rádar la mayor parte del tiempo posible.

—Cyrus, sigues estando medio en bolas-advirtió al capitán con deje divertido. La verdad es que no estaba nada mal debajo de la cubierta. Pero su mente voló a otro maromo mucho más apetecible, hasta que sacudió la cabeza para volver al presente-. Creo que es mejor tirar de contactos, siempre y cuando estemos seguros que no nos van a dar una puñalada de tela-dijo con convicción, tratando de adaptar su lenguaje refinado a la jerga. Salvo aquellas ocasiones en que estaba muy cabreada o disgustada, le costaba ocultar su origen noble. Eso sí, cuando se mosqueaba, parecían acudir a su memoria todos los improperios habidos y por haber del Gran Azul.

Se acercó a tocar la sustancia pegajosa entre los dedos y luego la olisqueó, analizándola. Probó un poco con la lengua y asintió, al parecer, satisfecha. 

—Afrodisíaco no sé si será, pero con esto desde luego se pueden hacer algunas pequeñas sorpresas. Si la memoria no me falla, puedo usarlo como base para alterar vuestros aspectos con magia, logrando una mejora en la fiabilidad y la durabilidad. Además, puede incrementar la potencia de una granada, sea explosiva o de humo. Si dispusiéramos de un laboratorio, por pequeño que fuera...

Comenzó a pasear por la sala, totalmente abstraída, pensando en voz alta. 

—Bueno, en todo caso... sí, claro, en todos los sitios hay productos químicos...-y sin añadir nada más, salió como una exhalación hacia el armario de la limpieza. Claro que tuvo que volver sobre sus pasos y asomó la cabeza por la puerta-¿Dónde tenéis el armario de la limpieza?

Snargle se rascó la cabeza, miró a Kale y luego al capitán. 

—¿Limpieza? ¡Juá! —aprovechando que Cyrus lo había desalojado, se sentó en su asiento, meneando el trasero como buscando encajarlo bien donde debía— Lo más parecido serrrría el armario de mantenimiento en la sala de máquinas, pero aquí no limpia nadie desde que Kale se teñía de pelirrrrojo. 

Volvió la vista al frente, se chupó los pulgares y con ellos empapados en saliva se limpió las lentes de sus gafas de piloto, que llevaba puestas desde que disparó al calamar. Por fin preparado, agarró los mandos de la nave. 

—Pongo rrrrumbo a Mundorrefugio, pues. ¡Agarrraos, grrrumetes! 

Kale que en ese momento sólo había visto la mirada de Snargle hacia Naomi, y los comentarios bastante con doble fondo de la chica de repente se sintió incomodo, pero las cosas empeoraron cuando el goblin hizo la demostración con el liquido de calamar e hizo ese señalamiento de doble sentido a la chica. La muchacha no se dió por enterada pero Kale no pudo dejar de hacer una mueca de incomodidad, más por el hecho que la mayoría estaba en piyamas o semi desnudos. La mente de Kale hizo de las suyas, y lo que vió en su imaginación no fue de su agrado. Si a Naomi le gustan verdes o no, no lo sabía, pero a Kale le disgustó de repente que Snargles fuera más atractivo que él hacia la mujer. Igual no lo sabía, y si era el caso, se olvidaría del tema en cuanto pudiese. Pero algo de celos sintió.

Fue entonces que Naomi preguntó a Kale que tenía de bueno las ventajas del muelle normal.

-Pues suele ser más rápido todo, están más organizados, te cargan el combustible en menos tiempo y cada nave tiene tres técnicos Robots que ayudan no solo en el combustible sino también con las fallas mecánicas. Cuando pueda me encantaría robarme un robot de esos y configurarlo para la nave, son una ayuda tremenda.

Y mirando a su mejor amigo dijo- Oye Capitán, ya vístete...

Luego escuchó lo que decía Lady Blackbird del liquido espeso del pulpo

-¿De veras que puedes hacer eso?, ¿qué necesitarías?, porqué tengo cantidad de cosas guardadas, aunque algunas personas digan que es basura- dijo señalando a Cyrus y Snargle quienes decian que tenia todo como un basurero- Puede que haya algo útil…

Kale entonces llevó a la noble a la parte de atrás, y le mostró lo que tenía, algo podría ser útil.