Partida Rol por web

[DF 11/19] Hotel Overlook

[01] Bienvenidos al Hotel Overlook

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31/10/2019, 17:25
{{Interludio}}

Hotel Overlook, 5 de diciembre de 1899

El hombre cayó de rodillas en medio de la jardín nevado. Su figura estaba iluminada por las llamas que devoraban lo que había sido el salón de baile.

—Oh Dios todopoderoso... pérdoname...— sollozaba mientras sus manos huesudas sostenían con fuerza el escalpelo — No sabía lo que hacía... fue todo por ella...

La nieve crujió a su espalda cuando unos delicados pasos se aproximaron.

—Padre nuestro que estás en los cielos...

—De nada sirve ahora papá... ya está hecho...— dijo una tierna voz a su espalda.

—... perdona nuestros pecados así como nosotros ...

—No te escucha papá. Aquí no escucha a nadie.

—... no nos dejes caer en la tentación ...

—Me temo que es ya un poco tarde para eso ¿no?— la voz infantil había mutado a un tono desagradable, casi gutural.

El hombre clavó el escalpelo en su estómago y luego tiró, con todas las fuerzas que le quedaban, hacia arriba. La carne se abrió dejando salir sangre y vísceras. Mientras se desplomaba hacia adelante vio los piececillos infantiles que pasaban a su lado. La voz volvía a sonar infantil pero su tono tenía una antigüedad inhumana.

—Oh... que dramático. ¿Crees que así vas a escapar Edgard? Cobarde... ¿dejarías aquí a tu pobre e inocente Agatha? No te dejaré ser tan mal padre. El viento y la nieve apagarán el fuego antes de que se extienda y luego nos quedaremos todos aquí a vivir para siempre. ¿No es maravilloso? Todos juntos, como una enorme gran familia. Y puede que vengan más. Oh sí... vendrán más.

Los pasos descalzos se internaron en el laberinto de setos ignorando la ventisca que volvía a azotar con fuerza infernal aquella cara de la montaña nuevamente. Mientras la vida se le escapaba Edgard Roostelvein mezclaba lágrimas con sangre recordando aquella frase que su padre siempre le decía: 'los caminos hacia el infierno están empedrados de buenas intenciones'.

 

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31/10/2019, 17:45
{Las Almas Perdidas}

Hotel Overlook, 4 diciembre 1999

El autobús aparcaba delante del Hotel Overlook, en una amplia explanada decorada por enormes columnas blancas que formaban un espacio circular para dar la bienvenida a los viajeros. Las vistas desde allí era impresionantes. Ubicado en lo alto de las Montañas Rocosas el Overlook había sido construido a mediados del siglo XIX por el empresario Edgard Roostelvein como lugar de retiro para gente adinerada que, con problemas de salud, necesitaban el aire de la montaña para recuperarse. Era un hotel sanatorio al estilo de los que había visto en Europa que permitía a sus residentes disfrutar de todo tipo de lujos mientras se recuperaban.

Con más de un centenar de habitaciones y toda un ala dedicada a zona de ocio que incluía salones de baile, piscina cerrada, salones de juego, restaurante con chef de lujo, etc, permitía que familias enteras se alojasen allí. Algunos, incluso sin estar aquejados de ningún mal, lo escogían como lugar de retiro para las fechas navideñas. Un sitio caro, exclusivo, donde disfrutar de una estancia de lujo.

Pero en las navidades de 1899 un virus infeccioso provocó que el edificio quedase en cuarentena. Eso, sumado a la peor tormenta del siglo, lo aisló por completo durante un mes provocando una tragedia sin precedentes. Cuando las autoridades pudieron acceder al lugar el espectáculo que encontraron fue dantesco: no había ningún superviviente. Al parecer la enfermedad y el aislamiento habían enloquecido a los inquilinos y se habló de prácticas de canibalismo, vivisecciones y rituales para intentar exorcitar a la enfermedad. Entre las víctimas se encontraba el propio Roostelvein y su hija de seis años, Agatha.

El edificio estuvo abandonado hasta que en 1996 un excéntrico empresario llamado Stephen Price decidió comprarlo y comenzar las obras de restauración para reabrirlo. La idea era usar precisamente su siniestra historia como reclamo para eventos de grupos de ocultistas, investigadores de lo extraño y frikis en general. Para magnificar la noticia de su reapertura esperó hasta diciembre de 1999, cien años exactos después de la tragedia, para montar un evento al que ha invitado a diversos grupos de estudiosos de los fenómenos paranormales.

Así en la tarde ventosa del 4 de diciembre de 1999 el autobús repleto de invitados que pertenecen a diversas asociaciones y clubs de estudiosos de fenómenos paranormales aparcó en la entrada del hotel. Cien años después el Hotel Overlook reabría sus puertas para darles la bienvenida. Y aunque parte de la estructura todavía estaba en reconstrucción el lugar era lo suficientemente lujoso como para asegurar una estancia inolvidable.

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31/10/2019, 19:47
Stephen Price

El dueño y maestro de ceremonias estaba en la puerta recibiendo a la gente.

—¡Bienvenidos al hotel Overlook! Espero que todos pasemos una estancia inolvidable. Por favor recojan en recepción sus llaves. Por desgracia no ha llegado todavía todo el personal por lo que tendrán que llevar ustedes sus maletas. Mañana espero que todo esté resuelto. Pero sí que tenemos un chef que ha preparado una cena de bienvenida y barmans para servir unas copas en la fiesta de inauguración.

Saludaba a cada uno de los presentes, unas sesenta personas, una por una.

—Aunque no derrochen mucha energía en la noche inicial. Mañana tenemos una excursión programada a un mirador que seguro que les encantará. Estaremos una semana aquí disfrutando de las instalaciones. ¡Hay tiempo para todo!

El recibidor era de un lujo extremo. Dos ascensores subían a plantas superiores, así como una amplia escalinata, aunque en el mostrador esperaban dos amables recepcionistas.

Notas de juego

En este primer turno nos presentáis los personajes y nos contáis como pasáis el resto de la tarde hasta la noche, que os vais a dormir. La fiesta de bienvenida es hasta las 23:30. Luego me diréis si vais a vuestra habitación o si pensáis hacer algo más. Las acción la hago comenzar a las 00:01. ¿Estaréis durmiendo? ¿Buscando algo en el bar? ¿Dónde?

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01/11/2019, 08:28
Irina Lambert

Irina Lambert podía parecer una mujer reservada y callada, aunque la verdad es que pasaban a diario tantas cosas alrededor que le era complicado compaginar todo. A veces sus sesiones no se cerraban del todo y el difunto se quedaba contándote su vida y obras durante más tiempo del que querría. Otras veces el espíritu que llamaba no aparecía y decidía hacerlo otro diferente. Todo esto eran cosas que ninguno de sus clientes debía saber, por eso la labor de Irina no solo era la de llamar a estos espíritus y contactar con el Mas Allá, tenía que crear ese confort emocional en la persona que buscaba su ayuda. No todo el mundo está preparado para saber que su marido muerto lo único que tiene que decir a su esposa es que es una zorra sin alma que nunca le amó.

Fue por ello que no habló mucho con nadie durante el trayecto. También estaba la sensación de sentirse abrumada ante un lugar con tantas almas atormentadas, porque otras veces había que dar a estas ese confort emocional. Eso a Irina se le daba bien, o lo intentaba al menos, no siempre salían bien las cosas. Pero los espíritus nunca le habían causado daño físico, por lo que no temía tampoco tener un espíritu rondándola unos días. Que se uniera a la fiesta.

Cuando puso sus pies frente al magnánimo hotel, bajando del autobús, un escalofrío la recorrió y el viento susurró una frase…

Aquí vas a morir…

El dueño de esa frase no era otro que Jack, el cual fue un hipocondríaco en vida y al final murió por un infarto en el parque. Una paloma le dio un susto de muerte cuando le sobrevoló cerca en busca de migas del suelo. Su mujer vino a ver a Irina para ver si Jack podía decirle dónde guardaba la llave de la caja fuerte.

-Ya, ya, dijiste lo mismo ayer en el supermercado- espetó a la nada en un susurro. Estaba cansada de las malas nuevas continuas de Jack, hasta muerto era un hipocondríaco.

Tras su refunfuñar levantó la cabeza ante el dueño del hotel, con una ligera sonrisa. Tampoco quería parecer la loca de turno hablando sola, aunque el largo viaje en el autobús le había enseñado que había gente mucho peor que ella en aquel viaje. Algunos no tenían pinta de tener reales contactos con el Más Allá, pero bueno, la gente pensaba que ella tampoco los tenía, por lo que Irina no estaba preocupada.

Estrechó la mano de Stephen Price cuando pasó a saludarla.

-Irina Lambert, gracias por la invitación, señor Price- le dijo y espero que la recepción acabara antes de ir con su maleta hasta la habitación asignada.

La cena para Irina fue frugal, picoteó de aquí y allá y no acabó ningún plato al completo. Tampoco bebió alcohol, desde su juventud y la incomprensión de sus padres, había decido dejar de lado todo lo que anulara sus capacidades y percepciones.

En realidad Irina era un tanto aburrida y apagada a los ojos de cualquiera, pero es porque las conversaciones con personas no le parecían lo más interesantes. Por lo que cuando acabó de comer se despidió de los presentes y se encaminó a su habitación a dormir. Si había una excursión quería estar fresca para caminar por aquellos bosques, si es que a eso se refería el señor Price con excursión.

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01/11/2019, 11:05
Douglas James

Habia pasado todo el viaje repasando mis notas sobre el hotel donde nos íbamos a alojar. La historia era realmente fantástica y si lo orientaba bien, me daría unas audiencias increíbles en los siguientes días. Miraba casos similares en otras ciudades y las conclusiones que se habían sacado de ellas. Muchas de ellas eran historias falsas, pero de otras no había conseguido desmentir los hechos que había ido a investigar. No quiero decir que creyera siempre que habia algo sobrenatural,  pero mi experiencia de cuando era niño hacia que siempre me lo mirara desde muchas perspectivas.

Intente dar conversación a mis acompañantes, soy de radio, pero no recibí mucho feedback, así que me dediqué a leer y mirar por la ventanilla del autobús. El paisaje pasaba frente a mi e iba haciendo mentalmente una lista de lo que debía comprobar al llegar al hotel. Hablaría con el dueño y miraría en los sitios habituales. La habitación de los niños, las cocinas, seguramente tendría un sótano. Los sótanos siempre eran material muy valioso para las retransmisiones radiofónicas. A la gente le gustaba escuchar historias escabrosas u después de ichos años, sabía cómo adornar una buena historia.

Baje del autobús al llegar y salude al que era el dueño del hotel que había salido a recibirnos.

—Encantado. Douglas James. Me encantaria poder hablar con usted sobre el hotel. Su historia es de interés para mis oyentes y le puedo hacer buena publicidad en mi programa. En pocos meses tendrá esto lleno de gente. ¿Mi habitación?

Entre en la habitación y desmonte las maletas. Comprobé mi equipo de grabación ybordene las libretas y bolígrafos encima de la mesa, al lado del portátil. Aunque existieran estos aparatos, me resistía a abandonar el papel y siempre iba con bolígrafos encima.

Salí de la habitación para caminar por los pasillos. Inspeccionaria el entorno hasta la hora de cenar para familiarizarme con el hotel y buscar aquellos rincones donde podría encontrar escenarios potentes para explicar las historias. Aquellos rincones donde habia puertas solitaria,s los salones, chimeneas, cocinas....

 

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01/11/2019, 17:18
Michael Jarvis

Michael bajó del autobús con su largo cuello erguido, destacando su cabeza del tamaño, en proporción, a la cabeza de un alfiler. Era un tipo enjuto, vestido con una camisa blanca abierta por el cuello y una americana negra a juego con sus pantalones. Se podía decir de él que era un tipo elegante y, por su expresión, altivo. Miraba a los recién llegados con superioridad y, de vez en cuando, apuntaba algo en una libreta que llevaba en una carpeta de cuero negro que llevaba bajo el brazo.

Estaba obsesionado con sacarle punta a las insostenibles teorías de la mayoría de los que venían en ese autobús. Era todo un profesional refutando todas y cada una de las suposiciones de aquel grupos de amantes del ocultismo.

Cuando llegó a la altura del señor Price lo miró con sus intensos ojos azules y lo saludó con la cabeza ladeando una sonrisa. Ese iba a ser el negocio más corto de la historia de Price; de eso se iba a ocupar Miichael Jarvis.

Una vez dejó su equipaje en la habitación, aprovechó para pasear por las instalaciones, rebuscando aquí y allá y recabando datos contradictorios que apuntaba en su libreta.

Ni siquiera durante la cena pudo relajarse un instante, entrando en contradicción con un obstinado Walter Müller, un señor de abundante pelo cano que sostenía que el fantasma de la hija de Roostelvein aún habitaba las instalaciones, aportando datos insostenibles sobre aquel hecho.

Acabada la cena aprovechó el cóctel para charlar relajadamente con Clara Mayer, una bellísima bibliotecaria de pelo plateado que se interesó por Michael y que quedó atrapada en la dialéctica de aquel tipo escéptico. Tras la segunda copa dijo admitir algunos argumentos de Mayer conforme los vapores alcohólicos abrazaban a ambos tipos. La muchacha era realmente bella, tanto que en ocasiones nublaba el pensamiento escéptico de Michael.

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01/11/2019, 20:15
Amanda Felps

- Namasté, querido. - saludó dando un abrazo a Stephen cuando éste se acercó a darle la bienvenida al de poco de bajar del hotel.

El viaje había sido pintoresco, un autobús lleno de gente, mirandose  de reojo tratando de averiguar algo de los demás, todo acompañado de algún cuchicheo de los más afortunados que conocían a la persona sentada junto a ellos.

Pero a Amanda eso no le importaba lo más mínimo, había viajado en autobuses más abarrotados en la India, donde había estado los últimos meses y a donde la Fundación Price le había hecho llegar el telegrama de invitación sin saber muy bien cómo la habían localizado.

¡Y cómo iba a negarse a semejante reunión de la flor y nata del mundo espiritista!

Si terminaban no siendo más que una panda de cuentistas y vendehumos, como se temía, al menos podría escribir un libro sobre esos días.

Sonrió a su anfitrión, sin saber si éste esperaba que le limpiara los chakras o alguna extravagancia por el estilo, pero éste ya estaba saludando a otro de los invitados, por lo que Amanda dejó su equipaje en la habitación y se dedicó a pasear por los alrededores del edificio hasta que comenzó la fiesta, en la que tampoco aguantó demasiado.

Tomó la primera oportunidad que tuvo para regresar a su habitación, donde repasó uno de los volumenes que había comprado en Nepal hasta que el sueño la pilló en el sillón de orejeras y el libro cayó abierto sobre sus rodillas.

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01/11/2019, 22:20
{Las Almas Perdidas}

Riiiing... Riiiing.... Riiiing...

Amanda se despertó sobresaltada, todavía en el sillón. Se había quedado dormida leyendo. ¿Cuánto tiempo llevaba ese teléfono sonando? El sonido venía de fuera. ¿Quizás de recepción? ¿Por qué nadie lo cogía?

Riiing... Riiiing... Riiiiing...

Michael abrió los ojos. Sentía la inminencia de un dolor intenso en su sien: demasiadas copas. Lo iba a lamentar. O no. Porque al abrir los ojos vio que la ropa de Clara estaba en la silla que se encontraba frente a la cama. ¡Quién le iba a decir que su visita iba a ser tan placentera! Pero ¿dónde estaba ahora la chica? Miró alrededor. ¿Estaría en el baño? ¿Por qué puñetas seguía sonando este maldito teléfono?

Riiiing... Riiing... Riiing...

Llevaba casi cinco minutos sonando sin parar. Douglas estaba examinando uno de los trasteros de la planta de invitados, a dos puertas de su propia habitación. No tenía sueño y había decidido a probar a dejar un radiocassete para ver si tenía suerte con las psicofonías. En la documentación previa que había leído del hotel recordaba que en ese pequeño trastero habían encontrado a uno de los botones encerrado en una maleta. Alguien lo había troceado convenientemente para encajarlo. Una historia truculenta, como todas las que rodeaban la navidad de 1899 en el Overlook. Pero ¿cómo iba a poder grabar ninguna psicofonía si ese teléfono no paraba de sonar?

Riiiing... Riiiing... Riiiiing....

Irina se despertó. Había tenido un sueño raro. Estaba de pie en una habitación blanca, un quirófano quizás ya que había gente con batas de médico. En el centro había alguien quejándose encima de una camilla. Irina no quería mirar porque sabía que lo que viera allí sería, sin duda, aterrador. Estaba acostumbrada a ese tipo de sueños. Pero, como suele pasar en esos sueños, no pudo evitar mirar. Entonces vio a Jack abierto en canal. Sus tripas se esparcían hasta el suelo y la sangre lo cubría todo. Pero estaba vivo. Gritaba. Le gritaba a ella. ¡No me digas que no te avisé! Entonces se despertó sobresaltada. ¿Cuánto llevaba aquel teléfono sonando?

Riiiing... Riiiing... Riiiing...

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02/11/2019, 09:18
Irina Lambert

Irina abrió los ojos, con el corazón algo más acelerado que de normal. La razón del susto había sido el teléfono sonando. Las pesadillas la acompañaban desde siempre y no eran ajenas a ella, a veces eran más originales y otras más corrientes. También soñaba con fantasmas con los que había tratado, algunas veces era fruto de su cerebro y otras  era obra de aquellas almas torturadas.

Sí, si el espíritu en cuestión era poderoso podían perturbar tu mundo onírico. La espiritista pensó que aquello debió ser fruto de su imaginación, pues Jack no era tan poderoso, solo un poco pesado. Al parecer en vida también lo era, el tipo hizo a su mujer poner filtros HEPA en toda la aireación del apartamento.

Tardó unos segundos en comprender la razón de aquel despertar, tentando con su mano el interruptor de la luz más cercano para encontrar la fuente del sonido. Cuando había llegado a la habitación no se había percatado de dónde se situaba el teléfono, le alegró saber que estaba en una de las mesitas al lado de la cama. Algo de normalidad alrededor era suficiente para contentarla. Pensó para sí misma que seguro había una biblia en el cajón de esa misma visita, algo típico hasta de los moteles más baratos. Con ese pensamiento fugaz descolgó.

-Señorita Lambert, habitación 148, ¿quién llama?- contestó a quien quiera que hubiera al lado de la otra línea.

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02/11/2019, 10:48
Douglas James

Douglas dejó el equipo conectado y salió rápidamente a descolgar el teléfono. Ya editarla el audio cuando volviera al estudio eliminando el timbre del teléfono. Había hecho un recorrido por el hotel, dibujando en su libreta la estructura de las plantas, anotando el nombre de cada sala. Habia encontrado un par de puertas en la planta superior que no había conseguido abrir. Un interrogante con una anotación que ponía "Azotea" adornaba esa parte del dibujo.

En la planta inferior habia conseguido escabullirse por la cocina y mirar una de las puertas que descendía a una especie de  bodega. Aquel lugar olía a presencias, y aquel sería uno de los lugares estrella del próximo programa. Alli también había dejado un micrófono escondido con un pequeño aparato de grabación.

Douglas entró en la habitación rápidamente y descolgó el teléfono.

- Aquí James. ¿Que quiere?

Le salió un tono un poco borde, pero le había cortado el trabajo que estaba haciendo

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02/11/2019, 10:56
{Las Almas Perdidas}

Al descolgarlo Irina se dio cuenta de que seguía sonando. No era su teléfono. El insistente timbre llegaba de fuera, de algún lugar del hotel, probablemente de la recepción.

Riiing... riiiing... riiiiing...

Douglas entró en su habitación y malhumorado levantó el auricular. Un tono de espera fue lo único que escuchaba mientras el timbre original, implacable, seguía sonando. En recepción. Sin duda estaba en recepción.

Riiiiiing... riiiiing... riiiiiing...

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02/11/2019, 11:06
Irina Lambert

La espiritista miró extrañada el auricular tras contestar, pues parece que lo único que había al otro lado era un tono a la espera de que ella apoyara sus dedos sobre cualquier tecla, marcando donde quería llamar. Hizo un barrido con la mirada a su alrededor, extrañada porque oyera tan claramente un teléfono que no estaba aparentemente cerca.

Pensó que quizás tenía uno cerca en el pasillo, algunos hoteles viejos tenían teléfonos en los pasillos para el personal. Decidió asomarse con cierta curiosidad al exterior de la habitación.

Querida, olvidas la llave y luego no podrás volver. Llévate una chaqueta, porque en el pasillo refresca, cielo...

-Gracias- musitó Irina al espíritu de Doris. La pobre abuela había muerto sola en su casa, sus nietos e hijos nunca pasaban a verla. La anciana era ciertamente entrañable y había salvado a la señorita Lambert de algún que otro olvido en casa. La amable anciana lo dio todo en vida y en la muerte, a la semana fue devorada por sus gatos ante la falta de comida. Doris apareció en una sesión en la que realmente no buscaban hablar con ella, pero su espíritu se sentía solo y tenía ganas de charlar.

Tras coger una chaquetilla de punto y las llaves de la habitación, abandonó la misma buscando ese teléfono que debía sonar fuera. No había otra explicación.

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02/11/2019, 11:25
Michael Jarvis

Se llevó las manos a las sienes.

—¡Maldita sea! —gritó—. ¿Alguien puede coger ese maldito teléfono?

Apretó los ojos para paliar los efectos del dolor de cabeza. Joder, solo habían sido dos o tres copas. Entró en el baño solo para comprobar que Clara tampoco estaba ahí. Se había marchado probablemente pensando que había cometido un error. Michael se encogió de hombros y volvió a menear la cabeza. Aquel sonido penetraba las paredes sin ninguna dificultad y parecía sonar con igual intensidad da igual los obstáculos que se interpusieran.

Salpicó su cara con algo de agua y finalmente se metió a la ducha acompañado por ese incesante sonido. Fueron cinco minutos de autentica tortura en la ducha. La tensión interior de aquel hombre aumentaba por momentos y finalmente salió de la ducha y se anudó una toalla a la cintura. Caminó airado a la puerta de la habitación y la abrió.

—¡Alguien puede apagar ese sonido! ¡Maldita sea! —gritó en el umbral de la puerta de la habitación.

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02/11/2019, 11:42
Douglas James

Al descolgar el auricular del teléfono escuchó el típico pitido de petición de línea.

-¿Diga? - fue un acto reflejo ya que sabía que no habría nadie al otro lado. Cuando fue consciente del hecho, colgó el auricular con fuerza y salió de la habitación dando un portazo.

- Maldita sea - masculló para sí. - me está fastidiando la grabación.

Bajo rápidamente las escalera dirección a donde sonaba el timbre. Parecia que era en la recepción del hotel.

- ¿Puede alguien contestar al maldito teléfono? - lanzó la pregunta al aire sin esperar respuesta esperando que hubiera alguien ya allá.

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02/11/2019, 21:01
Amanda Felps

El golpe del libro contra el suelo terminó el trabajo que había comenzado aquel inistente timbre y Amanda se encontró de pie frente al sillón tratando de orientarse.

Le recordó a su infancia, cuando su padre había leído algún pasaje de la biblia como forma de entrenimiento familiar al no permitir ni televisión ni radio, y se levantaba desorientada tras una pesadilla, esperando la llegada de su madre para que la volviera a acostar con una nana.

Pero esa noche no había nana, si no el incordiante ruido del teléfono que nadia se molestaba en contestar y comenzó a escuchar sonidos en el pasillo y algún grito airado por el pasillo, sin importarles que ya fuera bien entrada la noche.

Echandose a los hombros un chal de lana que le había regalado una tribu nepalí con la que estuvo practicando meditación tántrica y que siempre llevaba con ella en todos sus viajes, salió al pasillo a ver lo que sucedía.

- ¿Pero qué sucede? - preguntó cuando vio a un hombre rubio un par de puerta más allá en el pasillo, pregunta que iba a medio camino entre la curiosidad y el reproche por las voces a altas horas.

Notas de juego

Me he situado en la misma zona que Jarvis, por agilizar ;)

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03/11/2019, 11:30
{Las Almas Perdidas}

Los cuatro invitados se encontraron en el pasillo. El teléfono seguía sonando de forma insistente, amenazando con despertar a toda la planta. Lo raro es que no lo hubiera hecho ya. Los más enfadados eran Jarvis y James, que ya bajaban las escaleras hasta la recepción para atender la molesta llamada y parar de una vez el inclemente timbre que resonaba una y otra vez.

Riiiing.... Riiiiiiiing... Riiiiing....

Las mujeres los siguieron. ¿Por qué nadie lo cogía? Price había dicho que estaban bajo mínimos de personal y era normal que en un hotel en medio de la nada no hubiera nadie de guardia en recepción de noche. Estaba claro que no aparecería ningún excursionista solicitando una habitación a esas horas. Aún así el insistente timbre tendría que haber despertado a alguien del personal.

Riiiing... Riiiiiing... Riiiiing...

Llegaron al recibidor donde el teléfono, sobre el mostrador, seguía insistiendo en su llamada. ¿Qué podía ser tan urgente como para que alguien estuviese más de diez minutos al auricular esperando una respuesta?

Riiiing... Riiiiing... Riiiiiing...

Por fin, al llegar hasta él, Douglas lo descolgó furioso. No le dio tiempo a decir nada cuando una voz masculina, visiblemente nerviosa, le habló al otro lado de la línea.

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03/11/2019, 11:42
Llamada telefónica

—Gracias a Dios... ¡Gracias a Dios que están vivos! Deben salir del hotel de inmediato. ¡Corren un grave peligro! ¡Price está loco! Le dije el peligro que entrañaba permanecer entre esas paredes! Los accidentes no fueron casualidad. ¿Les dijo por qué no se completaron las obras del ala este? No fue por falta de tiempo: ¡nos negamos a seguir una noche más en ese hotel maldito! Escuchen: es la víspera de cuando sucedió todo... ¡no fue una locura alimentada por la tormenta! ¡El Mal habita en ese hotel!

Douglas intentaba frenar a su interlocutor para poder decir algo. ¿Era todo una broma de mal gusto? ¿De qué hablaba? El locutor pensó que aquello merecía ser compartido con sus compañeros, por lo que puso el manos libres para que los demás escuchasen aquella cháchara incoherente.

—¡Calle y escuche! ¡No hay tiempo! Deben salir de ahí antes de que se vuelva a despertar lo que Roostelvein en su locura invocó. Necesita almas para...— la voz dudó un único momento —Oh, señor... ahora lo entiendo todo... ¡Price lo sabía! ¡No es un necio! ¡Está con ellos! ¡Ese hijo de puta nos usó! ¡Y los está usando a ustedes! ¡Deben irse de ahí antes de que suceda. Despierten a todo el mundo y salgan de ahí. ¡De inmediato! Por favor... yo estuve en la obra y vi lo que sucedió en la habitación 237. Lo que de verdad sucedió... Deben... beeeeep... beeeep... beeeep... *

Repentinamente, como colofón a aquella entradilla de casa encantada, la llamada se colgó y el teléfono quedó sin línea. Douglas colgó y descolgó un par de veces pero no logró restablecer la comunicación con el exterior.

Notas de juego

En mesa (o en una partida normal) esta información iría intercalada con vuestra interacción pero aquí, por motivos de tiempo, os la dispongo de un tirón. Si os sirve de consuelo es un disparador que, en el fondo, os daría la misma información que he condensado en un mensaje.

Si hubiera tiempo también habríamos roleado la llegada con su cena y fiesta posterior, pero ya os he puesto en nudo de la aventura para que podamos finalizarla en el mes. A partir de este momento voy a intentar no 'acortar' nada más, dejándoos morir... digo jugar... libremente.

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03/11/2019, 12:38
Michael Jarvis

—¡Maldito lunático! —espetó enfadado—. En este sitio están todos locos —dijo mirando al techo en señal de desesperación—. ¡Todos locos!

El dedo índice acusador señalaba a las otras tres personas que habían bajado al recibidor a investigar lo que pasaba con aquel teléfono.

—Les voy a decir lo que vamos a hacer... vamos a dejar de decir estupideces por esta noche. Todo el mundo se va a ir a dormir a sus habitaciones y mañana, si quieren, les explicaré porque lo ha dicho ese lunático del teléfono es una absoluta estupidez.

Se giró airado y tuvo que sujetar la toalla en su cintura para que no se soltara. Cerro los ojos y meneó la cabeza antes de volver a la escalera, iniciando el camino de regreso a su habitación.

Notas de juego

Recordad que, gracias al empujón de nuestro amado director, me he plantado en el recibidor del hotel con una toalla anudada en la cintura XDDDDD

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03/11/2019, 14:28
Douglas James

En seguida pensó en que no había grabado nada de la conversación teléfonica. Aquello habría sido un material radiofónico de primera. Si hubiera existido un Pulitzer de radio, seguramente lo habría valido solo esa llamada.

- Se ha cortado. - corroboró lo evidente mientras dejaba el auricular del teléfono en su sitio. - ¿Alguien ha visto al señor Price? Creo que debería saber lo de esta llamada. Al menos saber qué es lo que tiene que decir el de ello.

No es que le importara demasiado la opinión del propietario, pero esta vez sí que lo grabaría y una conversación de ese tipo con el dueño del hotel no la podía dejar escapar. Además, memorizó el número "237". Evidentemente le haría una visitita en cuanto pudiera estar a solas, pero paso a paso.

Parecía imprudente no salir de allí como alma que lleva el diablo, pero aquello era precisamente lo que había ido a buscar, ¿no?

- Ahora vuelvo, un minuto. No se vayan. Tenemos que buscar al señor Price, pero primero tengo que buscar mi equipo.

Subió rápidamente a la habitación y escarbó en su equipaje, encontrando esa pequeña grabadora de mano que tantas confesiones había conseguido grabar, ya fuera a la vista, como escondida hábilmente en su ropa. Comprobó que la cinta fuera nueva y bajó de nuevo al vestíbulo dispuesto a buscar al dueño y conseguir respuestas.

Notas de juego

Creo que tienes suerte que sepamos lo que es un teléfono de rueda, o una grabadora o una cinta. Ventajas de ser un puretilla, jejjejejeje.

PD: ah, no que ponía manos libres.... Hubiera molado más un teléfono de rueda

OnRol: No he puesto quien hay en el vestíbulo porque no se lo que han hecho los demás.

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03/11/2019, 18:21
Irina Lambert

Las palabras que salieron por aquel teléfono le dejaron ciertamente confusa. Sus ojos se pasearon entre los presentes. El hombre alto y casi desnudo parecía enfadado, mandando al resto a dormir e Irina no le respondió. Pensó que de no ser porque todos habían oído lo mismo adjudicaría aquellas palabras del teléfono al hipocondríaco de Jack. Pero su voz estaba muda, no hubo afirmación presente sobre su futura muerte en aquel lugar, solo le llegó silencio del otro lado.

-No sabemos de quién es la voz, quizás todo sea una broma- dijo la espiritista sin mucha convicción. -¿Alguien conoce la voz del otro lado del teléfono? ¿A alguien le suena? Porque podría ser una broma… O que todo esté preparado- siguió sopesando. –Puede que realmente quieran que vayamos a esa habitación movidos por la curiosidad.

La señorita Lambert llevaba toda su vida oyendo voces, si las oían otros además de ella, debía tener todo una explicación corriente y mundana. Además que hasta ahora ella no había detectado nada de ningún posible fantasma activo en el lugar, por lo que si no habían contactado con ella era probable que solo fueran un reclamo turístico. Aunque en ese preciso momento solo tenía silencio desde el Más Allá, ni Jack, ni Doris, ni los otros le decían nada y en una situación como aquella era muy extraño. Porque ellos nunca callaban, la mayoría nunca descansaban.