Partida Rol por web

EL EXILIO:

POCO ANTES DEL OCASO DEL TERCERO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
 

OCASO.

Cyrus palpó en silencio entre sus ropajes para asegurarse de que todavía tenía la daga oculta atada al cinto.

No la usaría a menos que fuera necesario, y sabía que a los siervos no les estaba permitido portar armas, pero la daga era suya, se la habían otorgado sus Amos y aunque no la mostrara, la mantenía siempre cerca con el único objetivo de defender a su Ama Svitlana y a los pequeños Amos.

El siervo oteó por las ventanillas del carruaje, observando el paisaje y atento a cualquier posible enemigo. Sabía que estaban todos en peligro pero deseaba que las fuerzas ducales se centraran en la Finca Basarab, y que el pequeño contingente pasara desapercibido. Les quedaba un largo, tedioso y posiblemente peligroso viaje hasta huir de aquellas tierras.

El siervo permaneció en silencio, sólo mirando, atento, y a la espera de cualquier posible orden por parte de sus amos.

- Es una noche más bien oscura. Con la poca visibilidad, los caballos parecen nerviosos. Los cocheros son reacios a hacerlos correr más deprisa con esta importante carga, pero al mismo tiempo están nerviosos y algo les urge a alejarse lo más posible de la Finca de los Basarab...

- Mantened la formación y atentos a cualquier movimiento. - dije simplemente, sin levantar mucho la voz pero suficiente para que nadie perdiese mis palabras. No debíamos detenernos pero tampoco debíamos sucumbir a la indisciplina del nerviosismo.

Desde que nos apresuraron a prepararnos para partir del castillo, he estado guardando silencio, pensando "¿qué pasará ahora?".

Vikos está junto a mí. Apoyo mi mano sobre la suya mientras miro al frente con el mentó erguido. Soy una Basarab. Nunca he de olvidarlo.

Escucho a padre susurrar órdenes a sus hombres, hombres privilegiados por defendernos y salvaguardar nuestras vidas... o perder las suyas bajo la maza del Boyardo.

Me giro hacia madre. Su rostro sereno oculta una herida por la repentina huida. Es una mujer fuerte y debo aprender de su serenidad para cuando tenga que dar ejemplo a mis propios hijos.

_Madre, ¿hacia dónde nos dirigimos?_ pregunto. Una conversación amena quizá nos sirva a todos en estos arduos momentos.

- "Tranquilos niños, no nos pasará nada. Ya lo veréis." -

- Vamos hacia un sitio seguro, Veronika. Lejos de aquí y de los hombres del Duque- contestó, intentando hacer sonar sus palabras tranquilizadoras, manteniendo un tono sombrío, sin embargo. No quería contestar aún a sus hijos. No sabía lo que podía ocurrir, y cuanto menos supieran ellos, mejor.

- Oremos- dijo, refiriéndose a todos en general, santiguándose y juntando sus manos en un gesto de plegaria y desplegando sus labios para emitir un susurrro fervoroso.

Pater Noster, qui es in caelis, 
sanctificétur nomen Tuum, 
adveniat Regnum Tuum, 
fiat volúntas tua,
sicut in caelo et in terra. 
Panem nostrum cotidiánum
da nobis hódie, 
et dimitte nobis débita nostra, 
sicut et nos dimittímus
debitóribus nostris; 
et ne nos indúcas in tentationem, 
sed libera nos a malo.

Cyrus escuchó las palabras de su Ama, agachó la cabeza y oró en silencio. No quería que el sonido de su voz molestara a los niños o a la propia Ama. Pero sí, oraría porque se salvaran. Estaba seguro de que había otra vida mejor, pero la Ama y los pequeños Amos no tenían por qué padecer lo mismo que Cyrus en esta vida tan similar en ciertos aspectos al Purgatorio.

Si estaba en su mano, el siervo se encargaría de que así fuera.

Tomo la mano de Veronika y le sonrío para luego mirar por la ventana.

Las ordenes de mi padre se escuchaban claras, mi abuelo tenía una voz grave y fuerte que se hacía escuchar en toda la casa y mi padre parecía poder hablar fuerte también aunque casi nunca se escuchaba su voz.

Escuché a mi niñera y a mi madre, asintiendo aunque torcí los labios para un costado.

-Volveremos a ver al abuelo y los tíos?- pregunté mirándola - seguramente al tío Adelmus si...el no es normal, como mi otro tío al que perdí...- dije recordando con tristeza a Niksa, quien por su porte y poder podría haber sido su tío favorito pero que duró muy poco.

Me puse a orar junto a mi madre y hermana, para luego frotarme los ojos y volver a hablarles:

-Podré entrenar allí a donde vamos?-

El paisaje transilvano a la escasa luz que proyecta la luna tiene un cierto aire siniestro, siendo casi imposible no recordar la multitud de historias sobre viajeros que se aventuran en las noches por las sendas del ducado para desaparecer en las sombras. A pesar de la certeza de alejarse del peligro que se cernía sobre la Gran Casa Basarab, la tierra de Transilvania es traicionera, y hogar de muchas leyendas. 

Más vale tener bien abiertos los ojos. 

Asío con fuerza la mano de Vikos mientras acompaño a madre en la oratoria. Las palabras de fe refuerzan mis miedos, pues en aquel páramo de oscuridad no sé si llegará la divina mano para cobijarnos.

Por un momento, mi rostro refleja el temor propio de una niña mientras las sombras se ciernen sobre el carruaje.

NIKTU:

- Sientes la indefinible sensación de que algo va muy mal en casa. Es casi como si pudieses sentir la ansiedad de los tuyos, pese a la creciente distancia.

- Una parte de ti siente el deseo de dar media vuelta y correr a ayudar a tu padre y hermanos. Otra parte sabe que eso debilitaría seriamente la protección de tu esposa e hijos.

- Ahora ya estás casi seguro de que Beld y Seldu están muertos.

Seguía al mando de la marcha, instando a los caballeros a mantenerse alerta y a no aminorar el paso. Parecía tranquilo ante todos ellos, pero la realidad era muy distinta en mi interior.

Una parte de mi me gritaba de manera desgarradora que diese la vuelta, que no podía abandonar a mi familia a su suerte, que era el primogénito y mi deber era luchar junto a mi padre y mis hermanos. Esa era la parte que dominaba la sangre Basarab. La otra parte era la parte más racional, la que mantenía mi cabeza fría y mis pensamientos en orden. Esa me decía que abandonar a mi esposa y mis hijos era cobarde y peligroso, que no llegarían a su destino y que caería sobre mi el peso de la caída del linaje. Además, confiaba en conseguir un nuevo heredero de Svitlana y seguir manteniendo la sangre viva, además una mujer fértil para Vikos y un hombre fuerte para Veronika cuándo llegase el momento. Si no era yo el responsable de eso, ¿quién lo era? ¿Es que acaso alguno de mis soldados o mis hermanos menores podría hacerse cargo de mis responsabilidades? No. La respuesta era rotunda.

Así que dejando que la mente fría se impusiese ante la pasión, continué la marcha sin mirar atrás.

"Padre es capaz. Mis hermanos son capaces. La familia no va a caer así como así."

MEDIANOCHE DEL TERCERO AL CUARTO DIA DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

- Todos los que descienden por línea de sangre directa de Blaatu Basarab sienten repentinamente una agónica punzada en las entrañas, como si por un momento les hubieran atravesado con una barra de plata incandescente... La sensación se va mitigando después, pero sigue siendo como si alguien bailara sobre sus tumbas...

- Los sirvientes humanos apenas notan nada y Svitlana tan sólo una fuerte inquietud y desazón, cuyo origen no comprende.

- Cyrus, hijo bastardo del Boyardo, siente casi la misma sensación que los hijos legítimos.

NIKTU BASARAB:

- De repente, tienes la poderosa sensación que ahora tú eres el primero entre los Basarab.