Partida Rol por web

¡Son caracoles, dentro del carruaje como si fuese concha!

El maldito Décimus había dado al traste con todo. Flaviu había llegado demasiado pronto a la batalla. ¡Y un Krevcheski jamás desea llegar demasiado pronto a una batalla! Ya tiene bastante con estar aquí y poner en riesgo su vida por un poco de gloria... poder moderado y las riquezas copiosas que le podrían reportar corruptelas y el cultivo de una concesión de tierras. Pero todo eso se iría al traste si perdía la vida aquí hoy.

Espoleó el caballo. Normalmente no tendría tanta prisa en entrar en batalla, pero su pequeña trampa no le daría ventaja eternamente. Debía aprovechar la ventaja que le daba la sorpresa antes de que sus despistadas presas se pertrechasen para la batalla.

¡AL ATAAAAAAQUEEEEEE!-como si estos magyares estúpidos fuesen a entender mi idioma...

La oquedad entre las rocas protege las espaldas de los Basarab y parte de sus flancos. Gracias al aviso de Svitlana y de Decimo, están además preparados para la batalla, sin embargo la superioridad numérica magyar es aplastante.

Un centenar de jinetes salvajes magyares se enfrentan a apenas una treintena de verdaderos cristianos.

Los guerreros de las llanuras cargan veloces en sus caballos ligeros, con lanzas y alfanjes. Los Basarab aguantan con lanzas y espadas.

Lejos de arredrarse, Decimo pide una contracarga, y sus hermanos y guardias feudales le siguen en una completa locura...

Flaviu y los dos Guerreros de Sangre del Duque se detienen a observar desde lo alto de una tenue loma.

FLAVIU:

- Es una especie de herradura impenetrable, al menos para hombres a caballo.

- Entiendo que te has detenido, porque si no lo has hecho, entonces Decimo y Nono cargan contra ti con sus lanzas de caballería.

- Aunque la superioridad numérica en tu bando parece aplastante (aproximadamente 3 a 1), los jinetes magyares no llevan armadura y sus caballos son ligeros. Se basan en su velocidad, pero sus armas son lanza y escudo y casi nada más.

- Los Basarab portan barrocas armaduras super pesadas equivalentes a placas completas, sus veinte guardias llevan cotas de malla. Todos portan escudos y lanzas, los basarab además espadas y dagas. Los guardias dagas y mazas.

El aviso de Svitlana hizo que la patente preocupación de porqué no volvía el explorador se hiciese una realidad. Había conseguido proteger a mis hijos y mi esposa de una muerte funesta a cambio del sacrificio del resto de mi familia y ahora no servía de nada.

Mis puños se cerraron con tanta fuerza que podrían haber hecho trizas una roca en su interior mientras miraba al espía. Los perros son perros siempre, y este era el juego que jugaban. 

Cuando Flaviu salió de su escondido mis ojos le mraron con furia, una furia que era un fuego capaz de destriur el país entero con solo unos minutos. Noté a Cyrus a mi lado y sin apartar la mirada de ese perro traidor de Flaviu, cogí a mi sirviente por el cuello de su camisa y lo acerqué hasta mí, como si fuese a soltar mi furia contra él.

- Cómo te atreves... rata cobarde... - dije en un gruñido tan grave y furioso que parecía más animal que humano, sin apartar mi mirada de Flaviu.

Vi como el enemigo cargaba y como mis hermanastros y soldados contratacaban. No había otro camino. Nuestra furia nos sacaría de aquí o moriríamos como los feroces guerreros que éramos. 

-¡COBARDE! - ​grité por encima de la recién empezada batalla a Flaviu, quien lo observaba todo desde la relativa seguridad que le daba la altura - ¡Baja y empuña la espada si quieres sangre Basarab!

Sabía que no lo haría, pues solo era un noble de papel y tinta, cobarde y débil.

Solté a Cyrus con un tirón y empuñando mi espada me dispuse a defender a mi familia y a matar, matar tantos perros como pudiese.

- 

Antes de soltar a Cyrus le susurré, entre dientes y de manera casi inaudible.

- Aplasta a la rata.

Era un cobarde que no iba a bajar al campo, me temía, lo sabía, y por eso no se merecía morir bajo mi espada. Moriría escondido, como la rata que era.

El primer choque de cargas de caballería es brutal.

Treinta jinetes salvajes magyares son heridos y caen bajo los cascos de los caballos, a cambio unos siete guardias de la Casa Basarab son muertos a lanzazos.

Los propios Caballeros Basarab luchan con una fiereza extrema, inhumana y brutal, despedazando enemigos con sus espadas. Las barrocas armaduras extra pesadas de los Basarab parecen inmunes a las lanzas magyares.

En retaguardia del bando magyar, aguarda Flaviu Krevcheski, majestuoso y gallardo bajo la luz de la Luna con el estandarte del Duque en una mano y la espada desenvainada en la otra. Un poco por detrás suyo, aguardan dos Guerreros de Sangre del Duque, al parecer renuentes a lanzarse todavía a la refriega.

Los ojos de Cyrus se iluminaron cuando escuchó las palabras del Amo.

Aplasta a la rata.

Sí. Lo haría. Tenía sus órdenes y si era lo que deseaba el Amo, el Amo lo obtendría. Los ojos del leal sirviente se posaron brevemente en la loma sobre la que estaba Flaviu, escoltado por esos dos guerreros de sangre del Duque. Tenía un objetivo.

Sin prestar atención a la brutal carga que se estaba desarrollando por ambos bandos frente a él, Cyrus comenzó a moverse. Por norma general estaba acostumbrado a pasar desapercibido, a ser ignorado. Ahora no era el caso, debía esforzarse en acercarse a la loma sin que le vieran. Debía acercarse lo suficiente a aquella rata. Lo justo para saltar sobre ella y darle algún golpe mortal antes de que los guerreros de sangre le detuvieran.

Se fijó en el entorno, intentó buscar piedras, setos, plantas o lo que fuera. Incluso se sirvió de los propios soldados Basarab que cargaban para usarlos como escudo visual y poder acercarse.

CYRUS:

- Tirada Oculta de: Astucia + Sigilo.

NIKTU:

- Tirada de Carisma + Presencia.

FLAVIU:

- Tirada de Carisma + Presencia -1 (por ser Transilvano mandando a magyares).

FLAVIU:

- Tirada Oculta de: Percepción + Consciencia.

El liderazgo de Flaviu sobre los magyares se derrumbaba como las murallas de Jericó o la virginidad de una niña de los prostíbulos. Debía ponerse en movimiento. Cada segundo que permanecía elegantemente impávido sobre esa lometa le acercaba más a una rebelión de los hombres del Duque.

Flaviu está algo distraído, una especie de sexto sentido en la periferia de su consciencia le advierte de que corre peligro, por lo que pierde por un instante el pulso de la rugiente batalla.

Niktu comanda eficazmente a sus tropas, y aunque en los siguiente minutos otros diez guardias feudales pierden sus vidas, se llevan por delante a cuarenta jinetes magyares. La disciplina feudal, y en especial la superior armadura de los guardias, se imponen claramente ante el salvajismo, ferocidad y loco coraje de los bárbaros.

Los dos Guerreros de Sangre permanecen impasibles, detrás y a cierta distancia de Flaviu Krevcheski, quien parece desesperado por su actitud, pues piensa que podrían decantar la batalla a favor del bando ducal si se decidieran a intervenir.

Durante el combate, una figura veloz y fugaz se ha deslizado bajo las panzas de los caballos en liza, entre sus patas, y por entre las rocas oscuras de la escapadura rocosa y gris. Esa figura es la de un cuasi-modo calvo y deforme, el sirviente Cyrus, que supera las posiciones de fuerzas amigas y enemigas hasta llegar de improviso a donde aguarda Flaviu y saltar hacia él desde el suelo.

No del todo sorprendido, pues en el último instante posible vio un fugaz movimiento por el rabillo del ojo, Flaviu consigue controlar a su caballo cuando de repente se sube al mismo el siervo de los Basarab, intentando apresarle y derribarle. Flaviu se ve obligado a soltar el estandarte del Duque, que cae a tierra. Cyrus y Flaviu se enzarzan entonces en un forcejeo.

Flaviu pide ayuda a la desesperada, esperando que los dos Guerreros de Sangre le quiten de encima a esta extraña alimaña humana, pero los dos magyares no le hacen caso, su mirada está clavada en los feroces Caballeros Basarab.

Los dos Guerreros de Sangre desmontan y ahuyentan a sus caballos para que se alejen. Entonces hacen algo insólito: arrojan sus armas al suelo y comienzan a despojarse de sus ligeras armaduras.

FLAVIU, CYRUS:

- Tirada de Fuerza + Pelea. Dados de 10 Desglosados, dificultad 7. No hace falta que sea tirada Oculta.

Jojojojojo... Al fin un rival a mi altura. Mandaré alzar una estatua para conmemorar el momento de mi primer enemigo derrotado en combate. Y pediré a los artesanos que esculpan tu horrible cara con fidelidad, comadreja. ¿Pretendías sorprenderme? ¿A mí, el gran e inigualable Flaviu Krevcheski? Soy superior a ti por derecho de cuna.

¡¿Quieres bajar de MÍ caballo de una vez?!

Flaviu forcejeó buscando desembarazarse del siervo fiel, y tirarlo de nuevo al suelo de donde nunca debió osar alzar su vuelo.

Cyrus ha cumplido su cometido. Se ha deslizado hasta el ignominoso Flaviu, que ha soltado el estandarte ducal y se encuentra forcejeando contra el sirviente. Por desgracia, parece que ha conseguido resistir lo peor de la embestida, aunque, ¿quién sabe por cuanto tiempo?

Y más importante aún, no está en posición de liderar a los bárbaros del duque en estos momentos. Esta puede ser la oportunidad de dar la vuelta a la situación. La oportunidad de que vuestros hombres acaben con esos perros y podáis seguir el camino y sobrevivir. La oportunidad de que la Gran Casa Basarab obtenga algo de justicia por todo lo vivido, sangre por sangre.