Partida Rol por web

Dhaeva 2: El Caballero de las Tinieblas.

El Viaje.

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06/02/2014, 12:49
Maserrak de Flambeau.

"Que... ¿Qué es eso? ¡Jinetes!" - pensé al escuchar el inconfundible ruido de los cascos de los caballos.

El viaje nocturno se vio interrumpido de repente por aquellos hombres que cabalgaban hacia nosotros. Aún estaban lejos pero se acercaban más y más. ¿Qué iba a hacer yo? Por suerte alguien tomaría las decisiones por mí.

Ante la inminente hostilidad, el Caballero de Cárpatos se puso en guardia, al menos había que reconocerle que siempre estaba preparado para tales sucesos, a pesar todos sus defectos era un excepcional guerrero. Durius se pusó también en guardia y con una simple mirada me indicó que debía permanecer en la retaguardia y proteger el saco.

En unos instantes se abalanzaban hacia la negrura de la noche, amparados por la cobertura que proporcionaba el bosque, a pesar de hallarnos en mitad del camino. Escuché los choques violentos de las armas y armaduras, pero no podía ver lo que ocurría. Decidido a aportar todo lo que pudiera a aquel encuentro, desmonté y aseguré la montura a una árbol cercano, los animales a menudo huyen de este tipo de conflictos, además mi experiencia me indicaba que suelen ser sensibles a los efectos sobrenaturales, efectos que quizás tuvieran lugar pronto.

Avancé unos pasos y dejé que mi amigo fuera mis ojos. Vi a través de él, como si yo mismo pudiera volar y contemplar la escena desde el cielo. Dos caballeros luchaban contra el Caballero de los Cárpatos, Durius había dejado atrás su montura y corría hacia ellos a una velocidad pasmosa. Vi los escudos...

- Basarab... - Susurré en mitad de aquella onírica visión.

Convencido de que no sería un enfrentamiento sencillo, además de que podía poner en peligro el plan, me decidí a actuar. Di un paso al frente y tracé una arco con el bastón. Cerré los ojos, concentrándome en la visión que mi amigo me proporcionaba, la distancia no era una barrera para mi poder. Con una mano en el bastón y otra orientada hacia el suelo, comencé a recitar el hechizo.

Copiae terrae audierit vocem meam,
Ut ignis, apparet, usque ad mortem torrent
Oscula et amplectendo corpora letalis
Inimicos meos interfice, et ad extremum poenas
¡Ignem mortem!
¡IGNEM MORTEM!

La luz iluminó la noche por un instante y supe que había funcionado. Las llamas brotaron del suelo abrazando a uno de los caballeros e ignorando por completo toda protección, nada puede protegerte del fuego del mismo infierno. Piel abrasada, carne quemada y alaridos de dolor... tendría que dormir con esas cosas rondando mi cabeza...

"No estás hecho para esto..." - La voz en mi cabeza tenía toda la razón...

... pero al contrario de lo que muchos piensan, nuestro destino no está escrito en niguna parte, somos dueños de nuestros actos y los únicos responsables de las consecuencias.

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10/02/2014, 21:42
[RIP] Caballero Beld Basarab, Séptimo Hijo.

Ha caído la noche, la luna amenaza con caer una vez más sobre nuestras cabezas. Mi caballo está cansado, yo aun más que él. Sin sangre, sin batalla, sin guerra ni gloria. Ha sido un día perdido. Seldu tendrá que pagar por ello cuando volvíamos. Lo golpearé con mis propios puños hasta que deje de sentirlos.

Giré la muñeca trazando un circulo con ella, enrollé las riendas de mi animal, y tiré de ellas, obligando al animal a girarse cuando Seldu me interrumpe. Furioso por el gesto, lo miro. Pero por suerte para él, me señala hacia el bosque. Sigo tirando de las riendas del animal hasta que se vuelve totalmente, y los veo.

Una fría y macabra sonrisa aparece en mis labios, haciendo de antesala al disfrute y gozo de lo que está a punto de ocurrir. Golpeo suavemente los costados del animal con las espuelas. Mi hermano me sigue, siento la emoción correr por mis venas, siento el deseo por la sangre, por la violencia, por la batalla. Puedo sentirla como siento el frio y la brisa en el rostro.

Los veo.

La batalla me llama. Caballeros de armadura completa, armados y preparados. Llevo mi mano al costado del animal, tomando el escudo, atándolo a mi antebrazo. Lo aprieto con fuerza, siento el metal a través del guante de cuero. La presión ejercida me produce cierto dolor que solo provoca más rabia, mas ira, mas deseo de abandonarme al combate. Me dejó llevar, el autocontrol es para los débiles. El coraje mueve el mundo.

Aprieto los dientes, y cambio el sentido de las manos, tomando las riendas con la mano izquierda, aquella que lleva el escudo, y lanzó al caballo al trote contra ellos. El animal comienza a cabalgar a toda prisa, mientras desenfundo mi espada, alzándola en lo alto. El camino de la espada, es el camino del Basarab.

El animal comienza a cabalgar, rápidamente, sin detenerse. Los cascos del animal resuenan en la noche tranquila y resaltan más aun mi silencio en un momento como aquel. Seldu se queda atrás. No puedo creerme que se acobarde en un momento así, un momento en el que se hace evidente que unos Campesinos desagradecidos han robado, de alguna forma, nuestras armaduras y nuestras armas.

Pagarán con sangre todos sus pecados. Lo Juro por la Sangre de los Basarab. Lo Juro por mis ancestros. Lo Juro por mi espada. Por fin mi hermano se pone en marcha. Deseo pensar que solo estaba preparándose para la carga.

Esos campesinos se paran. Están asustados, temen mi furia. Pues sufrirán mi ira. Mantengo la espada en alto, si mi presencia no les sirve de advertencia, mi arma apuntando al cielo servirá. Y cuando estaban a unos segundos de mi caballo, lo detuve. Tiré con fuerza suficiente como para que el animal se detuviera al instante.

¡Campesinos, bandidos, maleantes y demás seguidores de las malas artes, deponed lo robado, o sufrid la ira de la casa Basarab!

Aquel fue mi última advertencia. Pero una vez más, Seldu hizo esfuerzos por decepcionarme, lanzándose a por aquel campesino que se acercó en solitario. Estaba dispuesto a darles una muerte lenta y tranquila, siempre y cuando depusieran las armas. No fue así. Mi hermano se lanzó a por ellos, y aquel campesino detuvo su ataque. La decepción por ver como mi hermano era ninguneado por un mísero campesino me arrancó una sonrisa sarcástica.

Para mi sorpresa, aquel campesino desatendió a mi hermano, pasando de largo de él y lanzándose al ataque. Lanzándose a por mí. Ignorante, se enfrenta a la mejor espada de los hijos del Boyardo. Ignoro su golpe haciendo uso del escudo con cierta desidia, y su segundo golpe es desviado por la hoja de mi espada. Esto no acaba aquí. Un verdadero Basarab no cesa en su empeño de aleccionar a un pobre campesino, y mi hoja se baña con su sangre, con un rápido y sencillo ataque.

Demasiado para un mero campesino.

Su destino esta sellado, cuando alzo la espada nuevamente, y aquel campesino degolló a mi caballo con una facilidad insultante. Un golpe de suerte. Pagará por lo que ha hecho, él, su mujer y sus hijos. Me veo obligado a saltar, apoyando el pie en mi animal muerto y apartándome de él cuando cae. Me encaro a él, apretando los dientes. Trazo un amplio arco con la espada, girando sobre mi mismo ágilmente y lanzando un corte a la altura del cuello y trazando un nuevo arco, imposible para cualquier otro humano, lanzo el golpe contra su rodilla.

No puedo evitar quedarme estupefacto al ver como rechaza ambos ataques. Es imposible que un campesino haga algo así, ni con un golpe de suerte. Ni en toda su vida. Quien tengo en frente no es un simple campesino. Es Iacobus. Mis dientes rechinan, provocándome un suave dolor de tanto apretarlos. Aun recuerdo la sangre de mi hermano correr, y aquel será el momento de la venganza. Retrocedo con la espada, con intención de lanzar un solo golpe que degüelle aquel animal, cuando el olor que desprende su sangre hace que pierda la concentración.

Ese vil traidor aprovecha para atacarme. No sé cómo, no se por donde, no soy capaz de ver su hoja. Demasiado rápido, demasiado hábil. Imposible, y lo único que veo es como mi sangre tiñe el suelo con un rojo más brillante de lo normal. Las heridas son profundas, y hacen que pierda ligeramente la visión nítida, obligándome a retroceder, preparando mis defensas. Esta vez no me cogerá desprevenido. Lo juro.

Siento el sabor metálico de la sangre entre mis dientes, y volteo el arma rápidamente, lanzando mi arma contra los dos hombros del caballero. Y a pesar de demostrar ser mejor espadachín, cuando uno de mis ataques supera sus defensas, y su armadura hace gala de su buena calidad, sin conseguir herirlo. Me maldigo hasta en doce ocasiones por no haber dado más potencia a mi golpe.

Es en el momento en el que retiro mi arma para preparar un nuevo asalto, cuando algo sucede a mi lado. Brujería. No tiene más palabra. Las llamas propias de séptimo infierno se alzan, consumiendo a mi hermano. Soy incapaz de ayudarlo, debo acabar primero con el caballero Iacobus, darle un rápido final para eliminar al brujo que está destrozando a Seldu. Está claro cuál de los dos hermanos nació para la batalla.

El primer ataque de Iacobus se estrella contra mi espada, le dedicó una sonrisa cargada de ira, odio y deseo de muerte, cuando su segundo golpe consigue abrir mi armadura, provocándome una fuerte herida. La pérdida de sangre no me permite enfocar bien a mi objetivo, lanzando dos cortes al aire, uno hacia cada lado, lento y torpe. Demasiado lento y demasiado torpe. Centro mi atención y mi vista en Iacobus, obsesionado con derribarlo sea como sea. No soy consciente del momento en el que Seldu cae al suelo.

Los mataré a todos. Los mataré a todos y no habrá piedad para nadie. El dolor me obliga a clavar una rodilla en el suelo, cuando algo en mí cambia. El dolor se hace insoportable, y al ponerme en pie puedo notar algunos de las más sensibles demás entrañas intentando abandonar mi cuerpo. El dolor es... insoportable. Nadie podría aguantar lo que yo aguanto, por eso yo soy Beld Basarab. Y ante el intento de arrebatarme mi arma, yo, me pongo en pie, rechazando el ataque con fuerza y vigor, obligándolo a retroceder.

Miro a mi hermano. Yace muerto a mis pies. Ha muerto como un Basarab, con la espada en la mano, luchando hasta el final como habría esperado de un hermano mío. Uno de verdad. Clavo mi mirada en Iacobus, preso de la furia, cuando me arranca el aliento de un solo golpe. Puedo sentir la hoja entrando en mi pecho. Y puedo sentir como sale por mi espalda. Es tal el dolor que ya no lo percibo, no lo siento. Es mi carne la que está siendo atravesada, y soy incapaz de sentir la hoja en mi carne. Ni el golpe. Ni la caída, ni mis huesos chocar contra el suelo.

Un suave pitido inunda mis oídos. Un ligero sabor metálico inunda el sabor de mi boca. Mi visión se nubla y cierro los ojos. Deberían resonar campanas fúnebres en mi olor. Pero no oigo nada...

No redoblan campanas para mí. No ha llegado mi final, no aun, no en ese segundo. Todavía siento el latir de mi corazón en la parte interna de mi oído. Siento el palpitar de mis venas, bombeando la sangre que empuja mi corazón. No caeré sin luchar. No me rendiré jamás. Tendrán que matarme para que cese. Lo juro por mi padre.

Miro a mi lado, el asesino de Seldu se acerca a mí, y agarrando el mismo suelo con mi brazo, tomo impulso para estrellar mi puño contra su cabeza con la fuerza de un ariete. Debería haberlo matado, y aun así, aun puedo ver cómo me mira, una vez más.

Monstruo.

Me pongo en pie, ignorando el dolor. Ignoro las heridas, ignoro la muerte. Pongo la mano sobre la espada que me atraviesa el pecho, con intención de arrancarla, con intención de usarla para degollar al asesino de Seldu, cuando un nuevo golpe, me hace caer de rodillas.

De rodillas, el tiempo parece marchar más lento. De rodillas, puedo ver la luz de un nuevo día. Me alegro de ver una vez más, la luz del sol. Ahora sí, puedo escuchar las campanas fúnebres que redoblan por mí, en mi honor. Sin poder moverme, veo como Darius me agarra, poniéndose a mi altura.

La vida me abandona en el más placentero de los éxtasis. Ya no siento dolor, ni cansancio ni ira. Solo placer, el placer que me empuja a pensar en la vida de guerra y batallas, en la muerte gloriosa que se ha llevado a otro Basarab. Solo Lamento morir por las batallas que no veré. ¿Cuánto se perderá? Cómo lágrimas en la lluvia. Es... hora de morir.

Porque a quien hierro mata. A hierro muere.

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11/02/2014, 16:58
Director II.

TIRADAS OCULTAS:

- Percepción + Consciencia, para observar el entorno.

- Astucia + Supervivencia, para encontrar un buen lugar para acampar.

- Ambas tiradas ocultas, y en el caso de Iacobus con una penalización de -1 debido a la escasa visibilidad previa a los momentos del Alba.

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11/02/2014, 17:04
Maserrak de Flambeau.
- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Percepcion + Consciencia

Tirada: 6d10

Dificultad: 7+

Resultado: 7, 9, 7, 1, 1, 5

Exitos: 3

Tirada oculta

Motivo: Astucia + Supervivencia

Tirada: 5d10

Dificultad: 7+

Resultado: 8, 3, 5, 7, 6

Exitos: 2

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11/02/2014, 17:37
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.
- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Per+Con

Tirada: 9d10

Dificultad: 7+

Resultado: 8, 10, 5, 3, 10, 7, 2, 7, 10

Exitos: 6

Tirada oculta

Motivo: Ast+Sup

Tirada: 8d10

Dificultad: 7+

Resultado: 9, 8, 7, 8, 4, 6, 6, 5

Exitos: 4

Notas de juego

Espero poder postear esta noche el pequeño relato. Sigo sin tiempo. Dejo las tiradas por lo que sirvan.

Iacobus seguramente intentará sacar del camino a los cadáveres, para no llamar más la atención.

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12/02/2014, 08:53
Director II.

MASERRAK:

- El bosque está silencioso, no detectas nada extraño, excepto que los animales se han asustado con los sonidos del combate y se han alejado.

- Falke encuentra un pequeño claro cubierto de hojarasca. Está a punto de amanecer y quizá ese sería un buen lugar para enterrar a Durius durante las horas diurnas.

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12/02/2014, 08:54
Director II.

IACOBUS:

- Ves algo que durante los últimos años te había permanecido esquivo, siempre en los límites de tu visión periférica, siembre en el borde de tu conciencia. Se trata del espía de Maserrak, un pequeño halcón que parece hecho de plata. Mágico, mecánico, o ambas cosas. Ahora entiendes el extraño sonido como de un "aleteo metálico" del que a veces eras vagamente consciente, cuando te sentías observado y espiado en el castillo.

- Encuentras unas rocas entre los árboles, en una zona con vegetación espesa y densos matorrales. Sería un lugar ideal para enterrar a Durius durante las horas diurnas. Está a punto de amanecer, y si las leyendas son ciertas, los vampiros arden como la yesca en cuanto les da la luz del Sol.

- También sería un lugar donde sería sencillo ocultar los cadáveres, con tantas piedras pequeñas y medianas sería fácil enterrarlos en ellas.

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12/02/2014, 22:12
Durius Tremere de Slobozia.
- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Entorno

Tirada: 8d10

Dificultad: 7+

Resultado: 2, 10, 2, 10, 10, 1, 5, 6

Exitos: 3

Tirada oculta

Motivo: Acampar

Tirada: 5d10

Dificultad: 7+

Resultado: 7, 10, 2, 3, 10

Exitos: 3

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13/02/2014, 08:53
Director II.

DURIUS:

- Estás seguro de que no hay ninguna otra amenaza, ni testigos presentes. Agudizas el oído y escuchas los latidos del corazón de tu cuñada Innya. Deduces que es perfectamente consciente de lo que ha sucedido. Podría haber intentado escapar del saco en la confusión del combate, pero no lo ha hecho.

- Maserrak señala un pequeño claro. Te preguntas cómo puede haberlo visto en la escasa luz reinante en el momento justo anterior al alba. Y entonces notas su concentración, que parece enfocada hacia un punto concreto. Tras mucho centrar tus sentidos extraordinarios detectas oculta entre las ramas de un árbol a una pequeña ave, hecha de metal plateado, sin duda una criatura mágica y la explicación de la excepcional agudeza sensorial de Maserrak.

- Iacobus señala una zona de rocas que podrían ofrecer resguardo, y además hay multitud de piedras pequeñas y medianas que podrían usarse para enterrar los cadáveres de los dos Basarab, aunque tendréis que llevaros sus caballos.

- Andando un poco más ves un gran roble, con tierra suelta entre sus raíces. Sería factible esconderse ahí, bajo las raíces del roble. Está casi amaneciendo ya y no queda tiempo. Ese es probablemente el mejor refugio que vas a encontar.

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13/02/2014, 09:25
Maserrak de Flambeau.

- He encontrado un sitio cerca que puede servir... pronto amenecerá y no tenemos mucho tiempo - dije, apremiando a los Caballeros para actuar.- Iré a por los caballos y... el saco... tendremos que cavar rápido.

A paso ligero volví junto a los caballos. Los desaté rápidamente y los conduje hacia el claro que Falke había descubierto. Sólo confiaba en que el suelo no estuviera demasiado duro o la tarea de enterrar a Durius se convertiría en algo peor aún que la batalla que acababa de tener lugar.

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13/02/2014, 09:42
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.

Iacobus sacudió la espada Basarab, que aún goteaba de sangre densa y brillante como la que Durius apenas había dejado caer en la tierra. Miró un momento por encima de su hombro, como si hubiese percibido algo, pero no dijo nada. Sus cejas estaban fruncidas, transformando su rostro en algo insondable a medio camino entre un halcón y una sombra.

- Entre aquellas rocas - dijo, hacia Masserak, señalando con la punta de la espada - Entre esa vegetación y matorrales. El suelo será dócil. Y hay que poner también a esta mierda fuera de la vista.

Sin concesiones, se acercó al cuerpo que Durius tenía aún aferrado y lo aplastó contra el suelo, clavando el talón de metal contra su pecho. Aquello arrancó al Basarab de los brazos del Tremere y, cuando estuvo el cadáver estuvo tirado en la tierra, Iacobus afirmó el pie y extrajo la espada del pecho de aquel hijo de puta.

- Hay que sacar a estos del camino. Alguien vendrá durante el día a buscarlos, y también a vos - dijo, mientras cogía a lo que quedaba de Beld Basarab y lo cargaba hacia las rocas que había señalado Masserak.

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13/02/2014, 20:23
Durius Tremere de Slobozia.

-Veo el claro que tu pequeño amigo te ha revelado. Y vuestro roquedal, Iacobus. Un buen lugar para ocultar los cadáveres de los Basarab y ofrecer cierto resguardo. Mas, más allá hay un gran roble entre cuyas raíces hay tierra suelta. Y vista la proximidad del alba, el mejor refugio que habré de hallar -dijo Durius al tiempo que se encaminaba al árbol-. Si no es excesiva molestia, lo considero prioritario -dijo en alusión a su necesidad de ocultarse rápidamente bajo aquellas raíces-. Dependo de ambos ahora mismo.

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15/02/2014, 19:51
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.

Iacobus no contestó, no al principio. Sólo giró para mirarlo, alto y metálico, salpicado de sangre como no había dejado de estarlo ni en los últimos tiempos ni en la última vida. Tras un instante, en el que pareció que iba a mandarlo a la mierda, sonrió de costado, casi con sorna. Sin duda alguna, Durius sabía todo lo que implicaban sus palabras, y el hecho de que las estuviese diciendo.

Él no dijo nada. Sólo soltó al Basarab sobre la tierra cerca del pedregal, y se encaminó hacia el árbol donde el vampyr buscaba sitio para que no lo encontrase el alba. Echó un vistazo hacia los alrededores, mientras envainaba su espada, y luego extendió una mano hacia Masserak.

Habréis traído con qué cavar, me figuro - dijo, haciéndole un gesto para que se diera prisa. Mas sólo su mano la tenía. Al resto de su cuerpo, incluida su expresión, aquello no parecía importarle en absoluto,

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17/02/2014, 08:49
17 - La Estrella.

- En el caballo de carga hay tres palas, que los presentes emplean para cavar una tumba para Durius.

- Durius queda completamente sepultado justo cuando los primeros rayos del Alba inciden sobre el bosque.

- Maserrak y Iacobus entierran también a los dos caídos caballeros de la Casa Basarab, y bajan del caballo de carga el saco que obviamente contiene una persona, una mujer seguramente.

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17/02/2014, 08:52
14 - La Templanza.

MASERRAK:

- Lo más humanitario sería dejar respirar a la prisionera y darle algo de agua y comida. Eres lo bastante humano para que eso te preocupe.

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18/02/2014, 10:35
Maserrak de Flambeau.

- Ehmm... ¿No sería prudente alimentar a...? - señalé el saco.- Yo lo haré... después os miraré las heridas, si así lo deseáis.

Me dirigí hacia dónde habíamos dejado el saco que contenía una persona, a pesar de que su destino era bien conocido (y nada agradable) al menos se merecía una digna existencia hasta que le llegara el momento. Lo mínimo que podía hacer era darle un poco de agua y comida.

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19/02/2014, 08:50
[RIP] Innya.

Mis sollozos aumentan al escuchar las palas, ya que un miedo irracional a que estuviesen cavando un hoyo para enterrarme viva dentro del saco se apoderó de mí. Era absurdo pensar que me sacarían a caballo de las mazmorras para enterrarme en algun lugar desconocido, justo después de lo que obviamente había sido una batalla, pero estaba tan cansada que mi mente no funcionaba con racionalidad. Los horrorres y gritos en las mazmorras, el dejar a mi pequeño sobrino atrás, la incertidumbre de no saber qué iba a pasar conmigo o dónde o con quién estaba, los cánticos sin duda profanos de hacía un rato, los ruidos de espadas y gritos de dolor...

No me di cuenta de que habían dejado de cavar, igual que yo había dejado de sollozar. Al parecer habían enterrado otra cosa. ¿Un caído en la batalla tal vez? El cansancio se estaba apoderando de mí, ordenándome dormir aunque fuese en esa postura tan incómoda cuando noté que me descargaban.

Solté un grito de sorpresa que se habría convertido de nuevo en sollozos si no estuviese derrotada ni me quedasen lágrimas que derramar. En lugar de eso, esperé, rezando porque me sacasen de ahí y quien fuera que estuviese ahí fuese misericordioso.

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19/02/2014, 17:58
19 - El Sol.

- Maserrak saca del saco a Innya, la criada del Castillo, y tía soltera del joven Lindor de Slobozia. Descubre enseguida que, aunque dentro del saco estaba atada de pies y manos, de algún modo ha logrado desatarse de las cuerdas, aunque no pudo salir del recio saco cerrado.

- Innya se siente cegada por la luz del alba, y no ve más que al Caballero de los Cárpatos, a Maese Maserrak y un total de seis caballos, cuatro de los cuales son majestuosos caballos de guerra pesados, y los otros tan sólo caballos de monta de gran calidad.

Notas de juego

// Durius sale de los Destinatarios, al caer en su Letargo diurno.

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20/02/2014, 15:57
Maserrak de Flambeau.

- Tranquila, Innya - dije, indicándole con las manos que no hiciera demasiado ruido.- No pasa nada, no hay de que preocuparse... toma, bebe un poco de agua, estarás sedienta - le tendí un pellejo con agua.- Bebe despacio... Querrás comer algo, claro... enseguida te daré un poco de pan ¿de acuerdo?

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20/02/2014, 21:12
[RIP] Innya.

Cohibida, cansada, dolorida y asustada, seguí casi sin fuerzas a mi ¿captor? ¿salvador? ¿ejecutor? y acepté el agua casi con ansia. No sabía estar tan sedienta hasta que me lo ofrecieron.

Muchísimas gracias mi señor. - dije con voz trémula y con varias reverencias, sin atreverme a mirarle a los ojos, antes de darle unos sorbos al pellejo. No llegué a pensar que tal vez no era agua lo que contenía el pellejo pero de todos modos... ¿Qué más daba ya? Ya no tenía esperanzas ni sueños. Todos estaban rotos. Pisoteados. Desgarrados.

Ante el ofrecimiento de pan miré al hombre con una mezcla de incredulidad y miedo. ¿Por qué era tan amable? Mis últimos días habían sido de mano del cruel carcelero e, igualmente, antes de eso era una simple criada a la que nunca ningún superior la había tratado así.

¿Pan, mi señor? - pregunté confusa, casi cómo si no entendiese qué era aquello que me ofrecía - Mi señor, es usted muy amable, que - evité justo a tiempo decir "el Señor te bendiga", pues hacía pocos segundos había escuchado esos demoníacos cánticos y por lo tanto usar esa frase podía ser peligrosa y blasfemia - considerado por su parte. Muchísimas gracias mi señor.