Partida Rol por web

Ya en el pasillo sopesó la idea de ir a su habitación, pero dudó. Si Tiberiu aún seguía despierto perdería la oportunidad de hablar con Schaar en privado, así que fue sin pensarlo a la habitación asignada a Tomescu y Schaar en aquella ala del castillo. Con paso decidido y mano firme abrió la puerta sabiendo que su caballero la seguiría, una vez dentro el semblante podría cambiar.

Observó la sencilla habitación y escuchó el sonido de la puerta cerrarse tras ellos. Al fin estaban a solas...

- Ven, Schaar... Necesito tu calidez antes de que la muerte nos vuelva a interrumpir -La joven extendió la mano permitiéndose así misma una tregua en toda aquella desesperante trama.

- A veces me sorprendo de mi capacidad para aguantar con estoicismo tales masacres -Sujetó con ambas manos el rostro de su amante sin dejar de mirar en la profundidad de sus ojos- Sin vosotros... ¿qué me queda?

Tenía que permitirse unos instantes de sosiego, un oasis como en las pequeñas menciones que había leído en algún libro cuyo título a aquellas alturas ya no era de importancia. Y sin embargo necesitaba saber, entender con mayor precisión lo que sucedía a su alrededor.

- ¿Aún me amas? ¿Aún? -No había sonrisa triste, ni añoranza. Era una verdadera pregunta, tal vez una oportunidad- Estamos en constante peligro -Aseguró sin apartar sus níveas y suaves manos de su rostro- Pensé que estaríamos mejor, pero aún cuelga la Espada de Damocles. Si pudiera, Schaar... Si sólo pudiera ser más simple... 

-Gracias, eso haré... me temo que realmente estoy cansada. El día ha sido terrible.

Lo que no dijo es que podía ser peor, si su esposo decidía regresar a cumplir con sus deberes conyugales. Por mucho que Dubieta hubiera afirmado que hasta un demonio era capaz de amar, Radovina sabía a ciencia cierta que Iacobus no la amaba. No sabía si era un demonio, no podía estar segura... pero ¿amarla...? No, eso sí que era seguro.

Saludó a Schaar con una inclinación cortés y a su prima con una apagada sonrisa, mientras salían de la habitación y se encaminaban hacia el pasillo.

Triste, pero erguida, fue a cerrar la puerta tras ellos. Pero antes, hizo una seña a Boru para que se acercara. Tenía algo que decirle.

Hace un ligero asentimiento ante la dama Radovina cortés, y abandona la habitación junto a la dama Dubieta

Tras escuchar a la dama Dubieta, Schaar se lleva la mano al pecho, golpeando sobre el metal de su armadura

- Todo lo que hay debajo de esta piel os pertenece, dama. Todo. - tras estas palabras el hombre se ve aferrado por Dubieta, acercado a ella, hasta quedar a escasas pulgadas de su piel, con sus ojos perdidos en los ojos de la dama- Y si, aun os amo. Y ojalá no tuvierais esta necesidad de... - niega y calla con una sonrisa- Lo comprendo. Son vuestras tierras, vuestra dignidad, vuestro derecho. Pero nunca fui mas feliz que cuando yo y mis mercenarios os protegíamos a vos y a Tiberiu. el caballero guarda silencio un instante y continúa- No importa. Mi destino está ligado al vuestro. Os protegeré tanto como pueda... pero temo por el futuro. Este lugar es mas peligroso que cualquier campo de batalla. Quizás debí haber atacado al lobo, o a Iacobus....pero ambos nos tratan solo como a peones, y de ninguno podemos fiarnos  

Rozó delicadamente sus labios para después deslizar su mano por el rostro, cuello, torso... Agarró la manó de Schaar y lo llevó hasta sentarse sobre la cama. No podía arriesgarse a entregarse a la pasión, pero podían tener por un momento la intimidad que se merecían.

- Fue más sencillo hace unos años, pero no vivimos del aire y cada vez era más complicado. Eres fuerte, pero no invencible -Era momento de moderar la voz- Aquí siento que piso sobre barro, esperando de un momento a otro quedarme atorada. Pero... ¿qué podemos hacer? Lo único es mantenernos en segundo plano, atentos y preparados.

Demasiados interrogantes y pocas respuestas.

- Estoy convencida que la ausencia del Duque ha hecho proliferar la ponzoña interior de ciertos residentes. Sé que Iacobus, por ejemplo, es inestable. Juega según sus reglas debido a su poder, ya viste lo que pasó con Farkas -Apretó su mano- Y aún así he de hablar con él, intentar sonsacarle cualquier cosa que nos ayude a protegernos. ¿Te ha dicho algo?

Creía que el Caballero de los Cárpatos no diría nada al azar, así que una conversación directa era más que necesaria.

- Schaar... -Se quedó pensativa durante unos instantes. Había tantos frentes que cubrir que por fortuna el cansancio no se veía reflejado en su hermoso rostro- Radovina sospechaba que Iacobus es... especial. Lo detectó en la Capilla, así que estoy allanando el terreno y haciéndola ver que ser "especial" no significa maligno. Por desgracia quien ya sabemos está podrido hasta los huesos -Volvió a tomar un momento para ordenar su mente, y sabía que iba a irritarse por lo que estaba a punto de decir- No estoy convencida de hasta que punto podemos confiar nuestra naturaleza a ella, pero es necesario que comience a tener una mente abierta.

El caballero miró a Dubieta reflexionando en la pobre medida que su alma condenada deseaba hacer suya a la noble ahí mismo, como en otras ocasiones. Pero por mucho que fuera su valor, o la pasión que le había hecho caer en todos sus excesos, buenos y malos, no era un necio por completo. Y no quería la muerte para él ni para Dubieta. Aún así... tenerla tan cerca... saber que ella sentía aun todo eso por él. Que de alguna manera lo deseaba. Schaar tomó por la muñeca la mano que repasaba el camino de su cuerpo  y miró a los ojos a Dubieta

- Mi señora... parad u os pierdo. Si empezáis a acariciarme, no estoy seguro que mi prudencia gane la batalla a mi deseo. O más bien estoy seguro de lo contrario - guarda un instante de silencio, y sigue hablando, casi sin darse cuenta que su mano aun aferra la muñeca de Dubieta, sin apretarle, pero tomándola con firmeza, como se aferraría algo que no desea dejarse escapar, pero al que no se quiere hacer daño alguno-   No me fio de Iacobus ni de Durius. Si no actué junto a Iacobus es porque, aunque no estuviera allí, tengo la fundada sospecha que en efecto Farkas decia la verdad. Primero amenazan a vuestro esposo con cortarle la lengua... y luego muere con la lengua cortada. Y no me malinterpreteis: me da igual que haya muerto. Hasta lo prefiero - dice con dura sinceridad- Pero que me intenten engañar y hacer comulgar con ruedas de molino, me molesta. Iacobus tuvo la oportunidad de ser sincero, pero me mintió. Nos trata como a peones. Ademas, cuando llegue el duque y vea todo lo que ha pasado, ¿que creeis que pasará? - guarda silencio un instante- Lo siento, mi señora. Tal vez me equivoqué, y debí golpear a Farkas, y ganarme así una amistad que ahora seguro me está vedada. Pero no me fío en absoluto de Iacobus. En cuanto a ser sinceros con vuestra prima... eso no os hará sino perderla a ella, y dar a Iacobus una razón mas para desconfiar y desearnos mal. Avisadla, si podeis, ayudadla, si quereis... pero no os aconsejo decirle la verdad - en todo el parlamento Schaar acaricia casi sin darse cuenta la mano de Dubieta cuya muñeca sigue manteniendo cogida con la otra mano, con una mezcla aparentemente inconsciente de deseo, firmeza y delicadeza.

Permaneció atenta a las palabras de su amante comprendiendo que, aun siendo una situación precaria, tal vez tuvieran una oportunidad en aquella vorágine de manipuladores, conspiraciones y muerte.

- Efectivamente, Schaar, no somos más que marionetas. Iacobus está borracho de poder, y Durius es un conspirador nato -afirmó-. Nuestra única oportunidad es mantenernos en las sombras, ser paciente hasta la llegada del Duque. No sé qué sucederá, pero mientras menos estemos en su compañía mejor para nosotros.

Observó los dedos aferrando su muñeca, suaves pero sujetando con firmeza. Lástima que no podían correr ningún riesgo pues aquella era una noche demasiado notable.

- Si alguna vez increpan tu conducta nada hay que temer. Actuaste de acuerdo a lo que se te ha encomendado: protegerme -Sonrió-. Farkas era una criatura temible, e impredecible. Todo sucedió demasiado rápido y en lo único que pensaste fue en protegerme. Esa es una respuesta perfecta, además de cierta.

Y con respecto a su prima...

- Estaba tan convencida que con algo de tacto podría confiar en Radovina que no vi el peligro de la confesión -susurró-. Tienes razón, de momento lo más razonable es advertirla y mantenerla a nuestro lado. Comienza a entender que debe cambiar su mentalidad, comprender que allá donde miremos nos acecha el peligro, y no siempre en forma humana.

Le dio un beso en la mejilla recordando las palabras que se le antojaron una mezcla de lujuria, sentido común y tristeza. Resultaba tentador pero no era posible, no de momento. Pero lo deseaba...

- Es hora de retirarnos, mañana tenemos un día largo en el que de seguro he de hablar con Iacobus.

Dubieta se puso en pie, cogió las manos de Schaar y le instó a levantarse. Quería un fuerte abrazo, sentir a su amante, a su hombre, protegiéndola con el simple gesto de sus brazos envolviéndola.

- Desayunaremos los tres juntos, a solas si es posible -Sintió la respiración de la joven en su cuello-. Tiberiu necesita un ambiente unido, por no decir que te adora.

El tacto de las manos de Dubieta hacen que Schaar comprenda, bruscamente, que ha mantenido la muñeca de la dama cogida con su mano. Con suavidad la suelta, y se levanta. Una mezcolanza de pasión, deseo, y debilidad, impregnan su cuerpo desde la mejilla que su señora acababa de tomar. Casi suspira y cierra, por un instante, los ojos. Pero luego asiente. La cercanía del cuerpo de Dubieta, la propia sensualidad de la escena, su deseo que sabe se repite en el cuerpo cercano de Dubieta.... todo eso hace que comprenda, o sienta, o intuya, el deseo de su dama a la que, en efecto, estrecha contra su cuerpo, con cierta suavidad

- Me sobra mi armadura... y las escasas ropas que os cubren. dice en un susurro cargado de pasión, para luego, casi con dolor, apartarse- Estaré preparado al amanecer, si la parca no me lo impide. Vuestro amor y el de Tiberiu son las únicas certezas de mi existencia  

Una vez a solas en su habitación, Dama Radovina se remueve, inquieta. Lo que le ha dicho Dubieta no le ha gustado nada, y además, ha sido sumamente críptico. ¿Acaso su prima sabe algo más que ella misma de Iacobus...? ¿Y qué papel pinta en todo ello su paladín, Schaar, al que ella parece dar más crédito y confianza que a nadie en este mundo...?

...hasta un demonio es capaz de amar.

¿Qué ha querido decir con esa frase, tan terrible en el fondo...?

Sigue con la puerta entreabierta, a la espera de que Boru se acerque, cumpliendo su petición. Y mientras, no puede evitar prestar atención vivamente a lo que la rodea. Los muros, a veces, no son más que ecos de lo que encierran, no prisiones...

Finalmente, unos suaves golpes de nudillos en el marco de la puerta entreabierta, precedieron al guardia, que se asomó al interior de la estancia.

-¿Mi señora? Antes me ha reclamado, ¿en qué puedo servirla?

-Boru... estoy preocupada por... la ausencia de mi esposo. Algo está sucediendo, no se te escapa. Siempre has sido mi hombre fiel, incluso cuando debíamos ganar nuestro sustento a costa de actos poco... legales. Bien, ahora... necesito que averigües qué se cuece entre las autoridades de este Castillo. No te expongas, es peligroso, me consta. Pero... averigua lo que puedas. Cualquier información nos dará ventaja. Y toda ventaja es ahora un verdadero salvavidas...

Cómo no sonreír ante la sinceridad y ternura de aquellas últimas palabras, a la actitud anhelante que amenaza con hacerles perder la cabeza... Ni en un solo instante había puesto en duda el amor que Schaar tenía por ellos, por eso lamentaba que su situación fuera tan compleja, pero por Tiberiu estaba dispuesta a sacrificar su felicidad si era necesario. A veces, sólo a veces, odiaba todo aquel entramado de mentiras y pugnas.

- Al igual que lo eres para nosotros.

Y entonces lo vio claro, una auténtica epifanía.

- Tengo muchos planes para Tiberiu, para mejorar nuestra vida. No niego que es un camino difícil e infeliz en ocasiones, y por ello estoy dispuesta a plantearnos una alternativa real y duradera lejos de estas tierras. Pero sólo si la situación se vuelve insostenible, Schaar.

Acortó la distancia que los separaba y lo besó suavemente, con más cariño que pasión.

- Descansemos, mañana hay mucho de qué hablar.

Con una última mirada la joven se retiró.

RADOVINA:

- Una vez que el fiel Boru se retira, pegas la oreja a la pared, esperando escuchar algo.

- Finalmente distingues dos voces, la de Schaar y la de tu prima Dubieta. Deben de llevar un rato hablando, pero sólo alcanzas a escuchar lo siguiente:

- Me sobra mi armadura... y las escasas ropas que os cubren.

- Estaré preparado al amanecer, si la parca no me lo impide. Vuestro amor y el de Tiberiu son las únicas certezas de mi existencia.

- Al igual que lo eres para nosotros.

- Tengo muchos planes para Tiberiu, para mejorar nuestra vida. No niego que es un camino difícil e infeliz en ocasiones, y por ello estoy dispuesta a plantearnos una alternativa real y duradera lejos de estas tierras. Pero sólo si la situación se vuelve insostenible, Schaar.

Se escucha el sonido de unos pasos delicados, y el de un beso breve y sencillo.

- Descansemos, mañana hay mucho de qué hablar.

A pesar de lo que pedía mi dama, no me agradaba mucho el hecho de dejarla sola o menos protegida en este lugar oscuro. -Mi señora, con todo respeto, ¿está usted segura de que esta es la mejor forma de avanzar? Si esas son sus órdenes, sabe usted que estoy dispuesto a cumplirlas, pero no me agradaría estar lejos si necesita mi ayuda.- No hacía falta que le recordase que ese castillo no era un lugar para andar a solas.

De pronto, recordé a Mariana. Si ella estuviese aún viva, esta tarea habría recaído en sus hombros, seguramente. Nos estábamos debilitando.

Radovina suspiró, y bajó aún más la voz para responder a su hombre de confianza.

-Al parecer todas las cosas que cambian el curso de los acontecimientos suceden durante la noche, en este maldito castillo. Y estoy rendida, Boru, necesito descansar... antes de tener que enfrentarme al hecho de que mi esposo... reclame sus derechos conyugales. Por lo que no puedo ni pensar en intentar espiarle, o averiguar algo de lo que ocurre. Pero tú... quizá si hablas con alguien del servicio... quizá si te acercas casualmente al lugar donde estén reunidos... puedas enterarte de las intenciones de aquellos que ahora tienen nuestras vidas en sus manos...

Schaar se queda unos segundos de pie, observando como la dama se retira, sin tratar de volver a sujetarla. Cuando esta cierra la puerta, menea la cabeza

- Un memo - dice en un susurro quedo, que sólo él puede escuchar- Un idiota torpe por venir a este castillo de lamentos, mortajas y ceniza, y uno mayor por no haber tomado a Dubieta y a Tiberiu y sacarlos de aquí. Por todos los demonios del averno... si estoy condenado ¿por qué mi corazón late con tanta fuerza? - menea la cabeza, como burlándose de si mismo, y luego mira su habitación, pensativo. Tras unos instantes de duda se quita la armadura y se acuesta a descansar... dejando su espada junto a él

-Entiendo, mi señora.- Era mentira. Definitivamente, yo no entedía nada de los juegos políticos que los nobles llevaban entre si. Pero las órdenes de mi dama eran esas y yo tenía la obligación de cumplirlas.

-Si a mi señora le parece bien, puedo empezar ahora mismo con la investigación. Volveré cuando parte de la noche haya pasado o si averiguo algo que usted necesite saber de inmediato.- Hice una reverencia, antes de dirigirme a la puerta. Antes de abrir, me paré y volví a darle la cara a la dama. -¿Alguna cosa en particular que le gustase que me entere?-

Le miró, cansada. ¿Qué quería que le dijera...?

-Confío en tu criterio, Boru, y en tu discreción. Ambas cosas son igualmente importantes, inteligencia para saber cómo y dónde buscar, y sigilo y astucia para que no se note...

Tras lo cual hizo una leve inclinación de cabeza acompañada de una sonrisa suave, y cerró la puerta. Quizá podría dormir...

La puerta se cierra detrás de mi y me dispongo a empezar mi camino. -¿Por dónde empezar?- Yo no era un simple soldado soldado, sino el guardia de la Dama Radovina. Me sería más dificil caminar por ahí sin llamar la atención. Así es que decidí que el mejor lugar para empezar serían las cocinas del lugar, lejos de los nobles y cerca de los criados. -Seguramente, el chambelán del castillo tendrá contacto con los cocineros.-

HORA ONCE.