Partida Rol por web

Las primeras luces del alba comienzan a colarse por las rendijas de la cortina. Para mi es sinonimo de comenzar mi dia. Me levanto y me arreglo como todos los dias con cuidado, con rapidez y no por eso dejando que se vea descuidado. Mi pelo esta suelto, suelo dormir asi, es una mala costumbre segun mi madre desde que era pequeña, pero me gusta. Lo recogo en una trenza y lo guardo bajo mi tocado.

Doy en el hombro a Elena para que  se despierte, hay mucho que hacer. Espero que se arregle antes de salir de la habitacion sin hacer ruido.

Niña, tenemos que traer agua caliente para que se bañe la señora, bajare yo a la cocina para conseguirla algo para que desayune. No te entretengas mirando a las musarañas, hoy es un dia muy importante.
Doy palmas con las manos mientras espero que se mueva y yo bajo a las cocinas. Demasiadas cosas y tan poco tiempo

De todas las tareas que tenía que hacer, el agua caliente era la que mas desagradaba a  Elena, pero bajó presurosa a la zona de servicio para conseguir agua para su señora. Al fín y al cabo, aquel día era el día de su boda...y más valía mantenerla contenta.

- Radovina comparte habitación con sus dos sirvientas personales, aunque ella es la única que dispone de cama propia.

- Tras asearse rápidamente y vestirse, Mariana y Elena se encaminan a la zona del servicio.

El cuerpecito infantil de Veronika se estremeció tan vivamente que su madre, a su lado, tuvo que haberlo sentido si estaba despierta.

La pequeña, sin embargo, no se despertó. Los ojos cerrados con fuerza, los puños apretados, se revolvió sobre sí misma, arrastrando el pesado edredón hacia un lado. Y murmuró algo indescifrable, gimiendo.

- ¡Sang...! nunc... ¿mmm... decir... llido??

Sintió a su hija inquieta, y el sueño ligero que la hacía dormitar a aquellas horas la abandonó, despejando las brumas de su mente. Veronika tenía una pesadilla, y balbuceaba. Escuchar su voz se le hizo extraño, pues desde que su cuñada, Giorgina Basarab, fuese asesinada por el caballero de los Cárpatos, había ido enmudeciendo hasta casi no dirigirle la palabra, salvo cuando practicaban los rezos. Aunque echaba de menos oirla hablar y reir más, no le agradaba que fuera en esas circunstancias. 

La abrazó, apretándola contra su cuerpo con delicadeza-Verónika... shhh... Tranquila, estás a salvo cariño-besó su frente, y comenzó a cantar para ella una de esas canciones de cuna que todas las madres cantaban a sus hijos para expulsar de sus sueños las hostilidades de aquella tierra. 

La voz suave, conocida y amada como sólo puede serlo la de una madre, llegó a la mente de Veronika abriéndose paso entre las tinieblas de la pesadilla. Era una canción de cuna, y también una sólida abrazadera donde agarrarse, hecha de recuerdos y fortaleza.

Abrió los ojos cuando las brumas se disiparon del todo, y se encontró entre los brazos de Svitlana, acunada.

-¡Madre...! Madre. Urgencia primero, alivio y reconocimiento después. Se refregó la nariz y luego las mejillas, parpadeando. -...he tenido un sueño muy feo. Era muy... feo. Incapaz de encontrar una palabra mejor que cumpliera con el sentimiento que la había trastornado, asintió vehemente con un cabezazo, y la repitió. -Feo.

Pero de inmediato la miró, y sonrió. Le echó los pequeños bracitos al cuello y la abrazó. -¿Vikos aún duerme? ¡Dormilón!

- El pequeño Vikos duerme en un pequeño dormitorio contiguo al principal. Hay una puerta interior que comunica ambos. Los dos dormitorios juntos se consideran las "estancias privadas Basarab" y se accede al principal desde una puerta en el pasillo del ala Oeste del Castillo, cerca de la torre del Senescal.

Elena paso delante de los soldados cargando el cubo de agua con paso lento y la cabeza baja, pero sonriendo, y lanzandoles miradas de soslayo hasta que llegó a la puerta de su señora.

Al paso de la sirvienta Elena, Tomescu, sonríe ampliamente.

-Pasad un muy buen día, Elena- dice con gallardía- Sin duda, a vuestro paso parece que luce más el sol.-

Y le dedica una leve reverencia con la cabeza.

Mira a Boru con alegría y le espeta sin rodeos:

-¡Hoy me siento especialmente alegre! Un buen día para compartir una cerveza fresca cuando termine el servicio, ¿no? Hace tiempo que no hablamos de tu a tu, Boru, y creo que la ocasión bien se lo merece- Dice esto con una carcajada, no por simple chanza, sino por puro regocijo.

Realmente ese día se sentía bien.

“Una buena oportunidad para aclarar las cosas con él. Boru no es un mal tipo y, aunque lo fuera,  sigue siendo mi amigo”

Y, distraídamente, sigue el paso de Elena con su mirada hasta que se pierde en la estancia, con el ánimo reconfortado por el paso leve de la sirvienta.

Me ha hablado...¡y que galante! -pensó la sirvienta con alegría -Ea, no te comportes ahora como una niña y te pongas roja...que si encima te ve doña Mariana...

Gracias-respondió tratando de ocultar su regocijo y metiendose rapidamente en la habitación de la señora con una sonrisa de oreja a oreja y con la cara encarnada.

Nada mas entrar en la habitación y cerrar cuidadosamente la puerta, Elena se apoyó contra la pared con la cara extasiada y, con una sonrisa en la cara y tarareando muy suavemente comenzó a preparar el agua para su señora

Boru sonrió a Tomescu. Su compañero de guardia parecía de un inusitado buen humor. Eso le hizo sentirse bien. La verdad es que llevaba un buen rato preocupado. No por nada en concreto, solo que hoy se celebra la boda de su señora y si algo salía mal sería responsabilidad suya. 

Dichas preocupaciones no parecían acuciar al otro guardia:

-Sí, hoy es un buen día en verdad -dijo, no muy convencido de ello, pero no quería estropearle a Tomescu el buen humor con sus preocupaciones, especialmente no con aquellas que concernían al prometido de Radovina- Está decidido entonces, iremos después de nuestro turno a beber al comedor, supongo que habrá algo para nosotros después del banquete.

Nada más oir la puerta abrirse y aparecer a doña Mariana, Elena paró en seco su suave tarareo y trató de ocultar su sonrisa. Sin embargo eso era algo dificil, pues aún estaba encarnada como un tomate. Para disimular se secó las manos con una pequeña toalla y murmuró en voz baja para no despertar a "La Endemoniada".

—Doña Mariana, el agua de la Señora está lista....

GUARDIAS TOMESCU Y BORU:

- En realidad no es necesario que estéis siempre de guardia en el pasillo de las estancias de invitados.

- Tomescu tiene dos subordinados (dos milicianos campesinos) y Boru otros dos (dos guardias novatos), más seis aliados (seis sargentos feudales).

- Podéis distribuir los turnos de guardia de modo que no estéis siempre vosotros dos en labores de centinela, y podáis moveros más libremente por el castillo. En realidad, podríais actuar más como guardaespaldas que como centinelas, siguiendo a vuestras respectivas señoras allá donde vayan, en vez de simplemente custodiar la entrada de sus respectivas estancias.

Niego mientras cierro la puerta con cuidado antes de dejar la bandeja en su lugar. Voy a tener que hablar con la niña antes de que haga una tonteria.

Descorro la cortina un poco antes de dirigirme a la cama

Mi señora, su baño esta listo asi como el desayuno. digo con rectitud y con voz suave. Hoy es un gran dia, uno que cambiara todo lo que conocemos. Tengo que ir luego por el ramo de flores de la novia, espero que al menos haya algo decente

Radovina se revolvió un poco bajo las mantas con los mechones dorados expandiéndose como un abanico abierto sobre la almohada. No hizo sonido alguno, sólo se removió, asomando la mitad superior del rostro con los ojos entrecerrados con expresión somnolienta.

¿Qué hora es?

No debió trasnochar ... ni haber alargado la conversación con el que sería su esposo.

Mierda.

La boda. Era el día.

A Radovina se le revolvieron las tripas y sintió que la habitación daba vueltas. Se llevó una mano a la frente, echándose hacia atrás los cabellos al tiempo que se incorporaba sentándose en la cama mirando a su ama de llaves frotándose un ojo con la mano libre.

-¿Es tarde?-articuló en un susurro ronco pues tenía la garganta seca tras el sueño.