MADRUGADA DEL DOS AL TRES DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
- La sirvienta Enrietta regresa a las estancias privadas de Durius. Se retira al dormitorio de su amo y se arrodilla junto a la cama, sobre la que reposa el ataúd, para rezar por su regreso, sano y salvo.
- Un rato más tarde llega Vasilov.
// Entra en escena: Enrietta. - Procede de: El Funeral.
// Entra en escena: Vasilov. - Procede de: El Funeral.
- Tras atravesar el Patio del Castillo (y ver que siguen allí reunidos algunos de los que asistieron al funeral), llega Mikail a la antesala de las estancias privadas del Primer Caballero.
// Entra en escena: Mikail. - Procede de: Zona del servicio.
- ¿Como estás? - le pregunto a Mikail cuando este cruza la puerta de las estancias de nuestro señor Durius.
- Estoy bien. Dentro de lo que cabe.- Se sentía un poco como un pajarillo cuya madre había abandonado el nido, vulnerable a los depredadores.- Ya se han ido.- Dijo haciendo referencia a Maserrak, Iacobus y Durius.- Y se han llevado a alguien de las mazmorras con ellos vete tú a saber el por qué.- Miró a sus compañeros.- Debemos tener mucho cuidado ahora y estar preparados para cualquier situación. Mañana trataré de ver cómo están los ánimos en el castillo. Tendremos que sopesar todas las opciones...- No quería decir en voz alta que había una gran posibilidad, pero lo que les había dicho su Señor, de que éste no volviera.-...y estar preparados para todas ellas.
TERCERO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
MEDIODIA.
- Anoche, justo antes del Alba, el Chambelán Otto regresó a su habitación y, sin hablar con nadie, se encerró allí. Seguramente para pasar el día dentro de su ataúd con tierra de su tumba dentro.
// Entra en escena: Otto. - Procede de: Patio del Castillo.
TERCERO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.
- Buen temple tiene el zagal. - pienso al ver como Visany responde a las preguntas formuladas por Mikail sin dar detalle alguno. Parece que llevara toda su vida en la corte. Esquiva las preguntas con una soltura no acorde con su edad.
Miro a Mikail.
- Lo desconozco. - le digo. Iré a comprobarlo. - añado yendo en dirección a los Establos.
A los Establos.
VASILOV:
- Vas a los establos y al rato regresas.
- Están disponibles el carruaje del fallecido Senescal Stolnic y el de vuestro señor Durius, junto con sus correspondientes recuas de caballos.
- Además, el señor Otto tiene un carromato con cuatro caballos de tiro, y un buen caballo de monta.
- Aparte en los establos están los dos carruajes nobles de las dos Damas Szantovich, y los caballos de batalla de Schaar Dvy y del Capitán Zarak.
- También hay un par de carromatos campesinos y varias mulas.
- Vasilov sale a los Establos y regresa al cabo de un rato.
Al regresar Vasilov, Mikail asiente con la cabeza satisfecho por la información que ha conseguido. En lo que él estaba fuera Enrietta y él habían hecho recuento del tesoro de la boda. Los ojos negros de Mikail refulgían con codicia. Se pasó las manos por el pelo, como solía hacer, para echarlo hacia atrás.
- Hay algo de dinero y suficientes cosas de valor como para que nos hiciéramos con algo más de manera rápida, malvendiéndolas, de eso ya me encargaría yo. Lo demás lo guardaríamos en los carros. Habrá que tenerlo todo preparado.- Miró a sus dos compañeros confiando en ellos esa responsabilidad.-Creo que la mejor vía de escape es el puente de piedra que da al Oeste, cruzando la barbacana principal. Salir será un problema desde luego.- Se frotaba la lampiña barbilla reflexionando.- Habrá que tantear a los guardias y quizás...convencerles de alguna manera. Me temo que parte del tesoro tendrá que quedarse en sus manos. - Obviamente tendrían que sobornarlos, la semilla de la codicia estaba en todos y cada uno de los habitantes del castillo, no solo en él.- Hay algunas armas pertenecientes al tesoro. También sería posible hacernos con la espada de Farkas Deli en el Salón Principal o las armas del fallecido Caballero Zuyla Dravescu de su habitación. - Puso ambas manos en sendos hombros de Enrietta y Vasilov.- ¿Cómo lo veis? Si en tres días no ha vuelto nuestro Señor aquí correremos un gran riesgo. He oído que Flaviu ha salido del Castillo con dos cartas para el Duque. Se ha llevado el carruaje y los criados del fallecido Zort Dravescu. Creo que ha huido. Esperaremos los tres días y si no regresa, huiremos de noche. Tendremos que estar bien atentos hasta entonces y, si vemos que la situación empeora, tendremos que decidir si precipitar las cosas. Por eso debemos tenerlo todo preparado.
Armas del tesoro:
- Ballesta.
- Puñales enjoyados: 2.
- Yelmo sencillo de acero.
- Daga con emblema de la Casa Kadar, de gran calidad, y con la empuñadura bañada en oro.
- Puñal enjoyado.
- Hacha de verdugo.
- ¿Y te extraña que esa rata cobarde y traicionera haya huido? - digo en clara alusión a Flaviu.
- Sobre lo de la huida me parece bien. - respondo. Yo me ocuparía de tener el carro preparado y de conseguir las armas del fallecido Caballero Dravescu y de Farkas Deli.
TERCERO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
UNA HORA TRAS EL OCASO.
- Desde el Patio, Visany llama a la puerta que da a la antesala de las habitaciones privadas del Caballero Durius de Slobozia.
- Una muy nerviosa Enrietta le abre la puerta y le deja pasar.
// Entra en escena: Visany. - Procede de: Cocinas. Pasando por: Patio.
- Buenas noches Enrietta. - digo. ¿Estás bien? ¿Que te pasa? Te noto muy nerviosa.
- Pase, pase... -cerré la puerta detrás de él, y le dedique una amable pero nerviosa sonrisa. - Mi señor Durius se ha marchado de misión, y dios sabrá si va volver. -junté mis manos como si me dispusiera a rezar, y miré nerviosa al 'cielo', más bien al techo de aquella habitación.
- Lo sé. - le digo a Enrietta apoyando mi mano delicadamente en su hombro. Tranquila. Todo irá bien.
- Por cierto, ¿has visto al Chambelán Otto? Necesito hablar con él.
Suspiré de nuevo, y me relaje un poco. -¿El Chambelán Otto? Estaba aquí hace un momento... -miré por la habitación, y vi que Otto se encontraba al lado de la ventana. -Miré, esta aquí al lado de la puerta de su dormitorio.
- Gracias Enrietta. - le digo con un guiño de ojo. ¿Qué haríamos sin tí?
Luego me acerco al Chembelán.
- Chambelán Otto... - carraspeo ligeramente para llamar su atención. ...Necesito hablar con vos.
Mi vista se posó en aquel que había dicho mi nombre, y vi que era Visany. Seguramente la sirvienta le habrá dicho donde me encontraba, no me dejaran descansar. -¿Que querías Visany?