Partida Rol por web

- Me gustaría hablar con vos en privado. - respondo al Chambelán.

El tema de la conversación posterior era evidente. ¿Qué es lo que quería de él? ¿Acaso echaba en falta a su hermano, lo necesitaba? Con gesto serio y esbozando una sonrisa desde la más profunda hipocresía de su corazón, el Chambelán cruzó sus dedos uniendo ambas manos mientras clavaba su mirada en la de Visany. ¿Tendría algo que ofrecerle? La verdad es que a Otto le hubiera encantado pasear por la mente de la persona que tenía en frente, saber que pensaría de él, si su odio sería capaz de hacerle realizar cualquier locura. Al joven vampiro se le borró la sonrisa de la cara mientras abría la boca para expulsar sus primeras palabras.

-Visany... -el Chambelán dejó la frase en el aire mientras se llevaba las dos manos a la altura de su rostro para acariciarse los labios. -¿Tan importante es tu conversación que no deseas compartirla con nadie?

Con cierto pragmatismo observó como la mirada de aquella persona se clavaba en la suya con seriedad. Él, sabía a que había venido y no iba a obtener un resultado positivo de aquella presunta "charla privada" que le iba a conceder. Jamás. A no ser, que tuviera algo que ofrecer al Chambelán que cambiara por completo sus intereses. Aunque esta afirmación era objeto de gran duda.

-Si nadie tiene nada que hacer aquí, ¿os importaría abandonar la estancia? -Otto habló con calma, sin demasiada prisa pero desde un tono de inmensa cordialidad. -Este asunto no es de vuestra incumbencia.

Esta vez sonrió de forma breve mientras se dirigía de nuevo a su "visita". -Tú me dirás.

- Por supuesto.- Dijo Mikail y mientras dejaba a solas a los dos clavó su mirada en Visany.

- Como deseeis. - respondo al Chambelán Otto saliendo tras Mikail y agarrando a Enrietta.

- Ven, vamos. - le digo a Enrietta. Dejémos que hablen a solas.

- Ten cuidado pequeño. - pienso mirando a Visany. Este no es el Otto que creías conocer.

- Obedeciendo la orden del Chambelán y mano derecha del Primer Caballero, Enrietta, Mikail y Vasilov esperan fuera.

- Gracias. - le digo al Chambelán una vez estamos a solas.

- Verá Chambelán Otto. - comienzo. Son varios asuntos los que me traen ante vos.

- Sé inteligente Visany, si consigues lo primero conseguirás más fácilmente lo segundo. - me digo a mi mismo.

- La primera era para saber si había decidido quien será su sucesor como Mayordomo pues la servidumbre pregunta, aunque de momento no lo hace con mucha insistencia, pues tal y como me pidió el Senescal Jensi Stonlic y vos mismo me estoy encargando de que sigan adelante con sus tareas y encomendarles nuevas cuando acaban con ellas.

- Hay varios miembros de la servidumbre que andan preocupados por el devenir del Castillo en caso de sufrir algún ataque por parte de los Basarab, dados los recientes acontecimientos acaecidos tras las bodas, al estar ausentes el Primer y Segundo Caballero y muerto el Tercero.

Hago un alto para obtener respuesta suya antes de proseguir con el siguiente punto a tratar. Mi familia.

Así que se había osado a hablar con él, ¿eh? El Chambelán sonrió mientras cruzaba los dedos delante de sus labios, acariciándolos con los dedos índices de ambas manos. En realidad lo entendía, aunque su corazón ahora estuviese tallado en la más fría piedra del pecado, aunque su sangre se hubiera helado y su Señor fuera su única luz en el camino, entendía a la persona que tenía justo delante de él.

Cuando Visany empezó a hablar, Otto se quedó un tanto sorprendido al escuchar cosas totalmente distintas a las que realmente se había esperado. ¿No iba a preguntar por su hermano? ¿No iba a preocuparse por él? ¡¿Pero al Chambelán que demonios le importaba?! ¡El había pasado a la inmortalidad! ¡No tenía que hacerse aquellas estúpidas preguntas!

-Que la servidumbre no se impaciente... -Otto sonrió complaciente mientras clavaba su mirada en la de Visany y dejaba que su furia se perdiera en el silencio. -Aun no está decidido. No es un puesto fácil y no conozco a nadie aún que se merezca tal privilegio.

El silencio fue la única respuesta que recibió hasta que fue roto por otra pregunta. Una pregunta con un tema totalmente distinto. ¿Por qué le daba vueltas? ¿Por qué estaba divagando? Ahora la seguridad del Castillo...

-¿Desde cuándo se pregunta la servidumbre por el bienestar del Castillo? -si no decía nada más, cortaría la conversación en aquel mismo instante.

-No me gusta que divaguen ante mi persona, Visany, deberías saberlo.

- Descuidad, Chambelán. - pienso. Estoy llevando la conversación por lo derroteros que me interesa. Primero el asunto de la sevidumbre y luego el de la familia.

- En ese caso si os parece bien seguiré como hasta ahora cumpliendo las órdenes que tanto el Senescal como vos mismo me disteis. - le respondo. Y de paso me encargaré de tranquilizar a la servidumbre al respecto de esa decisión y por supuesto con respecto a la Seguridad del Castillo.

Hago un alto antes de continuar.

- Hay un segundo asunto que me trae ante vos. - le digo. Como bien sabeis mi hermano sigue en el calabozo esperando el castigo por el craso error cometido durante la celebración del banquete mas sé que mi tía Innya no está con él pues ella era el fardo que se llevó nuestro señor Durius.

- ¿Se sabe algo del futuro de ambos? ¿Habeis decidido ya el castigo a aplicarles?

Callo tras mis preguntas esperando su respuesta y que esta no fuera en forma de golpe hacia mi persona.

El Chambelán mira a Visany con ojos muertos y fríos durante largo rato. Para Visany se hace evidente que el antiguo Mayordomo de Balgrad no respira, y que no se siente en absoluto incómodo por ello.

Finalmente responde:

- "Ambos son culpables de ofender a los Basarab y provocar un conflicto diplomático de primer orden. Ambos serán castigados. Me temo que mi señor Durius ya ha dispuesto el castigo para tu tía. En cuanto a tu hermano mayor, seré indulgente por esta vez para contigo y tu familia. Su sentencia de muerte queda conmutada, pero no puede quedar impune. Alzó su mano en armas contra un noble mayor, el Boyardo Blaatu Basarab, y debe ser castigado por ello.

Avisa al Carcelero para que cumpla su sentencia mañana por la mañana: Por levantar su mano contra un noble, esa mano le será aplastada de un martillazo. Después de eso quedará libre.

Puedes retirarte." -

El Chambelán abre la puerta que conduce al Patio, invitando a los sirvientes que esperan fuera a entrar y haciendo un gesto con la mano a Visany en señal de que puede retirarse. La audiencia ha finalizado.

Miro con estupor al Chambelán cuando este me notifica la sentencia de mi hermano y sobre todo de que Durius ha dispuesto de la sentencia de Innia pero sin indicarme cual ha sido, lo cual genera más preguntas en mi interior.

- Gracias Chambelán Otto. - digo a modo de despedida. Así se hará.

Tras mis palabras giro sobre mi mismo y salgo de los aposentos de Durius mientras miro a los tres sirvientes personales de este entrar en la estancia.

Luego me encamino a obedecer las órdenes del Chambelán.

No le hizo mucha falta hablar con Visany para saber que no había muy bien la cosa. Volvió a entrar en las estancias de Durius para continuar con sus tareas habituales en medio de aquella angustiosa espera.

- Visany salió de las habitaciones privadas del Secretario Ducal y se dirigió a las Mazmorras.

OCASO DEL CUATRO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

EL SOL SE HA PUESTO.

Con el descenso del sol se alzó el Chambelán, al igual que hacía desde que el caballero Durius lo puso a su servicio, y como solía hacer el propio Primer Caballero cuando estaba presente. Con paso decidido salió de sus habitaciones, dispuesto a alimentarse pues seguramente habría mucho que hacer. Mikail, Vasilov y Enrietta sirvieron para saciar su sed, con unos pocos sorbos de sangre de cada uno de los criados. Como siempre no hubo brusquedad, y pronto los tres quedaron libres de Otto, aunque debilitados por haber alimentado al siervo de su señor.

-¿Ha ocurrido algo interesante mientras dormía? ¿Ha regresado Durius?

- El Guardia Hakir llega acompañado de dos milicianos, con órdenes de llevarse a todos al Salón Principal.

- El Chambelán Otto decide acompañarles por propia voluntad.

- Mikail lleva a empujones a Vasilov y a Enrietta hasta la antesala de las habitaciones privadas del Primer Caballero.