Partida Rol por web

Dhaeva 2: El Caballero de las Tinieblas.

Transilvania: 1) Alba Iulia: Castillo de Balgrad. - Mazmorras.

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20/09/2013, 12:19
Mazmorrero Unk.

Quedáis a cargo de la patética figura. Aparentemente torpe y patizamba, se dedica a registrar la celda en la que te encuentras, husmeando.

De repente hace un movimiento brusco y escucháis un chillido. Cuando deja el rincón sobre el que saltó le veis aparecer con una rata en la mano. Mete la rata en un pequeño jubón que no hubierais logrado diferenciar de sus raídos trapajos.

Gira la cabeza y mira a la chica. Sólo se le ve media cara cortada, la otra media tapada por la capucha oscura y sucia.

Su cara provoca miedo, es feo, muy feo. Pero su mirada es extraña, es triste, es callada... está muy lejos de allí.

Pasan los segundos y su ojos triste sigue observando a la niña, sin lascivia, como un animalito curioso.

Quizás tenga algo que decir, quizás sea mudo ahora, quizás espere algo... sólo mira.

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20/09/2013, 13:39
[RIP] Innya.

Estaba visiblemente aterrada. Mis manos temblaban y mis piernas luchaban por no desfallecer y dejarme caer. La protección de los barrotes, aunque fuese una ilusión pues ellos tenían llaves para abrirlas, había desaparecido cuándo me habían cambiado de celda y no habían cerrado la puerta.

Las amenazas del nuevo mazmorrero (o al menos era la primer vez que me hablaba o le veía la cara) me habían congelado en el sitio. ¿Violarme? Quería gritas que las órdenes eran que nadie nos hiciese mal alguno mientras estuviésemos en las mazmorras, pero mi garganta estaba seca, completamente, y mis labios paralizados.

Fue el grito de la rata la que devolvió el movimiento a mi cuerpo, empezando por un respingo y notando cómo perdía todas mis fuerzas al siguiente instante, cayendo al suelo de la mazmorra. Observé al...monstruo, desde mi nueva posición en el suelo. Su mirada era lo peor. Era la mirada de un demente, que no está en este mundo y por lo tanto no sabes qué ve o qué va a hacer.

Mi respiración se aceleró, pero no podía apartar al mirada del amorfo mazmorrero.

"Por favor, que se vaya ya... que salga de la celda y me deje sola..."

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20/09/2013, 14:19
Mazmorrero Unk.

La gruesa figura parpadea por fin. Husmea el aire como una rata, y se acerca a la chica. Algo le huele... quizás es capaz de oler el miedo.

A medio camino, todavía lo suficientemente lejos de ella, se para en seco. Tuerce la cabeza para encontrar con la mirada a Dagu en otra celda. Quizás eso era lo que estaba olfateando, quizás el pequeño...

Con voz quebrada y suave, como un manto de polvo seco en la sombra, las palabras de Unk reptan hacia quien las merezca escuchar.

- Niñ-ños... tont-tos. Ap-pestáis a mied-do... 

Hace otro movimiento brusco, como tirándose al suelo, pero con las piernas todavía erguidas. Es muy extraño el moverse de este ser. Con la cara y las manos casi pegadas a la mugre del suelo se vuelve a levantar, esta vez con una cochinita en la palma de la mano. La muestra, recogida en sí misma.

- T-tocas al insecj-jto y qued-da receloso. Sin poder mov-verse. ¿Dónd-de está el p-peligro, niña t-tonta?

Tras las crípticas palabras hace otro ademán brusco para salir de la celda y cerrar tras de sí como si tuviera prisa de repente.

Una rata sale de su escondite en el pasillo y se acerca corriendo a él mientras cierra la celda, erguida en sus dos patas, como esperando.

Él la recoge y se la mete en el jubón, luego se dirige a la celda del pequeño, con paso patizambo y gruñidos incómodos. Abre la celda y entra. Se acerca rápido, depredador. Lanza su mano en un nuevo gesto brusco, intentando agarrar al pequeño como si de otra rata se tratase...

Su mano está ya al lado de la cara de Dagu...

 

En un lecho de oscuridad, en un bolsillo del mundo oscuro, Dagu comienza a ver de veras la realidad cruda y fría de Transilvania.

En todas sus grotescas formas...

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21/09/2013, 16:42
[RIP] Innya.
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Un terror aún mayor al que ya tenía surgió desde lo más profundo de mi corazón. Si había algo que me importaba más que mi vida o mi integridad era sin duda la de mi familia, en especial mis pequeños y dulces sobrinos. Daría con gusto cualquier cosa, incluso mi vida, si eso significaba salvarlos a ellos.

Ese monstruo estaba haciendo algo horrible a Dagu, me lo decía algo en lo más profundo de mí. No pude aguantarme, esa agonía y ese dolor que crecía en mí por el sufrimiento de mi pequeño Dagu me propulsó contra los barrotes de mi celda.

- ¡NO! ¡POR FAVOR! ¡DÉJALE! ¡CÓGEME A MÍ, NO LE HAGAS DAÑO!

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24/09/2013, 20:46
Dagu el Lisiado.
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El muchacho se mantuvo en una discreta segunda escena, esperando que todo aquella situación pasase y no sufriese ningún daño. No pudo contestar a la pregunta simple de aquel tipo extraño que les habló por primera vez: la mirada de odio que les echó le mantuvo paralizado, lleno de miedo. Ahora empezaba a entender aún mas su situación. 

Sin embargo, aún no había acabado, su suplicio comenzaba. Vio con terror como el otro grotesco hombre entró en su celda y su mano se acercaba hacia él en un intento de agarrarle. Instintivamente, el muchacho retrocedio intentando desesperadamente alejarse de aquella mano y del temor de lo que le podría hacer si le agarrase.

Atrás, no puedes hacerme daño- chillo el muchacho- el señor Ducal así lo ha dicho- añadió en un desesperado intento de detener a aquel espantoso ser.

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24/09/2013, 21:05
Mazmorrero Unk.
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Es lo que suele pensarse de los lisiados... que son débiles.

Dagu intenta echarse atrás pero el gesto brusco de depredador de Unk es demasiado rápido. Le agarra del tobillo, su mano se aprieta como sifueran unas tenazas. Y en un sólo ademán, de un fuerte tirón, arrastra al chico hasta quedar totalmente a su merced.

La fuerza del esbirro es sorprendente, de otro movimiento da la vuelta a Dagu y se sienta encima de él, con su trasero apoyado en la parte alta de su espalda y sus pesadas y rotas piernas encarcelándole los brazos. Es el fin de Dagu.

Agarra de su jubón para arriba, de forma descuidada, como si no le importara romperla.

- S-sois unos niños tontos... -dice mientras introduce su mano en el cuerpo de Dagu- Unos n-niños muy tont-tos...

Dagu nota un pinchazo, Innya sólo puede ser testigo entre gritos de algo que no quiere que ocurra. Cuando Unk saca la mano la tiene embadurnada en sangre. Una imagen horrenda.

- ¡Tontos!

Dice Unk y tira algo empringado en la sangre de Dagu al pasillo, cerca de la celda de Innya.

El susto no le impide ver a la chica la verdad. Dagu está bien, el pinchazo pronto deja de escocer. Justo frente a Innya se encuentra una sanguijuela estrujada.


Tras unos segundos de silencio, Unk muestra una voz que os sorprende, ya no es gangosa y grave, sino recia y entera.

- ¿De verdad creen que porque alguien haya ordenado que no se os dañe no debeis sentir miedo? ¿No debéis cuidar por vuestra propia vida? Son débiles. Abran los ojos de una vez. Cosas están pasando a su alrededor y sólo son unos insectos acurrucados en su propio miedo.

Se levanta, dejando a Dagu libre.

- ¡Y vos! -dice gritándole a la niña- Lo único que conseguís sacrificándoos por él es que alguien os mate primero y luego a él. Si yo quisiera asesinale, ¿creéis de veras que me echaría atrás a causa de vuestros gritos? Tenía a los nobles por gente inteligente... se ve que no en Alba Iulia. Aquí sólo hay zoquetes.

Unk se dispone a salir de la celda de Dagu, no sin antes agarrar otra rata y meterla en el jubón.

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25/09/2013, 14:37
[RIP] Innya.
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Con lágrimas recorriendo mis mejillas al ver cómo mis peores temores se cumplían, me dejé caer mientras gritaba. Estaba de rodillas, con mis manos y brazos salían a través de los barrotes en un inútil intento de parar al monstruo o proteger a mi pequeño sobrino. Sin embargo me detuve de repente y mis baros cayeron de nuevo dentro de la celda cuándo el "ser" lanzó una hinchada babosa a mis pies y liberó a Dagu, justo antes de darnos un sermón.

El alivio recorrió todo mi cuerpo a ver a Dagu sano y salvo, pero las palabras del mazmorrero me afectaron en los más profundo. Sí, tenía razón. Mi sacrificio no significaría la salvación de Dagu, ¿pero no era una situación desesperada? ¿Qué hacer cuándo sólo te queda la fe? Obviamente no se podía depositar confianza en alguien así. Cómo bien decía si quería matarle mi súplica sólo conseguiría dos cadáveres en lugar de uno, pero... ¿podía vivir con la culpa de al menos no haberlo intentado? Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas...

Me sorprendió que nos nombrase nobles. ¿Yo, una moza campesina que su mayor ascensión había sido a sirvienta en el castillo, noble? Y Dagu, mi sobrino, seguía el mismo camino hasta ahora. ¿Nobles? ¿Quién le habría dicho semejante cosa? 

Sin embargo no me atreví a expresar nada en voz alta, pues lo que más deseaba era que el "hombre" se fuese y nos dejase en la irónica tranquilidad que nos proporcionaban las celdas.

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25/09/2013, 21:09
Dagu el Lisiado.
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Dagu no se esperó el movimiento tan rápido del lisiado... y de la facilidad con lo que le sujeto e inmovilizó. No pudo hacer nada. Un sentimiento de impotencia y miedo le recorrió todo el cuerpo. Simplemente, no podía hacer nada por evitarlo. Lágrimas de frustración asomaron por sus ojos. Notó como las manos del carcelero le recorrían el cuerpo... hasta coger una sanguijuela y lanzarla lejos de allí. 

- ¿De verdad creen que porque alguien haya ordenado que no se os dañe no debeis sentir miedo? ¿No debéis cuidar por vuestra propia vida? Son débiles. Abran los ojos de una vez. Cosas están pasando a su alrededor y sólo son unos insectos acurrucados en su propio miedo.

 

Aquello no lo esperaba, pero aún estaba demasiado conmocionado para contestar. Seguía llorando en silencio. Y eso le cabreo. Algo de razón tenía aquel tipo. Se secó las lágrimas. Una lección había aprendido: no debía dejarse intimidar tan fácilmente. 

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03/10/2013, 15:02
Carcelero.

Carcelero no tardó en volver, esta vez parecía contento, en su rostro se dibujaba una siniestra sonrisa, como si algo le divirtiera sobremanera. Era sencillo leer el miedo en los rostros de la gente cuando uno mismo encarnaba el peor de sus temores. Era un juego, les había dado suficientes indicios. ¿Tener decoro con los presos? No, una simple pista. Si el lugar de innumerables torturas podía ser acondicionado y ocultar todos los horrores que se han llevado a cabo, más sencillo sería infligir dolor sin rastro. Y parecía que funcionaba, quizá se había excedido en su interpretación pero nunca tuvo interés en practicar las artes dramáticas, eso era más bien para los que frecuentaban la corte.

La visión de la muchacha encogida de espanto era interesante, y apenas había hecho nada. ¿Hasta donde se podía llevar el asunto hasta que se quebrara? Unk ya había empezado con el niño. ¿Sería eso lo que la hiciera enloquecer? Pronto se descubriría.

Cruzó la estancia con paso resuelto sin apenas prestar atención, cuando llegó a su habitáculo se tomo un tiempo para respirar, tomó un pequeño baúl de herramientas y salió de nuevo al pasillo. Dispuso una mesa en un rincón visible desde las celdas y empezó acomodar los enseres de tortura encima, saboreando el momento.

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05/10/2013, 10:43
Carcelero.

Mientras esperaba que los mazmorreros llegaran con lo que les había pedido, Carcelero terminaba de acomodar la zona. Arrastró una robusta silla a la mesa y se sentó en ella. Ya llevaba días dándole vueltas a los posibles usos que podía tener el hueso en su trabajo, todo fue a raíz de una casualidad, cuando una jarra con agua se derramó al lado de un montón de huesos secos. A los pocos minutos, el agua del suelo había desaparecido, pareciera que nunca hubiera estado ahí. Realizó varias pruebas antes de llegar a entender las posibilidades que este material tan común le ofrecía, mas no había tenido tiempo de ponerse en serio en sus estudios.

Empezó a machacar el hueso mortero en mano hasta convertirlo en una suave harina, durante el proceso iba pensando en cómo lo aplicaría. No tenía prisa alguna, al contrario, en su trabajo muchas veces era mucho más terrible dejar que las mentes sensibles empezaran el trabajo. La oscuridad en si no da miedo, lo que atormenta a las personas son los horrores que pueden ocultarse en ella.

Todo lo que hacía Carcelero tenía un propósito, por ejemplo, solía otorgar una numeración a los reos, despojarlos de su nombre hacía que perdieran la esperanza poco a poco, y los mantenía en alerta constantemente. De vez en cuando cambiaba su numeración, por lo que nunca sabían si cuando pedía a los mazmorreros un sujeto para probar nuevos métodos, les tocaría a ellos. Esta tensión constante podía provocar ataques de pánico o trastornos, y comúnmente, los que pasaban más tiempo en una celda acababan olvidándose de quienes eran.

Cuando finalmente terminó de machacar los huesos se levantó y fue a buscar otra silla, quería ponerse cómodo para analizar bien los resultados.

- Unk, el cinco, tráelo aquí y amárralo a la silla.

No había acabado la frase cuando se empezaron a oír lamentos y sollozos, los que tenían más energía se ponían a rezar o trataban inútilmente de esconderse en un rincón de su celda. Todo este jaleo parecía complacer a Carcelero que esperaba medio encorvado y con una ancha sonrisa en el rostro.

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05/10/2013, 19:15
[RIP] Innya.

Aquello era nuevo. Hasta ahora la estancia en las mazmorras había sido "tranquila", pero parecía que hoy no dejaban de ocurrir cosas y cada cuál más horrible y sorprendente. Ahora, al parecer, el mazmorrero iba a hacer algo a algún prisionero.

"Pero a nosotros no puede. Órdenes directas del secretario ducal. No puede. Le castigarían, le despojarían de su cargo..."

Aunque, ¿creía de verdad que eso le importaba al carcelero o ninguno de los mazmorreros? Seguro que preferían soportar un castigo a cambio de infligir unos cuántos... Pero no, me tenía que mantener firme. No no haría daño. No debía. 

Levanté la cabeza con la poco dignidad que me quedaba y me fui a sentar con tranquilidad en la nueva paja de la celda. No iba a ponerme a sollozar, el mazmorrero ya me había demostrado cruelmente que eso no servía de nada en este lugar. Si podía usar algo en mi favor era mi propia confianza y seguridad. Y si no funcionaba al menos sabría que no había alimentado sus viles y maliciosos caprichos. Ya estaba bien de ser la pisoteada cucaracha.

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05/10/2013, 20:23
Dagu el Lisiado.

Parecía ser que la "tranquilidad" de las mazmorras iba a desaparecer en un instante. El carcelero tenía intenciones de realizar su trabajo a alguna persona desafortunada. ¿Podría ser él? perfectamente. Aquel lugar le había demostrado que estaba completamente solo y poco podía hacer para remediar aquella situación. 

Fue hacia el fondo de la celda y se sentó lo más cómodamente posible, a la espera que ocurriese algo...

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14/10/2013, 20:15
Carcelero.

Pasaron unos minutos hasta que Unk llevó a término su cometido, pese a eso, Carcelero no mostró signos de impaciencia ni descontento. En las mazmorras el tiempo no transcurría del mismo modo que en el resto del castillo, las horas se alargaban o se hacían más cortas constantemente, como si los segundos no tuvieran un ritmo constante, y cuánto más se intentaba huir de esa sensación más te atrapaba.

Cinco era un muchacho que rondaba los veinte inviernos, no le faltaba músculo aunque se veía algo desnutrido. Probablemente habría tenido una vida de trabajo duro en el campo o en las montañas, mas había aprendido que el uso de la fuerza en este lugar era peligrosa, una simple reacción de causa-efecto, si intentaba resistirse el dolor sería mucho mayor y más duradero, por lo que mostró sumiso y acató las ordenes, no fue necesario ni que lo sujetaran. Lo mejor que podía hacer era desear que esta vez el tiempo se acelerara.

Fue amarrado de pies y manos en la silla más robusta que se habían colocado frente a la mesa de trabajo, la propia silla era una especie de potro de tortura, forjada en hierro y con varias posiciones. Llevaba unas amarraderas de metal en reposabrazos y patas. En el respaldo unas cintas de cuero mantenían al reo erguido. Una especie de yugo evitaba que girase la cara o moviese la cabeza.

- Bien que tenemos aquí. - Musitó Carcelero con voz apenas audible al tiempo que alargaba su mano zurda y la colocaba en la cara del muchacho, sujetando su rostro lo examinó minuciosamente; ojos, nariz, boca, oídos. Siguió por el brazo izquierdo, luego el diestro, piernas, pecho, etc. En todo momento Unk desamarraba la parte del cuerpo que Carcelero debía atender para facilitarle el trabajo y luego volvía a colocarlo en las abrazaderas. Tardaron un buen rato, un rato en el que reinó el silencio, solo se oía algún que otro murmullo en las celdas. La experiencia le había enseñado que una infección o un bicho podían reducir la población de las celdas drásticamente y eso su señor no lo consentiría. No es lo mismo perder uno o dos presos que a la mitad o tres cuartas partes.

En cuanto constató su estado se dispuso a trabar en serio. Se acercó a Cinco y con la ayuda de una papelina vertío un poco de polvo en párpado inferior de uno de los ojos del muchacho mientras este gritaba aterrorizado. Observó la reacción de la sustancia con sumo interés. Pese a que el otro ojo no dejaba de derramar lágrimas (de miedo probablemente, pues la práctica era indolora), el ojo con harina de hueso se mantenía seco e iba enrojeciendo lentamente. Forzó un poco las cosas aplicando algo de dolor, cogió unas tenazas y retorció uno de los pezones del muchacho. Las lágrimas se derramaron por el ojo limpio del chico mientras de su garganta se elevaba un grito de dolor seguido de sollozos, el otro ojo aguantó unos cuantos segundos más antes que la harina se convirtiera en una pasta y empezara a gotear lo que el hueso no podía absorber. Era suficientemente efectivo para que pudiera llegar a darle uso, aunque necesitaría más cantidad para que resultara verdaderamente eficiente, el problema no sería tanto la cantidad de material como el tamaño del ojo. No se podía llenar una jarra con toda el agua de un río. Habría que pensar en algo.
 

- Unk, a su celda, ahora el.... - No terminó la frase. Los Mazmorreros empezaban a tradar, así que empezó a caminar hacia las escaleras para abandonar las mazmorras.  

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20/10/2013, 11:53
EL TIEMPO TODO LO VENCE.

CERCA DEL FILO DE LA MEDIANOCHE.

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20/10/2013, 11:53
Mazmorrero Unk.

- El Capitán Zarak desciende a las Mazmorras y con la iluminación de las antorchas en las paredes lo primero que distingue es a Carcelero junto a algunos de sus mazmorreros. Parecen estar haciendo algo con los nuevos prisioneros: Innya y Dagu.

- Unk vuelve a meter en su celda a un guiñapo humano, un prisionero de los que lleva meses o años despojado de toda cordura o humanidad.

- Carcelero se disponía a salir en busca de los demás mazmorreros que han salido, pero le interrumpe la llegada del Capitán.

- Poco después entran los otros mazmorreros, procedentes del patio y alguno tal vez de las cocinas.

Notas de juego

// Entra en escena: Capitán Zarak. - Procede de: Patio del Castillo.

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22/10/2013, 00:15
Capitán Ferenk Zarak.

Atravesando velos de tiniebla que se adherían a sus cabellos como telas de araña,  Ferenk descendió las escaleras que conducían a los dominios de Carcelero, un mundo oculto bajo la superficie del mundo.

La tenue luz de las antorchas, permitía distinguir los bultos, acurrucados en las celdas, de los despojos que en algún momento ya olvidado habían sido personas. Solo dos eran todavía reconocibles como tales, los últimos inquilinos de Carcelero, que hasta la noche anterior habían sido sirvientes en el castillo.

Ignorando a los prisioneros y los mazmorreros, que esta vez estaban conscientes, Ferenk se dirigió al magyar.

—¿Se encuentra recuperado de su encuentro de ayer? —preguntó a Carcelero.

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22/10/2013, 09:07
Mazmorrero Konrad.

- "Señor." - Saluda con respeto el mazmorrero más joven, no se sabe si al Capitán, al Carcelero, o a ambos. Parece que ha comido algo recientemente, tal vez pan duro.

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22/10/2013, 09:25
Carcelero.

Carcelero se detuvo justo en el umbral que daba a las escaleras hacia el patio cuando llegó Ferenk. Por un momento se olvidó de sus lacayos, mas cuando llegaron justo detrás del capitán el magyar les dedicó una mirada fría y severa, suficiente para que se afanaran a buscar un trabajo que desempeñar.

Luego volvió el rostro hacia Zarak, su mirada pedía disculpas por el recibimiento que le había dado y por no prestarle toda la atención desde un principio.

- Capitán Zarak, sois muy atento al venir a verme. La verdad es que... - Dejó la frase incompleta, tras unos segundos siguió hablando. - Creo que estoy algo más afectado de lo que esperaba. Quizá se deba a la cantidad de sangre perdida, tengo la cabeza algo embotada. - Había bajado la cabeza mientras hablaba, como si se avergonzara de algo, sus manos bailaban nerviosas mientras se las frotaba a la altura del estómago. Volvió a alzar la cabeza, sus ojos brillaban como los de un niño esperando su plato favorito. - Pero dígame, ¿Puedo hacer algo por usted?

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22/10/2013, 20:33
Capitán Ferenk Zarak.

Ferenk desvió la mirada fugazmente hacia el joven mazmorrero. Un desgraciado que no tardaría en ser despojado de su humanidad para convertirse en una criatura de la mazmorra como todos los demás.

Devolvió la atención a Carcelero. No parecía más enfermo que de costumbre; los años de reclusión en la oscuridad le habían dotado de una constitución de aspecto engañosamente frágil. Pero la ordalía, a pesar de la intervención de Durius, había sido brutal, y muy reciente.

—Lamento escucharlo, pero confío en que no tardará en recuperarse completamente. —Ferenk bajó la voz inconscientemente y acercó su cabeza a la del jefe de las mazmorras—. Tengo una triste noticia que transmitirle, Farkas Deli ha sido abatido en combate personal por el caballero Iacobus Radoslav. Somos los únicos hombres con que Nuestro Señor cuenta en el castillo todavía.

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23/10/2013, 11:34
Dagu el Lisiado.

La entrada del capitán hizo que Dagu tuviera un fugaz pensamiento, ¿traería nuevas órdenes para su tía y él? quizás ya pondría fin a la situación de cautiverio en la que se encontraban...

Desde su posición oía perfectamente la conversación de ambos, y desde luego, el asunto era completamente diferente a lo que el muchacho pensó. Una nueva muerte en el castillo y un nuevo servidor que el Duque había perdido. No sabía que pensar a ese respecto.