Partida Rol por web

Flaviu mantenía la calma, otra matanza, se dijo con indiferencia. No le sorprendió, la sangre tendía a salpicar las paredes de ese castillo con demasiada frecuencia, y tenia la certeza de que el caballero contaba la verdad. En principio el escudero no tenía ningún motivo para dudar de su señor.

Cogió las riendas del caballo del mayordomo en un acto reflejo.  No debería de llevar el caballo del mayordomo debería de estar junto a mi caballero, Como orden, Chambelán.

Pero la compensación siguió y antes de que pudiera dar la vuelta y encaminarse a las cuadras llego la orden del guardián de sangre, debía de ir al salón principal. Pero el  Chambelán ya corría hacia las cocinas,  y él era el más apropiado para el trabajo. Caballero Radoslav, Guardián Farkas, si me disculpa, primero iré a cobijar la montura del Chambelán, me reuniré con ustedes en el salón principal lo antes posible.  Y acompaño la frase de una ligera reverencia.

Acto seguido se dio la vuelta y se dirigió a las cuadras, con una mano sujeto las riendas del caballo mientras que la otra se poso en la empuñadura de la daga. La tensión flotaba en el habiente del castillo, valía la pena estar preparado.

Cuando comenzó a andar la presencia de un segundo guardia de sangre sobresalto al escudero, estuvo a punto de desenvainar la daga, pero contuvo la reacción.  Finalmente realizo una ligera reverencia al segundo guardia de sangre, y continúo su camino.

A Farkas no le pasó desapercibido el desafortunado gesto del escudero Flaviu y le lanzó una mirada reprobatoria.

-Yo dejaría la daga en su lugar. Creo que se ha derramado demasiada sangre hoy.

Él también llevaba tiempo sin luchar y no dudaría en comenzar una pelea si creía que alguien amenazaba la seguridad del Duque con sus actos desafiantes. Se suponía que todos estaban en el mismo bando, al menos hasta que el Duque no dijera lo contrario.

Me pregunto si el Caballero Radoslav defendería a su escudero si sacara la daga.

- El Escudero Flaviu Krevcheski lleva el caballo de monta del Chambelán a los Establos.

Iacobus tampoco parecía impresionado, y menos aún, que le importara una reverenda mierda todo lo que sucedía a su alrededor. ¿Que el Chambelán, que el Mayordomo, que la puta, que el crío de teta? Las gotas de sangre caían del metal hacia el piso inexorables, mientras sus ojos continuaban ardiendo y sus labios estaban quietos en una muda mueca de fastidio. La adrenalina iba bajando, así como la furia, y el recuerdo de la estupidez de ese hijo de puta se iba haciendo cada vez más grande hasta volverse un ridículo incapaz de ser contenido en una mente. ¿Y a quién le importaba qué sucediera? Semejante hijo de puta. Si estaba muerto, bien, y si por algún motivo había de levantarse de nuevo hacia la noche, mejor. Así sabría lo que en verdad iba a sentirse la muerte, o mejor aún, la tortura de querer morir de una vez y que su mano no lo dejara expirar nunca más.

- Hay uno que salió corriendo y gritando. No sé a dónde fue. Cobarde hijo de puta.

Sus palabras estaban desprovistas de furia, como si aquel no fuera suficiente ni para tocar su ánimo.

- Dentro quedan dos, que se han encerrado en una de habitaciones. Si hubo alguien más llamado a participar de esta mierda, no lo sé.

Parecía que el caballero comenzaba a pensar en algo diferente a lo que había pensado apenas había salido de esa habitación. Echó una mirada a la instintiva reacción del escudero, y a lo que le dijo aquel hombre, y torció los labios.

- Sólo faltaría que sacaras la daga e intentaras matar a uno de éstos, joder, ¿es que la gente ha perdido el puto sentido común esta puta noche? ¿Queda alguien en este puto lugar con la cabeza sobre sus hombros?

Flaviu se fue, y Iacobus sacudió la espada Basarab. La mujer no le importaba en lo más mínimo, que se jodiera, y el crío, que espabilara, o ya se enteraría de lo que era bueno. Miró a Farkas.

- Me dirigía a ese lugar, así que, no perdamos más tiempo. A ver si alguien más pierde la cabeza esta maldita noche.

No quedaba claro a si la perdería arrancada de su cuerpo, como varias de las cabezas dentro de las estancias de Durius, o si era por montar en una locura terrible. Echó a andar hacia donde esperaría el Duque. ¿Darle explicaciones? No, para otra cosa. Joder.

¡Maldita sea!

Tener a alguien corriendo y gritando por el castillo no era lo mejor en aquellos momentos y no saber hacia donde había ido menos aún. Miró a su alrededor y estudió donde podía haber salido corriendo.

-Vilmos encárgate de buscar a ese hombre. Podría estar en cualquier parte del castillo a excepción del Salón Principal y las estancia que tienen acceso a este. A ser posible tráelo vivo, pero que no arme ningún escándalo.

Él y sus compañeros habían salido de allí y si alguien hubiera pasado se habrían dado cuenta de su presencia. Si el hombre continuaba gritando no sería difícil encontrarlo, aunque ahora todo parecía calmado y en silencio.
Los que habían quedado dentro de los aposentos privados de Durius no le preocupaban de momento, Zador se encargaría de que no salieran de allí mientras solucionaban el asunto con el Duque. Miró al Chambelán Otto para recordarle que tuviera en cuenta aquel detalle si pensaba entrar.

-Quizá sería mejor que no entrase allí aún Chambelán, seguramente estén nerviosos todavía.

No podía ordenar a Zador que se metiera allí dentro a protegerlo pues probablemente el resultado sería aún peor. Demasiada sangre y demasiados cuerpos mutilados. Escuchó las palabras de Iacobus a Flaviu.

Al menos parece que conserva la sensatez y la tranquilidad.

La reprimenda de Iacobus a su escudero demostró que era un hombre acostumbrado a mantener la calma aún en las situaciones más adversas, pero eso lejos de tranquilizar a Farkas le hizo mantenerse aún más alerta todavía.

-Esperaremos a que regrese su escudero, no tardará mucho en dejar al caballo.

No quería dejarlo allí solo y vista su falta de calma prefería que estuviera junto a Iacobus que parecía que podía manejarlo bien. Cuando regresó Flaviu ordenó a la mujer y al niño con un gesto que caminaran delante hacia el Salón Principal y se puso a la altura del Caballero y su escudero.
No le importaba mucho lo que el Duque finalmente decidiera sobre ellos o sobre los que habían sobrevivido y presenciado todo el asunto pero estaba dispuesto a matar a cualquiera que pusiera en peligro a su Señor y no pensaba dudar ni un instante. Después de una pelea los nervios solían estar a flor de piel y la presencia de las armas podía jugar una mala pasada como le había pasado a Flaviu hacía un momento.
Con la situación medianamente controlada caminaron hacia el Salón Principal dejando a sus compañeros cumpliendo sus respectivas misiones y al Chambelán decidiendo lo que quería hacer, si acompañarlos a ellos o quedarse en el patio.

tirada de valor

DAGU:

- Pese a lo terrible de las circunstancias, conservas cierto remedo de compostura, aunque ciertamente nunca habías visto a un guerrero tan terrible, y además cubierto de sangre y vísceras de pies a cabeza.

- La puerta de acceso a los aposentos privados del Primer Caballero de la Corte se abre y por ella sale un lacayo. Se trata del Lacayo Vasilov, al servicio del Caballero Durius Tremere de Slobozia.

- Rápido y fiero como una bestia salvaje, el Guerrero de Sangre Zador le atrapa y le inmoviliza con fuerza inhumana.

LACAYO VASILOV:

- Puedes intentar librarte de la presa del Guerrero de Sangre con una tirada de Fuerza + Pelea, a superar una tirada igual que él haría en ese caso.

- Cuidado, porque de momento sólo te sujeta, pero si te resistes podría interpretarse como un gesto hostil y quizá decidiese usar fuerza letal contra ti.

- Te parece que tiene una enorme fuerza física, como la de un leñador o un montañero.

El lacayo es interceptado por Zador, inmovilizado, no deja de patalear y moverse en una invitación a ser liberado, observando a su alrededor - ¡Guardia! ¡Rápido! ¡Durius Tremere está herido! ¡Iacobus Radoslav le atacó! -

- Uno de los Guerreros de Sangre del Duque comienza a buscar por el castillo, parece como si estuviera olfateando el aire.

- Cuatro lacayos salen de las cocinas. Dos portando una olla grande con agua tibia y otros dos portando una más pequeña con vino caliente. De esos dos uno de ellos es Visany, sobrino de Innya, hermano de Dagu y primo de Lindor.

- Démonos prisa. - digo.

De repente veo a mi tía.

- Ya tenemos preparado lo que nos pedísteis. - digo al llegar a la altura de Innya.

EN MITAD DE LA MADRUGADA:

- En una gélida noche de invierno transilvana.

- El patio está tenuemente iluminado por la luna creciente, las estrellas y algunas antorchas sujetas a los muros.

- Cerca de la zona sur del patio, por donde se accede a las cocinas y la zona del servicio, están Innya, Dagu, Visany y tres lacayos feudales del castillo.

- En la zona oeste estaba el nuevo Chambelán de la Corte, Otto de Sajonia, se ha acercado a la posición de Innya y Dagu.

- En la zona Norte está el Guerrero de Sangre Zador, que sostiene con fuerza al Lacayo Vasilov.

- El jefe de los Guerreros de Sangre, Farkas Deli, ataviado con una pesadísima cota de mallas y una piel de oso negro, y portando una espada ancha desenvainada en la mano, está en la zona este. Cerca suyo está el Escudero Flaviu Krevcheski, que regresa de los establos del castillo.

- Un tercer Guerrero de Sangre, Vilmos, se aleja olfateando hacia el este.

- Hacia el centro del patio se alza, temible y majestuoso, el Caballero de los Cárpatos. Su pesada armadura de caballero, de placas y mallas, está cubierta de sangre y vísceras. Porta espada y dagas envainadas en sendas fundas que penden del cinturón de armas. En la diestra lleva además otra espada ancha, ensangrentada de la punta a la empuñadura. Parece que el Segundo Caballero de la Corte se disponía a caminar hacia el este, hacia Farkas Deli.

VISANY:

- Tirada de Valor, oculta y secreta, en dados de 10 desglosados, dificultad 7.

-Visany...-Innya musitó el nombre de su sobrino, preocupada, mientras mantenía a Dagu bajo el amparo de la capa protegiéndolo del frío, miró a Farkas y cogió aire antes de continuar hablando- tienen orden de socorrer al caballero Dravescu, señor Farkas... y de buscar a Maserrak-añadió- mas mis sobrinos no saben donde se aposenta-dejó la sugerencia de que les indicara el camino a los aposentos de Maserrak y que continuaran su labor en el aire.

- "Grrr..." -

Gruñe mientras sostiene a Vasilov, que no hace demasiada fuerza para liberarse, mientras expone casi a gritos lo que él afirma que ha sucedido.

- "Nifff, niff..." -

VISANY:

- Nunca habías estado tan asustado en tu vida, pero por algún motivo milagroso logras mantener la compostura y puedes actuar con total normalidad.