No estaba el Capitán. Para cumplir las órdenes que le había dado tendría que dejar a esos guardias solos un rato.
—Hakir, como no voy a poder convencerte de que vuelvas a descansar, intenta que no se derrumben otra vez mientras busco al Capitán.
—¡Guardia Ducal! Preparaos para continuar las labores de guardia del castillo. El Capitán enseguida os dará órdenes.
—¡Mankai!—nombró a un guardia—Acompáñame.
Itsvan se dirigió a las mazmorras con él, esperando que la situación se hubiera normalizado ahí abajo.
A las mazmorras con un guardia.
Elena miro a los guardias ducales con desconfianza, pero aun no sabía qué hacer.
Por favor guíame.
Rezo para sí misma, mientras paso a paso buscaba una mejor posición en el patio donde observar lo que ocurría, todo con la cautela de una liebre de otoño, lista a correr a refugiarse en cualquier momento.
- Itsvan se dirige a las Mazmorras acompañado por otro guardia ducal magyar.
// Sale de escena: Itsvan. - Sigue en: Mazmorras.
- Sí, mi señora. - Asintió con una reverencia, cargada de respeto y humildad. - Le acompañaré hasta su habitación y volveré para cumplir mis obligaciones en la protección y vela de este castillo. - Dicho esto, esperó a que su señora marcara el ritmo, marchando el detrás y en el más rotundo silencio.
Lanzó una mirada a la sirvienta cuando la vio aparecer, pero no le dirigió palabra.
- El Guardia Itsvan regresa al Patio del Castillo, acompañado del guardia Mankai.
// Entran en escena: Itsvan, Mankai. - Proceden de: Mazmorras.
Elena sigue buscando, cree ver a su señora, pero no puede confirmarlo de tan lejos.
Aunque fuese mi lady, no me apetece estar con ella.
Eso pensaba, sin embrago el miedo de los horrores que había visto la animan a acercarse con cautela.
Elena busca saber si es su señora a quien cree ver.
- La sirvienta Elena se acerca a la sombra que le parece puede ser Dama Radovina y efectivamente descubre que es ella, sus ojos rojos siniestros brillan delatoramente a la luz de la Luna.
El Capitán se va, dejándome solo ahí. Le veo irse mientras siento como aquel sentimiento me inunda, sabiéndome humillado y menospreciado. Mis ojos comienzan a humedecerse y siento una gran frustración. Intento contenerla y de pronto entiendo que ni siquiera eso necesito pues nadie se fija en mí y a nadie le importa nada de lo que haga, sienta o deje de hacer.
Camino lentamente hacia mi habitación. Es tarde y nadie necesita a un niño a estas horas de la noche.
//A mi habitación
PRIMERA HORA DE LA MADRUGADA.
SEIS DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
- El joven Lindor de Slobozia sale del oscuro Patio y se dirige a la Zona del Servicio.
// Sale de escena: Lindor. - Sigue en: Zona del Servicio.
El Capitán tardaba mucho, y había bastante que hacer aún. Dirigiéndose a los guardias señaló las antorchas apagadas en la muralla y la barbacana.
-Vamos a encenderlas, que el Capitán no piense que estamos durmiendo en el patio. Buscad y encended algunas antorchas. Después -señaló a un par de guardias-, subid y haced una ronda encendiéndolas. Tú -señalo a otro-, ve a la barbacana y pregunta cómo están, que no piensen que nos hemos olvidado de ellos, después vuelve.
Itsvan se sentía incómodo teniendo que dar órdenes a sus compañeros guardias, pero era eso mejor que seguir a oscuras en esta noche llena de peligros.
Permanecí a en el lugar donde llegué al patio. Debía hacer uso de todo mi tesón para mantener la compostura, así que no podía hacer más que observar desde mi posición, apoyando en la lanza y sujetando el escudo, con pose marcial.
La procesión iba por dentro.
- ¿Dónde estará el Capitán? - Pensé, mientras mis ojos se movían por toda la extensión de negrura que cubría el patio.
Elena dudo, prefería mil veces al niño que se retiraba, simplemente el castigo que recibiría la mantenía a raya. Con eso en mente se atrevió a preguntar.
¿Mi lady?
Una parte de ella deseo haberse quedado en la torre, pero el miedo era quien ganaba.
Esperó pacientemente a que Elena se acercara, mirándola con el rabillo del ojo y una pose firme.
- Elena, ¿dónde estabas? Me dirigía a descansar un rato, ven a prepararme la habitación.
Le hizo un gesto con la mano a Boru y se dirigió a las estancias de invitados.
//A las estancias de invitados.
Elena asintió, la odiaba, a pesar de que sus dogmas prohibían eso, y por más que quisiera, no podía perdonarla, aun así, asintió y obedeció.
En la Torre, estaba en la Torre… sus habitaciones estarán listas, cuando guste.
Acompaño a la dama hasta la estancia de invitados, todavía le calaba el miedo por lo ocurrido hace rato.
No pienso decirle que sus habitaciones ya están listas.
// A las estancias de invitados.
Boru se limitó a asentir con la cabeza ante el gesto de su señora Radovina, y se puso tras ella, encaminándose hacia la habitación de invitados sin abrir la boca y sin levantar la mirada un solo segundo.
//A las estancias de invitados.
- La Dama Radovina se dirige a su habitación de soltera, en las Estancias de Invitados, seguida por su sirvienta Elena y por su leal guardia Boru.
// Salen de escena: Radovina, Elena, Boru. - Siguen en: Estancias de Invitados.
Y así, el patio se vació de habitantes del castillo, dejando la explanada para sus moradores habituales: la guardia ducal.
Observé con detenimiento las tareas llevadas a cabo por los guardias en plena noche. La encendida de antorchas y demás cometidos que había ordenado el buen guardia ducal Itsvan.
Mientras tanto, escrutaba la noche. Lo hacía, esperando que todo aquello finalizara pronto, pues de presentarse nuevamente combate, encontraría mi muerte en él. Seguro. Y no me apetecía morir aún. Pero si así era, y la muerte venía en mi encuentro, prefería verla venir y no me sorprendiera sin siquiera tener tiempo de paladear el momento.
Motivo: Percepción + Consciencia
Tirada: 7d10
Dificultad: 7+
Resultado: 6, 10, 3, 10, 9, 4, 10 (Suma: 52)
Exitos: 4
Hago una tirada de per+consciencia, porque me apetecía hacer algo y creo que puede ser pertinente.
GUARDIA HAKIR:
- Todo parece tranquilo por ahora. No parece que ninguna nueva amenaza vaya a plantarse ante la puerta del castillo. Con un poco de suerte puede que paséis una noche tranquila, o al menos el resto de la noche.
- El Chambelán Otto de Sajonia sale de las Estancias de Invitados. Enseguida observa que las antorchas vuelven a estar encendidas y que hay una docena de guardias en sus puestos. Los guardias le miran con temor, pues su aspecto es pálido, cadavérico, hambriento...
- Poco después llega también al Patio el Capitán Zarak, visiblemente enfadado.
// Entra en escena: Otto. - Procede de: Estancias de Invitados.
// Entra en escena: Capitán Zarak. - Procede de: Mazmorras.