CASTILLO DE BALGRAD: ZONA PARA EL SERVICIO.
- La zona del servicio del Castillo de Balgrad comprende las cocinas en sí, una cámara adyacente que se usa para guardar platos y material diverso, y también como comedor, sala de estar e incluso improvisado dormitorio para el servicio. Hay también una despensa (usualmente cerrada con llave) y una pequeña antesala a la misma que sirve como "despacho" al Mayordomo del castillo.
INNYA, DAGU, VISANY:
- Anoche os quedasteis durmiendo en la zona de los sirvientes.
- Por la mañana comienza la actividad de los siervos del castillo.
// Viene de la escena del Castillo de Balgrad.
Un muchacho llegó corriendo a las cocinas, y le habló a Innya de lo que el Senescal requería.
-De acuerdo, lleva tú la pileta con agua, yo le llevaré un poco de pan y leche tibia. ¡VAMOS!
En respuesta a un post privado en la escena del Castillo, a la que no puedo acceder.
¿Estamos sólos nosotros 3?
- En las cocinas hay varios siervos y criados, todos parecen somnolientos y con poca prisa por iniciar las tareas rutinarias del nuevo día.
Yo ya he dicho que voy a la cocina para coger algo de pan y me dirijo rápidamente a los Establos para empezar a trabajar.
- Visany sale hacia los establos.
- Innya sale de la zona de la servidumbre.
// Ambos pasan a la escena del Castillo de Balgrad.
Dagu acompañó a su hermano en dirección a los establos, el olor a excrementos comenzaba a inundar sus fosas nasales conforme se acercaban.
- ¿Que te ha parecido dormir en unas cocinas, hermano? Yo lo he encontrado hasta cómodo. - le sonrió a su hermano, tratando de animarlo.
- Dagu sale hacia los establos.
// Cambia a la escena del castillo.
NIZIYA, MAYORDOMO OTTO:
CAMBIO DE ESCENA:
- Seguís en: Zona del servicio.
- Viene de: Castillo del Duque.
- Vosotros cinco- indicó a los sirvientes que encontró en el comedor.- Y tú. Tú también. Subid y preparad dos dormitorios. ¿Sabéis donde están las nobles señoras Szantovich?- Los miró con suspicacia.- Sí, seguro que lo sabéis a la perfección… Los dos que quiero que preparéis deberán estar en el ala opuesta del castillo. Subiré en un momento para comprobar que está todo listo. ¡Venga, los quiero limpios y aireados ya…!
Esperó a que se marcharan antes de girarse hacia Niziya. El no tomaría asiento, la sola idea de que en un descuido pudiese posar la espalda en el respaldo le hacía ver las estrellas. Eso no significaba que no pudiese ofrecerle un asiento a ella.
- Por favor, siéntate. Me podrías repetir para qué quieres verme.
No podía rechazar un asiento ofrecido por el mayordomo Otto, y la verdad es que ya llevaba muchisimas horas de pie esperando y mi cuerpo ya no estaba joven, por loq ue notaba el paso de las horas con mucha más intensidad que hacía unos años.
- Muchisimas gracias. - Tomo asiento pacientemente y suspiro de agotamiento. - Verá mayordomo Otto, yo lo único que quería era saber como estaban mis hijos, si su compartamiento era el adecuado y como es que habían partido... como veis son simples preocupaciones de una madre...
“Simples preocupaciones de una madre…”
Como un vencejo voló lejos de aquel castillo, de aquellas tierras en las que era un extranjero. Los vientos le llevaron al lugar que lo había visto crecer, a la ciudad de su niñez. En su conjunto le resultaba borrosa, tan confusa como distantes eran los recuerdos, pero los detalles seguía viéndolos tan claros como si estuviese allí: una ventana, un fuego y una madre.
Si ella aún vivía debía estar más preocupada que Niziya, siempre que no hubiera perdido hacía años la esperanza de que su hijo estuviera con vida.
- “Pero todo ha sido para mejor…”- se dijo. Y con un largo suspiro el vencejo quedó sin aire que sustentase sus alas y cayó.
- Tus hijos están bien. Trabajando, como se espera de todos los hombres de bien. El dónde, me temo, no es algo que pueda compartir. Prudencia y lealtad me lo impiden. Lo que sí te puedo decir es que no se espera que estén fuera por mucho tiempo. Respecto a su comportamiento poco puedo decir habiéndolos conocido ayer, pero no creo que en ese tiempo hayan hecho nada que pueda hacerte sentir menos orgullosa de ellos. En todo caso sería lo contrario.
UNA HORA ANTES DEL OCASO.
Un guerrero magyar imponente que desprende un olor bestial a sangre y a carne cruda entra en la zona para el servicio.
- "Mayordomo, venid conmigo." -
El mayordomo olfateó el aire cuando percibió el tufo que precedió a su inesperado visitante. Estaban junto a la cocina, no era un olor extraño en aquel lugar, claro que no recordaba haber dado orden de que se matase a ninguna res como para que el olor a sangre resultara tan intenso.
Se levantó para descubrir qué demonios ocurría en la cocina y en la puerta a punto estuvo de chocar con el guardia que lo había ido a buscar. Al olfatear de nuevo el intenso olor desprendido por él, en aquel momento tan cercano a él, comprendió que en la cocina no estaban matando a ningún cerdo, pero con la sorpresa y la impresión Otto estuvo a punto de gritar como uno al ser degollado. Consiguió controlarse, como siempre hacía, y asintió.
- Sí, sí. Por supuesto. Ahora mismo.- ¿No era aquel uno de los guardias más personales de su señor? Debía ser realmente importante si el Duque había enviado a uno para mandarlo llamar.- Se ha hecho tarde, será mejor que vuelvas a casa. Y no te preocupes, tus hijos están bien- fue lo último que dijo a la campesina antes de seguir al guardia sin perder más tiempo.
- El Mayordomo Otto y el guerrero de sangre salen fuera de la zona del servicio y se dirigen hacia los aposentos privados del Duque.
Niziya abandona la zona de servicio y sale al patio del castillo.
El Mayordomo Otto de Sajonia llega a la Zona del servicio.