Partida Rol por web

Dio un último paseo por la cocina, una última ronda antes de cerciorarse que todo iba como debía. La primera tanda de panes de las destinadas a los menesterosos que se reunirían esa tarde frente a la Iglesia estaba lista y enfriándose. Unos cuantos panes más se terminaban de cocer en el horno y varios más saldrían de las manos de las cocineras que en ese momento se afanaban amasando.

- Todo bien- musitó. Y con un prolongado suspiro de alivio tachó con profunda satisfacción esa obligación de su lista. Pero todavía había más por encima y por debajo de aquella, la mayoría relacionadas con el entierro...

Todo gozo por el trabajo bien hecho desapareció con aquel pensamiento, con el simple recuerdo.

- Tú y tú. Y vosotras dos también, venid conmigo. Coged escoba, agua, trapos y estropajos; hay trabajo que hacer.- Trabajo con el que mantener la mente ocupada.

Tan pronto se hicieron con lo que les pedía él y los sirvientes salieron de la zona de la servidumbre.

- El Mayordomo Otto se dirige a las habitaciones nobles del castillo.

- Apenas quedan habitaciones libres, con la llegada de los Szantovich y los Dravescu. Ahora hay que preparar al menos dos estancias más para los Basarab. Si siguen llegando invitados permanentes a la Corte no va a haber dónde alojarlos.

El revuelo que había causado las preparaciones del castillo para la llegada de los nuevos invitados me ponía nerviosa. Yo tenía que encargarme de alimentar a todos y cada uno  de ellos y mientras el Mayordomo Otto repartía trabajo entre los demás sirvientes yo me quedé en la cocina hastiada y acalorada a causa de los fogones que yacían encendidos bajo el gran caldero con agua a punto de hervir. Preparar comida para tantas personas era una tarea harto complicada más, gracias a mis años como cocinera y a que no había nadie en la cocina molestando, conseguí preparar una deliciosa sopa con la que esperaba que los invitados disfrutaran pues me había llevado varias horas prepararla.

Tapé el caldero para que el calor se conservara pues aún faltaba tiempo para la llegada de los invitados y me dispuse a limpiar la cocina con intenciones de que, si a alguien se le ocurriese entrar allí, no pudiera darse cuenta de que la cocina había sido usada.

El Joven Dagu estaba durmiendo por todo lo que el día le había deparado, la noche pasó lenta, sin sobresaltos, hasta que un ruido provinente de la zona del castillo perturbó su sueño, mas al no ver a Visany, pues no era normal que después de un arduo día de trabajo no se encontrase durmiendo, se levantó de la cama y miró por la puerta entreabierta, había pasado la media noche, pero solo vio el patio vacío así que al no poder dormir por el momento decidió salir a tomar aire y caminar por los patios...

VISANY:

- Estás durmiendo plácidamente envuelto en mantas, sobre un montón de paja en el suelo, bajo una de las mesas de la cocina. Apenas te molesta la ocasional rata que corretea cerca.

- En mitad del sueño te parece escuchar un grito, pero te parece que es parte de tu sueño, por lo que perfectamente puedes ignorarlo y seguir durmiendo.

No era un sueño tranquilo, Innya sonaba con una personita pequeña perdida en una gran mesa de comensales parecida a la que el señor Senescal solía sentarse. Las copas de vino eran demasiado altas y la jarra demasiado grande.

-¡¡LA COPA, MUCHACHA!!-tronaban las voces golpeando con sus enormes palmas la mesa, haciendo peligrar la estabilidad de la chica sobre la superficie. Innya corrió hacia la jarra repleta de vino y la empujó de alguna manera usando su peso para moverla. La jarra se movió pero la precaria situación de ésta hizo que al empujarla para moverla un poco se precipitara al suelo, vertiendo al suelo la jarra que derramó su contenido borgoña por el suelo de piedra con un sonido metálico.

Al mismo tiempo se oyó un grito sobre sus cabezas.

¿Era el sueño?

Innya abrió un ojo enfrentándose a la oscuridad y esperó a que su vista se acostumbrara relativamente a la penumbra imperante.

-...-se llevó una mano a la frente como maldiciendo la extraña naturaleza de su sueño. El grito había servido de detonante para abandonar la surreal escena onírica. Se levantó alisándose el faldón acompañada por el suave roncar de sus adorados sobrinos.

Encaminó sus pasos hacia la puerta, más llevada por una inconsciente curiosidad genuinamente femenina que por el sentido común que le exigía quedarse durmiendo y descansar o sería un día más duro de lo que estaba habituada.

- Innya se levanta medio dormida y sale de la cocina en dirección al patio del Castillo.

Entró corriendo y respirando agitada en la cocina, tanteando tomó una cacerola y un cucharón golpeándolos para despertar a quienes se encontraban en la cocina... y en los alrededores con tanto alboroto resonando entre los muros de piedra.

-¡¡Arriba!!¡¡Hervid vino y agua, es de suma importancia!!-anunció a bombo y platillo- ¡Lo necesito para llevarlo al caballero Dravescu! ¡Deprisa no hay tiempo que perder!Tiene que estar listo para cuando vuelva de buscar al señor Mase...-entonces, tarde, cayó en la cuenta de que sus buenas intenciones podrían caer en saco roto-¡cielos!-exclamó llevándose las manos a la cabeza dándose  con el cucharón y la olla en la sien haciendo que se quedara atolondrada medio segundo-¿¡DONDE  ESTAN LOS APOSENTOS DEL SEÑOR MASERRAK!?

- ¿Eh? - digo despertando subitamente por las voces de mi tía. ¿Qué ... quá pasa?

- Preguntad a Bucus o al Mayordomo Otto. - digo cuando termino de asimilar todo lo que acaba de decir mi tía. Cualquiera de los dos sabrán decirte donde están los aposentos de Maese Maserrak. - añado. Yo tan sólo sé donde da clases a nuestro primo. Aunque no creo que sus aposentos estén muy lejos de dicha sala no puedo asegurarlo.

Mientras contesto a mi tía empiezo a preparar todo lo que nos ha encomendado. Aunque no entiendo el motivo de hervir vino.

- Dagu, hermano, échame una mano con este ánfora de vino. - le digo agarrándola por mi lado.

- Tía, ¿cuanto agua y cuanto vino tenemos que hervir?

DAGU:

- Te revolvías en un sueño inquieto, y de repente llega tu tía dando gritos...

- Innya ha vuelto a la cocina hecha un mar de nervios.

-Ha tenido un ataque-contestó la joven vagamente dejando los cacharros para coger una palangana y  tendiéndosela a su sobrino- lo que quepa en esta palangana de agua y una jarra de vino, querido-explicó dándole un beso en la frente a Visany- tienes toda la razón, Bucur lo sabrá pero...¿¿Y dónde encuentro a Bucur??- se mordió el labio toda un manojo de nervios incapaz de quedarse quieta.- daros prisa con eso que cuando vuelva tiene que estar todo preparado, querido.

En lo que alguno de sus sobrinos contestaba volvió hacia la puerta para emprender de nuevo la carrera según le dieran una respuesta sobre donde encontrar a Bucur que le llevaría junto a Maserrak y a Maserrak junto al caballero.