Partida Rol por web

Los lacayos saben que Visany goza de cierto favor entre las personas importantes del Castillo, por lo que obedecen sus órdenes sin rechistar.

QUINTA CAMPANADA, MADRUGADA DEL CINCO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

Después de varios minutos, Visany vuelve a las cocinas. Ha organizado afuera para que se ponga en marcha mi plan y así el aceite esté a su máxima temperatura una vez que los atacantes lleguen. Me pongo orgulloso por haber sido de ayuda en algo y hago caso de lo que mi primo me dice:

 - "Entonces iré a descansar. Si necesitan cualquier cosa, despiértame por favor."

Luego de eso me dirijo a mi habitación, donde me acuesto luego de poner una silla tapando la puerta. No quiero que si entran al castillo puedan entrar tan fácilmente a mi dormitorio y atraparme durmiendo.

- El cansado guardia Boru, al servicio de Dama Dubieta, llega a las Cocinas casi arrastrando los pies.

- Enseguida ve que ha habido mucho movimiento por la zona, hay señales de que ha habido mucha actividad de fuegos y ollas en la cocina.

- Ve a los sirvientes Niziya, Pavetta, Gretta y Visany, todos ellos con expresiones de intensa fatiga. En un rincón está Dagu, inconsciente y con la destrozada mano vendada. El vendaje está rojizo por la sangre.

- No ve a Lindor, pues se encuentra descansando en una habitación contigua a la despensa. El resto de criados también han salido.

FALTA MEDIA HORA PARA EL CANTO DEL GALLO.

CINCO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

- Visany sale al Patio del Castillo.

AMANECER DEL CINCO DE MAYO, AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

Cansado, derrumbado, derrotado por mi propio cuerpo esclavo de las necesidades mortales tales como comer, dormir y respirar. La última, algo que ya estaba haciendo. La segunda, algo que no se podía permitir, y la tercera, algo que debía solucionar ahora. Miró a su alrededor, con gesto cansado. Intentaba alzar los pies cuanto podía, pero podía sentir las ampollas bajo las botas torturarle, podía sentir el significado del dolor en su piel, las ganas de visitar las letrinas e incluso como su estomago le torturaba por no darle nada en los últimos dos días.

Se acercó a la despensa mientras observaba a los allí trabajando. Todos parecían haber perdido la esperanza. Cansados, solo con el deber como única fuente sustento e inspiración.

No.

Boru se equivocaba. No era solo el deber. Era el deseo de supervivencia lo que los empujaba a seguir de pie, trabajando sin descanso mientras él tomaba de la despensa un mendrugo de pan, y media jarra de vino. No atrevería a llevarse nada de carne o queso si no era Su Señora quien se lo ordenaba.

Y hecho esto, sin nada más que una jarra de barro, abandonó el lugar sin decir palabra, como un alma en pena, de vuelta al Gran Salón.

- Boru encuentra vino y algo de pan y se va con ello de regreso al Salón Principal.

- Ningún humano puede mantener la tensión eternamente, y todos los presentes se han ido quedando dormidos.

Una criada comienza a despertar a todo el mundo.

- "El señor Schaar Dvy quiere que todos vayamos al Patio..." -

El sueño me abandona después de varias horas. Nadie ha venido a despertarme pues todos están en situación similar o con preocupaciones más relevantes. Aun así, escucho a la criada llamar por orden del otrora caballero.

Me pongo de pie y me preparo con mis ropajes de Paje de la Corte por si se me requiere para algo y me encamino al punto de reunión. No quiero quedar marginado de nada y deseo ayudar en lo que pueda, por poco que sea.

- Todos salen al Patio del Castillo.

- Mikail y Enrietta llegan a las Cocinas y las encuentran desiertas. Todos fueron convocados al Patio.