Partida Rol por web

¿Estaba realmente dispuesto a matar a sacerdotes y niños? Se preguntó, mirando a Schaar sin parpadear, sorprendido por sus palabras. Él era un hombre. Un simple hombre, y los juegos de poder de criaturas sobrenaturales le iban grande. Sentía temor, y pena. No se veía capaz de alzar su arma contra un niño.

Miró a Tomescu, tragando saliva. No, él no debía cuestionar, ni plantearse que debía o no hacer. El debía obedecer, ser fiel, no cuestionar o pensar. Agachó la mirada, echando un vistazo a los cadáveres que debía quemar. - Quemaremos los cadáveres, señor. - Y tras eso, se giró hacia los cuerpos de sus enemigos, intentando amontonarlos y buscar madera para iniciar una hoguera.

Quería hacer algo para no pensar en todo lo que estaba pasando. Mantenerse ocupado.

A pesar de todo Schaar notó la mirada de Boru y negó con la cabeza.

- No tengo intención de matar a los hijos de los basarab, invitados de nuestro señor. Pero sí de devolverlos al castillo, en su calidad de invitados, tal como él ordenó- le explica, para luego mirar hacia la zona norte que le han señalado- Cualesquiera estas muertes eran necesarias. Ahora vamos. Tomescu, conmigo. Boru, reúnete con nosotros cuando los cadáveres estén ardiendo.

Tras las palabras me acerco a la zona norte, para ver por donde pudo entrar el vampiro.

SCHAAR:

- Tirada Oculta de Percepción + Investigación.

SCHAAR DVY:

- Probablemente, necesitarás dedicar varias horas a registrar esta zona palmo a palmo, pulgada a pulgada.

No pudo creerle. Sencillamente, Boru no pudo creer en las palabras de Schaar en cuanto dijo que no mataría a los niños. Después de lo que había visto, pensaba de él que era una bestia, un animal, un ser sobrenatural. No por ello su lealtad iba a flaquear, pero ahora le temía, y temía de su piedad.

Sin dudar más, y aguantando ciertas arcadas o miradas hacia los milicianos que parecían haberse vuelto locos -realmente, pensaba que si seguía viendo tan horribles sucesos acabaría como ellos- para centrarse en la tarea de quemar los cadáveres... y de paso buscar algo de valor entre los cadáveres.

FALTAN MENOS DE DOS HORAS PARA EL OCASO.

BORU:

- Encuentras monedas de cobre, al menos de cuatro docenas.

- También hay camisotes de mallas, lanzas y escudos.

- Aparte, los siervos Basarab llevaban dagas, y tres de ellos unas magníficas armaduras, tan recargadas y pesadas que es necesario tener fuerza sobrenatural para moverse con ellas puestas.

- Los milicianos muertos no parecen tener nada de interés, armaduras de cuero de mala calidad. Sus armas, antes de ser desarmados eran lanzas y escudos de calidad corriente.

Quemó los cadáveres y guardó las monedas, así como se hizo con un escudo y una lanza de la milicia. Buscó un camisote de mallas que no estuviera roto, como el suyo, y que fuera de su medida. No se atrevió a tocar las armaduras Basarab, pensando que estaban malditas, por lo que hizo la hoguera con los cadáveres donde estaban los Basarab.

Y hecho esto, marchó hacia el norte, en busca del Schaar y Tomescu.

- Tomescu, Boru. Regresad y ver lo que ha pasado. Llevad a los guardias. Si han ganado nuestras fuerzas, avisad al capitán de nuestra victoria y decidle que creo haber localizado donde se esconde el aliado sobrenatural poderoso del que hablamos. Si han perdido, evitad combate y regresad a la mayor velocidad aquí. No llevéis las armaduras. Son demasiado pesadas. Apresuraos.- ordena Schaar mientras sigue investigando el lugar por donde desapareció el vampiro.

Tras la quema de cadáveres, Boru volvió junto a Tomescu y Schaar. Desconocía de lo que estaban hablando, o que habían descubierto, pero eso no evitó que mirara con cierto temor a Schaar. - Mi Señor, ya quemé los cadáveres como ordenó. - Le informó, agachando la mirada.

Escuchó el nuevo plan de acción, que debían hacer. Entrar en una ciudad con enemigos sin la armadura le parecía una soberana locura. Un suicidio. Pero por otro lado, si habían perdido el combate, y debían huir, sin armadura era mejor. Por otro lado, necesitaba saber si su señora estaba bien.

- Si, señor. - Dijo con sumisión, comenzando a quitarse la armadura. Lo que si se llevó fue el escudo y la lanza, al menos tendría algo con lo que protegerse. - Ahora vendremos. - Informó, girándose hacia Tomescu y asintiendo con la cabeza, para después mirar a los milicianos. - ¡Ya lo habéis escuchado! ¡En marcha! -

Estoy a punto de darle un coscorrón a mi amigo Boru.

-Se refiere a esas armaduras bobo- señalo las ornamentadas y pesadas armaduras del enemigo- ¡en marcha!- hago eco de las palabras de mi compañero, como si de un barco se tratara. 

Mis costillas me duelen al moverme, pero no es tiempo de preocuparme de eso ahora, ya habrá tiempo si salimos de esta. Ir en la dirección opuesta de un ser superpoderoso y sobrenatural me parece de las mejores órdenes que me han dado.

- Boru y Tomescu emprenden el camino de regreso a la ciudad, seguidos de los derrotados y desquiciados milicianos. Boru se ha agenciado algo de botín, quizá un recuerdo de sus años pasados como bandolero antes de que Dama Radovina jurase lealtad al Duque Kadar.

Sigo registrando mientras espero. Pongo las armaduras ceremoniales basarab a mis pies mientras busco. ¿Son mejores que la armadura que llevo ahora?

SCHAAR:

- Son armaduras muy barrocas y recargadas, y por tanto tremendamente caras. Requieren Fuerza 5 para poder llevarlas sin penalizaciones adicionales a las normales de una armadura pesada de caballero, además de haberse acostumbrado a llevarla puesta durante meses o años.

Son siniestras y resultan bastante intimidatorias, también en parte porque es evidente que un hombre normal no podría andar con una de esas armaduras puesta, una vez descabalgado de su caballo.

A efectos de blindaje y protección son exactamente lo mismo (armadura pesada de caballero). La diferencia es que la tuya es la armadura de un caballero pobre y que ha sido mercenario (reparada en herrerías malas de pueblo una y otra vez), mientras que esas armaduras Basarab son visualmente impresionantes.

QUINTA CAMPANADA. FALTA UNA HORA PARA EL OCASO.

QUINTO DIA DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

SCHAAR DVY:

- Llevas horas rastreando concienzudamente la zona.

- Has llegado a las siguientes conclusiones:

• La entrada a la guarida subterránea tiene que estar en este área, pero no has sido capaz de encontrar el lugar, tan sólo circunscribirlo a un círculo de aproximadamente diez metros de diámetro.
• Los tres Caballeros Basarab estuvieron en este lugar y después salieron (obviamente).
• Hay otros cuatro juegos de huellas, de los cuales sólo tres parecen regresar, aunque esto es confuso pues parece que algunos entraron y salieron varias veces.
• Entre los tres juegos de huellas que parecen regresar a la guarida, uno probablemente pertenece a un caballero con una armadura increíblemente pesada, y también con las suelas de metal de su armadura muy desgastadas. Quizá sea una armadura muy vieja.
• De los otros dos juegos de huellas, uno pertenece a un tipo grande que va descalzo, y otro a uno que de tamaño normal que lleva zapatos.
• En total sólo había siete juegos de huellas distintas, siendo tres las de los hermanos Basarab, que probablemente ya hayan sido derrotados, pues en este momento escuchas los pasos del Capitán Zarak mientras se te acerca por la espalda...

- El Sol ya se ha puesto cuando el Capitán Zarak llega al lugar donde se encuentra Schaar Dvy, con una rodilla en tierra, examinando minuciosamente el terreno de las ruinas lleno de cascotes, polvo y piedras desgastadas. Con esta luz no es probable que pueda escudriñar mucho más.

- Hay una hoguera donde arden con ganas un buen montón de cadáveres.

- Cerca, tiradas en el suelo están tres armaduras negras extrapesadas barrocamente decoradas. Resultan siniestras incluso estando vacías.