Partida Rol por web

La sentencia de su prima arrancó a Radovina un ligerísimo amago de sonrisa, que murió nada más nacer, y un asentimiento con la cabeza.

Nos entenderemos bien.

Cerró la portezuela del carruaje tras la marcha de Dubieta, pero se mantuvo con la cortina descorrida, para estar atenta a lo que sucedía. Vio que la comitiva no avanzaba, como era de esperar por la decisión de la que, al menos por entonces, era la Cabeza de la Familia Szantovich, y que la delegación del Castillo sí lo hacía, adelantándose el Capitán con el pendón ducal, seguido por el noble Chambelán. El resto se detuvo, con sincronía. Un recibimiento perfectamente digno.

Por su parte, el Caballero Dvy había montado en su bello corcel y encabezaba la comitiva noble, delante de los dos carruajes, éstos flanqueados por tres de sus Sargentos a cada lado.  Junto a él, Tomescu, bien alerta. Al otro lado, a pie, Boru, junto a su ventanilla. Detrás esperaban los demás guardas y las sirvientes, también a pie. 

También ella esperó, dejaría a Dubieta, como era obligado por otra parte, la ardua tarea de las presentaciones. Y, según como, comprometida. Aunque no creía que a nadie cogiera por sorpresa la llegada de las dos Damas y su séquito.

Vamos allá- el Chambelán hizo un ligero gesto con la mano al capitán  para que se adelantase con él para recibir a la Duquesa. Había observado la maniobra del caballero, a la cual no tuvo nada que objetar. Ahora le tocaba su turno. Tras colocarse a la altura de la comitiva, detiene su caballo y alza la voz ligeramente.

Bienvenidos al castillo del Duque Gyula Kadar. Es un honor para él tener a la Condesa Dubieta Szantovich en su humilde morada y a un servidor recibirla- dijo Lorand- soy el Chambleán Lorand Teleki, y estoy aquí para su servicio.

Asiento temeroso a las palabras de mi tía mientras cruzamos el puente que da acceso al castillo. Instintivamente y sin darme cuenta voy acercándome más a mi hermano mayor buscando su protección como tantas veces había hecho a lo largo de nuestra vida.

- Podéis, si queréis, realizar tiradas ocultas y secretas de Percepción + Consciencia, para escuchar todo cuanto se diga.

- Es sumar ambos rasgos y tirarlos en dados de 10, desglosados, a dificultad 7.

- Oculta significa marcar la casilla de tirada oculta.

- Secreta significa usar un post aparte para la tirada, dirigido sólo al Director.

Oyes todo lo que se dice a tu alrededor con claridad.

Dagu encabezaba la particular "corte plebeya" que parece haber elegido un mal día para presentarse en el castillo de Alba Iulia.

Viendo que la comitiva noble esta siendo recibida por personal del castillo, despues de todo probablemente les atendiesen en cuanto acabasen con los nobles, y tanto testigo les ahorraría posibles abusos por parte de los guardias de la puerta.

- Nos colocaremos a un lado de los nobles, bien separados de ellos para no molestar a sus espaderos. Cuando los hayan atendido preguntaremos por el tutor de Lindor, si entramos ahora quizás nos confundan con pedigüeños. -aconsejó a sus familiares.

Al bajarlo Schaar de sus hombros se encontró de nuevo en el carro con lo que le había costado salir de él. ¿Cuánto llevaba metido entre sus paredes de madera? No lo sabía, no se había molestado en pensarlo. Tan solo importaba la impresión y a él le había parecido mucho tiempo. Mucho, para él, seguía siendo más que cualquier número. Por suerte al tocar el suelo con los pies escuchó una promesa del caballero.

- Sí- respondió con rapidez temiendo que alguien se le adelantara y le arrebatara su oportunidad.- Sí- repitió por si no había quedado claro. Asintió a la vez con la cabeza mientras intentaba parecer serio, un caballero. Casi lo consigue, pero antes de que Schaar se girara en busca de su caballo sus labios le traicionaron y esbozó una amplia sonrisa. ¡Iba a montar a caballo!

Le dio tiempo a dar un par de saltos alternando los pies antes de que la cabeza de Tomescu asomara por la ventanilla. El guardia tenía algo que decirle y él le escuchó tan atento como la impaciencia le permitió.

- Soy valiente, Tomescu- fue lo único que respondió encogiéndose de hombros. Tiberiu no había entendido la parte en la que decía que el mundo no era divertido. Si la simple idea de montar a caballo lo hacía emocionarse tanto, al hecho de ser como Schaar le daba, en una escala del uno al diez en cuanto a divertimento, un “mucho”.

Su madre no tardó en llegar y en recriminarle que hubiera bajado solo del carro.

- Lo siento, pero Schaar tenía frío- le explicó. Asintió en respuesta a la pregunta de si había dormido bien.- Y he conquistado un castillo, el castillo de Tiberiu.- añadió sonriendo.

El revuelo tras las almenas había cesado y por el puente se acercaba ya una serie de hombres que al contrario que en su sueño, no tenían colmillos ni ojos rojos. Los vio cuando de puntillas se asomo por la ventanuca del carro mientras de fondo escuchaba las explicaciones que sobre emisarios y cortesía le daba su madre.

- ¡Te conocen mamá! Te conocen- informó a Dubieta cuando el Chambelán habló, como si ella no se hubiera dado cuenta de que la llamaban por nombre y título. Le sorprendía porque él no conocía a ninguno de esos hombres y Tiberiu había pasado toda su vida junto a su madre. Además era la primera vez que veía aquel castillo.

El Capitán Ferenk Zarak asiente cuando el Chambelán le hace el gesto de seguirle, y éste a su vez hace un gesto a la guardia para que se queden donde están. Cabalga al paso junto al Chambelán y se detiene cuando este lo hace.

Escucha la presentación de Teleki, esperaba ser presentado en sus palabras, aunque tampoco le importa. Cuando su protocolario compañero termina de hablar hace una ligera reverencia a la Condesa y vuelve a su pose erguida.

Con un asentimiento de cabeza, acompañado de un - Sí, mi Señora - mientras colocaba a su montura junto a la ventana del carruaje, donde pudiera controlar ambas puertas de entrada al mismo.

Al final, la comitiva de recepción avanzó hasta donde ellos estaban, como había comentado Dubieta y, aunque nadie había llegado a informar a los moradores del castillo de la llegada de su Señora, estos la habían reconocido y la trataban como hacía tiempo nadie había hecho, cosa que agradeció el Caballero aunque sus gestos no lo mostrara así.

Con porte regio, Schaar se mantuvo expectante pero impertérrito junto al carruaje de Dubieta, montado en su magnífico equino y embutido en su armadura, dando una imagen majestuosa, digna de la dama a la que acompañaba.

La jovialidad del pequeño ya respondía a su pregunta pero le gustaba escuchar las explicaciones de su hijo. Si no hablaban, aunque fueran de cosas tan triviales como aquellas, ¿cómo llegaría a conocerlo? Sin conocerlo nunca llegaría a inculcarle los valores necesarios para alcanzar la gloria que le esperaba.

- Ese ha sido un gran sueño –asintió sonriente- ¿Ves a los jinetes que se acercan? –señaló ligeramente con la mano- Ahora no podemos continuar hablando sobre tu sueño pero cuando sea posible me contarás tu gran hazaña.

En ocasiones le era casi imposible mostrarse contundente con su hijo, sobretodo por que aún era tan inocente que había hermosura en cada simple gesto que hacía, sobretodo cuando pretendía ser mayor. Pero el tiempo se había agotado y la inocencia no era válida en un mundo que no iba a ser piadoso con él.

- Tiberiu… -lo miró en silencio- Toma asiento –palmeó el hueco vacía que acaba de dejar junto a ella- Han reconocido el estandarte de tu padre y por ello saben quién soy. Ahora mantente en silencio y escucha.

Que debilidad la suya… Dubieta acarició su pequeño rostro con afecto al ver la reacción del niño. Iba a ser todo un ejercicio de autocontrol mantener el protocolo adecuado con aquella inquieta cabecita suya.

- Pese a que ya saben quién soy Schaar debe presentarnos igualmente –comenta al pequeño- Empezará por mí, luego irás tú, seguido Radovina y finalmente se hará conocer como mi Caballero. Todo eso con los adornos pertinentes para una presentación, pero la esencia siempre es la misma –añadió- Más tarde repasaremos los títulos nobiliarios tanto en eslavo como en griego… -quedose mirándolo un instante- Y en magyr.

TIRADAS OCULTAS Y SECRETAS:

- Percepción + Consciencia.

- Dados de 10, desglosados, dificultad 7.

DUBIETA SZANTOVICH:

- El Caballero que se ha quedado detrás del Capitán y del Chambelán... Te resulta familiar.

CABALLERO SCHAAR DVY:

- No ves nada de particular.

Tras escuchar la conversación de Dubieta con su hijo, Schaar se acomodó en su silla para comenzar a hablar. Últimamente su diplomacia estaba algo olvidada, por lo que habría preferido que fuera su Señora la que tomara la palabra, pero las normas dictaban que era necesaria una presentación previa de la Condesa, y nadie mejor que él para llevarla a cabo.

- Tengo el placer de comunicaros que tanto mi Señora, la Condesa Dubieta Szantovich, así como su hijo y heredero Tiberiu Szantovich, y su prima Radovina Szantovich de Bran, se sienten honrados ante tal ofrecimiento, no pudiendo aceptar sin haceros saber de antemano el honor que ello representa – comentó con aire solemne – y para mí, Caballero Schaar Dvy, protector de mi Señora Szantovich y su primogénito - tras lo que se llevó el puño derecho al pecho izquierdo mientras hacía una pequeña inclinación de cabeza en señal de respeto.

El Capitán Ferenk Zarak como hombre de armas que es, responde al gesto marcial en igual medida.
Esperando que otros tomen la palabra y que no dure mucho tiempo para estar cuanto antes en castillo.

El Chamelán inclina la cabeza en señal de saludo y respeto ante las presentaciones del Caballero Schaar Dvy.

Es un honor conoceros, Caballero Schaar Dvy- responde- pero será mejor que dejemos por el momento la conversación a un lado y vayamos hacia el castillo. El viaje habrá sido largo y la Condesa querrá descansar- dice el Chambelán. No quería retrasar la llegada de la comitiva al castillo. Hace un gesto al capitán, para que mande a sus soldados dar media vuelta y escoltarles en lo que queda de camino. 

El caballero de los Cárpatos permanecía a la distancia, observando el movimiento de las cosas. Mejor dicho, la falta de movimiento, pues allí sólo se movían las lenguas como el río escurriéndose sobre las piedras. Las patas de su caballo se movían apenas, hundiéndose en la tierra con la impaciencia de un animal demasiado brioso para quedarse quieto y estático. Sin embargo, su jinete pasaba el tiempo hierático, atento, con los ojos clavados en los carruajes y las presentaciones. Ya había pasado revista a todo lo demás, y estaba preparado para reaccionar. Ahora, su curiosidad estaba puesta en el niño que acompañaba a las mujeres, un niño cuyo rostro le remitía a otra época y lugar.

Iacobus sonreía, una media sonrisa que se burlaba de la rueda del tiempo.

Es como si hubiera vuelto. En realidad, han vuelto. Me pregunto cuántos años tiene.

Los plebeyos se acercaban, para cruzar el puente. La presencia de Iacobus estaba en medio de sus deseos, y el caballero miró a la mujer y a los dos niños desde la altura de su caballo y de su jerarquía. Echó una mirada a los carruajes, donde el Chambelán parecía haberse interesado por fin en tener algo de acción.

- Mal momento - les dijo a los tres plebeyos, señalando con la mirada que la comitiva volvería al puente, y los arrollaría en el proceso.

Sin embargo, hizo mover a su caballo para darles paso.