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Divitis Corduba I - Una tarde en el Potro

I. ¿Quién roba a un ladrón?

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29/03/2013, 13:50
Director

Leed el post con la música (:D) Pinchad en la zona negra del reproductor de música. (en la zona sin letras, la parte negra)

 

Año de Nuestro Señor de 1408.  11 de Abril

Córdoba, Reino de Castilla

Por unos motivos u otros, muchos viajeros llegan a la bella cudad de Córdoba, procedentes de muchísimos lugares y con motivos suficientemente personales como para no soltar prenda, aunque hay de todo. A media tarde, algunos de vosotros llegais a la ciudad tras una dura jornada de viaje: algunos lo hacéis por la meseta castellana, y entráis por la puerta de Baeza, la cual está defendida por dos torres redondas, y os encontráis a viajeros de paso hacia la ciudad de Isbilia (como decían los árabes) o las tierras de los moros en el sur. Otro, sin embargo, entráis por la puerta del Puente, la única entrada que posee la ciudad desde el Sur. Es la puerta más importante de Córdoba, ya que es el paso obligado de todo el tráfico de viajeros y mercancías procedentes del Al-Ándalus cristiano.

Nada más llegar por el lugar que sea, muchos de los viajeros y viandantes hablan de las famosas plazas, tabernas y otros lugares de la bella Córdoba, entre una de las cuáles se encuentra la plaza y la calle del Potro, centro artesanal, comercial y económico muy importante de Córdoba que se encuentra en la collación de San Nicolás de la Ajerquía, por lo visto repletas de mesones, de hornos, de tenerías junto al río, y de herrerías y tiendas de tejidos y cuero. Entre todos los rumores de cuantos os vais cruzando al iros internándoos en la ciudad, es allí, en la calle del Potro, donde suelen terminar la jornada todos los viajeros que, venidos desde Castilla o Andalucía, suelen hacer noche en la ciudad antes de continuar su camino.

En ella contemplan las cuadras donde se venden caballos, yeguas y potros (que le han dado el nombre a la calle, e incluso uno de ellos se "yergue" en el centro de la plaza sobre una fuentecilla en forma de estatua), las tenerías donde los artesanos sacan “al sol los cueros dorados ya labrados y pintados, fixados en grandes tablas”, las herrerías, las armerías y la multitud de mesones y hospederías con que cuenta la calle, como el Mesón de las Trenas, el de la Alfalfa, el de la Valdelechea, el del Mármol y, sobre todo, el de la Paja (el más concurrido, en la esquina con la calle de la Feria, y que también cuenta con boticas de la Mancebía y tiendas ocupadas por armeros).

No menos importante que la calle es la plaza del Potro, homónima, el lugar escogido para reunirse por comerciantes, mercaderes, tratantes de ganado, labriegos, soldados, viajeros y todos aquellos que llegan a la ciudad dispuestos a hacer un buen negocio o a continuar su viaje (sin olvidarse de los rufianes, ladrones, prostitutas y buena parte de la “escoria” cordobesa atraídos a la plaza por el olor de la plata como moscas a la miel). Por ello, los viajeros que deseen hospedarse en la propia plaza tienen a su disposición el mesón de la Madera, el de las Dos Puertas, el de las Monjas, el del Rincón (en el ángulo noreste de la plaza), el de los Clérigos de San Pedro, el del Cabildo y el de Doña Teresa o de la Catalana (utilizado años después por Cervantes en sus visitas a la ciudad, cuando se llamaba Mesón del Potro).

Tanto la necesidad de vuestros asuntos como la simple curiosidad os incitan a dirigiros allí, y una vez alcanzado sin mucho problema tal lugar, comprobáis que la plaza del Potro es un bullicio constante en el que se mezclan los gritos de los herreros y armeros, que pregonan sus mercancías, con el desagradable olor de los excrementos de caballos que se venden en las cuadras, o el más desagradable aún del cuero en las tenerías, y por el que desfilan gentes de todo el reino que pasean, venden, compran, comercian, observan y charlan mientras pisan la plaza alfombrada de paja y barro.

Es visible y perceptible que tenéis serias dificultades para moveros por entre la gran multitud, ya que sois constantemente empujados y zarandeados por la gente que abarrota el lugar, entre los que se cuentan, seguramente, no pocos ladronzuelos y rateros. Hay mucho bullicio: será mejor tener cuidado.

Notas de juego

Bien. Ésto es para "ir abriendo boca". Como en estos días es la quedada, no avanzaré mucho en la historia, y comenzaremos ya "bien" la semana que viene. De momento podéis interactuar entre vosotros o con las gentes del Potro.

Ruego que se suban las fichas antes de postear (si es que a alguno les falta, que se que sí xD).

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03/04/2013, 18:40
Nâzeh Ibn Radi

Un árabe de fiero aspecto caminaba  de las riendas de un viejo jamelgo cobrizo que pateaba inquieto entre tanto gentío, iba cubierto por una túnica oscura y apenas dejaba visera para los ojos y una mata de pelo negro. El viejo jamelgo llevaba las alforjas cargadas hasta los topes y en ellas podían verse varios bultos susceptibles de ser armas, aunque el discreto atuendo del hombre, no atraía las miradas de la guardia, pues Córdoba pese a estar en manos cristianas, no era ajena a la presencia de los "infieles" que haberlos los había por doquier.

Pasó el hombre entre varios comerciantes castellanos que intentaban vender lanas zamoranas a un percio exorbitado e intercambió varias palabras con ellos en un castellano bastante penoso. Finalmente, ambos hombres asintieron y el árabe se alejó de ellos.

Un momento después, se detuvo frente a los mesones de Las Dos Puertas y el de Doña Teresa y miró a uno y a otro como intentando decidirse, se paró en medio de la calle y estuvo así un buen rato.

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03/04/2013, 18:54
Diego Mendoza "Sonrisas"

La firmeza del caminar de Diego Mendoza contrastaban con las suaves formas de su tez, poco quemada aún por los estragos del sol y del tiempo. Mientras caminaba, miraba la ciudad con su rostro casi infantil reflejando curiosidad. El joven acababa de recibir ordenes de ir a Córdoba para continuar allí con su trabajo ya que consideraban que sus habilidades, poco frecuentes entre los alguaciles serían de gran utilidad en el reino. Mientras buscaba su nuevo lugar de trabajo, Diego cruzó por la plaza contemplando la gran cantidad de árabes que abía por allí sin poder evitar una mueca de disgusto. No le molestaban los árabes adultos, duros negociantes y sus hermosas mujeres, pero detestaba a los niños que siempre andaban correteando y hablando entre ellos su extraño idioma. Planeando como robarle la bolsa a uno.

Notas de juego

es el único motivo por el que se me ocurre pueda ir a Cordoba

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03/04/2013, 19:09
Simón de Ambroz

Simón abrió las ventanas de madera que daban a lo alto del callejón y se dejó impregnar por el olor hediondo y el barullo de la cercana Plaza del Potro. Ni una cosa ni la otra eran sensaciones agradables pero las veces que Simón había visitado Córdoba le había ido muy bien por lo que aquello era como un ritual de buen augurio. Así, dejó impregnar su pecho desnudo, costilla a costilla, de aquel aroma infernal como un verdadero baño de buena suerte. Sonrió complacido.

Al girar sobre sí mismo contempló el cuerpo desnudo de aquella meretriz. No era excesivamente hermosa y sus carnes se comenzaban a descolgar. Pero él tampoco era un príncipe salido de las mil y una noches... más bien parecía un jamelgo famélico al que su amo no ha tenido el valor de sacrificar a tiempo.

Mientras se acercaba se desprendió de su pantalón y se entregó a la tarea amatoria con deleite. Córdoba siempre era sinónimo de buena suerte.

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04/04/2013, 10:02
Duran Gómez "El errante"

Duran Gómez se acercaba a la zona de Córdoba que más le resultaba familiar, donde hace tiempo, con su padre venía a realizar compras de todos los productos exóticos o no que se venden. Era una ciudad caótica, y llena de suciedad, odiaba meter el pie en los charcos del agua sucia que bajaba de las tiendas dedicadas a tratar la piel animal como vestimenta.

El bullicioso era enorme, y no paraba de chocar con gente que desprecia, como son mujeres, multitud de mendigos intentando encontrar algo de limosna, y chicos que no paran de subir y bajar la calle. - Que asco de gente, voy a intentar tomar un trago.

Se dirige al Mesón de las Dos Puertas, era el favorito de su padre cuando bajaba a Granada a realizar las expediciones. Abre la puerta del Mesón...

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04/04/2013, 11:24
Yurem Saied

Caminaba medio perdido por las callejuelas de Córdoba, buscando ingredientes que pudiese conseguir de forma barata, o incluso gratuita.

Sin quere aparecí delante del hostal, donde un caballero con cara de pocos amigos, había detenido su montura, la cual yo observaba desde lejos muy atentamente.

Me acerqué hasta el caballo, y observé la baba que le caia por el hocico enredándola en mi dedo, luego olfateándola y observando a contraluz el color de esta:

-Mmm, interesante. Perdone, aguerrido guerrero -le dije al pardo que montaba al caballo- por casualidad, ¿no recordará dónde comió por última vez su caballo? -para mi mismo entre susurros- el olor me ha recordado a aconitum, puede serme muy útil... -Me acerco un poso mas y observo el barro que lleva pegado en las botas-

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04/04/2013, 12:38
Ahmed ibn Musa

 

Los jornaleros pasaban cargando fardos pesados. Las mujeres iban y venían llevando vasijas y canastos. Unos niños correteaban arrojándose cagajones de caballo. Los compradores deambulaban de puesto en puesto examinando la mercancía. Los tratantes de caballos fijaban precios con hombres bien armados. Un aguador rellenaba sus tinajas en la fuente de la plaza. La gente entraba y salía de figones, tabernas y comercios. Y nadie lo hacía en silencio. La mayoría voceaba la magnificencia de sus productos, otros gritaban indignados lo abusivo de los costes, unos más reían a voz en cuello y algunos maldecían contrariados. En un lugar donde todo el mundo caminaba de un lugar a otro y todos hacían ruido, Ahmed permanecía en silencio, acuclillado en un rincón de la plaza, alejado de los pisotones de acémilas y corceles, escrutándolo todo con interés.

Le interesaban, sobre todo, los mercaderes. Cerraban tratos y el oro pasaba a sus manos, monedas tintineantes que guardaban en cajas y bolsas. Por imitación, Ahmed palpó su propia bolsa, aunque sabía sobradamente de su escaso contenido. Por esto se había llegado a la Plaza del Potro. Con disimulo, se fijaba en las transacciones y en los rostros: quién tenía dinero y quién lo recibía, quién iba armado y quién acompañado, y quién era el criado de quién. Esa información podía serle muy útil más adelante, quizá esa misma noche, si llegaba a encontrarse con alguno de ellos.

Y, sólo Allah podía saberlo, quizá alguno precisase ayuda para transportar cueros o paja y podría Ahmed ganar unos cuartos de manera honrada, para variar.

 

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04/04/2013, 14:32
Abid ibn al-Amir

Salí de la tenería con el fuerte olor a cuero aún impregnado en mis ropas. No sabía que negocios tenía el Arif con aquel hombre, pero mi misión, entregar unos documentos lacrados había concluido y disponía de unos días de libres antes de tener que volver a las tierras de mi señor a continuar con mi trabajo.

Me acerque a la fuente de la plaza del potro a refrescarme el gaznate, la plaza estaba llena de gente de toda condición social, mercaderes, viajeros, tratantes, ladronzuelos...

Si cerraba los ojos podía distinguir y diferenciar las conversaciones de casi todos ellos, aunque la inmensa mayoría carecían de importancia para mí.

No me gustó para nada el enorme bullicio de aquel sitio, prefería la quietud de los bosques y colinas, pero el curtidor me había informado que los mesones más baratos de la ciudad se encontraban en aquella zona.

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04/04/2013, 14:54
Diego Mendoza "Sonrisas"

En esta ciudad no voy a enterarme de nada sí no preguno a alguien— decidió finalmente Diego mientras esquivaba a la multitud. Fue entonces cuando se fijó en el cartel de la posada "Dos Puertas". Con tantas puertas en el nombre bien debían saber donde encontrar una tercera. El joven entró en la posada, segundos despues de que un caballero hiciese lo propio.

Antes de entrar lanzó una severa mirada a su criado Gervasio, un chaval de 14 años con cara de poco espabilado, aunque su experiencia con él le decía todo lo contrario. Diego le pegó un suave pescozón y le espetó con el ceño fruncido para que reaccionase.

—Niño, mas vale que te cuides la bolsa y busques un buen establo para el caballo. Y no quisiera tener que recordarte que si te roban el jornal de hoy no voy a pagarte de nuevo.

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04/04/2013, 17:20
Nâzeh Ibn Radi

- La paz sea contigo hermano, pues mi caballo... -hace memoria unos segundos -comió forraje del bosquecillo que queda al norte de la puerta del Oeste, ¿Por qué lo preguntáis? - huele -yo no huelo nada en particular- cambia de tercio -me alegra ver que aún hay hermanos en Córdoba.

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04/04/2013, 22:53
Bermudo "El Justo"

Aquella era la segunda vez que entraba en la ciudad aunque en esta ocasión lo hacía a pie. Su caballo, que tan buen servicio le había hecho, había muerto meses atrás atravesada su testuz por un hacha infiel... del moro que se había atrevido a realizar aquella afrenta ni su madre le hubiera reconocido de haber seguido con vida. Recordaba vagamente algunas de las calles por las que pasaba y guiándose por su instinto acabó donde quería, la calle del Potro donde los mesones abundaban y la plaza del mismo nombre, ahora abarrotada de vociferantes gentes de todo tipo y condición. Disimuladamente se palpó bajo sus ropas para comprobar que la bolsa con el dinero aún seguía allí. De ladrones y rufianes estaba el mundo lleno pero desde luego en zona de mercado abundaban como moscas en la mierda.

Cansado y sediento como estaba y con un dolor de cabeza acrecentado por los gritos de mercaderes, chiquillos y comadres, decidió que era buen momento de buscar refugio en uno de los mesones. Además, sabía de sobra que  tabernas y posadas eran los mejores lugares para encontrar el tipo de hombres que él andaba buscando. Cualquiera de los mesones que había por allí le servía, así que entró en el que tenía más cerca, sin fijarse tan siquiera en el nombre.

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05/04/2013, 01:17
Yurem Saied

A HasAghmed:

-Saludos a ti también guerrero. Salam male cum -hago un gesto de saludo- por lo que veo somos bastantes por aquí -hago un barrido con la mirada y señalo a varios con la cabeza- Yo soy un hombre de paz -abro las manos y los brazos mostrando que no llevo armas.

Observo a la gente en la calle:

-Parece que este sitio debe ser barato, soy forastero en esta tierra, y veo que entra bastante gente. -igual dentro, encuentro mas cosas interesantes- Invíteme a algo, y charlamos dentro, el sol a estas horas puede ser traicionero para un guerrero y su caballo, y de paso me habla sobre ese bosquecillo.

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05/04/2013, 09:39
Duran Gómez "El errante"

Dentro del Mesón las Dos Puertas.

Parece que el Mesón esta muy concurrido, una de dos, o es barato o se sirven buenas viandas, por norma general las dos cosas en estas tierras nunca viene juntas.

Veo toda clase de personas dentro, ya sean "extranjeros" en estas tierras, gente de clase baja incluso algún burgués que puede que me resulte familiar.

Me doy cuenta, que detrás de mi entra un hombre alto y fornido, acompañado de un chaval que será sin duda su criado. Por las ropas que viste, debe ser alguien con un cierto rango social, y sin duda un cristiano. Al mirarle, realiza un gesto con la cabeza como de asentimiento.

Se dirige a la barra del mesón

- Perdone, que recomendaría tomar a un viajero recién llegado a la ciudad, después de un trayecto lleno de inconvenientes.

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05/04/2013, 10:16
Diego Mendoza "Sonrisas"

Diego sonrío afablemente a su interlocutor. Parecía de una buena posición social, el típico hombre que no se metía en líos y de los que daban pocos problemas sí no ninguno.

—Va a disulpadme, vuesa merced, pues también soy recien llegado a la ciudad—respondió el altisimo hombre bajando ligeramente la cabeza, más para poder mirar a los ojos a su interlocutor que a modo de saludo —de hecho acabo de mandar al chico a que busque un buen lugar para mantener a mi montura y que me diga lo que se mueve por estas calles.
Tras unos segundos mirando el ambiente de la taberna, el hombre volvió a hablar con su perpétua sonrisa en el rostro.

—Mi nombre es Diego Mendoza, para servirle a usted y a Dios. ¿Con quién tengo el honor de tratar?

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05/04/2013, 11:10
Nâzeh Ibn Radi

Mira a la taberna de las Dos Puertas

- Tengo la garganta seca, con algo de suerte tendrán agua fresca y mi caballo necesita descanso, el sol hoy luce con fuerza -ve a un mozo frente a la puerta - ¡Czhico! *-señala a su caballo y le da las bridas para que se ocupe de él mientras le hace un gesto al árabe que acaba de conocer -entremos y bebamos algo, ¡Ah! y no invito a desconocidos, aunque sean hermanos en la fe-y diciendo ésto, entra dentro.

Notas de juego

* en castellano

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05/04/2013, 22:22
Abid ibn al-Amir

Entre las múltiples conversaciones de la plaza escuché una en la lengua de mi patría. Un guerrero de Allah hablaba con un hombre que posiblemente fuera un magus sobre lo que había comido el caballo. Los ví entrar en una taberna. Pensé que un poco de conversación en mi idioma no me vendría mal pues llevaba toda la mañana hablando con infieles.

Bebí un último trago de agua de la refrescante fuente y entré en la posada.

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05/04/2013, 22:51
Yurem Saied

Para HasAghmed:

-Bueno, tenía que intentarlo, normalmente vivo en la calle, y no tengo mucho dinero, aunque si me se buscar la vida de una manera u otra. -abro la puerta- pasa, pasa, no tengas miedo.

Entro tras el, y comienzo a fijarme en todos los parroquianos de aquella posada, a ver cual podría serme de ayuda o interés...

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06/04/2013, 14:01
Duran Gómez "El errante"

Me alegro al escuchar la palabra Dios saliendo de la boca del hombre que estoy a punto de conocer. Parece que todavía existen personas semejantes a mí.

Para Diego Mendoza:

- Disculpeme usted a mi por dirigirme sin presentarme antes. Mi nombre es Duran Gómez, un buen cristiano buscando expediciones en tierras nazaríes. Y usted cual es la misión que le trae a esta bonita ciudad. Parece un hombre de buena familia.
Mirando al mozo del mesón, le pregunto. - ¿Que recomienda usted tomar en este mesión, cual es su especialidad? Tengo hambre y sed, ya que el camino fue largo.

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07/04/2013, 18:30
Diego Mendoza "Sonrisas"

Venía a ocupar un trabajo como alguacil en esta ciudad.—respondió Diego con su magnifica dentadura a los ojos de quienes pasaban por allí cerca. El hombre observaba a su interlocutor con una mezcla de curiosidad y buen ánimo mientras preguntaba al posadero lo que él mismo iba a preguntar. ¿Así que expediciones? Parece una vida interesante, aunque algo errante

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08/04/2013, 13:24
Director

La mayoría entrásteis en el mesón Dos Puertas, sin conoceros, claro, aunque alguno seguía en medio de la calle, junto a ese mesón, entre el bullicio, disfrutando del buen día de mercado aunque aguantando el "vociferio" local habitual. Entonces algunos de vosotros, mientras ya comenzábais a hablar tras algún encuentro casual y a presentaros, comenzásteis a escuchar a algunos parroquianos y gentes alrededor vuestra (del mercado, clientes, comerciante, borrachos, etc, etc.), algo de lo que hablaban con, al parecer, un poco de desatino, pero que estaba en boca de muchos. Algunos de vosotros, sin embargo, no oísteis mucho, entre el bullicio.

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