En la Plaza del Potro, al volver a pasar por allí, podíais oir a diferentes tipos de vendedores, intentando sacar el jornal del día. Vociferaban desde "¡Venid, venid! ¡Acercáos! ¡Viajeros errantes! ¡Contemplad las maravillas que traigo de lugares lejanos!", hasta... "verdura, carne de burro, tocinos varios, ¡rico, rico!"
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En este pequeño epílogo, en breves, colgaré las distintas tiendas que tiene la famosilla Plaza del Potro, para que podáis adquirir productos de todo tipo si queréis. Quizá haya también alguna sorpresilla.
Los destinatarios serán por defecto vosotros mismos (cada uno va por su cuenta hasta la noche). Es decir, no será una escena de interpretación, sino de POSIBILIDAD de adquirir productos para la campaña.
Importante: aquellos que no se hayan repartido la experiencia que les dí (y me la enseñen en la escena del Off) no podrán postear aquí.
En breves cuelgo las tiendas susodichas.
En su mayoría, había tenderetes que vendían las mismas cosas, lo cierto es que no había mucha variedad... Tampoco es que fuera una gran plaza o que su accesibilidad fuera ejemplar... el caso es que se mezclaban voces judías, árabes y cristianas... tambien venidos del reino de Portugal y las lejanas zonas norteñas, de Castilla o Aragón... Unas casi enfrente de otras y haciendo un perímetro en el cual rodeaban a los viandantes, había diversas tiendas:
PAVÉS: Escudo metálico de forma oblonga y mayor tamaño que el escudo de metal, capaz de proteger casi todo el cuerpo
del portador de los ataques a distancia, a excepción de las piernas. Aunque al tratarse de un escudo pesado, limita
ESCUDO DE MADERA: Escudo de Madera: Es una variante del escudo de metal pero fabricado en madera, lo que lo hace más barato y más ligero, pero menos resistente. En caso de recibir un ataque a distancia, el escudo de madera cubre el brazo del escudo, el pecho y otra localización adyacente, ya fuera la cabeza o el abdomen.
MOROSA: Lanza larga de origen islámico cuyo extremo se duplica en dos astas metálicas afiladas, una mayor que la otra, y cuenta en la mitad del arma con unas anillas para introducir los dedos que le proporcionan mayor estabilidad a la sujeción. Al igual que la lanza larga, sólo puede ser usada por un jinete que cargue a caballo o por un soldado que use la acción de Alancear, pero en caso de que el arma quede ensartada en el cuerpo de nuestro enemigo, se supone que ambas astas han quedado hincadas en su interior, provocándole de forma automática un daño de 3D6, en lugar de los 2D6 habituales en las lanzas largas.
Antes de pensar siquiera en gastarme parte del precioso dinero que había ganado durante la mañana, me dirigí a la calle del potro a tratar de vender un par de cosas.
Busqué un armero, cuando lo encontré entre aquel mar de tiendas parecía un hombre joven y fuerte.
Buenos días señor, ¿Cuanto me ofrerias por esto? - le dije sacando del zurrón donde los llevaba guardados, la espada corta y el cuchillo, que cogí del cuerpo sin vida de los asaltantantes.
Camino distraido mientras observoo la multitus y todo loq ue tienen, voy tocando las cosas, parlamentando y sonriendo, hasta que decido lo que necesito, coemnzando con todos al escuchar el precio con la frase:
-Muy caro, muy caro... (y niego con la cabeza haciendo aspavientos con las manos)
Me interesaría:
-Una pala (aunque si la hay mas pequeña que la de un obrero, mejor, igual lo que busco es algo para cavar en el suelo sin romper los cuchillos ni mis uñas)
-Pescado en Salazón 2 Una libra de pescado conservado en sal.
-Pan 4 dineros Una hogaza abundante de pan blanco.
-Mandrágora 1 Coste de una onza de mandrágora.
El armero elevó un poco la cabeza, sin dejar de mirarte sin mucha confianza, y echó un vistazo a lo que llevabas. No se atrevió a tocar.
No suelo comprar a los clientes... -decía-, lo que puede valer esa espada, así, a ojo, serán diez monedas a lo sumo, nada más... y ese cuchillo mejor te lo guardas... poco te daría yo por eso...
Cuando te acercaste al matrimonio de vendedores, vístes que tenían palas, y se asombraste. El musulmán, el que discutía, te miró y comenzó a preparar el pescado en salazón para llevar... Daba igual si no te lo llevabas al final, seguramente algún otro cliente lo pediría. El cristiano no hizo ascos en venderte su pan. Cuando te acercaste al vendedor del pequeño tenderete, éste te miro (tras pedir la mandrágora) te miró, comenzo a tomar hojas con su propia mano y te las mostró.
Cogidas del monte Sinaí, muchacho -te dijo fríamente-. Cuidado con mezclarla en vinos cristianos, aunque con esta poca cantidad que me pides... Mmm... -cerró el puño con las hojas dentro, y volvió a mirarte decididamente-: no la usarás contra nadie ¿verdad? Muchos la quieren para efectos aromáticos o curativos, y sabemos cómo tratarla pero... -se frenó-, desde que hubo ese gran asesinato hace poco... ¿no tramarás algo, chiquillo? -te dijo finalmente abriendo la palma ofreciéndotela-.
Puedes descontarte el dinero de la compra.
Guardé el cuchillo en el zurrón como sugirió el armero - Vendes una espada similar a esta por 68 maravedíes - le dije señalando su propia mercancía y entablando una negociación como es costumbre entre los mios.- Pero comprendo que no te fíes de los extranjeros y que la mercancía usada tiene menos valor que la nueva.
Acepto tu oferta si añades 15 de esas preciosas flechas que fabricas.
Voy guardando todo lo que voy comprando, y escucho atentamente al tendero y le hablo entre susurros:
-No, mejor que 1 dame 5 de mandrágora.
Miro hacia los lados atentamente buscando oídos intrusos y le digo mas bajito:
-No pienso asesinar a nadie, esto es para mis labores, incluso me interesarían mas cosas de herboristería, o incluso algún talismán. -hago una pausa de silencio y le comento- ¿qué es eso de un asesinato?, llegué hace poco y aún no me he enterado de nada de lo que pasa en esta ciudad...
¿Similar? -dijo con cierto sarcasmo- ¡Apenas la he visto! ¡Y a saber de dónde la has sacado! -decía riéndose mientras lo comentaba en alto delante del resto de clientes como para dar cuenta de su verborrea-. Mis productos son traídas de tierras del sur, ricas en su fabricación... ¡seguro que tu hoja está restallada o abollada! Si no compras nada... ¡lárgate de aquí! -te "espetó" finalmente...-.
Con dicha afirmanción, negaba tu propuesta de las flechas, casi intuitivamente.
Puedes hacer una tirada de Comerciar (COM)
¿Cinco...? -y sus ojos parecían penetrarte mientras se cubría un poco más con su capucha...-. Si te doy cinco onzas aquí los ojos que pueden estar vigilándonos me tumban mi puesto en el acto... ¿cinco? ¿Será posible? -todo ello entre susurros, pero perceptibles por tí-... Un gran cargo de esta ciudad lo han matado...; y que alguien me pida tanta herbaristería en medio de este revuelo no es trigo limpio... -luego oyó la palabra "talismán", y pareció sorprenderse...-, No... no sé a que te refieres, chaval... -miraba finalmente a un lado y a otro del mercado-.
Hazme una tirada de Descubrir (PER) bonus (+15%) y Elocuencia (COM)
La espada es mía sidi- le mentí al tendero-esta en perfecto estado, puedes comprobarlo, necesito el dinero para volver a mi casa, así que me veo en la obligación de malvender mi espada para comprar comida para el camino y unas flechas por si surgen imprevistos durante el viaje.
Motivo: Comerciar
Tirada: 1d100
Dificultad: 9-
Resultado: 2 (Exito)
Le miro con cara de: "pero si yo soy un hombre de paz, no he roto un plato en mi vida" mientras recojo mi paquetito.
Motivo: Per + 15
Tirada: 1d100
Dificultad: 35-
Resultado: 86 (Fracaso)
Motivo: eloc
Tirada: 1d100
Dificultad: 40-
Resultado: 88 (Fracaso)
Bien, te daré 10 monedas y no sólo 15, sino 20 flechas... pero también tendrás que incluir ese cuchillo -ahora si que parecía interesarle el arma blanca, pues quizá lo pudiera "colocar" a algún pasmado...- ¿qué me dices? Y mira que no suelo comprar a clientes... ¡Ya va! ¡Ya va! -dijo a otro cliente que le metía prisa- ¡Estoy haciendo negocios! -y era contigo-.
Crítico en Comerciar...
Te dio el paquete con las onzas*.
Andate con ojo chaval... -tu cara apenas le convenció de nada, si es que esa era tu intención-, ¡aquí vigilan muy de cerca... y sobre todo ahora...! -parecía como si te mirara ahora con cara de pocos amigos, aunque no lo veías muy bien, ya que la capucha se la recolocó, ocultando su cara un poco más-.
*Si coges 5, réstate lo que valgan 5 , no una ;)
Agarro el paquetito y lo meto en la mochila mientras me voy sin decir nada mas, ya que me pareció que en esos momentos sobraba en ese lugar.
Camino dirección a la fuente de la plaza mientras voy observado a la gente.
Ya estaba restado :P
Gracias sidi- le dije al armero mientras volvía a sacar el cuchillo del zurrón y cogía los diez maravedies y las 20 flechas- La paz sea contigo.- traduciendo el salam aleikum de mi pueblo.
Una vez liberado de la carga de las armas "recuperadas" de los ladrones continué dando una vuelta por la plaza del potro.
Actualizada la ficha.
Diego caminó por la plaza gruñendo entre dientes mientras buscaba al zagal. Quería saber donde se había metido y que narices había hecho con el caballo. Mientras andaba, miraba los tenderetes sin demasiado entusiasmo decidido a dar un escarmiento al chiquillo si no le encontraba. Además tenía que presentarse sin mas retraso a su puesto o le sería mas dificil ganarse el respeto de sus subalternos, aunque siempre podía ganarse el erspeto con el cuchillo.
Del muchacho, ni rastro. ¿dónde habíase metido? Lo cierto es que mirabas a un lado y a otro en cada tienda, hacia cada esquina; y vendedores y curiosos quedaban a tu lado a medida que ibas caminando. Muchos puestos habían en el Potro.
Puedes acercarte a alguno en especial, si quieres.
La tiendas de la calle del potro eran carísimas, todo eran productos recién fabricados, no necesitaba nada así.
Fui hasta el puesto del musulmán.
Salam Aleikum, hermano. ¿Cuantos días aguantan frescas estás empanadas? - le dije señalando las empanadas de menudillos, tal vez tuviéramos que salir de Córdoba y fuera mejor llevar algún alimento por si la caza escaseaba.
Con un suspiro, decidió presentarse en el recinto de los alguaciles. No tenía ganas de beber ni de pelear con más borrachos aunque si de desollar a cierto ladronzuelo....