Partida Rol por web

Divitus Corduba III: De Matones y Hombres

II. La última casa de la calle Palomar

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03/02/2014, 18:19
Director

 

Mas salísteis del tugurio llamado del Morisco, y para andar hasta la que se decía casa del Arrancacepas cruzásteis toda la calle Ancha de las Costanillas, que comenzaba en la misma plaza de la Piedra Escrita y acaba precisamente en la del Palomar... Era ya media tarde, y como después de dormitar tras las comidas (que así se aguanta muy bien el calor en la bella Córdoba), las gentes volvían a la calle: los niños corrían, las mujeres paseábanse con retales, fardos o cántaros y los hombres deambulaban de taberna en taberna o tal vez en busca de trabajo... O al menos todo ello era lo que debía ser, lo que debía verse: que aquella zona era la más peligrosa de la collación de San Lorenzo, y lo único que veíais eran tipos con muy mal aspecto, tanto o más que los de la parroquia con pórtico que vísteis al comienzo del barrio o como los tunantes del mesón del Morisco (un servidor apostaría a que eran peores...).

No obstante, la suerte es que no había muchos viandantes, y con ello, posibilidades de problemas, y era normal; andurrear por esos barrios era como llevarse un tajazo en el cuello al cruzar la esquina, al pasar por una puerta o al mirar de soslayo al tipo con la barba más rala y desperfecta de toda la ciudad...

Y en tanto que os acercábais a la casa, que la veíais ya de muy lejos antes de llegar, notábais que la "última casa del Palomar", como os la habían contado, era una casa normal (ruinosa y poco cuidada, como cualesquier de ese barrio, osea, corriente). Dicha vivienda la formaban un par de viviendas de vecinos, llamadas "corrales" (que estaban unidas entre sí en algún punto o pasillo interior, y que presentaban corrales o patios en su interior (de ahí el nombre); estructuras muy comunes en la ciudad), que por la altura sólo tenían una planta, que a buen ojo dedujísteis que andábanse entre las tres o cuatro varas de altura.

El exterior de la casa parecía estar construida en adobe, y su fachada estaba encalada (aunque con grandes muestras de desperfectos); también la vivienda poseía un maltrecho zócalo de piedra en su fachada, también encalado. La casa no tenía ventanas al exterior, ya que ese tipo de estructuras dejaba pasar la luz al interior por los patios interiores, abiertos al cielo por dentro.

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03/02/2014, 18:32
Casimiro López

Osea que vive ahí... Uhmmm... -murmuró Casimiro medio resguardado en la entrada de otra vivienda cercana-.

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04/02/2014, 09:52
Durán Gómez "El Errante"

No se encontraba muy lejos la casa del "arrancacepas", después de caminar unos minutos llegamos hasta su puerta, la cual era una casa totalmente abandonada, sin ventanas.

- No podemos entrar a lo bruto, no sabemos cuantas personas hay dentro, aunque nosotros seamos muchos, sería una muerte segura entrar ahí. Dije mirando a Casimiro.

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04/02/2014, 13:39
Bermudo "El Justo"

Dónde podía vivir aquel malnacido sino entre la peor escoria de Córdoba. No era mucho el trayecto entre el mesón del que acababan de salir y la casa del Arrancacepas, pero tan lleno de peligros que daba la impresión que en cualquier momento podría salir uno de aquellos a rajarles el cuello. Por si las moscas, Bermudo andaba con los ojos puestos en cada cara y en cada gesto por si tuvieran que salir de allí a las malas dejando un rastro de sangre a sus espaldas.

La casa del Arrancacepas no se distinguía del resto, igual de cochambrosa y ruinosa que las demás, sin ventanas a la calle por la que pudieran percibir algún movimiento.

- Llamamos mucho la atención aquí, vigilando la casa sin perder ojo, dando la opción que alguien vaya a avisarle de nuestra presencia. Y comprobar si está dentro es peligroso, pero tenemos que actuar de una vez por todas. Por mi parte no puedo quedarme aquí parado sin más, prefiero saber si ese malnacido está dentro. Y que el Altísimo nos proteja.

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04/02/2014, 17:49
Director

Notas de juego

Un inciso. Muchos de vosotros estáis de paso en Córdoba. ¿Quién dice que no podríais presentar vuestros servicios al criminal más temido de la ciudad? (no todo tiene que ser por la fuerza... o sí ;D )

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04/02/2014, 20:05
Abid Ibn al-Amir

Cuando parecía que ya era imposible encontrar una cloaca más negra habíada por gente de peor estofa girabas una esquina y te dabas de bruces con ella. Habíamos salido con vida del Morisco, pero la suerte tarde o temprano se acabaría.

Ni siquiera sabemos si el Bonilla está dentro o si tan siquiera sigue con vida. Si el tal Arrancacepas es tan peligroso como dicen bien puede haberle dado muerte, para dar ejemplo a aquellos a los que presta dinero.
 

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04/02/2014, 23:21
Yurem Saied

Me quedé mirando a mis compañeros indecisos intentando crear un plan.

Entonces me agaché y recogí un canto que había en el suelo y lo lancé contra la puerta de la casa que habían dicho que era del tal "Arrancacepas". Acto seguido escondí las manos dentro de mi túnica y me giré de espaldas a la puerta dando un par de pasos alejándome de todos...

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05/02/2014, 11:14
Director

Y tal que fueran críos y no contratados por una órden de caballerías, que uno de ellos lanzó una piedra sobre la puerta de la casa. No estaba ya muy lejos ésta, por lo que sonó sin mucho problema. En cuestión de segundos la puerta se abrió, y desde la distancia vísteis la silueta de dos tipos, uno que abría la puerta. Ninguno salió, a excepción de cuando vieraon que no había sido una llamada, y que en la puerta no aguardaba nadie. Entonces vieron la piedra junto al umbral.

Uno de ellos dio unos pasos, salió a la calle y miró a un lado y a otro, como si creyera que unos críos habían apedreado la entrada. El tipo parecía fuerte y no como cualesquiera indigente, aunque no por ello tenía mejor pinta y apariencia. Finalmente ojeó a vuestro grupo, que se agolpaba cerca de la casa, y sin darle mucha importancia, se metió dentro de nuevo, cerrándose la puerta.

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05/02/2014, 12:05
Yurem Saied

Cuando cierran la puerta les digo:

-Ala, ¿por qué a mi?. Ya sabemos que no hay una persona sola, y además parecen profesionales, no mendigos medio desnutridos que estén por estas calles dando vueltas. ¿hacemos algo mas o les tiro otra piedra paa que se enfaden y vuelvan a salir?

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06/02/2014, 19:04
Abid Ibn al-Amir

Hasta lo de la piedra Yurem me había parecido un compañero juicioso, pero eso había sido hasta lo de la piedra. Conociendo como se las gastaba el calatravo decidí actuar. Por que, como estuviésemos un segundo más parados en aquella calle, aquel hombre que pedía discreción, bien podría ponerse a gritar el nombre del tío Arrancacepas o liarse a espadazos con los alguaciles de la ciudad que pasaran por la calle.

No tiene sentido entrar en una casa sin saber si quien buscamos está dentro.

Voy a preguntar.- Les digo tomando la iniciativa. Aunque me costase admitirlo, le estaba cogiendo el gusto a todos aquellos los planes absurdos, pero la verdad es que hasta el momento estaban saliendo bien.- Los demás podéis ir buscando formas de entrar en esa casa, diferentes a la puerta claro. Bermudo, te importaría acompañarme.- Una cosa era meterse en la cueva del lobo y otra muy diferente era hacerlo sin ninguna ayuda o protección.- Sígueme el juego.

Dicho esto, caminé despacio hasta la puerta de la casa del tío Arrancacepas y con suavidad la golpeé.

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06/02/2014, 21:27
Bermudo "El Justo"

Discreción. Estaba visto que entre aquel grupo la palabra era poco conocida. Bermudo aún se preguntaba cómo era posible que, desde que les habían hecho el encargo y después de todo el jaleo que habían armado, aún nadie hubiera ido a por ellos. Con toda probabilidad media Córdoba ya tendría que saber de su presencia.

Enarcó una ceja al oír la propuesta del moro y, asintiéndo con la cabeza, se dispuso a ir tras él. Después de lo que había pasado las últimas horas, Bermudo no estaba muy seguro que consiguieran algo sin usar la fuerza, mas hasta el momento, y eso tenía que reconocerlo, pareciera que el Altísimo estaba de su lado.

- De acuerdo, vayamos pues.

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07/02/2014, 20:19
Zaif Mawlay

Zaif observó como se dirigían a la puerta Abid y Bermudo.
Espero que el plan de Abid sea bueno porque si no habremos de sacar las espadas. Pensó Zaif con cierto nerviosismo mientras un escalofrío le subía por la espalda.

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07/02/2014, 21:55
Hombres

La tarde se echaba encima, y las posibilidades no es que fueran demasiadas: o bien buscar una entrada alternativa, que con los corrales interiores abiertos a pleno cielo bien podría entrar (si escalar dábasele bien), o bien, como pensó Abid, llamando directamente, pues ninguna ofensa habíaisle causado al tal Arrancacepas. ¿Tendría en su poder al Bonilla o habríale ajustado ya las cuentas?

Abid y Bermudo se acercaron a la última casa de la calle del Palomar, la del zócalo maltrecho, y frente a las miradas de sus compañeros, que acosábanle por las espaldas, tocaron a la puerta. Fue entonces cuando al poco abrió la puerta el mismo tipo de antes, y tras él había otro. Ambos arquearon las cejas, se miraron extrañados entre sí. Uno de ellos habló.

¿Quiénes sois? -entonces echaron una mirada también, al resto desde la distancia en su puerta, al Errante, al Alguacil, al calatravo, y a los otros dos moros, Nazeh y Yurem-. Y no dijeron más. Esperaron las explicaciones oportunas. Tan sólo Abid y Bermudo pudieron ver el interior de la habitación.

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07/02/2014, 22:02
Director

Tras abrir la puerta, vislumbrásteis un poco el interior del zagúan de entrada. Observásteis que se trataba de una pequeña habitación de entrada que también sirvía como de establo (veíais la paja por el suelo, olía a restos de orines y heces, y había algunas alpacas y monton de paja). Por dentro había algunos poyos de piedra cercanos a la puerta, mientras que en el fondo del zaguán vísteis a un caballo que pastaba en el pesebre interior, atado por las briznas a una anilla en la pared interior. El aspecto del lugar era bastante descuidado y sucio (no tanto como la posada del Morisco, pero casi).

- Tiradas (1)
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08/02/2014, 18:17
Abid Ibn al-Amir

Bermudo y su hacha me acompañaban. Le había pedido que me acompañara solo por si las cosas se ponían feas después de lo que pensaba decir.

Mi llamo Ali.- Un musumal inculto y con fuerte acento siempre causaba menos suspicacias que uno que hablara perfecto castellano.- Nuistro siñor istá biuscando al Bionilla. Iscuchiamos in San Lorinso qui si inciuentra en casa dil tio Arrancaciepas.

Habiamos buscado al Bonilla por todo Cordaba sin éxito. Si, como pensaba que pasaría, teníamos que jugarnos la vida entrando a la fuerza en aquella casa, tenía que saber que el Bonilla estaba dentro y que no arriesgaba mi vida para nada.

Esperaba que la reacción de aquellos hombres me lo dijera.

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08/02/2014, 19:13
Bermudo "El Justo"

Bermudo dejó hablar al infiel tal y como le había pedido, aunque no pudo evitar ponerse tenso al escuchar sus palabras. Si el Arrancacepas y sus secuaces estaban tras la desaparición del Bonilla, no creía que fuera buena idea mentar al susodicho mas nada se perdía con intentarlo, sólo esperaba que tuviera un buen plan para continuar con aquella farsa.

Prefirió quedarse a su lado guardando silencio, echando un vistazo al interior de la casa sin perder detalle, buscando cualquier detalle que le pudiera dar alguna pista de cuántos o quiénes estarían dentro. Mejor que le consideraran mudo, y puede que hasta falto de sesera, no fuera a echar por tierra las intenciones de Abid, si es que tenía alguna.

- Tiradas (1)
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08/02/2014, 20:51
Hombres

Cuando "Alí" pronunció el nombre de "Bonilla", con ese acento nuevo tan peculiar, los dos hombres se miraron de nuevo y uno de ellos asintió a quien apelaba por aquel fulano. Asentir era afirmativo, y claramente decían algo así como "de acuerdo" con ese gesto.

Bien -acertó a decir el hombre-. Seguidme.

Fue entonces cuando entraron (sólo los dos que os recibieron, vosotros aún no*). ¿Estaría allí el Bonilla? Sorprendentemente si, o eso daba la situación a entender. En el interior no había mucho que ver, tan sólo a otros dos que llegaron de alguna otra habitación interior y se colocaron junto al caballo, los cuáles no parecían sino guardias simples, vigilantes que hacían su trabajo ante una nueva visita. El que os dijo que le siguiérais se perdió por una puerta a la izquierda, pasando a otra sala. Al ver que no íbais, volvió unos pasitos para atrás, estirando el cuello para miraros.

Venga, pasad... voy a llamar al jefe -os dijo-. Podéis esperarle aqui, en esta sala. Él se encarga de ese tema -apuntó-.

Notas de juego

*Estáis aún en la puerta. Os dejo que entréis por vuestro propio pie (no me gusta mucho dar cosas por sentado). En cuanto decidáis actualizo para el resto (pues ellos de momento os ven únicamente charlando en la puerta).

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09/02/2014, 22:33
Abid Ibn al-Amir

¿Eso era un sí? Los dos hombres habían afirmado con la cabeza pero a qué. ¿Estaba el Bonilla en aquella casa? ¿O sería que tenían información de donde localizarlo? Parecía lo primero, aunque no podía estar completamente seguro.

Mi plan llegaba hasta el momento en que veíamos su reacción a mis palabras y nos cerraban la puerta en las narices, pero en lugar de eso, habían hablado del jefe, del hombre que incluso le causaba respeto a Casimirio y nos habían invitado a entrar.

Miré a Bermudo sorprendido, aquello no terminaba de gustarme, pero nos permitía obtener mejor información y si las cosas se complicaban y tardábamos en salir,  nuestros compañeros podrían entrar a rescatarnos.

Grasias.- dije entrando en aquella casa.

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09/02/2014, 23:18
Yurem Saied

Al ver que posiblemente nos habían descubierto, di varios pasos alejándome de los compañeros, y paré a la primera persona un poco decente que encontré de etnia morisca a preguntarle dónde estaba el mercado...

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10/02/2014, 02:59
Bermudo "El Justo"

¿Tan fácil había sido? Bermudo no estaba convencido de tal cosa. Aquellos hombres ni habían mostrado recelo ni habían hecho más preguntas, dejándoles pasar como si tal cosa. No, aquello olía muy mal y El Justo, cruzando una mirada desconfiada con Abid, preparose para entrar en el recinto sin dejar de apoyar la mano en su arma.

Por ahora había cuatro allí dentro y, con toda seguridad, habría más, eso sin incluir al jefe. Demasiados para ellos dos solos y aunque el resto entraran cuando vieran que tardaban, con toda probabilidad no lo harían a tiempo. Ya podía tener el moro un buen plan porque una palabra mal dicha les costaría la vida sin dudar.

Echó un vistazo a la calle y a los que estaban aguardando antes de poner pie en el interior del patio, rezando para que, una vez más en ese día, salir con vida de aquella.