Partida Rol por web

Sentís el tacto de la arena y el calor del sol en vuestra cara. Estáis tirados en el suelo. La cabeza os da vueltas. No sabéis cuanto tiempo ha pasado desde que os metisteis en aquella nave. Tenéis la sensación de velocidad todavía metida en el cuerpo. Estáis ligeramente doloridos. Os incorporáis con calma y poco a poco. 

Juanga se levanta con algo de destreza, Marta se apoya en Juanga para levantarse y mantenerse en pie y escucháis como Serguei vomita hasta la comida de la primera comunión. Miráis a vuestro alrededor. Estáis en un desierto. No hay nada a vuestro alrededor y el sol está cayendo por lo que los rayos no están en su máxima intensidad pero aun así sentís un calor tremento. A pesar de ser un desierto con sus dunas y su nada, hay un paisaje bastante bonito, un fotógrafo pasaría horas y horas fotografiando la estampa. Todavía hay bastante luz.

Os buscáis con la mirada para cercioraros que estáis bien y enteros. Menudo viaje habéis tenido, porque la sensación de que habéis viajado muy rápido no os la quita nadie. Miráis a vuestro alrededor y cuando vuestros ojos se centran y vuestra respiración se tranquiliza... veis que estáis rodeados de... nada.

Serguei limpia su boca tras vomitar lo poco que se había llevado a su estómago en ese día. Se encontraba en esos momentos débil y con el cuerpo algo dolorido de aquella... ¿como llamarlo? Lo que fuera que le había ocurrido. Serguei cerró los ojos y contó hasta diez para tranquilizarse, y funcionó en parte. Poco a poco se fue levantando. 
 

¿Estáis todos bien?- pregunto a sus compañeros- ¿que cojones ha pasado?- lo dijo en voz alta más por decir que por esperar una respuesta. Tras esas palabras, miró a su alrededor asombrado de no estar en la nave y estar en...- ¿donde cojones estamos?

- Tío - decía Juanga a nadie en concreto mientras miraba a su alrededor como un idiota - Tío, tío, tío. - se agachó y empezó a tocar la arena, que escapaba de entre sus dedos - Tío. Tío... Esto es arena. Arena arena, de la de verdad. Del desierto. Arena del desierto. Estamos en un desierto. En un puto desierto - su fiel gorra había volado unos metros más allá. La recogió sacudiéndole la arena. - ¿Qué... Cómo... Cómo hemos llegado aquí? ¿Hemos muerto? Tal vez la nave explotó por un escape de gas y estamos muertos. - decía mientras miraba a su alrededor con cara de flipado, intentando poner orden en su mente.

Me conseguí levantar apoyándome en Juanga - Guauuuu, ¡¡qué pasada!! - Miré a mi alrededor, aquí y allá, sólo había arena - ¿Lo habéis sentido? - había sido brutal el desplazamiento de la materia - nos han teletransportado, sí mirad, no hay nada del laboratorio ni de los demás locales, sólo desierto - como noto cierta incredulidad en Juanga le suelto un pellizco - ¿ves? no es un sueño y tampoco estás muerto - aún no.

Por alguna razón estábamos allí - ¿os acordáis de la voz grabada de Elisa? sabía que nos iba a ocurrir ésto, hay que buscarla - pero por dónde empezar, por más que miraba a un lado y a otro sólo veía arena.

Estáis desorientados y un poco aturdidos. Poco a poco el aturdimiento deja paso simplemente al desconocimiento. 

¿Qué hacer? 

Observáis a vuestro alrededor y parece que no hay nada. Pero solo lo parece porque tras unos minutos observando conseguís divisar a lo lejos algo que se sale de lo normal, que no concuerda con el paisaje. Decidís caminar hacia allí, tampoco tenéis muchas más opciones. 

El camino se os hace árido y costoso. No es fácil con vuestra indumentaria avanzar por la arena. Las zapatillas se os hunden y los pies se llenan de la misma... esperemos que ningún escorpión se haya colado. A medida que os acercáis vais entendiendo lo que es... una tienda de campaña. Pero no es una tienda de campaña cualquiera, es una que parece de época, no es moderna vista desde fuera y sus colores se camuflan con los del desierto. Y es una tienda bastante grande, se puede entrar de pie sin problemas.

Echáis un vistazo y no parece que haya nadie. Entráis, solo hace falta soltar un par de cuerdas para abrir la puerta. 

Lo que os encontráis dentro os extraña un poco pero no demasiado. Parece un lugar de operaciones. Hay bastantes libros, muebles, un par de sillas, un camastro, una pequeña cocina... a simple vista y si no fuera por la tienda de campaña os parecería que es un apartamento pequeño de esos que alquilan en el Idealista por 800 euros al mes. 

Hay una cosa que os llama la atención. En la cama hay una fotografía de Elisa con otra mujer. El fondo de la fotografía es algo que está en construcción en alguna ciudad, no se ve mucho el fondo, las claras protagonistas de la fotografía son las dos mujeres. En el reverso de la foto se lee con claridad: "París, 1887". Al lado de esa fotografía encontráis otra fotografía que se os hace muy familiar pues sois vosotros tres con Elisa cuando fuisteis a Burrolandia. En el reverso de esa fotografía se lee con claridad "Barcelona, 2019".

- Hey ¡Mirad allí! - hay una especie de reflejo extraño a lo lejos - sí, allí, allí - siguiendo una línea horizontal hay algo que rompe el paisaje, pero hasta que no nos acerquemos más ni idea de qué se trata - Habrá que ir, total en este lugar no nos podemos quedar - y encima estaba bajando el sol, es decir, que iba a anochecer. No tenía ganas de probar la experiencia de quedarme en el medio de un desierto de noche.

Qué lata caminar por la arena, entre que te hundes, se te cuela arena por las deportivas... un sopor vamos. Por fin nos acercamos lo suficiente para ver - ¿una tienda de campaña? - pero de las antiguas, de esas que podías entrar a caballo sin agacharte. Nos acercamos, descorrimos un par de cuerdas para poder acceder - vaya, ésto si que es lo más parecido a una casa en pleno desierto - libros, estanterías, cocina, cama... aquello parecía un refugio con todo tipo de comodidades. Fui directa a ver qué era aquello que había sobre la cama - fijaros en estas fotos - una era de nosotros, cuando fuimos de viaje los 4, pero la otra era de Elisa con otra mujer - mirad la fecha: 1887 - aquello parecía imposible, tan imposible como el viaje que habíamos hecho del laboratorio al desierto - creo que Elisa estaba en un proyecto de viajes en el tiempo - sí, me miran como a una loca; suele pasar cuando hablas de cosas poco probables a personas que no creen más allá de lo que ven sus ojos - sí, a ver, mirad donde estáis, ésto es el desierto no es Barna. Tampoco es un sueño. Ni estamos muertos - reconozco que era difícil de creer y más por una simple fotografía.

- Elisa nos ha dejado estas fotografías aquí por alguna razón - no creía que fuera una cosa de puro azar - esa otra mujer podría ser la del mensaje en el buzón de voz, la tal Sara - era una conjetura, no tenía ninguna prueba.

- Quizás sea bueno investigar un poco - veo muchos libros, igual hay alguna pista que relacione esa fecha con algún suceso histórico concreto en París. Vuelvo a mirar la fotografía por si hubiera algún detalle que se nos pudiera estar escapando. Después de eso iría a los libros a buscar si entre las páginas hay algo, o ver de qué tratan los libros, o buscar en la tienda por si hubiera algún diario, cuaderno de notas, algo que ofrezca un poco de luz sobre lo que estamos viviendo - Buscad por ahí, seguro que tiene que haber algo, más pistas. Ah, y cerrad la tienda - lo último sería que se nos colara algún animal del desierto por la puerta.

El paseo por la arena hasta la tienda de campaña fue cuanto menos horroroso. El calor era sofocante y el avance era más lento de lo esperado. Para cuando llegaron a la tienda, Serguei estaba sudando por completo y necesitado de algo de agua y de una ducha bien fría.

Tras entrar, vieron que la tienda estaba equipada con prácticamente de todo... Serguei no tardó lucho en ir a lo que era la cocina para buscar un poco de agua. Solo las palabras de Marta sobre viajes en el tiempo le hizo detenerse y mirar a su amiga con gesto de incredulidad y preocupación. El sol le tenía que haber afectado la cabeza para decir algo así. Por mucho que tuviera esas fotos, eso no probaba nada. Vale que habían desaparecido de una nave industrial para aparecer en mitad de un desierto, pero... ¿un viaje en el tiempo? Eso era imposible. Claro que toda aquella situación ya de por si debía ser imposible, y ahí estaban.

Cerró la tienda tras la orden de Marta y tras esto se puso a investigar la tienda de campaña a ver si encontraban alguna pista que les indicasen donde estaban y como salir de allí. El agua debería esperar un poco más...

Juanga no lo podía creer. Había tenido colocones mil veces más creíbles. Con el pellizco de Marta había descubierto que aún estaba vivo, pero ¿cómo iban a viajar en el tiempo?

- ¿Pero qué dices, Marta? ¿Estamos locos o qué? ¿Cómo vamos a viajar en el tiempo? Lo que ha pasado es que Elisa se ha metido en problemas, y nosotros hemos metido las narices donde no debíamos, y luego nos han cogido unos malditos mafiosos rusos - pausa para mirar a Serguei - que nos ha drogado o yo qué se qué hostias y nos han llevado en una furgoneta hasta Marruecos para que nos muramos aquí.

Lo que acababa de decir era una estupidez, pero aún así tenía más sentido. - O tal vez es una broma de mal gusto y Elisa nos está haciendo un Show de Truman... - cualquier cosa era tan increíble como su situación.

Se pasó la mano por la cara, desesperado. Esto era de locos. Pero fuera como fuese, en una alucinación, en otra época o en el Show de Juanga, allí estaban. Y no tenía intención de alargarlo ni un minuto más de lo necesario. Soltó un suspiro y se puso a buscar en la tienda algo, aunque no sabía qué. Esperaba que Elisa estuviera bien, porque se iba a enterar cuando se encontraran con ella.

En un mundo de ciencia ficción las palabras de Marta encajarían a la perfección. Pero vosotros estáis en el mundo real. No hay magia ni dragones ni grandes conspiraciones... más allá de lo que vivís a través de los videojuegos.

Serguei cierra la tienda y la verdad es que ahí os encontráis bien. Hay sombra y ya no pisáis la caliente arena.

Marta se pone a rebuscar y no tarda en encontrar un libro que llama su atención "El libro de las maravillas" se titula. Parece un libro viejo y está escrito a mano con una caligrafía perfecta. Marta, como buena bibliotecaria y archivista reconoce el libro, es el libro de los viajes de Marco Polo que escribió no se sabe muy bien cuando pero debió ser entorno al 1300. El libro es antiguo pero está en un perfecto estado como si lo hubieran escrito hace muy poco.

La mujer de la fotografía podría ser Sara. Sí. O no. No tenéis ni idea.

Serguei se pone también a investigar y dentro de un arcón de madera encuentra unas garrafas de agua. Por fuera parece un arcón roñoso de madera pero por dentro es una neverica. El agua está fresca.

Juanga también se pone a investigar por la tienda y encuentra un pequeño cuadernillo de notas. De un simple vistazo se da cuenta de que está encriptado y no es posible leer nada. Pasa las páginas y al final del cuaderno encuentra varias secuencias de números tachadas.

1300 -1301-1302 [...] 1323-1324-1325 [...] 1331-1332-1333

Serguei coge una de las botellas de agua y echa un buen trago... para deternerse abruptamente. No sabía cuanto tiempo estarían allí, por lo que lo mejor era intentar economizar el agua.

Tenemos agua aquí, pero será mejor reservarla el máximo tiempo posible. No sabemos cuando vamos a salir de este sitio- tras decir esto, mira a sus dos amigos, los cuales investigaban por la tienda de campaña. Marta estaba inspeccionando un libro (como no) mientras que Juanga estaba leyendo una libreta.

¿Algo útil para saber donde estamos o como podemos salir de aqui?

- Es todo tan extraño... - no sólo cómo habíamos llegado hasta allí sino también todo: ¿un desierto? luego estaban las fotografías y ahora el libro - ésto es la obra de Marco Polo, sus viajes pero... es reciente, parece como si lo hubieran escrito hace poco.

Me fijo en lo que han encontrado los demás - ey, sirve un poco de agua, que yo también tengo sed - que el agua fuera un bien escaso en medio del desierto tampoco implicaba morir sedienta. 

Lo de Juanga era aún más extraño - a ver déjame ver esa serie de números o fechas - de 1300 a 1333, en principio no me dice nada, además si se tratara de un código no veo la relación ni nada que pueda tomar de referencia para tantear - Aunque espera un momento - vuelvo al libro "El libro de las maravillas" - éste es del año 1300 aprox igual tiene alguna relación que ahora se me escapa - miro a ver si está acabado o si en las últimas o primeras páginas hay alguna pista.

- ¿Qué pensáis de todo ésto? - si la tienda era un lugar de paso, estaba claro que el camino seguía pero adónde y cómo.

- Es como una especie de código, ¿No? - se dejó caer en una de las sillas. - Aunque ahora que lo dices, es mucha casualidad que el inicio coincida con el libro ese de Marco Polo... seguro que tiene algo que ver. ¿Y si son años tachados, y que en la flipada de viaje este estuviéramos en el 1333? - qué gilipollez, pensó. Se le estaba contagiando la locura de Marta con la pamplina de los viajes en el tiempo. Eso no podía ser. Necesitaba un cigarrillo...

Juanga busca el tabaco en sus bolsillos y encuentra un paquete empezado, le quedan 13 cigarros.

Bebéis todos del agua para saciar la sed. Seguro que todos esos papelajos son algo importante pero no termináis de ver la lógica. ¿En qué diantres estaba metida Elisa?

El libro, según la historia que vosotros conocéis, fue publicado en torno a 1300, pero las fechas no son exactas porque no se sabe con certeza cuando lo escribió Marco Polo. 

Cuando Marta echa un vistazo al libro se da cuenta de que no está completado del todo, faltan los capítulos que hacen referencia a sus años al servicio del Gran Khan en Mongolia y China.

Tenéis claro que en algún momento tendréis que salir de la tienda para encontrar a Elisa pero también sabéis que con las ropas que lleváis puestas no vais a durar mucho recorriendo el desierto. Ahora hace mucho calor tal vez podáis esperar a la noche para salir, sin saber hasta que temperatura bajará o podéis esperar a la mañana temprano, antes de que salga el sol. 

Juanga salió de la tienda a fumar cuando oscureció, para no tostarse al sol y no apestar a los demás con el humo del tabaco. El cigarrillo le supo a rayos, pero también a gloria. Le calmó bastante. Mirando el resplandor del sol oculto en el horizonte desértico mientras fumaba, se preguntó meditabundo dónde carajo estaban. Tenían agua, pero nada de comer. De sus amigos no sabía, pero él se había merendado un bollycao antes de salir de casa. Aún así pronto tendrían hambre.

- Muchachos, creo que deberíamos coger las garrafas y largarnos de aquí.- les dijo desde fuera de la tienda, mientras observaba los alrededores. Si estuvo Elisa ahí, tal vez hubieran huellas... o algo - Es verdad que por las noches hace un frío de pelotas en los desiertos, pero en Barcelona estaba nevando. Con la ropa que llevamos debería bastar... ¿no creéis?

Creo que en los desiertos las temperaturas pueden llegar a ponerse a bajo cero. No se hasta qué punto nuestros ropas nos harán soportar ese frío. Claro que esperar hasta mañana y salir a primera hora aún siendo una opción, puede ser mortal para nosotros. Sino encontramos un sitio donde guardarnos del sol estaremos fritos- dijo, reflexionando en voz alta- habrá que salir por la noche si. Ahora bien, tendríamos que buscar algo para iluminar nuestra marcha. Una linterna o algo por el estilo. 

Serguei aún no le terminaba de convencer lo del viaje del tiempo. En su mente solo podía aceptar que habían viajado a un punto indeterminado del planeta mediante, ¿teletransporte? Pudiera ser. Si encontraban a Elisa tendría que dar muchas explicaciones. 

- A ver, es una fecha aproximada, ya sabéis que en la antigüedad las fechas podían no corresponderse con las que manejamos - había leído que no todas las civilizaciones llevaban el mismo calendario y también que en los tiempos remotos los días no tenían 24 horas, así que, cuando lo de Matusalén igual sus ciento y pico años se correspondían con setenta de los actuales, vamos que, no era muy fiable traspasar fechas de la antigüedad sin más a la actualidad - aunque los avances científicos solían más o menos concretar el siglo, arriba o abajo.

- Aún faltan por escribir los relatos de cuando Marco Polo estuvo por China y en Mongolia al servicio de Gengis Khan - creo que había una serie de Netflix, aunque no la llegué a ver.

Hablan del clima, a ver, la tienda de campaña tenía su utilidad pero tampoco es que fuera una solución - de día podemos morir de calor y de noche de frío, pero si nos quedamos aquí no solucionaremos nada, hay que ponerse en camino - busco si hubiera sacos de dormir o algo para llevar cosas, en plan trineo pero que no nos repercuta muy negativamente en la marcha. También busco por si hubiera ropas y utensilios que podamos usar (brújula, mapa/plano, catalejo, etc)

Juanga tenía algo de razón. Estabais bastante abrigados como para no morir en el desierto a la noche. O eso pensabais. Había una parte de razón en el razonamiento de Serguei, si las temperaturas bajaban mucho por debajo de cero iba a ser un problema.

Serguei encuentra varias linternas de dinamo, no son muy grandes pero servirán. Mientras Juanga y Serguei intentan encontrar un rastro, Marta pone patas arriba la tienda de campaña buscando cualquier cosa que pueda servir. Encuentra una brújula y encuentra también un plano moderno. No tarda en averiguar dónde es; es el desierto del Gobi. Hay una X marcada en una zona del mapa y otra zona del mapa, al norte de la X, tiene varios círculos dibujados. No está muy lejos de la X, bueno, lo que parece en el mapa. Miras la distancia trasladable y 150-200 kilómetros no os los quita nadie.

Encontráis también unas esterillas y lo que parece una tienda de campaña de esas desplegables, no parece muy grande. También encontráis ropas guardadas. Bueno, más que ropas son como telas finas, típicas de mongolia... hace muchos siglos.

Tras unos minutos Serguei encuentra un rastro dirección al norte.

Hay muchos mitos entorno al desierto del Gobi. Pero hay uno que sobresale por encima del resto y te encaja entorno a 1300... el origen de la peste negra que arrasó europa y asia en el siglo XIV.

Aquella tienda tenía muchas cosas, la cuestión era encontrar aquellas que tuvieran utilidad, así, buscando y removiendo encontré una brújula y un mapa moderno. Me senté para mirarlo con atención - el desierto del Gobi - para qué demonios Elisa habría venido al Gobi, qué interés tendría, desconocía que hubiera petróleo o fuera famoso por algo - espera, espera... ¿Año 1300? Oh, Dios mío por estas fechas empezó la peste negra - probablemente Elisa estaba tratando de detener la peste ¿? Eso traería complicaciones, podría cambiar el futuro. 

Aunque desconociera la motivación de Elisa no cabía duda que estábamos en el lugar y la fecha "exactas" para coincidir con semejante epidemia - en este mapa figuran determinadas localizaciones marcadas en el norte - eso unido a que habían encontrado ropa típica de Mongolia marcaban la ruta a seguir. 

Estas ropas serán para viajar por el día- dice Serguei- al menos eso se me antoja a mi. Habría que llevarlas, solo por si acaso- a saber si luego serían de su talla. Tras decir esto, se acerca donde Marta la cual señala una ruta en el mapa- lo que acabas de encontrar puedes sernos útil. Tenemos que ir hacia el norte así que esas localizaciones nos vienen de lujo. Quizás en alguno de esos puntos encontremos algo útil- y la forma de volver a nuestro hogar.

Si os parece bien, nos llevamos las linternas, las tiendas de campaña por si acaso hay que hacer noche y la ropa. Y por supuesto el agua.