Partida Rol por web

[DM 05/20] Momentos en el tiempo

[Partida] Un momento único (Imperial y TortugoKamikaze)

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01/05/2020, 10:12
Goi Sanosuke

— Mi nombre es Goi Sanosuke.
Soy miembro del clan Matsudaira.
Esta es mi historia.

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01/05/2020, 11:55
Matsuoka Hayate

—Mi nombre es Matsuoka Hayate.

Fui miembro del clan Matsuoka y pretendo restituir mi nombre.

Esta también es mi historia.

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01/05/2020, 17:51
Goi Sanosuke

- Ocurre en tiempos de paz durante el Shogunato de Tokugawa Iemitsu. La reciente Rebelión de Shimabara ha sido erradicada por las fuerzas del Shogun y toda oposición al régimen ya ha sido aplastada. El Imperio se ha cerrado a los gaijin, y el cristianismo es perseguido fieramente por la Ley y por la espada.

Es la primavera de 1643, y las flores de cerezo caen lentamente mecidas por el viento.

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01/05/2020, 19:54
Matsuoka Hayate

Nos encontramos en Edo, sede del poder militar y político del Shogunato Tokugawa, y por lo tanto la capital de facto del país.

En una de las amplias calles del mercado que llevan hasta el castillo de Edo, donde reside el Shogun, rodeados de tenderetes y de transeúntes, nuestros pasos se han vuelto a cruzar una vez más.

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01/05/2020, 21:54
Goi Sanosuke

- Nos ha llevado nueve largos años llegar a este momento...

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01/05/2020, 23:45
Matsuoka Hayate

—Esta es una historia de Rectitud, de hacer lo que uno debe, lo que es correcto, aunque otros no lo puedan comprender. Sólo uno mismo es responsable de sus propias acciones y, por lo tanto, de estar en paz consigo mismo.

Notas de juego

I. Gi: Rectitud Una historia de morir cuando es el momento correcto, de golpear cuando es el momento adecuado. Es la base de todas las demás virtudes. Para un auténtico samurái, solo existe lo correcto y lo incorrecto.

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02/05/2020, 10:45
Narrador

La gente a su alrededor se apartó dejándoles espacio, pues la katanas desenfundadas no auguraban una resolución amistosa y se podía percibir la tensión en el ambiente.

Uno de aquellos hombres aparentaba ser frío como el hielo, aunque su interior ardía con la llama de un fuego largo tiempo encendido, quizás demasiado tiempo. El otro parecía algo confuso por la situación, pero no pensaba echarse atrás. No ahora que estaba tan cerca de su objetivo.

Las intensas miradas de los dos samurái se cruzaron, sus mentes rememorando los momentos del pasado que les habían llevado hasta esta situación.

*****

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02/05/2020, 18:53
Narrador

~ CAPÍTULO 1 ~

 

Árbol sin hojas
aguardas sin apuro
tiempos mejores.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Virtud

IV. Rei: Respeto Hay un orden correcto en todas las cosas. Una armonía nacida de la cortesía.


Tema clave

TEMA CLAVE I: CUANDO CONFIÁBAMOS EL UNO EN EL OTRO
—Recuerdo aquellos momentos en los que confiábamos el uno en el otro...


Personaje clave

EL CODICIADO
Esta persona siente afecto, respeto o confianza hacia uno de los samuráis, algo que el otro personaje desea fervientemente para sí.


Goi Sanosuke recibe 2 ventajas (como jugador activo en capítulo con tema clave).

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02/05/2020, 21:21
Goi Sanosuke

Recorto distancias con apenas dos pasos antes de posicionarme con la guardia alta. Creo que la gente que nos rodea se aparta y grita asustada, pero apenas lo percibo. Los sonidos a mi alrededor suenan apagados, distantes. El vigor de la refriega me absorbe... hacía mucho tiempo desde la última vez que sentí esta sensación. La visión del entorno se desdibuja hasta carecer de todo sentido, pero en cambio, a ti te percibo con claridad… tal vez algo más distante de lo que realmente estás.

Te estudio antes de volver a arremeter... pero, por un instante aquel agridulce recuerdo me asalta otra vez.

"Confiaba en ti."

 

Invierno de 1634.

Al igual que la hacienda familiar, centenares de árboles desnudos quedaban cubiertos por un fino manto de nieve. Estas tierras antaño pertenecían a otro miembro del clan, pero desde hacía un par de generaciones pertenecen a mi familia. ¿Y ahora? Ahora son mías. La mayoría de estos árboles los había plantado junto a padre, hace cuatro o cinco décadas. Sin percatarme de ello, los había visto crecer. Recuerdo sus tallos endebles, y como sin darme cuenta, con el paso del tiempo se han acabado convirtiendo en buenos troncos... macizos. Cómo tú.

Tendría... 54 años, creo, y caminaba distendidamente junto ti, Hayate. Por  primera vez venías a mi hogar. ¿Desde hacía cuánto te conocía? Puf… no recuerdo la fecha exacta, pero este viejo aún recuerda el primer día que te vi, aún eras un criajo cuando entraste al servicio del ejército del shogunato. Sí... Ha llovido... mucho desde entonces. - Observo reflexivamente para mí, en un tono un tanto apenado.

- Ver estos viejos olmos me pone siempre nostálgico... "Hayate-kun." - Incidí en la forma en la que me dirigía a ti, como cuando eras un pedugo para hacerte partícipe de mis pensamientos. - ¿Te acuerdas de la primera vez que saliste a medirte conmigo en el dojo? - Hice una breve pausa, mirando a la nada mientras negaba con la cabeza. - Matsumae Ryuichi-sensei... tan estricto... tan despiadado. - Con gesto reflexivo, continué citando una frase que él instructor de esgrima nos dedicó en aquella ocasión, llegando a modular un poco la voz. - "Sin miramientos con los nuevos." - Volví a negar. - Nunca me gustó la forma en la que hacía dar la bienvenida a los novatos... aunque los resultados son innegables. - Te miré a la altura de la clavícula, donde acabo aterrizando el bokken... menos mal que aquel día tuviste el instinto de apartarte, o la brecha te la habría hecho en la cabeza... - ¿Aún tienes aquella cicatriz?

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03/05/2020, 15:46
Matsuoka Hayate

¿Cómo voy a olvidarlo? Por aquel entonces ni siquiera sujetaba bien la espada —dije rememorando el que fue uno de mis primeros combates. Instintivamente me llevé la mano al hombro donde de crío había recibido el golpe, antes de contestar— Si, aún noto alguna punzada los días de tormenta. Pero quizás sin aquel combate de por medio hubieseis elegido a otro como vuestro pupilo, Sanosuke-sama —añadí con una sonrisa.

Mientras pensaba, miré con detenimiento el paisaje de árboles desnudos a ambos lados de la vereda que caminábamos. Desde una rama nevada, un búho blanco nos observaba con curiosidad. Recuerdo con claridad su bello plumaje del mismo blanco puro que la nieve a su alrededor. Finalmente me decidí a comentar lo que me rondaba la cabeza.

Con todos los respetos para Ryuichi-sensei —dije calmadamente—, opino que mi destreza actual debe más a vuestra habilidad que a sus estrictos métodos. Sin vuestras enseñanzas cada atardecer bajo la sombra del gran sugi 1 no sería el espadachín que soy ahora.

Tras estas palabras te dediqué una breve reverencia en señal de gratitud. 

Notas de juego

[1] Cedro japonés, pueden alcanzar 46 metros de altura.

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03/05/2020, 19:44
Narrador

Notas de juego

Hayate sufrió una herida durante un entrenamiento pasado - Hayate recibe un marcador de elección.

Sanosuke acogió a Hayate como su protegido - como esto representa una carga para él, Sanosuke recibe un marcador de elección.

(Quedan 5 marcadores por asignar)

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03/05/2020, 21:05
Goi Sanosuke

- Oh... - Se me escapó un quejido de desaprobatorio al constatar que por aquel golpe aún sufrías molestias. Y ante la observación siguiente, no pude más que negar de nuevo con la cabeza.

Mi mirada se posó sobe el búho que reclamaba tu atención. Plumaje blanco, lustroso y brillante... con aquellas manchitas a la altura de las patas... esbocé una pequeña sonrisa según reconocí a la criatura. Recordé el día en el que lo vi por primera vez, hacía... quince años era otoño, encarando ya el invierno. Mi mujer estaba embarazada de Maru-chan y tanto a mí como a ella nos fascinó su belleza. Tuvimos la suerte de que decidiera montar su nido en mis tierras, y nos hizo compañía desde entonces... Sin duda es una criatura noble... sin malicia... nos miraba desde las ramas y cuando le saludamos a veces hasta nos levantaba un ala. Era un ser agradable... - Me hizo mucho duelo cuando murió, de viejo, creo... realmente le había cogido cariño. - ¿Por qué te llamó la atención Hoo-hoo-san, Hayate? Era una duda que nunca llegué a transmitirte.

Cuando decidiste continuar hablando, no pude más que mirarte. Si no te hubieras enfrentado a mí en aquel entonces, probablemente ni habría conocido tu nombre. En el dojo no era más que nadie, uno más de tantos que nunca sobresalió en nada, ni era rápido, ni fuerte, ni resistente... aunque al menos por aquel entonces aún me acompañaba el vigor de la juventud. Bueno, juventud... adultez que no vejez como la de ahora...

- Hayate-san... siempre fuiste despierto. - Te comenté, rememorando de nuevo. - Con lo listo que eras no sé cómo no te diste cuenta de que si me iba a entrenar en soledad bajo aquel árbol, alejado de todo y de todos, era porque quería estar solo. - Tal vez podría haber sonado como una recriminación... pero en absoluto era así. - Aunque te he de admitir que al principio me hiciste la puñeta, ahora te lo agradezco. - Modifiqué involuntariamente el tono, a uno más cálido, haciendo la siguiente aclaración bastante, bastante más personal - O no habría conocido a tan buen amigo.

Tras una mínima pausa, proseguí.

- Eras torpe, descuidado y cometías mil un errores... como la mayoría en aquella edad. - Justifiqué, advirtiendo que no era culpa del hombre, sino de la corta experiencia vital. - Puede que mi cuerpo no acompañase, pero siempre he sabido leer y ver la virtuosidad en los demás. Tenías toda la vida por delante, aptitudes y espíritu. Tan solo me limité a transmitirte las enseñanzas de Ryuichi-sensei... de una forma que te fuera más fácil de asimilar, nada más. - Negué con la mano, quitando hierro al asunto. - ¿Cuándo fue...? - Soné terriblemente reflexivo, incluso llegué a achinar los ojos. - ¿Fue durante el tercer año cuando conseguiste superarme? Y al año siguiente fue cuando quedaste en tablas en la exhibición con Eiji-san... - El alumno más destacado y favorito de Ryuichi. - y cuando te retó en privado... ¡cómo hiciste que se tragara su orgullo! - Comenté con más énfasis lleno de júbilo... - No había visto al sensei tan tenso en mi vida, Hayate-san. - y ahora... divertido.

Deteniéndome por un momento, te miré de arriba a abajo... - Se suele decir que el alumno debe superar al maestro. - y comenté con cierto tono jocoso aunque orgulloso: - Qué buen trabajo hice contigo. - Ciertamente, si te hubiera cogido otro de los alumnos más veteranos de Ryuichi probablemente hubieras sido igual de bueno, ¡o mejor! pero las Fortunas quisieron que ese Honor me tocara a mí.

Tras soltar una risotada breve y genuina, alcé levemente la mano en dirección a la hacienda familiar que se encontraba aún distante, pero ya comenzábamos a recorrer el último trecho. - Mira, ya llegamos. - Advertí como anfitrión.

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03/05/2020, 23:37
Matsuoka Hayate

Me rasqué cabeza, algo azorado.

Me honráis con vuestras palabras, Sanosuke-sama. Bueno, con la mayoría de ellas al menos, jajaja —no pude contener una risa incómoda como autodefensa hacia las cosas negativas que habías dicho, aunque era consciente de que las decías desde un cariño sincero.

Al final de la vereda ya se divisaba una casa baja, grande y amplia como correspondía a alguien de tu estatus. ¡Eras del mismísimo clan del Shogun! Aunque fueras de una rama secundaria del mismo, era todo un honor para mí estar allí, más allá de nuestra propia relación.

Os agradezco enormemente que me hayáis invitado a visitar las tierras de vuestra familia, nunca había estado tan lejos de Edo.

Nuestros pasos nos acercaban cada vez más a vuestro hogar, y yo empezaba a estar un poco más nervioso. No acostumbraba a tratar con familiares de samuráis y no quería hacer ninguna brecha de protocolo.

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04/05/2020, 21:20
Goi Sanosuke

- Intimidad y tranquilidad... - Comenté de forma distendida mientras nos aproximábamos. - Nunca me gustó la gran urbe. Y aquí podemos estar lejos del bullicio de la gente y de esos... mercaderes. - Esa última palabra la pronuncié con cierto desdén. Aquellos que basan su trabajo en sacar riquezas del trabajo de otros no suelen estar bien vistos por la casta samurái, y yo no era la excepción. Y ahora... tampoco.

- Aprovecha ahora, Hayate-san... seguro que no habrás escuchado "silencio" como este en toda tu vida. - Observé cuando comenzaba a subir los peldaños que ascendían hacia la plataforma sobre la que se cimentaba el hogar, antes de alzar la voz y comunicar a la familia que estaba de vuelta. - Tadaimaaa...

Mientras procedíamos a descalzarnos antes de entrar en la residencia, mi esposa me reprendió con tono afable desde una habitación aledaña por no avisarle de que vendría con visitas, antes de asomarse y saludarnos convenientemente. - Querida, este es Hayate-san. - La mujer abrió un tanto los ojos, ciertamente sorprendida. - Hayate-san, esta es mi adorada y paciente esposa, Hatsu-san. - Os di un margen mínimo de cortesía, para que os dedicarais sendas reverencias.

"- ¿Hayate-san? - Te preguntó en un tono cariñoso, casi familiar, antes de dirigirse a mí. - ¿Este es el pequeño "Hayate-kun" del que tanto hablabas? ¡Pero sí está hecho todo un hombre! - Comentó con cierta sorpresa, bienvenida todo sea dicho. "

- ¿Cómo pensabas que iba a estar después de tanto tiempo, mujer? - Su sorpresa me causó sorpresa a mí, y no pude evitar "reprenderla" cariñosamente por su falta de observación mientras, una vez descalzo, le tiendo el hanten y nos dirigimos al salón principal a calentarnos en el irori.

Bendita ella, como siempre, nos regaló una sonrisa sincera y asintió un par de veces, divertida por su momentánea falta de lucidez. - Es un placer tenerte en casa, Hayate-san. - Afirmó sin duda con tono cálido mientras, te invitaba a que le cedieras también tu ropa de abrigo.

Notas de juego

Tadaima: "Ya he vuelto". Aprox.

Hanten: Una suerte de prenda de abrigo, próxima a un haori.

Irori: Una suerte de... estufa... chimenea... que se encontraba hundida en el suelo, en la que suele haber un gancho para calentar ollas al fuego.

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04/05/2020, 22:22
Matsuoka Hayate

Respiré con profundidad cerrando los ojos antes de alcanzar la puerta, como si pudiera aspirar aquel silencio hacia mi interior otorgándome la calma de los serenos campos nevados, aunque no pudo ser.

Traspasé el umbral y tu cándida esposa no tardó en recibirnos. Pese a las marcas de la edad en su piel pude apreciar que había sido, y aún era sin duda, una mujer muy bella. Por aquel entonces yo aún no había tenido ningún escarceo amoroso, por lo que tendía a fijarme en estas cosas, quizás más de la cuenta. Conseguí evitar que mi mirada se detuviese más tiempo de la cuenta sobre ella, y me incliné al tiempo que tu mujer hacía lo propio. Cuando se ofreció a recoger mi ropa de abrigo, al fin encontré de nuevo mi voz.

Es todo un honor para mí ser recibido en esta casa, Hatsu-sama. Muchas gracias por vuestra hospitalidad.

Una vez dentro, sentados y calientes junto al irori, me volví a dirigir a ti.

Sin duda este hogar es digno de alguien de vuestra posición, Sanosuke-sama. Desde vuestro ascenso nos vemos en menos ocasiones... ¿Cómo es trabajar en la mismísima corte del Shogun? ¿Es apasionante la política? —te pregunté, ansioso de conocimiento y de que me contaras tus últimas vivencias. Las tareas de vigilancia y de guardaespaldas que yo efectuaba poco habían cambiado desde tu asignación a un nuevo cargo, y ya las habías desempeñado tú mismo durante muchos años. De ahí que centrase el foco de la conversación en la novedad de la corte.

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05/05/2020, 22:09
Goi Sanosuke

Por un momento, suspiré aborrecido. Política, lameculos e incompetentes... si había huido de la ciudad a mi segunda residencia, era para tomarme un descanso de mi trabajo. Seguías siendo terriblemente hábil y listo, pero a veces también eras tan torpe como cuando eras pequeño... cosa que me hizo gracia y te lo hice notar, no solo por la media sonrisa y la mirada cómplice de reojo. - Hayate-kun... las cosas de la corte son lentas, protocolarias y tediosas... muy... tediosas... - Hice una breve pausa, antes de regalarle una pincelada de información, para saciar en parte su curiosidad. - La comidilla de estos días es que los gaikokujin y los dichosos cristianos no hacen más que causar problemas. Parece ser que se han empeñado en contradecir los edictos del Hijo del Sol. - Ladeé sutilmente la cabeza. - No voy a decir que me alegre de ello, pero ciertamente gracias a ellos tengo excusas frecuentes para abandonar Edo.

Desde que por vínculos familiares acabé ejerciendo las funciones de metsuke, podría decirse que los extranjeros y su herética religión fueron las únicas cosas relevantes que se cruzaban de forma constante en mi labor. Tanto que casi podría considerarme un especialista en la materia... pero gracias a los kami tengo un ego medido, y no lo hago. Por ello llamé la atención de un hatamoto del shogun, y ahora no hace más que importunarme y pedir información o consejo. Lo que no tengo claro es si me exhibe como una suerte de mascota, o si realmente se cree que me hace un favor llevándome a la corte; qué desgracia la mía...

Cuando iba a continuar, me quedé mirando al joven criado que nos traía té y un par de tazas, blancas y sobrias, sin decoración. Le dediqué un sencillo asentimiento al chico, aceptando lo que nos ofrecía, mientras mi atención se centraba en mi mujer, que se encontraba cotilleando desde una esquina mientras disimulaba haciendo... a saber qué. - Tengo el frío metido en el cuerpo... ten a bien cerrar al salir. -  Le indiqué con naturalidad antes de que el chico se retirara después de servirnos. Bien mandado él, cerró tras de sí, otorgándonos cierta... "intimidad" con la excusa de preservar mejor el calor. Como no se me había pasado por alto el detalle, aproveché para susurrar un consejo, como el que no quiere la cosa, antes de tomar una taza con delicadeza y dar un sorbo al cálido y amargo té. - Búscate una mujer paciente y hermosa... Ahora eres joven, pero el tiempo hace estragos y cuando vuelvas a casa al final del día lo único que desearás será la calma que no encuentres fuera. - Coloqué la taza en su sitio, felizmente reflexivo. - Y si tienes una buena compañera que además te regala la vista... bueno. - Dejé la idea sin mayores pretensiones en el aire, la belleza siempre era algo que estaba bien.

Sacudiendo levemente la cabeza y algo más rápido la mano diestra, deseché la idea e hice por cambiar el tema de conversación a otro que más me interesante. - Bueno. - Te miré con genuina curiosidad. - Dime. ¿Qué era esa cosa tan interesante que querías contarme?

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06/05/2020, 11:03
Matsuoka Hayate

Reí ante lo que percibí como hastío cuando me hablaste de la política, justo como intuía que harías.

A decir verdad ya me figuraba algo así, pero quería oírlo de vuestra boca para así asegurarme de que ese era un destino a evitar para mí mismo, jajaja.

Contuve una risa leve cuando me percaté, como tú, de que tu esposa hacía lo posible por enterarse de todo lo que allí hablábamos. Le dirigí una sonrisa amable, antes de que tu sirviente al retirarse, cerrase la puerta. Y entonces te pusiste a hablarme de mujeres... en un aspecto íntimo. Me azoré, claro está, dada mi inexperiencia absoluta en el tema.

G-gracias por el consejo, Sanosuke-sama... —te respondí sin saber muy bien qué decir. Apenas había tenido tiempo de conocer chicas, como para haberme planteado estos asuntos.

El cambio de tema me pilló a contrapie, y por un momento no recordé qué era aquello que tenía que comunicarte con premura.

Eh... ¡Ah! ¡Por supuesto! —mi cara cambió de la incomodidad a la mal contenida alegría— A mí también me han ascendido. ¡Voy a formar parte de la guardia personal del Shogun! —exclamé con orgullo. Me lo habían comunicado hacía poco, y supe que era mi deber hacer que fueras el primero en conocer la gran noticia de mis propios labios, por la gran estima en que te tenía como mi protector.

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06/05/2020, 13:11
Narrador

Notas de juego

Sanosuke dio a entender que Hayate es muy hábil con la espada. Hayate acepta esto como cierto, por lo que Sanosuke recibe 1 marcador de elección.

Según Hayate, Sanosuke tiene un puesto de importancia en las altas esferas diplomáticas de Edo, por lo que Hayate recibe 1 marcador de elección.

Hayate revela que va a formar parte de la guardia personal del Shogun, un puesto de gran importancia también, por lo que Sanosuke recibe 1 marcador de elección.

(Quedan 2 marcadores por asignar)

Conteo: Goi Sanosuke (3) / Matsuoka Hayate (2)

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06/05/2020, 22:39
Goi Sanosuke

Apenas pude reaccionar con una media-mueca en mi sonrisa, cuando instantáneamente tronó fascinada aquella característica voz juvenil y femenina apenas amortiguada por las paredes.

- ¡¿Guardia personal del Shogun?!

Unos pasos rápidos y ligeros se aproximaron hasta que una de las puertas shoji laterales se abrió de sopetón, y tras esta, apareció... ella. Probablemente lo primero que nos llamó la atención a ambos fue verla así: Llevaba su cuidado y lustroso cabello de ébano recogido en larguísima coleta alta, y sus hermosos rasgos ahora brillantes, heredados de su madre, quedaban cubiertos de una fina capa de sudor. Sus vivos y fieros ojos marrones te miraron fijamente con sorpresa y entusiasmo, mientras que los nuestros fueron a parar inequívocamente a la zona de sus clavículas. Vino ataviada con ropas de entrenamiento, una hakama gris y un kimono recio y negro... demasiado abierto y que, de no ser por las vendas que acostumbraba a llevar constriñéndole el torso a la hora de ejercitarse, probablemente no habría llegado a cubrir su pecho. Realmente la chica era una auténtica belleza aun habiendo cumplido recientemente las quince primaveras.

- ¡Maru! - De la voz que solté a modo de reprimenda, y especialmente por el tono empleado, llegó a dar un pequeño brinco en el sitio. Cuando se recompuso, me reajusté las solapas de mi vestimenta por inercia, y le advertí con severidad. - ¿Qué formas son esas de presentarse ante un invitado? Discúlpate inmediatamente.

Como un resorte, Goi Maru se postró de rodillas aún en el pasillo exterior de la sala en la que nos encontrábamos, y profirió una disculpa sincera y contundente llegando a tocar el suelo con la frente. Su pelo se desparramó a lo largo de sus hombros y espalda. - ¡Sumimasen! He estado completamente fuera de lugar, padre. Venía a saludaros y no pude evitar escuchar lo que dijo. - Omitió mayores explicaciones, pues todos conocimos el resultado y la motivación del suceso, pero añadió. - Disculpad mi impertinencia.

- Está bien, álzate. - Me limité a ordenar, y según lo hizo, se reajustó las ropas como una persona digna. Mantenía la mirada huidiza, aunque tendía a alzarla directamente para mirarte a ti, omitiéndome como si yo no acabara de volver de estar varios meses fuera, será posible.

- Hayate-san, me temo que esta... impertinente es mi hija Maru. - Hice un poco de leña del árbol caído, para asegurarme de que no volviera a cometer el mismo error una segunda vez. - Maru-chan, este es Matsuoka Hayate-san.

Preguntó alzando la vista hacia a ti con mirada intensa y fascinación renovada. - ¿Hayate-kun? - Se le escapó, y consciente del nuevo desliz bajó rápidamente la mirada y te dedicó una profunda reverencia.

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07/05/2020, 00:26
Matsuoka Hayate

Recuerdo con claridad que el grito nos sorprendió a los dos, pero nada me habría preparado para lo que pasó a continuación, cuando tu hija abrió la puerta y me dejó prendado de su salvaje belleza. Era hermosísima, y me hechizó en apenas un instante. Vestida y arreglada para entrenar, de alguna forma el sudor que recorría lentamente su piel la hizo para mí mucho más atractiva de lo que el maquillaje más caro hubiera podido lograr. Mis ojos siguieron el recorrido de una pequeña gota de sudor, que bajó desde su sien atravesando una mejilla, descendió por su grácil cuello y tras sortear la clavícula se perdió entre las vendas que cubrían sus... pechos...

Estoy seguro de que tragué saliva de forma bastante evidente, pero ni siquiera recuerdo cuánto tiempo estuve con la boca abierta como un pasmarote. Hice lo posible por recuperar la compostura mientras la reprendías y ella se disculpaba.

N-no seáis severo con ella, Sanosuke-sama. Al fin y al cabo estamos en vuestra casa y somos prácticamente familia —dije, intentando quitarle hierro al asunto con la esperanza de eliminar la tensión palpable y, para qué mentir, para ponerme del lado de la joven y comenzar un acercamiento. Oh, lo que deseé en aquel momento haber estado a solas con ella. Se la veía tan segura y aventurada, a diferencia de mí, que carecía de aquellas características si no era con una espada en la mano.

E-es p-para mí todo un placer co-conoceros, Maru-ch...-san —no sé porqué tartamudeé como un imbécil en aquel momento, sería lo nervioso que me ponía su presencia, a tan apenas unos metros, pero aquello me permitió rectificar a tiempo el mismo desliz protocolario que había cometido Maru y estuve a punto de cometer yo. Nuestras miradas se cruzaron y me sonrojé como un tomate. Bajé la vista al tiempo que lo hacía ella y miré el ocre suelo de madera como si fuera lo más interesante del mundo.

Pasaron unos segundos en un incómodo silencio, que se hicieron largos y pesados como varias horas. Me dí cuenta de que necesitaba despejarme y alejar de mi cabeza las ideas estúpidas que me rondaban. No podía de ninguna manera acercarme a tu hija, ni buscar hablar con ella en privado. Era una total falta de respeto hacia ti y hacia nuestra relación de amistad y tutelaje.

Sanosuke-sama, Maru-san... Si me dispensáis unos minutos —os pedí con simulada serenidad, un auténtico ruego y súplica en mi interior.

Tras tu asentimiento, hice una reverencia y me di la vuelta para salir al exterior por donde habíamos entrado, ya que no conocía la disposición de la casa como para haber pretendido salir a los jardines o claustros interiores. Además, aquella otra opción habría implicado pasar aún más cerca de Maru, algo que en ese preciso momento me aterraba, por los sentimientos que estaba despertando en mí.