Partida Rol por web

Marie y Paloma llegan en un santiamén a la Biblioteca. Tras aparcar el coche, cruzan las grandes puertas del edificio y se adentran por los pasillos. Pronto, el sonido de las voces va quedando atrás, y ya sólo se escuchan las pisadas en el suelo pulido.

Ambas han estado antes aquí, consultando aquello de su respectivo interés, así que conocen bastante bien el lugar. Marie especialmente, está más que acostumbrada a usar la hemeroteca de periódicos. Después de solicitar el acceso, la funcionaria las acompaña al archivo y se marcha de nuevo a su puesto. Sin más demora, las investigadoras se ponen manos a la obra.

Paloma aspira el aire el aire cargado de aroma a libros y papeles antiguos. Es embriagador. Peor no hay tiempo que perder.

Siguiendo las indicaciones de la funcionaria y a Marie, ya que es la que se mueve como pez en el agua en estos lugares, Paloma empieza a ojear los periódicos y revistas de los años pertinentes. Cada vez que encuentra algo interesante, ella va anotándolo todo muy rápido en su libreta.

Por desgracia no es capaz de encontrar nada relevante o que no supieran ya. Confía en que Marie tenga mejores resultados que ella.

Cruzar esas puertas siempre le traía buenos recuerdos. Horas y horas de investigación entre sus muros, algunas decepciones y, como no podía ser de otra forma, muchas alegrías. Pistas encontradas, indicios que permitían continuar con las investigaciones, que abrían nuevas vías para llegar al final — Tenemos que tomárnoslo con calma, son demasiados años que repasar. Nos podemos repartir y así terminaremos antes — Sacó una pluma y una libreta para poder anotar —Cualquier cosa, por pequeña que parezca la podemos anotar. Nunca se sabe si en un futuro nos puede servir de ayuda —
Se quito el sombrero y la chaqueta para estar más cómoda en las horas que le separaba del éxito.

Se frotó las sienes para aliviar el dolor de cabeza tras la infructuosa búsqueda — ¿Tomamos un café? — La pregunta era una llamada de auxilio ante la frustración de no conseguir lo que deseaba. Tener un respiro, no pensar en esas noticias que no localizaba y reponer fuerzas antes de continuar era lo que necesitaba en aquel momento

-Por favor, si.- asiente en seguida Paloma. También ella se hallaba en un agujero sin salida, bloqueada e incapaz de encontrar ni un solo rastro que la llevara a otra pista. Se sentía frustrada aunque no se daba por vencida. Quizás después de un buen café se le despejarla la mente y volvería a repasarlo todo quizás mirando desde otra perspectiva.

-Yo invito. ¿Hay cafetería aquí o hay que ir a la calle?

Casi sepultadas en papeles, Paloma y Marie inspeccionan arduamente el archivo de noticias. Es una tarea demoledora, no sólo por la cantidad de material a revisar, sino por lo poco y mal organizado que está todo. Los artículos de algunos años están ordenados cronológicamente, pero muchos otros no. Y también hay extractos de unos diarios que se mezclan con los de otro distinto. Eso por no mencionar el estado de algunos de ellos, los cuales parece que han servido de cama para un perro.

En definitiva, invirtieron todo el día, haciendo pequeñas paradas para descansar la vista y almorzar en una cafetería de enfrente. Desgraciadamente no encontraron ninguna noticia relacionada con el caso. Aún quedaba material que revisar, así que tendrían que decidir si volver a intentarlo al día siguiente. 

De momento, optaron por tomar un café en la cafetería donde habían almorzado hacía unas horas. Todavía tenían un poco de tiempo antes de la reunión en el restaurante con el resto de sus compañeros.

Antes de sentarse a una mesa, Marie se queda mirando a un sujeto espigado y con el pelo algo revuelto. Este la mira también, la saluda con la mano y se acerca. Parece que se conocen.

-Hola Marie. Seguro que vienes de la biblioteca, ¿a que sí? Siempre en la brecha...

Sonríe y luego dirige su mirada hacia Paloma.

-Perdone, creo que no nos conocemos. Yo soy Arty Wilmot. Trabajo en el Boston Globe. He tentado varias veces a Marie para que se una al equipo, pero no hay manera. Creo que le ha cogido el gusto a eso de ser freelance.

Suspira y empuja sus gafas sobre el puente de la nariz.

Miró el interior de su taza, el negro color del líquido humeante mientras degustaba su olor característico. Inhaló profundamente antes de hablar — Estoy bloqueada, no he encontrado nada — Sonrió ante las palabras de Arty — Es Paloma, una amiga y compañera de trabajo — Dio un sorbo de la taza — Como siempre tienes razón, pero esta vez no hemos encontrado lo que buscábamos — Realizó una pequeña pausa antes de continuar —Primero debí terminar mi novela, es que aún no he comenzado pero puede que haya encontrado la inspiración — Posó una mano sobre la otra encima de la mesa — Ha sido una lástima que hoy no hayamos avanzando — Señaló una de las sillas para que Arty se pudiese sentar — La documentación se encuentra demasiado estropeada. Quizás nos puedas ayudar con este inmueble. Estamos buscando noticas relacionadas con esta dirección*

Si ya de por sí Paloma era parca en palabras, aún lo era más con desconocidos. Marie podría pensar que era por timidez, si no fuera porque la ha visto hablar sin problema alguno con varios clientes a lo largo de los años. Más bien parece una inclinación a no derrochar saliva hasta ver si realmente el interlocutor merecía la pena.

En esta ocasión, Paloma tan solo hace un gesto con la cabeza, muy amable y cordial, a modo de saludo y luego parece volver a centrarse en su café mientras repasa las escasas e inconcluyentes notas que ha tomado esta tarde.

Arty sonríe y toma asiento. Pero la sonrisa se congela de pronto en cuanto Marie le muestra la dirección de la casa Corbitt.

-No... No investiguéis esto. De verdad, no sé cuanto os pagarán por este caso, pero yo de vosotras me plantearía si vale le pena.

El periodista se toma la libertad de tutearlas por su confianza con Marie.

-Sé que sueno como un chiflado, pero os contaré por qué. 

Hace un gesto a una de las camareras para pedirle un café.

-Hace un año, uno de nuestros periodistas, Bob Cameron, me propuso escribir un artículo sobre la casa. Al parecer, habían ocurrido varios sucesos extraños que según él no podían ser casualidad. Tres casos, para ser exactos. La cosa venía de lejos, pues el primero de ellos creo recordar que se remontaba a poco después de la Guerra de Secesión. En fin, una locura. No recuerdo los detalles de cada suceso, pero os aseguro en su conjunto la historia te ponía los pelos de punta.

La camarera trae el café y Arty da un sorbo como intentando reponer energías para continuar.

-En definitiva, le di mi consentimiento a Bob para escribir el artículo. Algunos dirían que era sensacionalista, pero a mí me pareció prometedor. En cualquier caso, y aquí es donde viene la razón por la que os he aconsejado abandonar lo que sea que estéis investigando, Bob no llegó a terminar su artículo. Pocos días después de hablar conmigo, fue encontrado muerto en su casa. Al parecer le había dado un infarto. Bob era uno de nuestros periodistas más veteranos, así que todo el mundo lo vio como algo natural. Todos excepto yo. 

Da otro sorbo al café.

-Bob ya tenía una edad, de acuerdo, pero estaba como un roble. Demonios, me duplicaba en años y estaba más sano que yo. Salía a cazar, partía su propia leña para el invierno, nunca había sufrido una enfermedad grave... En fin, ese infarto tan repentino, justo cuando estaba involucrándose en un caso donde gente moría de manera extraña... Quizá yo esté paranoico, pero no puedo evitar pensar que esa maldición de la que él hablaba en esa casa, acabó atrapándolo.

De repente aquel hombre tenía toda la atención de Paloma, sumamente interesada por lo que el periodista estaba relatando. Pasa a una página en blanco de su libreta y empieza a anotar compulsivamente lo que Arty decía.

-Por favor, cuéntenos más acerca de los extraños sucesos. Desde luego que merece la pena, yo soy parapsicóloga, y esto es muy interesante. También querría saber si pudiéramos ver el articulo del señor...Cameron.

Enarcó una ceja — Si, nos gustaría poder leer ese artículo. Ahora sí que creo que puede ser comienzo de una gran novela, un best seller — Acercó una de sus manos a la de Arty — Consigue ese artículo y te prometo que esta vez si. Estudiaré tu oferta de trabajo —
La energía había vuelto al cuerpo de Marie, conocer que esa casa tenía secretos, oscuros misterios y sangrientos cadaveres le había animado. Habían tardado horas pero al final habían tenido éxito. Lo que no habían conseguido repasando periódicos quizás Arty se lo pudiese mostrar.
Las coincidencias existen. Un infarto es una desgracia que puede ocurrir y que por desgracia sucede con más frecuencia de la esperada a los hombres — Respiro sonoramente— Pero nosotras somos unas chicas sanas — Sonrió levemente antes de terminar su café — Me conoces hace demasiado tiempo. Sabes que soy precavida y que ahora que has captado toda nuestra atención, no te dejaré en paz hasta que exprima todo lo que me puedas contar —

A pesar de lo siniestro del tema que están tratando, Arty no puede evitar sonreír ante las palabras de Marie. No le falta razón. Ambas son dos investigadoras decididas y valientes que no se amedrentan con facilidad. Así se lo demuestran al periodista preguntándole más por el caso. 

-Veo que mis palabras, al contrario de lo que pensaba, han aumentado vuestro interés. Está bien, os ayudaré, pero por favor, id con cuidado.

Lanza un suspiro de resignación.

-Lamentablemente no tengo el artículo de Bob. No llegó a terminarlo, o si lo hizo, no fue encontrado, ni en las oficinas ni en su casa. No obstante, sí dejó varias notas sobre el caso en el trabajo. Las guardé tras su muerte, y podría entregároslas mañana, si os acercáis al Globe. 

Arty apura lo que queda de su café.

-Sobre los casos. No recuerdo los detalles, pero os contaré lo que sé.

El primer caso sucedió poco después del fin de la Guerra de Secesión. El dueño de la casa, ese tal Corbitt, formaba parte de un culto que tenía una iglesia en la ciudad. Cuando Corbitt murió, varios miembros del culto hicieron una especie de ceremonia en la puerta de su casa, y al parecer esta liturgia era tan escandalosa y obscena que tuvieron que intervenir los ayudantes del sheriff a disolverla. Este culto desapareció unos años más tarde, cuando se incendió su iglesia.

El segundo caso ocurrió hace treinta o cuarenta años. Una familia residía en la casa, y el matrimonio se suicidó ahorcándose. Los niños creo que fueron entregados a unos familiares.

El tercer caso es bastante más reciente. Sucedió hace unos cuatro o cinco años. Esta vez, en la casa vivía un matrimonio sin hijos. El marido salió a la calle empuñando un cuchillo. Amenazó a varios vecinos, y cuando se vio rodeado por la policía, se cortó la garganta. La mujer fue hallada en la casa en estado catatónico, por lo que la ingresaron en el Sanatorio Roxbury.

El periodista hace una pausa, pensativo.

-A todo esto yo añadiría un cuarto hecho, que es la muerte de Bob el año pasado, pero puede que está siendo demasiado paranoico. En fin... Como veis, todo muy extraño y horrible.

Comprendo tus preocupaciones — Suspiró profundamente — Mañana pasaremos a recoger las notas y, gracias, nos has ahorrado horas y horas de repasar noticias — Trató de no parecer preocupada. Una casa, un hogar en el que sus habitantes enloquecen, se quitan la vida y sufren. Todo lo contrario de lo que debería de ser.
Marie noto como le palpitaba e lo corazón con fuerza. La intriga había aumentado en su interior. En aquel momento deseaba entrar en su interior, cruzar el umbral y ver con sus propios ojos. Su imaginación ya estaba volando viendo el papel de las paredes arañando por la desesperación. Marcas en las escaleras por el golpe de las caídas mortales sobre ellas. Manchas de sangre que indican el lugar de terribles acontecimientos. Todo sería utilizado en su libro al que ya daba forma.
Se limpió los labios con la servilleta —Al final ha sido un día productivo ¿No lo crees, Paloma?

Paloma escribía tan rápido que parecía que el papel iba a arder. Cultos, suicidios, asesinatos...aquello prometia ser una historia de las de verdad. De esas que le quitarían la mala fama a su profesión. De esas para darle a Hank un guantazo en la cara. Y ella lo tenía al alcance de la mano...solo debía cogerlo y tener el valor de no soltarlo.

Cuando levanto la vista de su libreta ante las palabras de su compañera, su brillo no dejaba lugar a dudas sobre su estado de máxima excitación investigadora.

-Esto va a ser...algo realmente importante. Si tan solo la mitad sea cierto...debemos visitar la casa bien pronto.

-Bueno, yo tengo que marcharme ya. Ha sido un placer charlar con vosotras. Si decidís pasaros por esas notas, mañana me encontraréis en las oficinas del Globe. Suerte.

Arty se levanta y sale de la cafetería.

Ya es prácticamente la hora acordada por el grupo para reunirse en el restaurante.

Mañana me pasaré para tener esas notas— Ilusionada, Pago la cuenta antes de levantarse para ir en dirección al restaurante — Cada momento que pasa tengo más y más ganas de visitar la casa. No me puedo ni imaginar lo que nos podremos encontrar en su interior y mucho menos lo que el resto hayan podido averiguar pero solo con la con que acabamos de tener, esta investigación va a merecer la pena — Sonreía como una ni la con zapatos nuevos sin poder ocultar sus emociones

Se encamina hacia su coche con pasos ligeros como si el suelo quemara pero era solo su emoción.

-Bien Marie, vamos a cenar, tengo ganas de contarle a los chicos nuestros descubrimientos.