Partida Rol por web

¿Funciona esto? Sí, parpadear es bueno... ¿No? Bueno pues entonces:

Cuaderno de Bitácora estelar, año 44 092 UR. En algún lugar desconocido en el borde de la maldita galaxia...

Acabamos de llegar, la nave ha despegado sin demasiados incidentes lo cual teniendo en cuenta todo lo que nos ha sucedido es casi un milagro. Desconozco si algún día este Cuaderno de Bitácora Estelar caerá en manos razonables y sensatas, por ello me veo en la obligación de pasar a relatar los sucesos que tuvieron lugar y que nos trajo a la situación en la que estamos.

Juro por la Unificación Religiosa y por su Biblia BABEL que todo lo que estoy relatando es cierto...

Y tras jurar también expreso mi voluntad de que voy a intentar actualizar esta Bitácora conforme los acontecimientos que estamos por vivir tengan lugar, espero que al final de este viaje todo se solucione, de no ser así... Mierda, un ruido extraño... ¡Joder queréis mirar eso! Bueno, retomando mis palabras... Un segundo, Cuaderno proceda al borrado de los últimos veinte segundos. ¿Cómo que denegado? ¡Pero que mierda de windows update me estás contando!

¡Cagoendios, al menos parece que esta puta mierda sí que está grabando! A ver por dónde iba la hostia, ah sí... Todo empezó con la gran explosión que acabó con toda la maldita flota estelar que allí estaba... Todos eran ingleses lo cual no era cosa mala salvo por un par de detalles:

El primero, era que los seis que allí estábamos éramos los únicos españoles y además estábamos por orden del MALEJ al servicio de Su Majestad la Reina de Inglaterra; y el segundo que era una misión de paz. Y no, no fue nada glorioso, no hicimos una puta mierda... Para cuando nos dimos cuenta, todo había sucedido. A ver que me lío... Desde los altos mandos de MALEJ y con nuestro Cabo Martín como enlace, nos encomendaron la misión de ir al planeta más cercano a Finisterre, Albión. Debíamos actuar temporalmente como enlace de una delegación diplomática enviada por los Ingleses y escoltarles hasta el último planeta en el espacio exterior. Nuestra misión era una sencilla escolta, como cortesía nuestro Cabo fue invitado al puente de mando de la nave diplomática mientras que nosotros desde la nuestra encabezaríamos la marcha.

Para cuando nos dimos cuenta todas las naves en nuestra cola estallaron así que hicimos lo que todo español sabe hacer, ¡improvisar! Así que pusimos la nave a tope y nos largamos de allí antes de que nos relacionasen con el asunto. Duró poco la cosa pues enseguida teníamos a dos imperios estelares, la inquisición y a los del seguro buscándonos. Poco tardamos en acabar en presidio en un planeta cuyo nombre desconocíamos en aquel momento.

Allí fuimos entrevistados por la aseguradora, nos acusaron de negligencia y no se quieren hacer cargo de las naves destruidas... ¡Parecían franceses en lo tocante a racanería! Así que si nos las reclaman tenemos una deuda que van a heredar los nietos de nuestros nietos. También vinieron un par de Bobbies estelares en representación de Su Majestad británica. Fieles a su flema británica se negaron a hablar con 5 tipos así que exigieron que fuese elegido un representante. Pedían un Cabo así que me presenté a tal deber como Cabo en funciones. Una vez se resolvió el asunto de la representación me informaron de que estaban levantando acta de lo sucedido para evaluar si actuábamos en solitario o si aquello era cosa de la patria. Finalmente vino un picoleto, que habló poco y dijo menos, recio como él solo y apenas imperceptible en sus movimientos, únicamente se le notaba que estaba vivo cuando meneaba el bigote al hablar.

Las cosas pintaban negras, pero afortunadamente vino alguien del CNI, un chaval de mi quinta... Un tipo raro, recuerdo que afirmaba que era de una facción secreta dentro del propio servicio secreto y que le estaban siguiendo así que debía ser breve y aún más discreto... Me creía pero poco podía hacer por nuestra situación, anduve ágil y tiré de gustos musicales comunes como Torito Guapo y algunos de los éxitos de La Más Grande. Su canción favorita resultó ser "Como yo te amo" (al final el servicio secreto está lleno de tipos sensibles). El caso es que la conversación acabó mejor de lo que esperaba y quedamos en que nos daría la oportunidad de liberarnos para demostrar nuestra inocencia. ¿Suena bien no?

Lo que no esperaba es cómo empezaría esto...

Ahí estaban en presidio, los cinco supervivientes de la 'Gran Masacre de Finisterre'. Con aquella denominación había pasado a todos los noticieros lo que sucedió algunos días atrás. Las teorías y las opiniones de múltiples visionarios se sucedían con cada publicación que se hacía en cualquier noticiero de tirada interestelar.

Los cinco desgraciados que estaban tan verdes como la hierba del verano en la Tierra, autores de aquella tropelía, llevaban tanto tiempo en presidio que habían perdido la noción del tiempo. Lo único que parecía desentonar en aquella rutina que suponía la celda en la que estaban, una construcción monolítica de grafeno gris claro a excepción del gran hueco que suponía la entrada, eran las rutinas de los guardias responsables de su custodia. En ese momento no se veía a nadie pues todos habían marchado por patas al haber acabado su jornada, pronto vendrían los del turno siguiente... El cambio de guardia español era el menos ceremonioso de cuantos había en el espacio exterior, pero era eficiente y se aseguraba de que la conciliación familiar fuese una realidad.

Los cinco que allí estaban eran: Andrés, piloto y voluntario para asumir el rol de Cabo en funciones; Baldomero, el chispas que se aseguraba de que las naves siguiesen ronroneando cuando debían hacerlo; Balvosa, el experto en armas pero que en aquel momento era tan indefenso como un gatito; Frankestainer, la matasanos en torno a la cual había leyendas que ponían en duda sus habilidades de medicina; y Matagatos, éste llegó porque había una vacante pero nadie sabía qué hacía. Al poco de llegar andaron avispaos y se dieron cuenta de que, contrariamente a lo que parecía, la puerta no estaba abierta pues había un zumbido persistente que sus cerebros, con el tiempo, acabarían por apagar. Aquella cacofonía delataba que el sistema de seguridad estaba activo y con ello la gran barrera que impedía el acceso y la salida. Esa barrera invisible era el segundo detalle en el que debían fijarse para darse cuenta de que no estaban libres, pues al caminar lateralmente se observaban cambios en la imagen que evidenciaban que ahí había algo... Vamos que estaban en el puto trullo. 

El tipo del CNI del que había hablado Andrés, el Cabo en funciones parecía haber resultado una rata mentirosa. Habían pasado un par de horas y ni rastro de la libertad ni de demostrar cualquier tipo de inocencia. Hasta que de pronto, en medio de aquel cambio de guardia, los cinco se dieron cuenta de un detalle: había más silencio de lo habitual. La puerta había dejado de zumbar y la imagen del exterior era totalmente límpida. Todo apuntaba a que "se habían dejado la puerta abierta".

Si les cazaban en aquel momento sumarían el cargo de intento de fuga, así que viendo que hasta aquel momento las explicaciones de nada habían servido... Tocaba poner pies en polvorosa y salir de aquel lugar, dondequiera que estuviesen.

Estaba sentado en el suelo con la espalda pegada a la pared dándole vueltas a la cabeza. A las portadas de los noticieros con su careto, de lo que le haría al tipo del CNI si lo pillara y también en lo que estaría haciendo su padre para sacarlo de aquel embrollo. Entonces se dio cuenta. El zumbido ese. El de la puerta de la celda. Se había parado. Andrés giró la cabeza hacia la entrada. La imagen era nítida. Sin distorsiones. ¿Se había desconectado el campo de fuerza? 

 —Eh— dijo en un susurro y cuando los demás le miraron como diciendo a ver que quiere éste ahora, le señaló con la vista hacia la puerta al mismo tiempo que se levantaba

 —La puerta.— siguió hablando en susurros

 —Joder.—

 —Creo que está abierta.— Andrés caminó muy despacio hacia la salida. Que sí, que seguramente sería un corte en el suministro de luz pero y si....

-Hostiaputa, que es cierto... si fuese una avería, supongo que los guripas habrían salido cagando leches para ver que nadie se abre en alicate ...

Miro a los demás... ¿que cojones hacer en esta situación?.... rápido como el viento, tenaz como la diarrea, me deciro.

-Tíos, me piro.

Agarro el orinal, que será mi coartada si nos cruzamos con alguno de la guardia (por eso de decirle que se ha jodido el agua corriente, que voy a por más, una idea brillante donde las haya), y asomo la cabeza... rezando por que no se reactive el sistema de colpe, y me desmoche, lo cual sería incómodo

-joder... que no veo ni oido a nadie... Maricón el último

... Dicho lo cual, me aventuro en el pasillo... ni idea de a donde voy, solo recorro el camino en sentido contrario al que tomé cuando me enchironaron... asomando la cabeza tras cada recoveco...

Había escuchado un montón de historias sobre los métodos de tortura mentales de esta gente. Un guardia fingía que se le caía una cucharilla de café en la celda. El prisionero la cogía y empezaba a cavar un túnel debajo del catre. Con la minúscula cuchara avanzaba dos centímetros la día echándole 6 horas por las noches. Todo ello grabado por cámaras ocultas. Seis o siete meses después, cuando el preso se creía ya con medio pie fuera, lo cambiaban de celda.

Esperó a que Matagatos saliera. Atravesó la puerta de la celda. No pasó nada. Vale.

— Espera a tu Cabo, coño — dijo saliendo detrás del gallego no fuera que volviera la luz o alguien, en algún sitio, arreglara el fusible que se había fundido

Curioso, para evitar la cárcel me alisto en las lejías y por culpa de que cuatro o cinco naves les da por autodestruírse en el espacio exterior, resulta que acabo en el puto trullo. ¿Será el destino o que me ha guiñado el ojo un tuerto? Por suerte me he encontrado una piedra que pinta como una tiza y claro, he sido incapaz de resistirme a estrenar las paredes. Bueno las paredes, el techo, el suelo, los barrotes, el catre y tampoco es que haya sido muy original: "todo por la patria", "somos inocentes", "hay pulgas", "aquí he meado", "aquí también", "ese charco es pis", "yo estuve aquí", "yo no he sido", "no te apoyes que rompe", "tonto el que lo sea", "de noche cierra el culo y abre los ojos", "en ocasiones veo muertos", "algo se mueve en la oscuridad", "la sopa tenía un ojo de rata", "grita", "rompe tus cadenas". De tanto componer acabé optando por el dibujo artístico: un pájaro, dos pájaros, una vaca, un cerdo, un elefante, un tío en bolas, otro agachado, una calavera, un porro, una flor, la 5ª vértebra de un mamífero con fractura en el tercer metacarpiano, vamos lo típico. 

Así que, cuando ocurrió la anomalía de la puerta poco menos que alguno de mis compañeros me tuvo que avisar porque yo estaba concentrada en la pintura rupestre: un ejército con palos y arcos estaba atacando a un mamut, cuando todos presuponemos lo complicado que sería esa maniobra, si al menos tuvieran kalashnikov todavía, ¿pero con palos y arcos? menuda escabechina; pues allí los dejé, discutiendo y mareando al animal.

Luego en el pasillo me estuve rucando la cabeza sobre qué pasaría si escapábamos de allí y mandaban a un loquero a interpretar todos los dibujos que había dejado atrás, igual creaban una galería de arte o peor, empiezan a soltar estupideces sobre qué papel en clave tendría el mamut o el cerdo, o el tío agachado; seguro que hacen fotos y crean una comisión de investigación porque había dejado mucho material, llegarían incluso a analizar la sopa por ver si era cierto lo del ojo de rata. Así que con esas elucubraciones y otras tantas revoloteando en mi cabeza, salí del trullo por la puerta, "la naturaleza se abre camino"

Me sentí libre, incluso tiré la tiza al suelo, aire.

aquella cárcel era todo un muermo, no había nada divertido, estaba esperando encontrar a alguien que vendiera armas para el proximo motín y liarla parda, pero es no iba a ser, ya que el "cabo" había descubierto que no había electricidad y podriamos salir, aunque lo único bueno era que los ingleses habían hecho kabuum, aunque esta tortura no hacía que eso halla valido la pena, y ahora tocaba saber quien era el cabrón que los había reventado, ese tipo se iba a enterar por no dejarme divertirme haciendo volar por los aíres a esos bebedores de té. 

-voto por ir a la armeria, por si nos pillan, por lo menos nos salimos al modo... ¿cual era el juego tiros mas moderno de hoy?, vah, da igual, salgamos de este antro- les digo a mis compeñeros a la par que iba saliendo detras de la dibujante artística. 

A Baldomero le dio cierta pena que la puerta invisible se desactivara. Había pasado muy buenos ratos acercando un dedo mientras tocaba con la punta del dedo del pie la bacineta, para hacer tierra claro, y tratando de averiguar el amperaje del aparato que controlaba la pared de energía

- ¡Mil quinientos Amperios! aiba la hostia, ¡pero seguro eh! -dijo en más de una ocasión, pero dudando de sí mismo después y repitiendo la operación para asegurarse de que la medición había sido la correcta.

Pero la libertad brindaba una oportunidad de sobrevivir a la escuadrilla, y eso no era algo que se dejaba escapar así como así.

- ¡Serrano!... digo... ¡Mi cabo! ¿Cual cojones es el plan pues? Como empecemos a vagabundear por aquí y pasar por todos los pasillos que se nos ocurra nos van a pillar antes o después, cawen zotz. Si alguien ve un interfono o un monitor en la pared... cualquier cosa que tenga luces en general, igual puedo meter mano... nos vendría bien el equipamiento electrónico. ¡Nunca se sabe cuando tienes que arreglar una tostadora!

—Ssshhhhhhhh Baldomero, habla bajo - no me lo podía creer, tratando de escapar del trullo y el vasco que empieza a gritar, yo es que, es que, es que... diossss, pero qué tensión, joder, qué tensión, necesito un lexatin, bueno uno o dos, o tres, mejor tres con un poco de whisky, escocés.

—¿Mi Cabo y ahora qué? - hablando entre susurros y esperando que el tono se mantenga

No tardaron en resolver que ningún asunto tenían que hacer esperando a que vinieran a prenderles. Así que siguiendo a su Cabo, quién a su vez seguía al gallego que había decidido salir disparado antes de decir misa, todos acabaron por poner unos cuantos pasos por medio con su antigua residencia.

Desandando el camino acabaron por llegar a un largo pasillo bastante familiar con los mismos tonos grises que la prisión que habían dejado atrás, el tono gris era más oscuro en el suelo que en las paredes y unas lámparas alargadas iban marcando el ritmo de los pasos que iban dando. Hasta que tras dar unos pasos se dieron cuenta de que no tenían nada a lo que llamar un plan.

Una cosa era improvisar y otra estar a verlas venir, y en esas estaban cuando frente a ellos una puerta que se encontraba en un lateral del pasillo se abrió y salió un joven soldado raso quién parecía estar rezagado en darse el piro. Por un momento parecía que quedándose parados se iban a librar cuando el calientasillas (no había otra forma de que alguien 10 minutos después aún no se había largado) acabó por quedárselos mirando cara a cara...

"Hostia puta, tú", penso cuando sale el capullo este por la puertecilla... Durante unas décimas de segundo, estos todos parados, el, nosotros... nos mira, le miramos,... pasa una mosca,... nos mira, la miramos... tenso silencio en la sala...

... Entonces recuerdo lo que me dijo un sabio amigo en una ocasión... creo que era un puti: "lo primero es lo primero, ¿donde está el cagadero, joer?" ... así que , tiré de repertorio...

- Ah!, joer, carallo, por fín damos con alguien , oye rapaz, ¿donde está el baño? ¿y la cantina de la tropa?, que acabamos de llegar y no nos han dicho una mierda, y llevamos dando vueltas al pasillo desde que tengo uso de razón

... Mi charlatanería tiene dos objetivos, por una parte, a ver si cuela y nos dice donde podemos pillar unas cervezas y unas patatas fritas para picar.... por otra, si no cuela, que se centre en mí y dejar a los otros que puedan flanquearle... ¿o el orden de los objetivos no debería ser el contrario? no se, ni sí, ni no... leches con las ambigüedades de las respuestas galaicas, hostia, que me autoafectan

El gallego estaba distrayendo al recluta ¿Por cuanto tiempo? No mucho. Andrés buscó con la mirada a Balvosa. Él era el experto en armas y también se le daba bien dar hostias. Estaba ahí detrás. Quieto. Paralizado. El Cabo dio entonces un paso lateral apartándose a un lado. Miró a Balvosa y luego le señaló con la vista al recluta haciendo gestos con la cabeza como diciendo ¡Venga! ¡Haz algo! ¡Una llave de judo o lo que sea!

Me había quedado quieto, junto con el resto de equipo al ver a tipejo, aunque por suerte el gallego ya se ha puesto las pilas y lo estaba distrayendo, y el que se creía cabo dándome órdenes, aunque tenía razón y tenía que noquear al tonto este por la espalda o tal vez partirle el cuello, lo que me venga mejor.

Para cubrir la acción de Balvosa, flanqueo al soldado (enemigo) por el lado opuesto, y para llamar su atención me levanto la camiseta para ver si distraigo su atención - ehhh, qué calor hace, ¿no funciona el aire? no corre, el aire no corre - A ver si cuela

Baldomero, que se estaba aburriendo ya de tanto remilgo a la hora de lidiar con el pobre diablo que se había topado con la puta élite del ejercito español, se acercó al muchacho con una sonrisa de oreja a oreja y al grito de - "¡Ahí va la hostia!" trató de soltarle un puntapié en todo el centro de la espinilla.

Parece que Balvosa se hace cargo de la situación, por si acaso me adelanto hasta la puerta por ver si hay alguien más en las cercanías y también para vigilar. Y si en la garita tiene un periódico-padnews con las noticias del momento, las leo mientras el resto soluciona el incidente con el vigilante, miro los crucigramas por si fueran interesantes, los titulares más importantes también y me fijo si en la garita hay llaves o tarjetas magnéticas de esas para salir por pies sin que ninguna puerta nos lo impida. - Vamos chicos, que es para hoy... que sólo es 1 y vosotros sois 4, que no se diga. - También miro a través de las demás cámaras del circuito a ver donde está la gente, las armas, lo que traíamos, en fin... todo el equipo que podamos coger y algo más de regalo, así como algún vehículo que nos pueda facilitar el no gastar suela.

Aquella aparición provocó una concatenación de sucesos que acabó por hacer que el pobre desgraciado que pasaba por allí mordiese el polvo.

Primero, "el Matagatos" gallego empezó a soltarle una ristra de excusas antes de que hubiese alcanzado a decir nada. Aquello pintaba fatal así que el Cabo en funciones, con buen criterio, empezó a hacer movimientos con su cabeza dirigidos a Balvosa. Sin embargo aquellos espasmos, más propios de la tortícolis, mandaron el mensaje equivocado a Baldomero, quién, aprovechando la distracción creada por Paula, lanzó un puntapié al aire. Afortunadamente Balvosa sí pilló el mensaje y calzó a aquel calientasillas una hostia que lo mandó contra la pared con tan mala suerte que se golpeó de mala manera y acabó tendido en el suelo como un guiñapo. 

Un gran charco de sangre empezó a manar de algún lugar de la cabeza del caído desvelando que la habían hecho buena con el chaval. Sin embargo ellos no estaban en aquel momento para hacer prisioneros.

Una vez caído el pobre hombre, "Frankestainer" habiendo recuperado su aspecto más discreto, se metió al interior de la sala de donde había salido aquel tipo. Un laboratorio del tres al cuatro con su prensa, sus ratas, sus matraces y demás instrumental que debe llevar un laboratorio que se precie. Nada de llaves por ahí y menos aún de garita del conserje. Se habían coordinado malamente para atizar a un empollón del tres al cuatro. Más valía que se pusieran las pilas si se acababan topando con un "zumosol".

Afortunadamente una vez cachearon a "la rata de laboratorio" (el calientasillas, no las que corrían en la jaula) advirtieron que además de una tarjeta que les permitiría moverse por los lugares a los que tuviese acceso (lo que vendría a ser más de la mitad de aquel lugar donde quiera que les habían metido), contaba una Pistola Glauca que no tendría mucho que decir contra un CETME 40k pero era más de lo que tenían contra aquel momento. Ahora debían decidir quién se la quedaba pero sin perder demasiado el tiempo, que no paraba de correr. Pronto llegarían los del segundo turno y no era plan que les pillasen de esa guisa.