Partida Rol por web

La Ciudad de la Industria había sido otro de esos proyectos megalómanos de los 90 a modo de Exposición Permanente que se había convertido en una ruina sin estrenar. Tras llegar allí en el coche de Dani los vampiros habían entrado en uno de sus túneles de suministro principales y, tal como había dicho Víctor, el recorrido los había llevado hasta una zona de las alcantarillas que aparentemente había sido cerrada y separada del resto del entramado que recorría la ciudad. Aquellos eran los dominos de Peste.

—Esa zona está separada del alcantarillado principal desde los años 70. El motivo era que las estructuras eran inestables. Había varias partes que si se sometían a una carga de agua potente podrían venirse abajo. El caso es que nunca se reparó, salía más barato sellarlas y ampliar el alcantarillado en otra dirección. Cuando Peste lo convirtió en su dominio ya nadie pensó en acercarse siquiera a ese lugar. Dukane se encargó de que cualquier proyecto del consistorio local se olvidase de ello.

Esto se lo había contado a Dolores un vampiro conocido que trabajaba como contrabandista para los de la Estirpe¹. Un traficante de material vampírico, alguien que sabía bien lo que había en la ciudad... y por debajo.

—No sabría que consejo darte... Sé que ahí abajo tiene a espectros su servicio. Una vez tuve que hacer una entrega y aquello fue una puta pesadilla. Veía sus ojos enrojecidos y escuchaba los chasquidos de sus bocas. Y vi cosas... joder. Es como abrir una puerta al infierno. No entraría allí de nuevo ni invitado... sé que estás muy desesperada con la movida de la excomunión de Dukane pero... no sé si ir a hablar con Peste es la mejor idea.

Pero allí estaban ellos, avanzando por aquellos túneles de cemento bajo la ciudad, hacia la guardia de Peste. Adentrándose donde en el lugar que hasta los monstruos temían.

Karlos también había hecho sus deberes en la mansión de Víctor, mientras los demás se alimentaban. Buscando en internet había cruzado informaciones para descifrar a que se iban a enfrentar². Había varias leyendas urbanas sobre la zona e incluso algún grupo de exploradores del subsuelo decía haber visto a un vampiro que merodeaba por la zona cegada de las alcantarillas. Pero lo que interesaba de verdad  Karlos era lo que no se decía. Blogs de gente que afirmaba que iba a recorrer ciertas áreas prohibidas del subsuelo y que luego no volvía a publicar nada. Había una pauta en todos los años anteriores y el joven vampiro parecía tener muy claro donde se unían los puntos. Aquello debía ser el santa sactorum de Peste.

Pero además había información sobre lo que el informante de Dolores había comentado. Los espectros. Leyendas sobre zombis o gules que acechaban en la oscuridad. Los humanos lo mezclaban todo pero Karlos pudo determinar que las criaturas que servían a Peste eran espectros. No eran fantasmas intangibles, sino patéticas criaturas que algunos vampiros viejos podían crear a partir de cadáveres putrefactos, insuflándoles una no-vida a con una parte de su Sangre. Seres violentos que podrían compararse con zombies que tuvieran una velocidad endiablada y mucha furia. No eran verdaderos vampiros y su sostenibilidad dependía de la sangre que tuvieran en el cuerpo, por lo que se podían matar como a cualquier otro ser vivo. Sabiendo que allí probablemente sólo se alimentarían de ratas y otros animales seguramente el problema podría ser el número, pero no su resistencia.

Dolores rezongaba de camino a las alcantarillas, tan malhumorada como de costumbre. Habían conseguido información, lo que estaba muy bien, pero esta no hizo más que confirmar lo terrible que era el lugar al que se dirigían. Aún con todo, eso no amedrentó a la vampira, que aprovechó sus llamadas para conseguir algo de equipamiento extra* antes de adentrarse en los territorios de Peste.

-Si no sobrevivo a esta noche, ha sido un placer cazar con vosotros.

Tras la visita a casa de Víctor, el ánimo de Eddie es otro; va tarareando canciones de Rosendo de aquí para allá, con una sonrisa bobalicona en la cara... ¿Que coño le habrá hecho la Constantinopilingui esa?... el no soltó prenda, pero cuando se reunió con el grupo, se pudo apreciar una serie de rastros en forma de arañazos huellas de mordiscos... que se fueron esfumando con el tiempo, no así la cara de felicidad del macarra de barrio...

... Pero su cara mutó a un gesto muy diferente según se fueron acercando a la Ciudad de la Industria... mal sitio este... hasta para él, y ya era decir... El caso... el caso es que era un coto de caza muy especial... aquí, según se contaba, se montaban fiestas clandestinas, raves salvages. Bien es cierto que hasta los vampiros más osados evitaban este sector, y nadie tenía claro de por qué... El caso es que, según los focos del buga horadaban la oscuridad, se adivinaban sombras que evitaban los haces luminosos

-Chicos, si queremos llegar hasta Peste, hay que llevarle un algo, pero... aquí no creo que haya muchas presas frescas... excepto... ¡HOSTIA!, ¡que idea!   ¡Vamos a cazar Emos!!! Seguro que hay de esos por aquí: montan sus fiestukis deprimentes donde nadie les moleste, y este es el lugar más adecuado.. visten de oscuro y se funden en las sombras que son sus tristes vidas,...  jajaja! ,... joder,.... mojo con una vampiresa de las potentes, y encima cazo emos en la misma noche... JODER!!! AMO ESTO!!! También vale si es una reunión de cosplayers; se reunen también donde nadie les mire raro, así que en este lugar apartado, podemos encontrar... También valdría una gótica, pero jovencita... Chicos, atentos a las sombras y a los callejones... Nos vamos de caza!!!

Era una opción, ir con unos tributos o regalos, les puede abrir las puertas a la madriguera de Pesta, pero hay que buscar algo selecto... pese a que no sea un niño o niña, debe tener una aspecto que desate la curiosidad y el ansia del pérfido...

... y además. Eddie tiene tirria a los Emos, nadie sabe por qué, lo mismo alguna le dio calabazas...

... pero vamos, que cualquier tribu urbana, cuyo aspecto puede despertar la curiosidad -y el morbo- de un ser como Peste, unido a una edad lo más corta posible.. podría servirles como "Caballo de Troya"

David no sabía mucho de fiestas raras, de sitios donde pillar armas o de lugares de mala gente. Él había decidido codearse solo con la jet set. Era su objetivo, y tenía que mimetizarse. Pero conocía a un tipo. Se hacía llamar Flipi y aunque era humano era perfecto conocedor de los vampiros. David le había prometido que lo convertiría en uno llegado el momento, si le servía bien cuando era menester. Se trataba de un químico. El vampiro le había prometido que si lograba desarrollar una droga que afectara a los vampiros no solo lo convertiría en uno. Sino que además le haría famoso.

Lo cierto es que David lo tenía bastante en secreto, era como su diamante en bruto. Así pues lo llamo. Sabía que había experimentado con su propia sangre y alguna que había conseguido de estraperlo. Ahora mismo le vendría fenomenal algo así la verdad.

- Buen trabajo Eddie - Dijo David mirando el crío raro que llevaba a hombros. - Esperemos que con esto nos reciba. Aunque si es él quien nos ha traicionado puede que nos ataque nada más vernos - 

David se quitó la americana, y la colgó de un clavo que había en una pared. Ni de coña entraría a las alcantarillas con ella puesta. 

Karlos simplemente miró a aquella pobre víctima y al resto con preocupación, aferrando con fuerza su arma improvisada.

De camino, había pensado que necesitaría algo más potente que sus puños y su cúter; algo cortante con lo que mantener a los espectros a raya y hacerlos sangrar todo lo posible, quizás largo y motorizado pero ligero para poder llevarlo con su delgado cuerpo, como los desbrozadores y cortasetos que recordaba de alguna noche o madrugada en los parques públicos.

 Así que les había pedido detenerse un segundo ante un comercio de jardinería y ferretería para reventar el escaparate a golpes y agarrar a toda prisa lo más parecido que pudo encontrar a lo que pensaba, huyendo antes de que llegara la policía.

Habían hecho los deberes, eso estaba claro; resultaba que eran una suerte de McGivers y A-Team vampirizados, a fín de cuentas; Dolores volvió con un par de pipas de muy buena pinta; David parecía que manejaba algo gordo... de hecho, algo le había oído comentar Eddie, e incluso se había prestado voluntario para probar las primeras remesas de tripis, porque un colocón... ¡¡como lo echaba demenos!!. En cuanto a Karlos... joder... ¡¡una podadora Stihl!!!!... ¡Hostia puta!! como la que anuncian en Tiempo de Juego... ¹

Por su parte, la cacería había sido fructífera; en un momento dado, sin decir que parasen el coche, se le vió que bajaba del mismo en marcha, como un lebrel tras una presa, y se lanzaba como el rayo a un callejón, pero, curiosamente, sus pisadas no resonaban en la noche; al poco, volvía corriendo con algo que traía sobre el hombro,... un tributo, inconsciente...

-Es que lo ví plantando un pino en el callejón, de espaldas además... parece que ha habido suerte; esperé a que se limpiase el ojaldre antes de atraparlo..., que no es plan de presentarlo con el tronco saliendo del aserradero

El pobre desdichado... no, no era un emo, sino un chico haciendo de cosplay de Sailor Moon, un chaval bastante joven, por cierto, con un disfraz extremadamente... escaso de ropa, sexy diría yo; piel muy blanca, maquillaje, peluca... pero podría dar el pego por una cría; digamos que el aspecto era sexualmente ambigüo, de ese tipo que, te lo encuentras de noche, y si, sabes que es muy jovencilla, pero no estás seguro de si tiene badajo colgando o no. "Es una trampa", es lo que diría algún colega al verle, pues no sabes lo que es; puede ser un juguete del agrado de "nuestro amigo Peste". ²

Llegando ya a lo que deberían ser los dominios de Peste, se notasa que todo estaba muy desastrado; por allí no había pasado un camión de limpieza, y menos aún un barrendero... desde tiempos de los visigodos, por lo menos. Marcas de arañazos surcaban algunas paredes, dando a entender que algo con zarpas se movía por aquí: suficiente señal de alerta para que nadie en su sano juicio asomase las tochas por estos andurriales, como decía mi abuelo Faustino....

"... claro, en su sano juicio... eso no iba por nosotros...."

A la hora de meterse en la boca del lobo, o en sl agujero del culo de un oso panda, no lo tenía muy claro, nos preparamos; se está procediendo al reparto de armas, y cuando Dolores tiene dos pipas en la mano, Eddie lo tiene claro:

-A mí no me déis una pipa, que me vengo arriba, y gasto todas las balas a la primera; a mi dejadme dar hostias a mano abierta, que se me da mejor... Es que ni siquiera llevo cheira ³

... Y es que se conocía.... se sabía torpe con esas cosas; lo suyo era el cuerpo a cuerpo, con cariño....

-Venga, va, entramos, lo hacemos, salimos, así de fácil.

... Ya, planear cosas con sutileza no era lo suyo... sino ir a las bravas, así que siempre estaba abierto a escuchar los planes de los que pensaban más que él...

Dolores estaba a punto de entregarle una de las pistolas a Eddie, ya que solía ser el más dispuesto a la gresca, pero la rechazó. Estaba claro que lo suyo era el cuerpo a cuerpo, en todos los sentidos.

La vampira se encogió de hombros y ofreció una de las armas a David y Karlos, por si alguno de ellos la quería. De no ser así, se guardaría las dos para ella. Con eso y una estaca improvisada* se sintió un poco más segura. Desgraciadamente esta sensación duró muy poco en cuanto comenzaron a adentrarse por el sórdido territorio de Peste.

La comitiva de bienvenida no tardó en llegar.

Primero vieron unos ojos rojizos, brillando en la oscuridad. Se alejaron corriendo a cuatro patas, a gran velocidad. Karlos puso en marcha la podadora. Dolores y David¹ amartillaron sus armas. Eddie se preparó para dejar la ofrenda a un lado por si antes de llegar al jefe tenían que acabar con sus minions.

Y así fue. Estaba claro que Peste no admitía visitas en sus dominios sin invitación porque en un momento dado aparecieron media docena de esas criaturas corriendo por el pasillo a toda velocidad. Quedaba poco de su antigua humanidad en aquellos rostros apergaminados, de enormes mandíbulas desencajadas y ojos rojos. Sus bocas enormes dejaban ver colmillos que habían crecido sin control y unas lenguas cuya longitud recordaba a las de los reptiles. Huesudos y siempre famélicos avanzaban a gran velocidad a cuatro patas por el suelo, por las paredes e incluso por el techo, directamente a por los recién llegados. Lo más terrible de todo era que no jadeaban, ni aullaban, ni hacían otro ruido que no fuese el rasgar de sus garras contra las paredes en su frenética carrera para abalanzarse sobre los intrusos.

David aceptó de buena gana el arma que Dolores le había dado. Flipi, una vez más había decepcionado al vampiro. Realmente no tenía demasiadas esperanzas, pero lanzar la pregunta era gratis. Comprobó el arma y el cargador y se adentró con sus compañeros en aquellas catacumbas de hierro y muerte.

No tardaron en ser recibidos; ni siquiera había preguntado y ya teníamos a sus marionetas atacándonos. Ni el tributo parecía que fuera a ser suficiente.

BANG BANG

Los disparos del arma de David resonaron por todo el lugar. El primero fue a parar a una pequeña tubería que comenzó a sacar un vapor a toda presión. Había fallado. Volvió a apuntar y disparó de nuevo, esta vez apuntando con mucha más precisión y soltando una ráfaga de dos disparos[1]. 

Uno de los engendros cayó de inmediato con uno de esos disparos, el segundo solo se enfureció, mirando su herido un único segundo antes de lanzarse contra David con rabia. El vampiro, viendo la efectividad del arma y pensando en guardar su sangre para un posible enfrentamiento con peste decidió seguir disparando.

BANG BANG

De nuevo varios disparos [2]. El engendro que se había avalanzado cayó fulminado y David no tardó en redirigir el arma a otro de los seres...

Dolores notó cómo su cuerpo se tensaba al escuchar los chillidos y trotes de aquellas malsanas criaturas acercándose en la oscuridad. Desde luego, su aspecto no defraudó con respecto a la información que habían conseguido sobre ellos. Sólo una mente desquiciada sería capaz de engendrar a tales criaturas.

Ver a los espectros salir de la oscuridad de repente fue tan impactante para la vampira que el primer disparo erró por completo. Dolores lanzó un bufido, apretó los dientes y volvió a disparar. Esta vez vació todo el cargador para asegurarse de no fallar. Con ello consiguió impactar en varias de las criaturas. Finalmente, pegó su espalda a una de las paredes, cambió el cargador rápidamente y pudo realizar un tercer disparo certero.

Jodida mala suerte... al menos, les venían de frente, pensó Eddie; otra cosa sería que les rodeasen y les atacasen por todas partes...

Rápidamente, dejó al inconsciente "tributo" en el suelo, pero con una cierta delicadeza; no era plan de que se abollase, y lo mismo aún podían necesitarlo para su cometido inicial, aunque... también era consciente de que a unas malas, les podría servir como "botiquín ambulante"... quien sabe; siempre es bueno tener "un donante de sangre a mano".

Tras las descargas de los compañeros de las pipas, los espectros estos o lo que cojones quiere que sean, estaban ya a tiro de escupitajo, así que no se contuvo más, mostró los colmillos para que no tuviesen dudas de qué les iba a matar, y se lanzó  a destrozar con sus propias manos a esas criaturas... sin necesidad de gritar ni dar consignas

...

Luchar de este modo no es limpio, no es elegante; esto no es Blade ni Underworld, es más como una pelea de perros, que haría las delicias de Tarantino, o sería propia de DeadPool... ni trucos ni milongas: Las manos, más bien ahora garras, del vampìro, buscan desencajar la mandíbula del que tiene delante, sus colmillos, agarrarse al cuello y no soltarlo, y cuando le deje sin quijada, lo siguiente será aplastarle el cráneo como si de un melón se tratase. No obstante el otro también intenta morder, arañar y destripar...

Más que de perros, de osos, peleas de osos, y nada de Kung-Fu Panda, sino la del de Di Caprio en la que se le folla una osa...

Sabía cómo iba a ser un espectro, pero ver tantos al mismo tiempo y tan degenerados le resultó profundamente inquietante. ¿Qué clase de persona era Peste que mantenía su guarida llena de aquellos engendros? Los gules serían patéticos, pero al menos seguían teniendo una voluntad independiente y no se retorcían de aquel modo. 

-¡MUERE MALDITO... BICHO!- gritó, levantando el cortador en marcha, y golpeando con él al espectro que tenía más cerca, tratando de triturar su cuerpo con la hoja giratoria.

Puede que fueran vampiros neonatos pero no por ello menos peligrosos. El comité de bienvenida estaba siendo convenientemente despachado y sólo uno de los engendros quedaba en pie. Aquella criatura estaba condenada pero no tenía la inteligencia necesaria para retirarse. Su existencia sólo tenía un motivo de ser: proteger a su amo o volver a morir en el intento.

Así que el monstruo se abalanzó sobre David con sus garras dispuestas a destrozarlo. El vampiro sintió como una de sus garras le destrozaba la carne llegando hasta las costillas mientras lo derribaba al suelo. La hedionda boca del monstruo estaba cubriendo el rostro de David, dispuesto a rematar la faena...

Vistos más de cerca, estos bichos no es que dieran repelús, es que daban grima... A ver, no es que los vampiros fuesen muy escrupulosos, pero... todavía estaban acostumbrados únicamente a la estética de los seres humanos, y estos espectros, engendros, o zuruños a medio hornear, esan feos con, y sin, ganas.

Viendo que uno de ellos, el último, había conseguido atacar a David, Eddie reaccinó lo más rápido que pudo; por desgracia, tal vez no lo suficientemente que podría haber sido, pero... mierda... como le ensucie la camisa a David,... no quiero ni pensar el cabreo que va a pillar y lo que va a pasar aquí...

Se lanzó a la chepa del engentro, le pasó los brazos bajo las axilas y se dispuso a tirar hacia atrás con todas sus fuerzas... pero antes, lanzó la dentadura a la nuca del ser, con ánimo de partirle el pescuezo con la piñata, que para eso la tenía, a fín de cuentas...

... por lo menos, pensó, de este modo, aun no matándole, se lo podrá quitar de encima a David..

Al ver que su compañero estaba en peligro y Eddie no conseguía dominar al bicho, Karlos actuó sin pensar...

-¡AAAAAAAAAAAAAAA!

... y arremetió intentando embutir el trasto rugiente en el engendro entre aquellos dos. 

Eddie sacó de encima de David al espectro y lo tiró a un lado para, acto seguido, partirle el cuello con sus colmillos. A punto estuvo de recibir el corte de la podadora eléctrica de Karlos, que pasó e escasos centímetros de su cara. El chico aún tenía que cogerle el truco a aquel aparato.

El caso es que la cosa había terminado tan rápido como empezó, de una manera salvaje y directa. Y sí, la verdad es que David estaba sucio y lleno de sangre. Pero incluso antes de que pudiera levantarse del suelo escucharon una voz que procedía del fondo del túnel.

Aquella dentellada llegó hasta las mismas entrañas del dolor de David. Sintió como los afilados dientes de la criatura le desgarraban la piel. Dio un grito de dolor y rabia mientras trataba sin demasiado éxito de zafarse de aquella bestia, propinando patadas y puñetazos sin demasiado tino.

Todo lo que consiguió fue alejar su mandíbula de la herida expuesta y meter el revolver en los dientes de la bestia; no el cañón, que hubiera sido mucho más efectivo a posteriori; sino la parte del tambor, que con un poco de suerte lo retendrían hasta que alguno de sus compañeros lo reventara y se lo quitara de encima...

—No estabais invitados a venir....

La voz de Peste sonaba como el último aliento de un moribundo, como si le costase encontrar el aire para juntar las palabras. Quizás era debido a que sus cuerdas vocales tuvieran cientos de años o puede que fuera simplemente porque no estaba acostumbrado a ejercitar el don de de la palabra.

Ninguno de ellos se había percatado de su presencia durante el combate. Es más: habrían jurado que se había materializado allí mismo de la nada. Permanecía de pie, como si la oscuridad de aquel lugar manase de su simple presencia. Era alto, muy alto, y excesivamente delgado. Se cubría con una gabardina del siglo pasado que llegaba hasta sus pies y en sus manos de dedos largos y huesudos lucía un par de anillos con ópalos de color rojizo. Su cabeza calva era levemente deforme, casi animalesca, y sus colmillos sobresalían de la boca incluso provocando un siseo en cada palabra que pronunciaba.

—¿Por qué estáis aquí?— preguntó observando al grupo, e insistió nuevamente: —No habéis sido invitados.