Partida Rol por web

12 de mayo 1936, 13:45, Casa de Charles Poole

Todo comenzó en la pequeña ciudad de Hightland Park, una pequeña ciudad de unos cincuenta mil habitantes al norte de Detroit. Y para ser más concretos en el número 14 de la Elm Street, calle perteneciente a un barrio acomodado de dicha ciudad. Esa casa de piedra de dos pisos, con un bonito jardín rodeándola, era el hogar de Charles Poole, un miembro de la WPA¹ que presuntamente había sufrido un asalto. La llamada de alarma la había dado  a las 13:21 Anna Franklin, su vecina, y con cierta confusión había relatado por teléfono que algo raro pasaba en la casa de Poole.

Allí se desplazaron los agentes McRae y Bushmeyer para levantar atestado de los hechos. Casi de forma simultánea llegaban Eva Green y Loretta Young. Al parecer que una periodista de color cubriese el trabajo de la policía local era considerado por algún político local como una buena idea para limpiar la imagen del cuerpo. El caso de Eva era más personal: estaba escribiendo una novela y quería documentarse sobre el trabajo de campo de la policía. Su tío era un ex-comisario retirado y había logrado que la asignasen como observadora. Lo bueno es que en algunos casos había sido de utilidad para relacionar algunas pistas que requerían más cultura de la media que suele tener un agente de ciudad, así todos salían ganando².

Los dos agentes, por lo tanto, se aproximaban por el camino empedrado que cruzaba el jardín hacia el enorme porche principal de la casa seguidos de cerca por las mujeres. Desde donde estaban podían ver claramente que la puerta principal estaba reventada.

Loretta estaba documentando bien lo que ocurría en el estado, pues además del libro que estaba escribiendo también publicaba constantemente en el diario local. Repasaba mentalmente su último artículo mientras caminaba a la cita con la policia.

“Las injusticias del odio por la raza han dejado miles de muertos día a día, desde el pasado mes hasta la fecha han ocurrido 8 asesinatos en las calles y varias desapariciones, hasta el momento solo ha existido un hombre blanco arrestado que fue dejado en libertad por el juez quien consideró que las pruebas no eran concluyentes. Mientras que en la misma fecha fueron arrestados tres hombres de color que el mismo juez mandó a prisión a pesar de las pruebas recolectadas fueron circunstanciales.

¿Acaso es muy difícil que la justicia sea igual para todos?, la injusticia y disparidad social en este estado debe acabarse. El estado dice que es justo, pero las estadísticas muestran que hay más hombres y mujeres de color tras las rejas que hombres y mujeres blancos.

Por otra parte, las estadísticas muestran que los crímenes hacia personas blancas se solucionan más rápido que aquellos donde la victima es una persona de color, sin embargo yo Loretta Young estoy decidida a mejorar estas estadísticas a favor de la población vulnerable y aceptar mi papel de observadora en crímenes de odio.

El equipo de policía esta haciendo un esfuerzo enorme para atrapar a los supremacistas y asesinos de la gente de color, yo tengo confianza de que se logren resultados”

El repaso mental a su artículo lo realizó ella antes de llegar al lugar de los hechos, donde caminó hacia el lugar viendo la puerta reventada.

- Pero por Dios ¿qué pasó aquí?- dijo a la mujer más próxima suponiendo lo peor.

Mientras todos se acercaban a la casa, Eva no pudo evitar llevarse la mano al bolsillo donde reposaba el rosario que siempre llevaba con ella. Al notar las pequeñas cuentas del mismo suspiró aliviada y dio las gracias a Dios y pidió su ayuda para lo que estaba a punto de ver. No era la primera vez que acompañaba a unos agentes durante un caso desde que su tío le había logrado este pequeño privilegio, pero si era la primera vez que actuaba de noche y en una llamada con datos tan ambiguos. Ver la puerta principal abierta no ayudó a que se relajara.

De manera imperceptible, comenzó a rezar un Padre Nuestro mientras seguía de cerca a los dos agentes y a la periodista que parecía haberse personado en el lugar. No se sentía segura, tal vez fuera la noche o que, en mitad de aquella quietud, su apoyo eran en su mayoría gente de color.

No es que los odiara especialmente… pero no le gustaban. No los entendía. Al menos, la presencia del agente Bushemeyer arrojaba algo de luz. Se aproximó a él en busca de seguridad.

- ¿Deberíamos esperar aquí fuera? –

La presencia de aquella casa la inquietaba y ver la puerta abierta no hacia sino acrecentar su temor.

-Hagamos esto rápido y bien, no quiero quedarme hasta tarde. Comento el agente mientras caminaba por el empedrado en dirección a la casa. -Señorita, procure no tocar nada. Dijo con tono educado a la mujer del rosario, a la mujer de color no le dirigió siquiera la mirada. –Esto es trabajo para la policía, la gente de bien debería de estar ya en sus casas. Si me permite, cuando termine mi trabajo, la acompañare a casa.

Bushemeyer estaba algo molesto. Que le hubieran asignado un agente de color tenía un pase, todo el mundo hablaba de la nueva política de integración, pero que viniera además una periodista de color eso era el colmo. Bushemeyer conocía la verdad, el mundo odiaba a los sucios negros, pero por miedo a la opinión publica nadie decía nada.

Al llegar a la puerta el agente se paró a analizar como había sido forzada la puerta. Era lo básico que le habían enseñado para entrar en el cuerpo de policía.

.-Esta mierda cada vez es peor-.

Dijo por lo bajo al bajarse del coche y ver el panorama. El nuevo “señor” que no tenia ni puta idea de trabajar, con sus métodos de universitario era una tortura.

La protegida de no se quién viniendo a mirar por encima del hombro, era peor que la cirrosis galopante que tenia.

Pero tener que aguantar a la prensa, eso sí que era un dolor de huevos.

Apartando al novato un paso a la derecha empujo la puerta con el pie. Calzado con los zapatos de agente más remendados que nadie vería jamas. Duncan jamás había recibido unos nuevos por parte del cuerpo.

.-Señoras, esto es una puerta, solo una puerta. Hace años ninguna se cerraba-.

Con pesadez y mala gana nada disimulada camino dos pasos en el interior y encendió una “luz” para poder ver en el interior.

Luego de manera casi automática intento prender la manija del a luz de aquella habitación. Estaba oscuro como su pensión de jubilación. 

.-No toquen nada, y pregunten solo cuando sea estrictamente necesario-. dijo sin mirar atrás. .- El agente Bushemeyer es una persona sobre cualificada y estará encantado de responder todas sus preguntas, siempre que se hagan con orden, y en su debido momento-.

Eso iba sobre todo por la periodista. Odiaba a los periodistas, fueran del color que fueran, un periodista siempre era lo peor. 

.-Y por dios, no toquen nada con las manos-.

Que la puerta había sido forzada era más que evidente. Bushmeyer pudo ver la cerradura rota y que casi estaba arrancada de sus goznes. Por la fuerza y con muy malas maneras. Más de un asaltante, no lo dudaba. El ruido debió alertar a la vecina.

McRae se había adelantado y encendido la luz, aunque a través de la puerta abierta entraba suficiente claridad. Había un gran pasillo con varias habitaciones a lo los lados. A lo largo del corredor podía verse una pequeña mesa volcada, impidiendo el paso. La mirada del veterano policía se fijó en el rastro de pequeñas manchas de sangre. Nada alarmante pero sostenían la idea de que allí había sucedido algo muy violento. El rastro de sangre iba por detrás de la mesa tirada hasta el salón de la casa.

Loretta miró al policia blanco que la ignoró con su postura de superioridad sonriendo de manera misteriosa. Posiblemente el novato no sabía o no quería saber quien era ella, pero si seguía actuando como un idiota racista pondría en peligro el plan de su superior por el informe que ella "podría hacer" describiendo el trato recibido.

Sin embargo Loretta fue paciente e ignoró la expresión del hombre, tambien notando que el otro policia, que era de color como ella no estaba muy feliz de tener observadores.

Era claro que era una escena del  crimen y que ninguna persona que no fuera policía podía tocar nada, pero ella estaba ahí haciendo una labor, así que sacó su cámara de fotografía y tomó foto de la entrada, mirando de manera amplia el sector externo de la residencia.

Miro bien la entrada de la casa, y el jardín, no sabía si encontraría algo importante, pero  todo aquello que encontrara le tomaría una foto.

Tras dejar atrás la puerta, su atención se fijó en el rastro de sangre.

-Puede que el asaltante se hiciera daño al forzar la puerta. Lo que no entiendo es la mesa, que pretendía colocándola de esa manera. ¿Sería el asaltante quien la movió o serie el inquilino de la casa? Comento en voz alta.

Acto seguido se acercó a la mesa, si no podía saltarla tendría que apartarla. Le fastidiaba tener que mover los objetos de la escena de un crimen, pero el rastro de sangre era su única pista hasta el momento.

Con calma, o puede que con mala gana, el viejo policía empezó a andar por el pasillo.

Cada vez que llegaba a una puerta, giraba el picaporte viendo si estaba cerrada por dentro, pero sin llegar a abrirla.

Fue en la primera de ellas, cuando noto el fogonazo de la cámara tras de si. Menuda payasada de aparato. Se dijo a sí mismo.

Continuo su labor de comprobar las puertas hasta que llego al final del pasillo y al salón de la casa.

Tenia una idea clara de lo que estaba viendo. Nada alarmante. Un clásico asalto, tres, cuatro agresores lo más seguro. Pero, sabia que precipitarse en sus conclusiones no era buena idea. Los indicios de los objetos le darían lo que necesitaba. 

Cuando el agente de color casi la reprendió, como si le molestara que estuviera allí estuvo cerca de contestarlo ¿Quién se creía que era? Sin embargo, aunque con taras, era hijo de Dios por lo que tome aire y simplemente suspiré.

- Claro agente. No molestaremos –

Sin embargo, aunque por su parte estaba segura de poder mantener la compostura, no lo tenía tan claro con su compañera. Como si quisiera confirmar sus sospechas, la periodista sacó una cámara y comenzó a hacer fotos mientras miraba para todos los lados. No me sentía cómoda cerca de ella, pero parecía que iban a pasar un tiempo juntos por lo que decidió romper el hielo.

- Mucho gusto, mi nombre es Eva ¿Y el suyo señorita? ¿A que tipo de noticias se dedica? –

Sin darse cuenta mientras caminaba, habían penetrado en el edificio y los agentes ya iban por delante comprobando puertas.

Loretta sacaba fotos de la entrada de la casa. Fue entonces cuando se fijó en las marcas que había en el cesped. Había signos de que alguien había sido arrastrado y luego marcas de neumáticos. Todo indicaba que se habían llevado al señor Poole por la fuerza de aquel lugar¹. Eva charlaba con ella mientras se iba metiendo en el edificio. Todavía no estaba acostumbrada a intervenir en las investigaciones policiales.

Por su parte en el interior George avanzó para apartar la mesa que ocupaba el medio del pasillo. Parecía haber sido derribada durante el forcejeo. Cuando la levantó vio un marco de fotos tirado en el suelo. Aunque no quería remover la escena del crimen fue por pura inercia que lo levantó y se encontró con una foto del Charles Poole que, como funcionario blanco, sonriente y satisfecho, ignoraba la palabra que alguien había escrito encima con un punzón o algún arma de filo: 'Hereje'.

Duncan iba abriendo cada puerta de camino al final del pasillo: una cocina, un cuarto de baño, una pequeña salita de lectura... y detrás de la mesa, justo antes de las escaleras que llevaban a la segunda planta la puerta abierta del salón. El rastro de sangre conducía hacia ese lugar, que estaba hecho un desastre: muebles destrozados, cristales por el suelo y manchas de sangre salpicadas en las paredes. Allí había tenido lugar una reyerta importante. Si la sangre era de la víctima eso indicaba que debía estar herida de gravedad. Pero lo que llamaba la atención al viejo policía era que alguien se había molestado en pintarrajear varios símbolos en las paredes con la sangre. ¿Quién se tomaría esas molestias? ¿Para qué?

El misterioso símbolo

Luego de que Loretta se percató de las señales en el piso,  evidentemente por las pisadas y algunas señales adicionales se dió cuenta que el hombre que vivía ahí fue sacado a la fuerza y gravemente herido.

Loretta entonces se quedo pensativa mirando esas señales y recordó que cuando su padre había desaparecido habia señales muy parecidas en el suelo.

Apretó el puño con fuerza y apretó los dientes.

-Malnacidos- murmuró con dolor.

Todo el mundo sabía quien había desaparecido a su padre pero nadie quiso ayudar. Ella tuvo que crecer sin su padre y su madre  sufrio de depresiones constantes que hicieron que estuviera por temporadas en un psiquiatrico. Eran sus recuerdos, el dolor de la perdida. Es obvio que sus aspectos personales no eran conocidos por muchos, pero esas señales de secuestro ya las había visto antes. Loretta no era policia, pero conocía el trabajo de los los blancos.

El odio que sentía por esos desgraciados era muy grande. "Sí solo pudiera hacer justicia"- pensó  luego de levantar el mentón y dirigirse hacia la casa.

Era la última en entrar y vió al oficial sosteniendo la foto de la victima.

-!Es un hombre blanco!- pensó con sorpresa mientras leía las palabras "Hereje"

Inmediatamente ella pensó en el significado de esa palabra, y tuvo la sensación de que ese hombre blanco era un supremacista traidor a su causa  por alguna razón que  se desconocía, o un hombre blanco que tenía buen trato con los de color.

Luego de estar en silencio le habló al oficial de color, y al joven blanco le ignoró por completo.

-Hay señales afuera que dan a pensar que el hombre estaba herido y llevado a la fuerza. ¿Qué se conoce de este hombre?, ¿se sabe algo?

La mujer informó su descubrimiento y   se quedó callada esperando desde lejos pero sin tratar de tocar nada de la escena del crimen.

La periodista ignoró por completo a Eva lo que la contrarió enormemente. ¿Quién se creía que era esa negra? Por cosas así le molestaba tanto que la gente hablara de igualdad cuando claramente, el hombre blanco era moralmente superior. Decidió pagarla con la misma moneda e ignoró a la periodista y todo lo que tuviera que decir.

Entonces llegaron al salón y al ver el estado y sobre todo las manchas de sangre que lo cubrían todo, no pudo más que llevarse las manos a la boca por la impresión.

- Señor Jesucristo protégenos por favor –

¿Qué clases de horrores se habían vivido en esta habitación? Solo de pensarlo se la revolvía el estómago. ¿Cómo podía el hombre hacer algo así? Instintivamente, se vio mirando al agente Duncan y a Loretta.

Pero entonces algo captó su atención. Eran unas extrañas pintadas en la pared. Es cierto que inicialmente le habían provocado repulsa, pero ahora, al contemplarlas más detenidamente, se dio cuenta de que había algo familiar en ellas. Ya las había visto antes.

- ¿Dónde…? -

El policía tardo unos segundos en reaccionar y hasta que no escucho el grito de Eva, su cerebro no salió de su sopor. Tenía que recuperar la calma y controlar la situación.

-Tranquilos. Todo tiene una explicación…. Entonces su mirada se paró sobre los extraños símbolos. Dejando de lado todo, se acercó a examinar más detenidamente los símbolos. En su escasa carreara policial esto era lo más interesante que había visto, todos los demás caso eran una chuza sin importancia. Casos normales de violencia o de desequilibrados, nada como esto.

El viejo policía contesto a la periodista con un escueto .-aha-. cuando empezó a hablar. Los periodistas, siempre veían cosas, cualquier cosa.

Al menos lo que decía no era ninguna locura, de momento. Era obvio que quienes entraran al domicilio lo hacían para hacer el mal al inquilino. La violencia era descarnada en el interior de la vivienda.

Pero había algo más. Los mensajes en las paredes, fueran cuales fueran. Se ponían para que alguien los viera, y en este caso dudaba de que fuera expresamente para la policía.

No, había alguien más relacionado. Por otro lado, el señor Charles había presentado resistencia, pero se habían ensañado con él antes de marcharse.

Estaban buscando algo, seguramente lo torturaron para encontrar algo, no solo al propio señor Poole.

Pero como solía decir su abuelo. Había que jugar con las cartas de tu mano, no con lo que aun habia en la baraja. 

.-¿Agente Bushemeyer, qué cree que a pasado aquí?-.

Dijo alzando la voz los suficiente para que se le oyera en toda la casa.
Necesitaba saber qué opiniones tenían los demás, aunque solo fuera por descartar ideas que pasaban por su cabeza.

Tanto Eva como Bushmeyer observaban con atención los símbolos pintados en la pared. ¿Por qué se había molestado nadie en pintar aquello en medio de lo que, a todas luces, parecía un secuestro?

Loretta se vio sorprendida porque el atacado fuera un hombre blanco. Pero luego pensó en que cuando venían para aquí les habían dicho que trabajaba en el WPA. Para algunos fanáticos el que alguien pudiera conseguir trabajo a gente sin importar su condición social o color de piel podría ser una afrenta, incluso aunque aquel hombre ¡simplemente estuviera haciendo su trabajo como funcionario!

Duncan dejó la pregunta en el aire. Bushmeyer había terminado de revisar los extraños y sangrientos signos.

Eva contemplaba aquellos símbolos pintados intentando descifrar su significado. Cuando los primeros cristianos se ocultaban en catacumbas de la persecución romana dejaban un esquemático pez pintado en las paredes para que otros de su condición pudieran encontrar los lugares de culto. Aquello no era exactamente lo mismo pero tampoco parecían manchones al azar. No. Definitivamente era un símbolo de algún tipo y su intuición le indicaba que estaba relacionado con algún tipo de culto¹.

Bushmeyer no tenía ninguna duda: lo que hubiera sucedido en aquel lugar tendría que ver con el ritual que esta noche tendría lugar con la Legión Negra. Lo que iban a hacer escapaba de su conocimiento pero aquellos símbolos eran parte de un trazado superior, como si le hubieran querido dejar un mensaje: 'ésta es una parte del todo'. El policía tomó buena nota del asunto: debía impedir el avance de esta investigación pero hacerlo de tal manera que no provocase mayores sospechas de su compañero. Puede que fuera un negro pero era un policía con mucha experiencia, un perro viejo, y no era bueno subestimar los trucos que habría aprendido en todo ese tiempo.

Aquel símbolo fascinó a Eva no solo por el hecho de que desentonaba por completo en una escena de robo o secuestro normal, sino porque a pesar de sus vastos conocimientos, no era capaz de localizar a qué pertenecía. Dubitativa, se giró hacia el agente Bushemeyer,

- Señor Bushemeyer, ese símbolo no tiene ningún sentido aquí. Bien es verdad que no lo reconozco de ningún culto que se adore actualmente, pero en la mayoría, este tipo de símbolos se han podido ver a lo largo de la historia para marcar las casas de los adoradores para poder identificarse entre ellos. Un método muy simple pero eficaz de reunión, pero evitando miradas indiscretas o represiones. –

Se acercó un poco más a ver si podía dilucidar algo más en él. En sus líneas, en sus formas.

-Esto nos plantearía la pregunta ¿Lo pusieron los secuestradores o ya estaba aquí y el motivo por el que se lo llevaron fue por su pertenencia a algún culto? No se si saben si la víctima solía frecuentar ciertos… sitios. –

Incluso ahora, en una habitación destrozada y llena de sangre, le costaba mencionar esos antros donde se adoraban deidades paganas y dioses falsos. Hizo la señal de la cruz mientras seguía mirando el símbolo.

Loretta vió el simbolo aquél y le recordó algo, sabia que los supremacistas tenian simbolos, pero tampoco era experta en ellos, así que tomó una foto del mismo con su vieja camara, esperaba que si no sabía su significado podría investigarlo despues.

- Es un caso de venganza personal- dije en murmullos- la palabra hereje es muy diciente, si bien es una palabra religiosa, ¿puede estar asociada a religion?,  puede que no...

Loretta se quedaba pensativa, pues muchos de los blancos agresores solian ser personas cristianas con reputación, es más, cualquiera podía ser.