Partida Rol por web

El silencioso camino hacia el hospital psiquiátrico no os perturba más que divisar la mole de una institución olvidada y destrozada. Una marca de óxido ha borrado por completo dos de las letras del cartel que acabáis de pasar "H--lingly" y ver algunos de los cristales rotos en las ventanas os hace pensar que el lugar está tan desierto y abandonado como la propia aldea que acabáis de visitar.

Vuestras ilusiones de dar la vuelta y regresar a vuestra ciudad de origen para reportar la desaparición total de los inquilinos del lugar junto con todos sus proyectos se desvanece en el momento que ponéis un pie en el interior de la residencia victoriana y escucháis una voz femenina des de alguna parte de la segunda planta.

- ¿Se puede saber qué hacéis aquí?

Cuando levantáis la mirada veis una figura oscura apostada sobre la barandilla de las escaleras.

Aquel edificio con aire victoriano resultaba tan tétrico como hermoso.  Los cainitas se acercaron en busca de respuestas a lo que allí sucedía.

Las puertas se abrieron mostrando el gran vestíbulo y dónde al fin Conrad escucho algo que no parecía un fantasma.  La mirada de Conrad se alzó viendo a la mujer sobre las escaleras.

Venimos en busca de respuestas a lo que aquí sucede.

Nos estaba esperando. Alex se quedó mirando a la figura que se fundía en la oscuridad cuando Conrad volvió a adelantarse para ser la voz del grupo. Esperó a ver cómo respondía la mujer.

Entramos al sanatorio con el convencimiento de que encontraremos las respuestas a las preguntas que atormentan mi mente, la forma que se atisba sobre las escaleras parece ser, o al menos aparenta ser la autoridad en el descuidado edificio.

 Dejo que Conrad hable mientras yo observo. Si es la responsable de lo que ocurre en el pueblo más vale estar preparados.

Angelica permanece expectante, mirando a todos lados. No esperaba que los recibiera nadie. Se recuerda a sí misma que allí todo será inesperado.

A medida que os adaptáis a la penumbra interior, empezáis a vislumbrar la silueta de una chica joven, menuda y delgada.

Ésta prende una lámpara en su mano y la luz os permite reconocer ahora un recibidor antiguamente suntuoso y venido a menos con los años. El papel de las paredes se despega en los bordes y a los muebles de época les hace falta una o varias capas de barniz. También veis ahora los rasgos finos y delicados de la mujer que os habla.

 - ¿Y qué se supone que sucede aquí?

La chica baja las escaleras para situarse a vuestra misma altura, permitiendo que la luz del fanal también llegue hasta vuestros rostros que la mujer inspecciona desconfiada.

- Mi nombre es Helen Piselli y soy la directora de ésta institución.

Nada en éste sitio parece en su propio lugar ¿Qué hace una mujer así de bonita en un lugar lúgubre y a todas luces abandonado como aquel? Los muebles están viejos, huele a humedad y a cerrado, pero la chica que tienes en frente está impoluta.

No tienes ninguna duda de que se trata de una vampiresa de vuestra especie y tampoco parece estar haciendo ningún esfuerzo por esconderlo.

Te percatas que no hay cuadros, y aunque hay lámparas en las paredes, ves que una de ellas ni si quiera conserva la bombilla.

Se siente la maldad en cada rincón del edificio.

Conrad no perdia de vista a la mujer como si estuviera intentado dislumbrar si lo que veía era un fantasma o era real.  La mirada fija del brujah pareció endurecerse cuando la muer volvió a hablar requiriendo explicaciones.

Mi nombre es Conrad Woodson, ellos son Alex, Angelica y Neil... y por mi parte es la única pregunta a la que responderé, pues no hemos venido hasta aqui a responder preguntas sino a encontrar respuestas.

La voz de Conrad sonaba directa y franca sin ningún tipo de subterfurgios ni medias tintas, sus manos permanecían tranquilas arropadas en los bolsillos de su gabardina.

Sabemos de sobra que esto no es un sanatorio cualquiera y que ciertos proyectos secretos se han llevado acabo en estas instalaciones, si piensa colaborar es el momento de hacerlo si por el contrario piensa en seguir jugando a que no sabe nada de lo que hablo puede echarse a un lado y llamar al sheriff del pueblo fantasma de ahi abajo mientras inspeccionamos el lugar...

La mujer os sigue mirando incrédula durante unos segundos

- Me queda claro que estáis al corriente de nuestras investigaciones, de lo contrario Nickolay no os habría dejado bajar hasta éste nivel.

Durante unos instantes, Angelica no puede hacer otra cosa que mirar a la mujer. Tras un descenso solemne por las escaleras, se muestra como una figura de porcelana envuelta en un paño negro. ¡Es bellísima! La luz de la lámpara que porta acentúa la sensación de irrealidad. Angelica venía dispuesta a enfrentarse a quien fuera con la seguridad con que hablaba Conrad. Se le habrían ocurrido unas cuantas preguntas irónicas ante las mismas respuestas de otra persona. En presencia de la joven apenas acierta a decir:

—¿Quién es Nickolay? —pregunta, de la manera más ingenua posible, embobada, como una adolescente frente al chico que le gusta.

Alex se quedó ensimismado contemplando a Helen, era la mezcla perfecta entre la belleza de la juventud y la elegante distinción de los aires de antaño. Cuando Conrad y Angelica hablaron decidió intervenir tambien.

-Bien, si está al corriente de que sabemos sobre sus investigaciones creo que esto será sencillo para todos.- comenta el muchacho.- Venimos porque los nuevos mandamases quieren saber en qué consiste exactamente lo que hacen aqui y quienes estan en este proyecto.

 Escucho con paciencia a la vampiresa, mis compañeros han hecho las preguntas pertinentes y ya solo queda ver por dónde sale la mujer.

 Sobre todo me interesa el tal Nikolai, por lo que sabemos, podría ser un temible adversario o incluso ser uno de los vampiros que han abandonado la ciudad por la llamada esa que afecta a los antiguos.

 Dejo a los demás con la conversación y aunque escucho, miro a nuestro alrededor, preocupado por la sensación de mal que infunde este espacio.

La chica mira confusa a Angelica cuando ésta hace su pregunta, y luego vira su atención hacia Alex.

Su frente se arruga.

- Los mandamases - dice repitiendo la formulación de Alex- saben de sobras en qué consiste la investigación. Son ellos quienes nos encargaron ésta tarea.

y volviendo otra vez la mirada hacia Angelica

- Nikolay es el lasombra que os ha guiado hasta aquí ¿Cómo si no ibais a llegar hasta la segunda capa?

Su tono de voz expresa una retórica seguridad que la chispa de miedo en sus ojos no alcanza a creer.

Conrad torcio el gesto cuando escucho a Alex, sin duda el sangre debil había pinchado en hueso y la mujer no desperdició la oportunidad de la replica.  La señora de la casa trataba de volver a tener la iniciativa de la conversación y aquello era algo que Conrad no estaba dispuesto a dejar pasar.

Bien, mientras su amigo se deja ver para acabar las presentaciones.  Venimos a ver el estado del proyecto.

El cainita hizó un gesto con  la mano invitando a la mujer a iniciar la marcha.  La verdad es que no sabían que tenían que buscar ni que comprobar desde la desaparición del consejo, Helen quizá ignoraba aquel hecho y muchas de aquellas iniciativas secretas habían quedado fuera de todo control.  Aquello sin duda se había convertido en un juego de sombras y era mejor mostrar la seguridad de saber lo que buscaban para obtener las respuestas.

La mirada confusa de quien se había presentado como Helen Piselli, directora de la institución, contagia a Angelica y aumenta su estupefacción. "¿Un Lasombra nos ha guiado hasta aquí? ¿A qué se refiere con lo de la "segunda capa"? ¿Y con lo de "bajar a este nivel"?"

Angelica piensa. Pareciera que la hermosa dama desconociese tanto de la ciudad como ellos del sanatorio. El Consejo había desaparecido, sin embargo, hablaba como si nada hubiera pasado. A pesar de todo, al mencionar el Clan de la Noche con tal naturalidad, es muy probable que sea una vampira y que sepa que ellos también lo son.

Conrad, nada impresionado por la mujer, declara nuestras intenciones con precisión, acaso con más rudeza de la que habría empleado Angelica; pero ella sigue fascinada con la señora Piselli, hasta el punto de olvidar lo macabra que suponía la tarea "encargada".

Decide no hablar, permanece inmóvil como una estatua.

-Creo que no le he caido muy bien.- Piensa Alex al escuchar como le contesta Helen. Por un segundo su tono se ha salido de esa fria superioridad que intenta reflejar. Su respuesta desprende un aire de desconocimiento sobre lo que ha pasado en la ciudad, como si el adjetivo nuevo no significara nada para ella. - O no sabe que ha desaparecido el consejo o... .- Va pensando mientras inspecciona a su alrededor al escuchar a Helen decir "El lasombra que os ha guidado...". Ese edificio es un paraiso para un sádico de los guardianes que tenga ganas de divertirse con ellos.

 Comienzo a sentirme fascinado por la mujer, al contrario que Conrad y Alex, más prácticos, Angélica y yo parecemos más sensibles a las perturbaciones que emanan de este lugar.

 Desde luego la muchacha, o es una consumada actora o es sensible a otra realidad que se presenta ante ella, no sería la primera, mi clan es propenso a tener percepciones más afinadas a las diferentes verdades del mundo que nos rodea. No todo es materia.

 Sigo al grupo pero escudriño a la mujer mientras responde a las preguntas de Conrad. 

Helen menea la cabeza sacudiendo algunos pensamientos que parecen acosarla y os hace un gesto para que la sigáis escaleras arriba mientras sigue con las explicaciones.

- Nikolay debería haberles advertido que no puede acompañarnos en ésta capa. Los protocolos de seguridad que hemos diseñado advierten de que siempre tiene que haber alguien en el exterior para hacer de puente o cerrar el paso de acceso ante cualquier imprevisto.

De hecho no contemplábamos visitas aquí y por eso me ha sorprendido veros. Entiendo que si os han dejado pasar debe haber un motivo importante para ello.

La mujer os guía a través de un largo pasillo alumbrado solamente por la lámpara de mano de la directora. El lugar no debe haberse limpiado en años; hay montañas de polvo acumulándose en las esquinas y el pasillo está tan desvencijado como el propio recibidor. Si no fuera por la presencia de Helen, lo habríais tomado por una casa abandonada.

- En cuanto al proyecto, seguimos haciendo hallazgos prometedores y solo estamos en la superficie.

Helen abre una puerta y os hace pasar al interior de un decadente laboratorio. La falta de iluminación eléctrica y la antigüedad de los muebles os transporta a otra época; las pocas velas encendidas alrededor de la habitación relucen sobre las decenas de botes que acumulan polvo sobre las estanterías y alumbran de forma tétrica el contorno de un cadáver tendido sobre una mesa de operaciones.

Algunos de los utensilios de la habitación parecen auténticos aparatos de tortura con más de cien años de antigüedad y nadie se ha preocupado de reparar las puertas rotas de los armarios o de limpiar las telarañas que han hecho suyas las esquinas. Las mismas telas y trapos que hay sobre el cadáver están hechas añicos, corroídas y endebles.