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[DM] Equipo-A & 13th Age - Madera de fresno dorado

Madera de fresno dorado

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23/07/2020, 10:30
Director

El alzamiento de los no muertos fue un evento sorpresivo y virulento que afectó a buena parte del Imperio Dragón obligando a los iconos a alterar sus agendas y a formar alianzas que poco antes eran impensables. Partes enteras en la periferia del Imperio fueron abandonadas. Ahora caravanas de ciudadanos que tuvieron que refugiarse en el corazón más protegido del Imperio, vuelven a colonizar territorios abandonados.

No todo fue malo. El alzamiento afectó a las tribus orcas diezmándolas y obligándolas a desplazarse hacia el norte. Territorios del Bosque del Dragón que antes eran inhóspitos debido a la amenaza orca, han quedado despejados para su ocupación.

A Ciudad del Río Púrpura, uno de esos emplazamientos, se dirige la caravana de colonos y mercancías financiada por Althea Wainwright, un comerciante que ejerce provisionalmente de Alcalde. Es un asentamiento floreciente de unos 500 habitantes que se ha autodenominado ciudad en un alarde de optimismo y que está junto a un pequeño lago de aguas con reflejos púrpuras... o eso dicen.

Vosotros os habéis incorporado a la caravana y os dirigís al mismo destino. Tal vez porque queráis algún artículo exclusivo del que solo os puede proveer Chakta Ren, un comerciante de artículos mágicos en capaz de conseguir los objetos e ingredientes más insospechados. Habéis oído que se ha asentado en Ciudad del Río Púrpura. O quizá por otro motivo, vosotros diréis.


La caravana avanza a ritmo de caravana de colonos. La vuestra no es la única casa con ruedas, ya que algunos de los que tuvieron que abandonar su tierra natal ante el empuje del Rey Exánime, decidieron construir su nueva casa de madera sobre ruedas para cuando pudieran volver a su hogar de origen o a un nuevo lugar con más futuro.  No se le puede pedir más velocidad, pero vosotros vais cómodos porque no destacáis con vuestro particular medio de transporte, o al menos no demasiado.

Avanzáis a un ritmo plácido, rodeados de gente llena de optimismo. Un día al atardecer, se aproxima a la caravana una sonriente halfling montada en avestruz que avanza a paso vivo. La recién llegada se presenta ante el líder de la caravana y luego saluda a unos y otros hasta acabar casualmente charlando con Mosco "Goodfire" Murdock.

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23/07/2020, 12:02
Chasmodia

La halfling avanzaba en su avestruz de largas y exóticas plumas oscuras al paso de la Neverwas Haul mientras hablaba con Mosco.

- Mi nombre es Chasmodia. ¿Sabes? Es infrecuente encontrar halflings aventureros. Tú y yo estamos hechos de una pasta especial. - Chasmodia hablaba siempre sonriendo e irradiando gracia y confianza. - ¿Por qué os dirigís a Ciudad de Río Púrpura? ¿Acaso es para comprarle algo al viejo Chakta Ren? Esa casa que tenéis tiene pinta de tener unos cuantos engranajes que funcionan con talismanes rúnicos. Chakta Ren se ha establecido en Río Púrpura porque le traen madera de fresno dorado y otras cosas de Bosque Dragón. Tiene un pequeño asentamiento en el corazón del bosque con gente trabajando para conseguirle esa madera con propiedades mágicas. Y yo después de pasar por la ciudad, iré al bosque, sí señor, seguro que allí encuentro cosas más interesantes de primera mano.

Notas de juego

Mosco está roleando con Chasmodia.

Los demás, el que quiera, puede inventar un pnj que conoce en la caravana. Podéis rolear una conversación con ellos o solo describirlos. Podéis extenderos o hacerlo en un par de líneas. Además el que no quiera, que no escriba nada, no es necesario.

Los pnjs que creéis llegarán a Ciudad del Río Púrpura y allí se quedarán por lo que podréis interactuar con ellos más adelante.


 

Nota: El fresno dorado es un árbol sumamente raro. Con su madera se fabrican varitas, bastones y otros objetos con propiedades mágicas.

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23/07/2020, 20:12
Augusta

El hombre captó el interés de Augusta enseguida. Cuando lo vio, estaba ella disfrutando de un poco de tabaco de pipa en su asiento habitual, encajada en los estrechos escalones que comunicaban la segunda y tercera planta de su hogar sobre ruedas, donde el aroma sulfuroso de su tabaco no ofendía los delicados olfatos élficos, ni el humo se pegaba a la tapicería o ennegrecía los techos. Estaba él también sentado, a un lado del camino, sobre un tronco. Vestía coraza desgastada, con grandes hombreras, y de la cofia enmallada que le cubría la cabeza, escapaban hebras grises de su cabello y barbas. El rostro no se le veía, pues la cabeza se le caía hacia el pecho, como si estuviese sucumbiendo al sueño.

Lo llamó desde su asiento, asomando el busto. Cuando, al tercer intento, no obtuvo respuesta, bajó las escaleras y saltó por la barandilla, que a punto estuvo de ceder bajo su considerable peso. Al ritmo que llevaba la maldita procesión —al menos, entre sus componentes no llamaban la atención—, no iba a costarle mucho esfuerzo volver a alcanzarlo.

Se sentó a su lado. Se sorprendió al comprobar que el hombre era casi tan alto como ella, pero la edad, y tal vez las privaciones, lo habían retorcido hasta la mitad de su tamaño original. Cuando se dio cuenta de que la mujer se había sentado a su lado, alzó un rostro vetusto, triste, una telaraña de arrugas alrededor de una nariz enorme, erizada de puntos negros hinchados como sanguijuelas saciadas.

He llegado tarde, dijo él. Se han marchado sin mí.

Augusta le ofreció su pipa y el hombre la tomó y aspiró profundamente. Se tragó casi todo el humo, sin toser.

Le habló de una batalla. Una batalla importante que tenía que luchar. Pero había despertado solo; el ejército le había dejado atrás. La mujer no sabía de historia, pero algo había escuchado a sus hermanos de armas, tanto entre la Cruzada como entre las legiones imperiales. Habían pasado décadas desde que aconteciera aquella batalla.

Todavía no es tarde, señor, le dijo ella, sin tener muy claro si estaba haciendo lo correcto. Voy hacia allí, vamos mis compañeros y yo. Somos soldados. Puede acompañarnos usted si lo desea.

 

Como si la posibilidad de llegar a la batalla le hubiese quitado años de encima, el Viejo Soldado sin nombre trotó a su lado hasta alcanzar el haul. No vio Augusta, a pesar de su altura, a la mediana que hablaba con Mosco, aunque sí escuchó la veloz cháchara que procedía del otro lado de la casa rodante.

Augusta se agarró a la barra de seguridad y se encaramó a la entrada de la cabina. El ingeniero enano estaba dentro, manejando el timón, probablemente mientras hacía cálculos mentales. Abrió la puerta, llamando su atención.

Tenemos un pasajero, Balaudrin, avisó, un instante antes de agarrar el brazo del Viejo Soldado y auparlo, de un tirón, hasta el interior de la cabina.

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23/07/2020, 22:24
Balaudrin

Balaudrin pasaba las horas encerrado en el interior de aquella tanqueta con ruedas, que, tirada por extrañas cabras, ocultaba la fina ingeniería que el enano había instalado en ella. No es que a él le importase demasiado: sus amigos decían que aquello les daría una ventaja táctica, y él trabajaba mejor si el trasto se movía al ritmo cochinero que los animales le otorgaban. Así que estaba satisfecho (estar contento no formaba parte de sus expresiones faciales).

El día que Augusta trajo al viejo soldado, Balaudrin actuó como si no estuviese allí. Y no porque fuese un maleducado, sino porque, tal era el ensimismamiento del enano en sus asuntos, que, ocupado con unos cálculos incomprensibles para cualquier mortal, no reparó siquiera en la presencia del hombre durante largas horas. Solo cuando hubo terminado con sus cuentas, dejó de murmurar para sí mismo, se estiró cansado, y entonces vio al tipo. Se puso en tensión un instante, pero luego reparó en su avanzada edad, y en su rostro cansado, y algo en su memoria hizo resonar las palabras de Augusta, haciendo que por fin el enano atase cabos y comprendiese que aquel hombre era un invitado.

- Er, bienvenido, señor. - saludó con una ágil reverencia - Mi nombre es Balaudrin. Estoy seguro de que pronto comeremos, sea usted nuestro invitado, sí.

Las normas sociales de los humanos solían conllevar compartir comida como forma de entablar amistad. Por otro lado, Balaudrin estaba cansado: era tarde, y llevaba muchas horas trabajando. Comer y conversar con un extraño humano podía ser interesante.


Ciertamente, el enano gustaba de encerrarse en el carro. Sin embargo, ahora pasaba más horas allí metido, precisamente para evitar la presencia de cierto individuo al que había visto días atrás. Para ser más concretos, un mago llamado Astoli el Lampiño, a quien Balaudrin conocía desde hacía tiempo. El tal Astoli era, como no podía ser de otra forma, un discípulo del Archimago. Balaudrin ignoraba qué hacía allí, tan lejos de la influencia de su patrón. El mago había reconocido al enano un día soleado, mientras este trabajaba en el exterior, y se le había acercado.

- Vaya, el ilustre Balaudrin, qué gran sorpresa.

Sus palabras habían sonado pretenciosas, como todo lo que hacía aquel individuo: su forma de montar a caballo, sus gestos, su voz. Hasta la perilla refinada que llevaba, al estilo imperial, resultaba cargante para la vista de Balaudrin. Él y el tal Astoli habían tenido sus rifirrafes en el pasado, durante una reunión de magos en el sur, en la que Balaudrin había dado una charla sobre las propiedades de las runas y su lenguaje. El humano había interrumpido la charla varias veces, con molestas preguntas y algunas chanzas, que otros de su raza habían coreado por el mero hecho de no poder soportar la idea de que un enano pudiese conocer mejor que ellos ciertas ramas de la magia. De todos los magos que podía toparse Balaudrin, aquel era uno de los más desagradables.

- Supongo que habrás venido a disputarle a la noble institución del Archimago algún otro útil valioso, ¿cierto?

Astoli era, también, un lameculos recalcitrante. Balaudrin había dejado que la respuesta pendiese en el aire antes de soltarla.

- Nada cuyo funcionamiento esté al alcance de tu limitado seso, tranquilo.

Aquellas palabras generaron una risotada irónica en el mago, pero el enano supo que su orgullo estaba herido. No era la primera vez que aquello sucedía.

- Creo recordar que alguien ha ofrecido unas cuantas monedas de oro por tu cabeza. - dijo entonces el tal Astoli - ¿Qué te parece si te entrego a las autoridades imperiales?

- Lo que quieras, amigo. Pero no olvides que yo soy un maestro rúnico, y tú no eres más que un mindundi. Tu señor, el Archimago, ese de cuyo culo has sacado la lengua para venir a amenazarme, quizá no esté contento de que alguien como yo caiga en manos del Emperador.

Una vez más, el tal Astoli hizo una mueca, pero no tuvo mucha réplica. Desde aquel momento, el mago cenizo había estado rondando el carro de Balaudrin, pero no había dicho mucho más. El enano sabía que el tipo no hablaría: la guerra había terminado, y la vieja alianza volvía a su equilibrio original, con cada icono al servicio de sí mismo. Balaudrin gozaba de buena reputación entre los magos, y que uno de los suyos le entregase sería visto como una traición. Pese a todo, se había encerrado en el carro para no toparse con el pedante de Astoli. Solo verle la cara le ponía de mal humor.

Notas de juego

Introduzco el PNJ haciendo un poco gala de mi relación con el Archimago (sin que vaya en detrimento de otras cosas que puedas tener tú en mente).

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24/07/2020, 05:49
Ralflinder

El elfo no se encontraba dentro del vehículo rúnico desde la mañana, había llamado a Dálfor, su córcel, y había salido del camino, internándose en las tierras baldías. Estaba más que claro que no le era de particular agrado pasar demasiado tiempo dentro de la compleja creación de Balaudrin o de cualquier otro lugar cerrado, aunque ya había aprendido a soportar los hábitos de Augusta sin hacerle gestos ni reproches.

Antes de que se hiciera presente en ese preciso lugar de la caravana, llegó primero su risa, alta y clara. Era evidente que algo lo estaba divirtiendo; esa risa contagiosa pareció afectar los viajeros a los alrededores, los cuales empezaron a hablar animosamente entre ellos y alguno decidió empezar a invitar algo tenía en un barrilito a los demás.

Tras algunos momentos, su figura apareció surcando la espesura a la izquierda del camino, siendo llevando por su montura con trote alegre. Acompañándolo a su lado iba un enano de barbas y cabellos rojizos, vestido con gruesas pieles a la usanza de los bárbaros de las montañas heladas del norte.

Montando una vieja cabra montañesa, similar a las que tiraban del vehículo rúnico pero más huesuda, intentaba llevarle el ritmo al elfo mientras llamaba con silvidos a un joven zorro ártico que lo seguía trotando entre la hierba.

Eshmigol era claramente un viajero como todos ellos, pues además de sus ropas extrañas llevaba grandes bultos de todo tipo en su montura. Las alforjas rebosaban, y además la parte trasera cargaba con más bultos sostenidos en una estructura de madera, huesos y cuero.

Parecían venir charlando animadamente desde hacía rato como viejos conocidos, lo cual quizá no fuese extraño, o sí. Algo evidente en el aspecto del enano es que no vestia ni a la usanza enana, ni llevaba insignias visibles de pertenencia a los reinos conocidos. Lo que si traia consigo, y se encargaba de hacer notar, eran trofeos de orcos vencidos en batalla: un par de orejas de orco secas, un cuchillo orco quebrado, trozos de un estandarte en jirones y un yelmo hendido. Colgando tanto de su ropa como de su cabra.

La voz de Ralflinder por fin pudo escucharse claramente para aquellos que se encontraban en el enorme vehículo - Te digo, tienes que conocerlos, sobre todo el medio-mediano y el ingeniero rúnico, somos una colección de lo más variopinta - comentó con una sonrisa socarrona. El enano respondió con un gruñido que parecía una sonrisa tímida.
La verdad es que el enano vivía desde hace mucho tiempo en las montañas heladas con un pequeño clan, pero desde que su familia sucumbiese a los enfrentamientos con los orcos que no dejaban de llegar y las inclemencias del tiempo, se había convertido en una especie de nómada. Sin señor ni juramentos que cumplir, se dedicaba a ir y venir; a veces comerciando en plantas y hierbas raras, otras veces en pieles, otras cazando orcos por dónde se los encontrase. Así se habían conocido largos años atrás, en uno de sus peregrinajes por los rincones lejanos del mundo que lo llevaron cerca de los territorios guardados por los elfos.

Ralflinder se volteó para ver al zorro que ya llegaba a trotar junto a las patas de la enorme cabra -Se lo ve raro a Hocico, ¿Le pasa algo?- preguntó llevándose el dedo al mentón.

-El tiempo no le sienta bien, ya se acostrumbrará- respondió encogiéndose de hombros.

El elfo miraba de un lado a otro, esperando que apareciese por allí alguno, incluso con Augusta se conformaría pues no le apetecía entrar ahora en el cacharro mágico.

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24/07/2020, 21:09
Mosco “Goodfire” Murdock

- ¿Un hafling? Jajajaja – se río de buena gana – Lo siento mucho, chica, pero en esta casa no encontrarás ninguno. – sonrió ampliamente – Que no te engañen mis orejas redondas, soy un semielfo. – le dijo con esa sonrisa amplia ante la cara de “este está loco” - ¡Eh, primo! – llamó a Ralflinder que estaba un poco más allá con su caballo - ¡Acércate, primo! – lo animo a que se acercara y se uniera a la conversación.

- Ya, ya, ya estoy loco. Ya bueno, cuéntaselo a la Reina Elfa que me recibió como un elfo más en su corte. – continuo rememorando – Todos tenían la misma cara que tú ahora mismo jojojo Todos no, algunos tenían cara de cabreo y de querer arrancarme la cabeza de una manera muy poco elfica jojojo – le siguió contando mientras llegaba Ralf.

- Hey, primo, cuéntale cuando nos conocimos en la corte de la Reina Elfa. No parece creerse que soy un semielfo. – se giró de golpe a Chasmodia – Ahora es cuando te dirá eso del quaterling y se creerá muy gracioso, ya verás. – le anticipó en lo que alguien normalmente le diría en voz baja para no ofender al elfo, pero Mosco no era de esa clase de personas. Lo que tenía que decir lo podía decir bien alto y era raro que no lo hiciera así.

- Así que al bosque a buscar madera de fresno dorado, ¿eh? – sonrió – Yo ya tengo mi propio pedazo – dijo sacando su pequeña varita dorada adornada con intrincadas filigranas de estilo élfico que parecían cambiar cada vez que parpadeabas o mirabas para otro lado. A pesar de su belleza y el hermoso contraste de color, la oscuridad de las filigranas transmitían una sensación de inquietud, de que algo no estaba bien – Bah, ni te molestes en intentar robármela. Acabará regresando a mí. No hay forma de deshacerse de esta maldita cosa. Me la han robado ya siete veces, la he intentado sumergir en lava, partirla, lanzarla por un acantilado,… ¡incluso una vez se la di de comer a un dragón! – eso probablemente era falso, ¿o no? - ¡Y nada! ¡No hay manera, chica! Siempre acaba regresando a mí. Es peor que un verruga en el trasero. No. Me he pasado, la verruga en el trasero es más incómodo, sobre todo con las de horas que nos pasamos aquí sentados. – dio un trago un petaca que llevaba y le ofreció a la hafling – Imagino que por eso los llaman objetos malditos. Maldito mago… - masculló entre dientes.

- Así que ese Chakta Ren está especializado en madera de freso, ¿eh? Bien, veremos si me puede decir algo más de este maldito trasto. Nuestro mago el enano ya le echó un vistazo. Un tipo muuuuuuyyyy cooompeeteeente – alzando un poco la voz por si Balaudrin estaba a distancia de oído, no había necesidad de enfadarlo, con Augusta era suficiente normalmente – pero es más del tipo mecánico sabes. Cosas metálicas y eso. Las cosas vivas o que estuvieron vivas, como la madera, no son su especialidad. Así que después de que la revisara supimos lo mismo que antes: que es una maldita verruga en el culo.

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25/07/2020, 02:53
Chasmodia

Chasmodia escuchaba sonriente con los ojos bien abiertos, atenta a cada detalle del relato mientras avanzaba sobre su avestruz a la par que vuestro Neverwas Haul. Nada de lo Mosco decía parecía terminar de sorprenderla. Cuando Mosco terminó de hablar, Chasmodia se puso de pie sobre el lomo de su montura. Luego se apolló sobre un solo pie, y luego dio volteretas acrobáticas al tiempo que el avestruz avanzaba obsequiando con su performance al quarteling.

- Los magos demandan ingredientes muy extraños para sus creaciones y hay mercaderes especializados en conseguirlas por todo el reino. Pero hay unos cuantos que consiguen lo que se escapa a los demás. Son los verdaderos especialistas de ingredientes imposibles. Chakta Ren es uno de esos especialistas. No creo que su campo sean las maldiciones, aunque no pierdes nada por preguntárselo. ¿Has pensado en conseguir otro objeto maldito? No creo que se soporten y podrías librarte de la influencia de ambos. Esos objetos son muy divos y no soportan que otra maldición haga sombra a la suya. Les gusta que son ellos y solo ellos quienes arruinan la vida al maldito.

Dejó de hacer piruetas y se sentó a lomos de su avestruz. Pero lo hizo de espaldas y siguió hablando con Mosco sin mirar por donde avanzaba su montura.

- ¿Eres medio elfo? Entonces eres como un centauro. Yo te veo bastante halfling, la verdad. Pero te creo. Llevo crines de centauro para hacerme un cierto objeto muy específico. Creo que podría ser mejor si añado mechones de tu cabello. ¿Qué quieres a cambio?

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25/07/2020, 21:25
Mosco “Goodfire” Murdock

- ¿Qué? ¿Estás loca? ¡¿Otro objeto maldito?! ¡¿Y estar maldito dos veces?! ¡Noooooo graaacias, chica! Capaces serían de hacer llegar a un acuerdo y dividírseme para disfrutarme los dos, nooooo gracias. – dije entre divertido y “tú estás loca”.

- ¿Mechones de mi caballo? Nooo, gracias. Con esas cosas se pueden hacer cosas muy chungas. Ya tengo suficiente con nuestro enano que me quiere de coballa cada martes y jueves, gracias – le dije entrecerrando los ojos - ¿Qué objeto te quieres hacer, si puede saberse? ¿Un arco siemprebuscador? Dicen que las crines de caballo son estupendas para hacer cuerdas de arcos mágicos.

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25/07/2020, 22:44
Augusta

El interior de la casa rodante no estaba pensado para una mujer como Augusta. Después de adornar los techos con varias huellas de su testa, se había acostumbrado al fin a caminar por el interior con la cabeza gacha, las rodillas flexionadas y palpando el techo con los dedos de una mano.

El Viejo Soldado tenía los ojos cerrados y roncaba suavemente. Flotaba a su alrededor el denso aroma del sudor rancio.

¿Sabe cuánto queda para llegar, Balaudrin?  preguntó al enano, que seguía por allí, aunque mientras fueran las pobres cabras las que tiraran del Haul, el timón era inútil.

Entre todas aquellas casas rodantes, la suya no llamaba la atención. Un razonamiento sólido. Sin embargo, no conseguía librarse de la angustia que le provocaba estar atrapados en medio de la parsimoniosa procesión.

Abrió la puerta opuesta a la que había usado para entrar a la cabina. En el exterior estaba la mujer a la que llevaba un rato escuchando,una mediana que cabalgaba un avestruz. Mosco conversaba con ella desde el segundo piso. Slió de nuevo para poder erguirse en toda su estatura, y se quedó allí plantada, mirando de hito en hito al enano, al soldado durmiente y a los medianos parlanchines.

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26/07/2020, 00:43
Ralflinder

Ralf cabalgaba bien cerca, y aunque el buen Mosco le preguntase una y otra vez por confrimación, no le daba casi ni tiempo para asentir, menos aún para articular una respuesta. Sonrió ante la mirada de Chasmodia y se ajustó para trotar al ritmo del avestruz.

- Si, claro, todo es cierto... - afirmó finalmente, siguiendo con la mirada las divertidas acrobacias de la mediana -...al menos lo suficientemente divertido para serlo- aclaró entre dientes, mientras lanzaba una mirada al enano vagabundo.

-Ejem- se aclaró la garganta - Eshmigol, estos son mis compañeros de viaje de los que te contaba - extendió un brazo cual heraldo en la plaza del pueblo, exibiendo toda la grandeza del carro rúnico - Aquí puedes ver al quar--medio mediano Mosco, Goodfire o simplemente "El Murdock" para algunos, poseedor de una varita muy peculiar cuyo poder es evocar el sentir de verrugas en las posaderas...- una figura interrumpió su presentación, asomándose por el umbral con su habitual andar y su porte imposible de ignorar.

Se giró hacia ella bajando el tono de sus palabras -Y por supuesto, tampoco dejaré de introducir a la implacable Augusta, martillo y yunque de nuestra compañía - se cuidaba de sus palabras con ella, pues era de pocas palabras y sabía que prefería actuar antes que decir demasiado.

-Quién viaja sobre Huesuda, este hermoso especimen cabrío de las montañas del norte, es el viajero y enemigo de los orcos, Eshmigol - señaló al enano con un suave movimiento de cabeza - y su otro peludo compañero es un gatito de las nieves llamado Hocico - el enano respondió a esto con un gesto de la mano sobre el pecho y "un gusto conocerlos".

-Volviendo a lo que ha comentado la mediana...- agregó pensativo, como mirando la nada - No voy a negar que siempre tuve curiosidad sobre Bosque Dragón y su madera de Fresno Dorado - sonrió con cara de complicidad - hay varios motivos para hablar con traficantes de objetos maravillosos, lo sabemos, pero también se dice que los arcos frabricados con aquella madera son los mejores -

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27/07/2020, 11:24
Chasmodia

Chasmodia dedicó una amplia sonrisa a Raflinder y Eshmigol como gesto de bienvenida.

- ¡Que grupo tan diverso y divertido! Hola Ralfinder, hola Eshmigol, hola Augusta, hola Huesuda y hola Hocico. - Incluso los animales parecían responder al saludo de la halfing.

Se dirigió a los recién llegados: - No encontraréis orcos cerca de donde vamos. Las fuerzas del Cruzado tomaron los nidos infernales que había en las proximidades del Bosque Dragón hacia donde nos dirigimos. Un golpe maestro oportunista tras la derrota del Rey Exánime. Sin enemigos contra los que continuar su cruzada en esta región pero interesado en retener los bastiones conquistados, las fuerzas del Cruzado que quedan por aquí son una salvaguarda contra incursiones orcas. Aunque son un grupo verdaderamente siniestro y aburrido. Tienen la molesta costumbre de cobrar un diezmo por su protección, cosa que no disgusta demasiado a la gente de momento, mientras la amenaza orca permanece en el recuerdo. Sí, sí, sí, el Emperador debería encargarse de proteger a sus subditos, solo que, está taaaan lejos. 

Lo realmente interesante para mí, es que estoy segura que dentro de los antiguos nidos infernales quedan muchas cosas de lo más interesantes y yo me pienso dar una vuelta por allí a ver qué encuentro. Para eso llevo las crines de centauro. Son criaturas que son dos cosas a la vez y yo querré ser dos cosas a la vez llegado el momento para poder pasearme sin levantar sospechas. Pero este medio elfo amigo tuyo no quiere contribuir a la causa y eso que no lo estaba pidiendo gratis. Y por cierto, ¿qué clase de elfo es la mitad de él?¿Debe ser un medio alto elfo si tienes talento mágico?

La madera de fresno dorado sirve para muchas cosas. Pero es famoso entre los magos y hechiceros por sus bastones y varitas mágicas. Aunque no me extraña que para los elfos lo sea para fabricar vuestros magníficos arcos. Quizá puedas conseguir uno.

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27/07/2020, 18:38
Augusta

La mujer, acodada sobre la barandilla del Haul, que crujió y se combó peligrosamente bajo su peso, sacudió la cabeza en respuesta al saludo.

¿Se podía perder el hilo de lo que decía una persona —Augusta suponía que una mediana era una persona, aunque no estaba segura— varias veces antes de que esa persona parara a respirar una sola vez? Todo apuntaba a que sí. Demasiada cháchara, con una voz demasiado aguda, y por qué no admitirlo, unos tímpanos dañados por años de escuchar los estallidos de los disparos de los arcabuces y los aullidos de los demonios.

Decía, por otro lado, que una podía ignorar casi todo lo que se le decía, salvo el propio nombre. Fuera en una insoportable arenga, en los momentos en los que la mente se hallaba muy lejos, o en una conversación casual que sucedía en la otra esquina de la taberna, a cuatro conversaciones, una canción mal entonada y dos discusiones de distancia. Augusta, desde que desertó de la cruzada, había añadido algunas palabras más a la lista de que era casi imposible ignorar.

¿Fuerzas del Cruzado, dice? preguntó. ¿Se refiere a la región en general, o a la aldea en particular?

Al menos, se dijo, era improbable que fuesen exterminadores. El Cruzado no solía desperdiciarlos en tareas de defensa y mantenimiento.

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27/07/2020, 20:38
Mosco “Goodfire” Murdock

- Bah, eso es porque no me has visto bailando. Mi gracilidad me haría un firme candidato a los elfos de los bosques. Oh, por no hablar de que no me has visto de mala leche. Dejo a los elfos oscuros como unos niños de teta. – repliqué sonriente – La verdad es que depende de la pierna con la que me levante – y le guiñó un ojo esperando que cayera ella sola en que había tres razas de elfos y para eso necesitaría tener tres piernas.

- Vaya, vaya, vaya, y ¿qué le podría interesar al Príncipe…? Ups. A ti. – le guiñé un ojo - ¿Qué te podría interesar de esos bastiones? No creo que buscarle las cosquillas a las fuerzas del Cruzado se haga por esperar encontrar algún premio menor… - sonreí aún más ampliamente.

- Así que querrás ser dos cosas a la vez. ¿Qué dos cosas querrás ser? – pregunté más interesado por el aspecto mágico de sus planes.

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27/07/2020, 22:44
Chasmodia

¿Fuerzas del Cruzado, dice? preguntó. ¿Se refiere a la región en general, o a la aldea en particular?

El general Agnus Prime encargado de las tropas del Cruzado al norte de Forja, aprovechó el alzamiento de los no-muertos de manera oportunista ya que estos no distinguían vivos o demonios y aprovechó un momento de debilidad en el nido infernal para tomarlo al asalto. Aprovechó además que no solo comandaba sus propias fuerzas sino un cuerpo de ejército que el Emperador Dragón había puesto a sus órdenes para formar una unidad conjunta frente al rey Exánime. De hecho Agnus Prime hizo avanzar en vanguardia a las tropas del Emperador que fueron literalmente barridas. Creo que esta alianza no será recordada con mucho agrado por nuestro Emperador. 

También se puede achacar a Agnus Prime que se tomó su tiempo antes de centrarse en eliminar la amenaza del Rey Exánime y que muchos civiles pudieron haberse salvado con una actuación temprana.

Ahora, ha dejado su nuevo bastión al cuidado del inquisidor Noj. Un elfo bastante siniestro con el que no me gustaría toparme.

La gente tolera los tributos que cobra el inquisidor Noj porque aún tiene muy reciente el trauma del alzamiento de los no-muertos. Pero en mi opinión son unos extorsionadores. Cobrar por protección es lo que hacen los matones del puerto o los chulos de las mancebías. En cualquier caso, cada uno es libre de entregar su dinero a terceros. No verán ni una moneda de mí.


Después le preguntó Mosco y ella rió con sus bromas antes de contestar

Pero bueno, inquisidor Noj, hazte a un lado, que viene el maestro de interrogatorios Mosco "Goodfire"... haces muchas preguntas y las respuestas tienen un precio.

Con una voltereta saltó al Neverwas Hawl junto a Mosco.

No creo que seas tan terrible estando de mala leche. Seguro que son solo promesas, promesas, promesas... seguro que eres tierno como un bebé gatito.

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28/07/2020, 06:33
Ralflinder

Ralflinder observaba curioso, si de algo conocía poco era de medianos, ya que un medio-mediano era otro ejemplo de cosa rara... y ahora parecía no dejaría lucir su lado feérico ni en broma.
De hecho no quería interrumpir porque sospechaba por la chorrera de palabras tenía que ser algo importante... quizá ambos estaban coqueteando y buscando pareja de una forma que solamente esos pequeños seres podían hacerlo.

En fin, si estaban todos allí no tendría reparo en interrumpirlos - Chasmodia - le llamó la atención, palmoteando suavemente la frente del corcel y despeinándole la crin - El muchachote que viaja conmigo es Dálfor, casi me olvido de mencionarlo porque todos aquí lo conocen; le gusta el hinojo, la bayabuena salvaje y los tréboles voladores -

- Por cierto, es un gusto oirte hablar, se nota que tu conocimiento es muy amplio ¿Eres historiadora o juglar? - la observó de arriba abajo redoblando su curiosidad.

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28/07/2020, 08:22
Chasmodia

Chasmodia se quedó pensativa ante la pregunta de Ralfinder con una expresión curiosa que dejaba claro que no era ni lo uno ni lo otro, antes de contestar.

Mmmm, supongo que tengo algo de historiadora. Me gusta estar bien informada y me gusta encontrar cosas interesantes y valiosas. Digamos que soy historiadora y arqueóloga de tiempos recientes, de rabiosa actualidad.

Hola Dálfor. Se ve a la legua que eres un corcel muy veloz y nunca te dejarías domesticar. Te gusta correr libre. Somos un poco iguales. Pero bueno, creo que ya os he entretenido bastante. Voy a trotar libre yo también, lejos del traqueteo y el polvo de las caravanas. Nos vemos quizá en Ciudad de río púrpura. Aunque yo no paro mucho tiempo en un mismo lugar.

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28/07/2020, 13:25
Augusta

No conocía al Inquisidor Noj, ni siquiera su nombre, pero por cautela, si era posible, prefería mantenerse lejos de su alcance. Al general Agnus sí lo conocía, aunque no personalmente; el pelotón de Augusta se había movido la mayor parte del tiempo por las tierras al sur de Axis, desde Horizonte hasta Santa Cora. Sabía de su reputación de hombre resolutivo y sin escrúpulos. Lo que Chasmodia les había contado se correspondía con lo que ella había escuchado.

"Digamos que soy historiadora y arqueóloga de tiempos recientes, de rabiosa actualidad".

Una chismosa, resumió Augusta, mientras la mediana y su avestruz se alejaban. No podía ser casualidad que se hubiese acercado a ellos.

Espero que no nos cause problemas, dijo, una vez Chasmodia se hubo perdido entre los carromatos y las casas rodantes. La voz de Augusta, cuando no forzaba las cuerdas vocales, era poco más que un susurro ronco. Confiaba en que pasaríamos desapercibidos tan al norte.

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28/07/2020, 20:40
Mosco “Goodfire” Murdock

Ni idea de quien era Agnus Prime, pero sonaba como el nombre de un hijo de puta que mandaría a un batallón a la muerte como carne para orcos. Un hijo de puta inteligente y sin escrúpulos. Bueno, lo que podías esperar de todos los que trabajaban para el Cruzado, ¿no?  Mis ojos se posaron sin querer en Augusta con una mirada pensativa, evaluadora.

- ¿Inquisidor Noj? Creo lo conocí una vez. En una taberna. Un cabrón verde muy duro. Ah, no, ese fue Ojjj-pujj, un orco. – sonreí – A lo mejor tu inquisidor es también dos cosas a la vez – le guiñé un ojo a Chasmodia y le dejaba sitio cerca de mí para sentarse, mientras ponía mi espalda contra la barandilla de la casa donde mis mechones de pelo quedaban lejos de sus rápidas manos que mis ojos no dejaban de vigilar. Conocía a los de su clase muy bien. Tan bien como me conocí a mí mismo, claro.

- Si no me quieres contar en que te quieres transformar, imagino que ya lo harás la próxima vez que nos veamos. Oh, intuyo que nos volveremos a ver – le sonreí autosuficiente y confiado.

- Oh, no olvides que esos cabroncetes peludos por muy monos que parezcan con sus ojos enormes tienen unas zarpas afiladas que te pueden arrancar los ojos en cuanto te descuides y son unos mamones sin compasión por sus presas – le guiñé otro vez el ojo divertido acompañándolo de un leve ronroneo

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28/07/2020, 21:12
Balaudrin

Cita:

¿Sabe cuánto queda para llegar, Balaudrin? 

Cuando Augusta pronunció aquella pregunta, solo obtuvo silencio de Baladruin. El enano, sin embargo, se puso manos a la obra en seguida para darle a la mujer una respuesta que fuese digna de tal nombre. Se acercó a la ventana del Haul, extendiendo su catalejo, así como un extraño artilugio con forma triangular y base redondeada que usaba por las noches para mirar al cielo buscando solo los dioses sabrían qué, y apuntó con ellos hacia las montañas, haciéndose así una idea de la distancia aproximada que había hasta las mismas, y triangulando su posición en el mapa. Luego se asomó al carro por el lado opuesto al que servía de lugar de encuentro para los medianos, haciendo una muesca en una de las ruedas. Con una clepsidra, contó diez vueltas, y calculó el tiempo exacto. Después se descolgó, midiendo los radios de las ruedas con una vara de madera recia llena de muescas y extraños símbolos rúnicos. Para cuando hubo concluido, tenía una idea exacta de la velocidad de la caravana, su posición, y el tiempo que quedaba para llegar a la famosa ciudad purpúrea.

- A este paso, cuatro días, tres horas y unos quince minutos. - le dijo a Augusta - Aunque yo no confiaría demasiado en el cálculo de los minutos.

La mujer se quedó, probablemente, pasmada con la respuesta, no porque le pareciese de una precisión imposible, sino porque ya ni recordaría haber hecho la pregunta. Tras proporcionar aquella información, Baladruin volvió a sus cábalas. No es que no le interesara la conversación, pero esta ocurría a demasiada velocidad para alguien que, como él, tendría a mascar las respuestas a cada pregunta largo y tendido.

Notas de juego

Pues nada, me parece perfecto que el foco narrativo esté en otros ahora mismo :).

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29/07/2020, 00:20
Augusta

Augusta era ajena a las manipulaciones y trabajos de Balaudrin. Había asumido que la concentración del enano era tan ruidosa que su voz no había sido capaz de alcanzarle. Cuando le llegó la respuesta, ni siquiera recordaba haber hecho la pregunta. Se quedó callada unos segundos, mirando al rostro prematuramente envejecido. No era una experta analizando expresiones, pero estaba convencidade que no habíasido una broma.

Gracias, respondió, sin saber muy bien qué otra cosa podía decir. Hacía tiempo que viajaba con esos tres, y sin embargo, Balaudrin seguía sorpendiéndola.