Partida Rol por web

Las puertas de chapa eran un conjunto de remaches y paneles superpuestos unos encima de otros, cada uno de un color y con un tono de brillo diferente, incluso hay chapas onduladas que han sido ancladas por uno de sus extremos a la gran muralla metálica buscando reforzarla. Un cúmulo de desperdicios que se han agrupado y además del fin al que responden lo único que tienen en común es su aspecto envejecido y descolorido por la acción del sol.

A ese muro metálico iban a toda hostia, la sangre perlaba la frente del Ángel.

El mejor truco para sacar valor si crees que tus nervios te van a traicionar es que una Zorra peligrosa te encañone en la sien después de prometerte el mejor polvo de tu vida. Sólo quedaba ya rezar porque no era de las que follaban con dentata para regodearse en sus víctimas masculinas cual mantis religiosa.

No hubo tiempo para pensar mucho más en ello pues en el instante posterior al que tragaba saliva el vehículo se convirtió en un ariete motorizado que impactó de lleno en las puertas de chapa abriéndolas brutalmente y derribando a los dos tipos que se encontraban en lo alto. ¿Vivirían, morirían? ¿A quién pollas le importaba? Es posible que en aquel momento en lugar de un ángel sea considerado un ángel de la muerte.

Muchos remiendos tendría que hacer para recuperar su buen nombre y estar en paz consigo mismo. Hasta entonces... El par de tetas que botaba con suavidad mientras el cuentakilómetros incorporaba números a la distancia a la que se encontraba las palmeras. 

Los dos pezones asomaban sobre la camiseta, sobresaliendo con suavidad sobre las dos formas redondeadas.

—Creo que aquí está bien. Todavía me retumba la cabeza pero eso que has hecho me ha puesto cachonda. —Dijo sonriendo de la manera más lasciva—. Dime, ¿se te ocurre una mejor forma de esperar a esos idiotas que se han quedado atrás para morir?

Cuando Nora utilizó el walkie, una sonrisa casi macabra se dibujó en el rostro del psíquico. Qué hubiera más gente con ellos era una muy buena noticia, pues la idea de asaltar el fuerte del Masca en solitario o en compañía únicamente de Nora y Tony era un completo suicidio.

- Tony, tu conduces... - Le sugirió Víctor a su compañero, aunque más que a sugerencia sonó a orden. Y no a una orden cualquiera sino a la típica orden que venía seguida de la frase: "...y si no lo haces, atente a las consecuencias...".

Víctor de subió al coche, concretamente al asiento trasero. Nora era la que conocía el plan y sabría donde ir. Tony estaría al volante, no había más opción. Era el momento de asaltar, matar y obtener la justa VENGANZA.

- Tony, si ves a alguno de los tipos del Masca deambulando por las calles, no lo esquives. Pásale por encima. - Soltó una risotada. Miró entonces a Nora. - ¿Cuál es el plan? ¿Cuántos están contigo? - Eran preguntas lógicas y necesarias. Esperaba una respuesta convincente.

Tony no sabía como había llegado a esto... ¿ahora estaba bajo las órdenes de Victor? Lo cierto es que se había quedado sin opciones, una vez abrió fuego contra el Italiano, todavía impresionado por la ejecución del niño... si, ese debía de haber sido el desencadenantante... pero ahora... era un pasajero de las circunstancias...

Si, Victor, ya se, pero no te subas a la parra... ya de perdidos al río, estoy con vosotros, pero como toques los cojones, me piro, y os interesa sumar, no más frentes donde luchar - dijo Tony, tratando de aparentar más seguridad de la que realmente sentía - soy vuestra mejor opción, no lo olvidéis.

Al menos, Tony reconocía que el plan de Victor era el mejor plan, bueno, el ÚNICO plan posible - Venimos del castillo y, si el Masca ha echo lo que todos creemos, la mayoría de sus hombres estarán dispersos saneando el asentamiento. El problema es franquear el portón de acceso... ni siquiera mi Chevrolet podrá atravesarlo por las bravas, propongo esto - dijo Tony, convincente - Tú y Nora os ocultaís en la pick-up, el baúl ese que estorba se puede quitar - dijo, golpeando al baúl para ilustrar el comentario - El Cañas, que es el que ha quedado menos dañado lo sujetamos bien fuerte para que no parezca la piltrafa inanimada que es ahora. El Masca me vió salir con sus hombres, si llego con uno de ellos, a priori no debe de desconfiar demasiado. La última vez que estuvimos, abrieron el portón y salieron a recibirnos, hostiles, pero en un grupo cerrado, con Gualterio detrás. Es de suponer que harán lo mismo esta vez. Una vez abierto, lanzaré mi coche contra el grupo, y trataré de localizar al Masca. Ahí entráis vosotros... no dudéis... lo tenéis que eliminar... si cortamos la cabeza, el Fuerte es nuestro. Luego yo me largaré, ¿estamos de acuerdo? Si no, o si la chica no propone otra cosa mejor, ya podéis ejecutarme ahora o dejarme ir... - terminó, quitando sutil el seguro de la enorme pistola que aun llevaba en la mano.

Aminoró la velocidad solo lo suficiente para poder controlar con seguridad aquel cacharro que les permitía huir. A través del retrovisor exterior veía como las Palmeras se empequeñecía a sus espaldas.

No tenía idea de si podría regresar algún día. Tampoco le importaba ahora, tenía mucha tierra por delante, la Península entera. Aunque sí intentaba autoconvencerse de que no pudo hacer otra cosa, que salvó su pellejo y no había matado a nadie. El golpetazo al Cañas fue un accidente. Y el portón no lo abrieron a tiempo.

Muy cínico, pensó. Pero no faltaba a la realidad, no del todo, mientras conducía tenso, agarrando con fuerza el volante. Casi no escuchó la propuesta de Vanesa, su atención al frente, en el yermo. Al rato sintió la mano de ella sobre las suyas.

-Vamos, Doc. Ves frenando, no nos persigue ningún hijo puta -Su voz sonó dulcificada-. Tan frío, tan hábil sacando putas balas, te he visto operar en medio de un maldito tiroteo. Y con esto casi te cagas encima.

-No es igual. No es lo mismo. Esto es lo tuyo; no lo mío.

-Bah. Todo se reduce a vivir o morir. No me seas gilipollas. -Y se echó una risotada.

Doc quería creer en la humanidad. En la suya propia, en la gente, convencido de que, al fondo del vaso, restaba un poco de buena calidad humana. Respiró más sosegado y finalmente detuvo la ranchera.

En ningún momento había creído que la chica hablase en serio. Se giró hacia ella, su vista bajó de sus ojos a sus labios, al cuello sudoroso y hasta sus pechos turgentes. Volvió a su cara, encontrándose con una mirada de Vanesa que hablaba por sí misma, y una boca entreabierta muy deseable. Fue la chica quien tomó las riendas una vez más y plantó un beso en la boca de Doc buscando su lengua. Hubo un segundo de duda en el cerebro agitado del Ángel. Su mano encontró la carne tibia de una teta de Vanesa. Y su boca se unió a ese beso apasionado.

-Somos unos cuantos, tampoco un ejército pero si no ha habido problemas, tal vez lleguen a ser diez personas armadas. ¡"El trapis" ha sido quién nos ha conseguido unas armas bien guapas! -Contestó Nora con una sonrisa mientras se dirigía al vehículo sin embargo parecía haber conflictos... Como siempre, cuando dos pollas se juntan.

-Hay que lograr abrir la puerta... Cualquiera de las opciones es buena pero una vez abierta podrán entrar todos. Entonces el Más Cabrón es vuestro, pero con una condición. Debe morir ese hijo de la gran puta, ¿hay trato? Y ahora, qué.

- Nada me gustaría más que rajarle el cuello a ese payaso... - Respondió Víctor con una sonrisa un tanto macabra. - El plan está claro... Entrar allí dentro y sembrar el caos.

Víctor no tenía mucho más que aportar. Tan solo esperaba que llegara el momento oportuno para llevar a cabo todas sus cavilaciones. Esperaba tener la oportunidad de acabar con aquel bastardo o al menos vivir el tiempo suficiente como para ver cómo otro lo mataba. Más allá de allí no hacía planes.

Entonces de puta madre - dijo Tony - tenemos plan.

Se dirigió nuevamente a Nora y le dijo que hablara con su gente, para preparar un segundo grupo de asalto que entrarían cuando se abriese la puerta y entraran ellos tres. En caso de que no abrieran la puerta... bueno... sería el momento de probar el coeficiente de penetración del Chevrolet Silverado cuando la embistiese...

Cogieron el cadaver del Cañas, y lo ataron como pudieron en el asiento del copiloto para que pareciese... un tipo normal... si hasta Nora le colocó un cigarrillo encendido en la comisura de los labios... daba el pego... así pues, tanto Nora como Victor se colocaron en la parte trasera del camión y se taparon con una manta, y para una mayor cobertura, echaron también el cadaver de León.

Con el convoy preparado, Tony pisó el acelerador hasta el fondo arrancando una miríada de piedras, polvo y restos del cerebro del Italiano y puso rumbo hacia la fortaleza como alma que llevaba el diablo. Observó como se consumía el pitillo en la boca del Cañas, ahora el Cañas el undead, y no pudo evitar sonreir ante lo macabro de la escena *¹

Tony observó que apenas había hombres del Masca vigilando el acceso, de hecho, no se veía a nadie, salvo a un tipo esmirriado... señal de que había mandado a todos sus hombres al asentamiento. Necio - pensó - Tocó fuertemente el claxon, pues no veía señal de que el vigía bajase a avisar... entonces el portón comenzó a abrirse, apareciendo varios pares de pies, igual que la otra vez, en la comitiva de guardianes personales del jefe. 

Cuando quedó abierto del todo, Tony saludó con un gesto al Masca, golpeó la puerta del coche, señal convenida con Nora y Victor y aceleró a tope lanzando el 4x4 hacia el grupo, como si de un ariete medieval se tratase, gritando - ¡¡¡cabrones, mi buga tiene hambre!!! *²

El vehículo avanzaba lentamente y el espantapájaros parecía aguantar firmemente.

Las puertas de chapa eran un conjunto de remaches y paneles superpuestos unos encima de otros, cada uno de un color y con un tono de brillo diferente, incluso hay chapas onduladas que han sido ancladas buscando reforzarla. Un cúmulo de desperdicios que se han agrupado y además del fin al que responden lo único que tienen en común es su aspecto envejecido y descolorido por la acción del sol. Permanencieron un par de segundos mirando las mismas esperando a que se abriesen cuando de pronto la ansiada señal se produjo en forma de chirrido. Se encontraba la puerta a la mitad de su trayectoria basculante (no es levadiza) cuando de pronto el cadáver se desplomó.

Aquello apresuraba el plan de manera repentina, un fuerte pisotón al acelerador y el coche corrió raudo.

El Cañas la cagó en el peor momento. Víctor sabía que ese anormal no era de fiar ni después de muerto, pero en cambio el plan parecía tan bueno que no dijo nada en contra. Ahora quedaba mentir o correr.

Podían inventarse una bola. Podían tratar de hacer creer a los rufianes del Masca que el Cañas estaba herido y que le traían de vuelta al fuerte por tal de intentar salvarle. Podían decir muchas cosas, pero el más cabrón no se iba a tragar nada.

- ¡Joder! - Exclamó Víctor mientras apuntaba con su escopeta a uno de los payasos que se apresuraban a cerrar el portón. - ¡Nora, dispara a esos cabrones! - Le ordenó a su acompañante y entonces...

¡BANG!

¡¡Mierda!! - Exclamó Tony cuando el maldito cadaver del Cañas se deslizó, hecho un guiñapo, imposible recolocarlo... y más cuando lo habían visto los hombres del Masca... - ¡¡Joder!! ¡¡Joder!! 

La puerta comenzó a cerrarse... ¿cabría el Silverado...? Si, joder que si cabe - pensó Tony, y aceleró tanto que notaba como el pedal tocaba fondo...

Oyó un disparo y vió como a uno de los que tiraba de la puerta le explotaba la cabeza como si de una piñata de barro se tratara, dibujando un arcoiris de sangre y materia gris... 

La perdida de fuerza hizo que la puerta dejara de moverse unos instantes... ¿pasará? ¡¡Joder!! *¹

BANG BANG

Dos disparos y dos tipos que asomaban por uno de los huecos de la gran muralla que constituía el Castillo de Las Palmeras cayeron pesadamente al suelo, pero la puerta ya había iniciado su cierre y si no ponían remedio se quedarían fuera. Chevrolet lo sabía y por ello pisó fuertemente el acelerador lo que hizo que el Siverado saliese disparado como una bala, o como un ariete buscando entrar.

¡Sí, lo consiguieron! Pero las puertas se cerraron tras ellos dejando a los refuerzos que habían empezado a correr ante la señal convenida. Los disparos se escuchaban en el exterior, una batalla campal estaba formándose entre los pocos que estaban en las almenas y los seguidores de la revolución que estaban liderando en aquel momento. Pero todo aquello era irrelevante para los que allí estaban: Nora, el Psíquico y el Conductor.

RA TA TA TA

Una ráfaga de balas fue el telón que se corrió ante la aparición del masca.

—¡Malditos hijos de puta traidores! —Empezó a gritarles oculto tras su parapeto del que tenía una admirable vista del patio de armas en el que se encontraban, mientras aprovechaba para cambiar el cargador, pronto asomaría más a sus lados un par de hombres se habían posicionado como únicos refuerzos de aquella última resistencia por el control de aquel asentamiento con un nombre tan irónico como era "Las Palmeras".

—Tenía que saber que estábais conchabados con esa zorra, que vosotros lanzasteis el maldito virus pretendiendo matar a cada maldito desgraciado de este lugar para acabar mandando en un cementerio.

Dos segundos de silencio, pronto volvería a insistir con su ráfaga.

¡¡¡Si... joder si!!! ¡¡¡Yaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! - exclamó Tony, totalmente fuera de si, rozando el paroxismo tras haber cruzado la puerta... ni se dió cuenta ni le hubiera importado en caso de haberlo hecho, de que la puerta se cerraba tras ellos, aislándolos de la banda de Nora... tan solo tenía como objetivo el entrar, para él, era como haber ganado las putas 24 horas de Le Mans... 

Afortunadamente para sus dos compañeros, volvió rápidamente a la realidad, y evaluó en un periquete sus posibilidades... bastante escasas, por cierto. La puerta quedó sellada tras ellos, y fuera se oían disparos por doquier... como si otro puto apocalipsis estuviera ocurriendo... donde los percutores de las ametralladoras eran los jodidos dioses a quienes adorar.

En el interior, se encontraban solos, solos contra el Masca y sus hombres... ¿cuantos? Era difícil saberlo... al menos si había podido ver donde se encontraba Gualterio, el muy hijo de perra. Tony recordaba la disposición del patio de su anterior visita, y donde estaban posicionados los guardias en aquel entonces... Se trataba de una plaza de planta cuadrada, cuyo perímetro estuvo en su día rodeado por una multitud de columnas, de las que ahora solo quedaban algunos restos, cual tocones en un bosque que hubiese sido arrasado con napalm. La guardia de las murallas que lo rodeaban eran bajas en lo que daba al interior, apenas si le llegarían a las rodillas a hombre adulto, lo cual les proporcionaba una ventaja, pues la fortaleza estaba diseñada para defenderse de un ataque del exterior... no desde dentro, sobre todo pasado el sistema de cuatro torres almenadas de la entrada (de las que solo una se encontraba en buen estado).

Gualterio se encontraba en el muro este, al lado opuesto de la entrada, tras lo que parecía un generador que se mantenía gracias a una pequeña grúa fija de la pared, lo que le daba una excelente cobertura y visión del patio de armas del fortín.

Tony giró bruscamente hacia la izquierda, ofreciendo el flanco derecho del coche al Masca y sus hombres, confiaba en que los refuerzos del coche e incluso el cadáver del Cañas les diera cierta protección...

Saltad a la izquierda, rápido - gritó Tony a sus socios, Victor y Nora, alojados aun en la trasera del camión...

Tras esto quedaron alineados bajo la exigua protección del Chevrolet, y arriba, a unos 40 metros, Gualterio el Masca... 

¡¡Y un carajo, Masca!! - Gritó Tony, tratando de hacerse oir entre los disparos... *¹

Alzo el cañón 357 magnum y efectuo dos disparos seguidos hacia el Masca... ¡¡BAM!! ¡¡BAM!!

Víctor se fijó en cualquier detalle que pudiera beneficiarle. No es que la puntería fuera su fuerte, por lo que acertar a un blanco parapetado no iba a ser cosa fácil. Salir al combate abierto provocaría su pronta muerte, por lo que tan solo le quedaba la opción del ingenio. El Masca estaba cerca del muro este parapetado tras lo que parecía un generador. Si Víctor no estaba equivocado, se trataba de un generador de gasolina y la gasolina... explotaba. No era tan buena idea esconderse tras aquel elemento.

Victor cargó su escopeta con dos nuevos cartuchos y sacó la cabezota por la ventana del Chevrolet. Apuntó y disparó contra el generador con la clara intención de hacerlo estallar por los aires y con éste, todo aquel que se encontrara detrás del mismo oculto del posible fuego enemigo. Si todo salía como él creía, las cosas se iban a poner muy feas muy pronto. Pero quien iba a salir más perjudicado no era él precisamente.

- ¡Venganza! - Gritó mientras apretaba el disparador. - ¡Por ti Nixi!

Estaban dentro sin embargo la posición en la que se encontraban no era la mejor del mundo. Con mucha pena pero con un movimiento inteligente el Conductor volvió a pisar a fondo el vehículo al tiempo que tiraba del freno de mando posicionándolo en una posición más ventajosa que les permitiría disponer de un parapeto.

Tanto Nora como Víctor saltaron rápidamente fuera y empezaron a devolver el fuego, el conductor tardó algo mas en incorporarse a aquella balacera sin embargo esta acabó antes de lo esperado.

Todos iban a saco contra "El Masca" quién tenía cerca algunos depósitos de combustible que fueron impactados y pronto empezaron a arder. Sin embargo antes de cantar victoria un par de disparos golpearon a los invasores provocándoles sendos rasguños.

—¡Joder! ¡Matad a esos cabrones! ¡Cubrid... —No llegó a terminar la frase porque el fuego terminó por comerse el generador para después morder parte de los trapos que vestía el terrateniente del lugar. Pronto todo ardía sin control...—. ¡Hostia, hostia puta! —Gritaba mientras empezaba a correr con la cara contraída por el dolor, sin embargo pronto silenciaron su dolor con un nuevo disparo que le golpeó el pecho provocando que se desplomase. Las llamas seguían ardiendo y se cebaban con el cuerpo.

Todo había terminado pronto sin embargo estaban pendientes de ver qué pasaría con los demás. Estaban dudando los malditos, gritaban incluso preguntando por el resto de aliados, pero pronto tuvieron respuesta al otro lado de la puerta...

Un par de golpes precedieron una pregunta

—¡Nora! ¿Todo bien? —Preguntaron a viva voz buscando alzarse sobre la masa que constituía los muros de piedra.

—¡Gualterio ha caído! ¡Repito el Masca ha caído! ¡Las palmeras son nuestras!— Respondió antes de disparar al aire, entonces se subió a lo alto del vehículo y dedicó una mirada desafiante a los dos que habían perdido el espíritu de pelea. Retándoles a desafiarla. No fue necesario, muerta la cabeza el cuerpo dejaba de seguir órdenes.

Fuera la algarabía era evidente y las puertas empezaron a abrirse lentamente, a pulso. La revolución estaba consumada. 

—Esto ha sido la hostia, como si fuera una puta operación del Ángel, entrar dos tiros y a tomar por culo tíooos. —Reconoció mientras se relamía mirando a los dos, la puerta ya tenía la suficiente amplitud como para dejar pasar a todos los hombres y aquel puñado de personas estaba entrando, esperaban a una decena y una decena apareció aunque al exterior se veía algunos cuerpos que habían caído en el asalto, la mayoría eran hombres pero había una mujer y un cuerpo diminuto. No tenía ningún sentido que una criatura tan pequeña estuviera ahí, una rata gorda y mutada desafiando la presencia humana se estaba aproximando al cuerpo más pequeño, con timidez confirmando que no había peligro en sus movimientos.

—¿Qué haréis? —Terminó Nora por formular la pregunta que flotaba en el ambiente—. Aquí siempre habrá un sitio para vosotros. Aunque primero tenemos que controlar la infección, contener los daños colaterales antes de que se vaya de madre.

Víctor fue testigo de la alegría de Nora. Era ahora la nueva líder del lugar y a decir verdad, no había hecho demasiado para ganarse ese puesto. El trabajo sucio lo habían llevado a cabo entre Tony y Víctor.

Pero eso en realidad poco importaba. Al menos poco le importaba a Víctor. El psíquico no tenía aires de grandeza, no ya a su edad. Si él estaba allí, no era por otra cosa que por venganza. Una venganza que había consumado no sabía muy bien cómo en realidad.

Cuando Nora se dirigió a él, Víctor interpuso la mano haciéndola callar. Su mirada estaba posada sobre el cuerpo en llamas de Gualterio.

- Un momento, por favor... - Le dijo y caminó hasta el cuerpo ardiente del Masca.

La mirada de Víctor era de completo desprecio. Aquel hombre del que ahora no quedaban más que unos restos carbonizados era el responsable de la muerte de la niña más dulce y buena que había conocido. Le había arrebatado lo único que le importaba en el mundo y se había cobrado su personal vendetta.

- Me la has arrebatado... - Dijo con rabia y escupió sobre las llamas. - Me quitaste a mi Berenice, maldito hijo de la gran puta... - Hablaba con sus ojos cristalizados por unas lágrimas que no llegaban a bajar por sus mejillas. - Pero mírate ahora mamón... - Las llamas se reflejaban en sus ojos llenos de ira. - Mira lo que has conseguido y... ¿Para qué? - Le dio una patada al cráneo del difunto. - ¡Ni siquiera tu muerte consuela mi alma! ¡Ni todas las venganzas del mundo me la devolverían!

Tras decir aquello se quedó callado unos minutos viendo como las llamas acababan de consumir aquel cuerpo. Sólo entonces pareció salir del trance en el que se había visto inmerso. Se giró y regresó junto a Nora.

- Nada me queda aquí. - Le respondió al fin. - Me iré a buscar el consuelo en otro sitio, aunque supongo que la desesperación me encontrará antes y mi vida acabará abruptamente. - Le ofreció la mano a Nora. - Espero que no cometas los mismos errores que ese cerdo... - Señaló de nuevo el cadáver. - Suerte... - Le deseó a la nueva líder. Entonces se giró hacia Tony. - ¿Me llevas a ni encuentro con el atardecer? - Le pidió.

Tony aun se encontraba bajo el subidón de adrenalina que le había supuesto el ataque... si alguien le hubiese dicho que el día de hoy traería consigo el asalto por las bravas de una jodida fortaleza, le habría preguntado que qué droga había tomado y si le daba un poco... pero aquí estaban, triunfantes... 

La chica, Nora, estaba exultante... se subió a lo alto del Silverado y comenzó a disparar al aire... Tony tan solo esperaba no haberse equivocado con el Masca... pero si sus hombres eran capaces de ejecutar a una madre y su pequeño... que no hubiese sido capaz de hacer él... si, sin duda había tomado la decisión correcta. El mundo sería un poco mejor sin él.

Hizo un gesto de complicidad a Nora mientras le decía - Gracias, pero debo de rehusar tu oferta. Un asentamiento no es sitio para mi, sería más como un grano en el culo, necesito campo abierto, kilómetros por recorrer siempre buscando el siguiente horizonte... ¿quién sabe? Tal vez nos veamos en otra ocasión.

Dicho esto se aproximó a su todoterreno para inspeccionar los daños... superficiales... nada que un soplete y un par de plancas de hierro no pudiesen arreglar. Se acercó después a uno de los almacenes para tomar algunas piezas a las que le había echado el ojo, había un carburador en excelentes condiciones, manguitos, una batería... una uzi con dos cargadores que portaba uno de los hombres del Masca... él probablemente ya no lo necesitara, y los tipos de Nora iban bien pertrechados... echó todo al camión y añadió...

Por supuesto, Victor, acompáñame si quieres... recojamos el baúl que dejamos atrás y veamos si nos encontramos con Doc y Vanesa, me gustaría saber si han podido salir...

Ambos se subieron al Chevrolet y, tras unas amables palabras hacia Nora, pisó a fondo el acelerador y salieron a todo trapo del castillo...

Había sido increíble, aquella mujer era lo que parecía y mucho más. Se encontraban ambos sentados en el asiento del piloto y copiloto respectivamente, jadeando todavía por la experiencia vivida cuando de improviso Vanesa tomó toda la ropa del Ángel y la arrojó por la ventanilla.

—Vístete, debemos salir. —Dijo con una sonrisa diabólica, sin embargo su compañero la miraba de hito en hito por aquello. La había visto en bolas, no sólo había advertido la forma de sus senos si no, que además los había masajeado al igual que el resto de su ser.

—Prefiero mi intimidad al vestirme. —Apostilló mientras le enseñaba su arma como si no estaba dispuesta a aceptar una discusión después de aquel polvo.