Partida Rol por web

"El descarao" miró de hito en hito al Ángel para a continuación fijarse en la herida que mostraba el brazo de la joven. Entonces devolvió su mirada a su interlocutor.

—¿Estás seguro? Esas son las marcas —entonces acabó por resignarse y miró al bocas quién estaba apuntando con su arma a la pareja de salvadores.

—Toma toda tuya —contestó mientras empujaba a la chica en dirección a Doc Balas, no sin antes apuntarla fríamente a la cabeza con su pistola para a continuación disparar.

BANG

Así se cortó de cuajo la vida de Berenice, apodada cariñosamente Nixi por un tipo extraño y huraño que había sobrevivido hasta aquel momento como un ermitaño. Una joven con encanto y mucha afición por vivir, tal vez por aquel detalle el Ángel se había fijado en ella y no en una de las cientos de almas que vivían en aquel asentamiento para convertirla en una suerte de aprendiz.

Sin embargo todo aquello eran sueños rotos, tan rotos como la tapa de los sesos que acababa de ser descerrajada violentamente por aquel disparo de Carlitos.

—¡Ni se os ocurra moveros! —les gritó "el bocas" una vez el cuerpo de Nixi yacía inerte en el suelo. 

—Queríais salvar a vuestra amiga... Lo respeto sin embargo la supervivencia es lo primero. Ahora vais a quedaros quietos y vais a quemar el puto cuerpo mientras nosotros seguimos con las inspecciones.

—Eh alto, que te estoy viendo —volvió a insistir en cuanto creyó percibir un movimiento de uno de los dos. Una vez consideró que estaba resuelto empezó a dar un paso atrás, luego otro. "El descarao" le empezó a imitar.

Víctor podría haber reaccionado de múltiples maneras. Podría haber corrido bisturí en mano tratando de rajar el cuello del asesino de Nixi y haber acabado muerto allí mismo de un balazo. Podría haber tratado de penetrar en su mente intentando rasgarla desde dentro. Podría simplemente haber asumido lo inevitable, que Berenice estaba contagiada y no había nada que hacer para salvarla...

Pero no, no hizo ninguna de esas cosas, sino más bien hizo lo que todo el mundo esperaba de un padre y que no esperaban de Víctor. Aquel anciano se lanzó sobre el cuerpo sin vida de la niña y la abrazó manchandose con su sangre y derramando sus lágrimas.

El cuerpo de la niña aún estaba caliente, pero ella ya no estaba allí. Berenice si había ido y Víctor en esta ocasión no había podido protegerla. La abrazó contra su pecho mientras emitía desgarradores bramidos.

- ¡No joder! - Alzó la voz. - ¡Era sólo una niña! - Imploró hacia el cielo. - ¡No hay derecho! ¡Pagaréis por ésto! - Dijo mientras miraba con odio a los hombre del Masca. - ¡Lo juro!

Fue algo impulsivo. No era algo que Chevrolet soliera hacer, actuar de manera tan visceral... el caso es que el blanquito lo tenía desconcertado... y cuando Gualterio lo ejecutó... fue como si un resorte en su interior saltar, algo primigenio se activó...

Pisó el acelerador a fondo y comenzó a descender por la ladera, pasando de seguir el camino. Las suspensiones del Silverado hicieron que el coche se agarrase a la tierra, y cuando torció 90 grados a la izquierda para enfilar el asfalto... vaya subidón de adrenalina. Observó de reojo el pecho de Vanesa subir y bajar de manera un tanto violenta, señal inequívoca de su excitación... en cambio, Paco, permanecía sosegado.

Colega, ¿al norte? - preguntó al hombre del Masca

No, bro, dirígete hacia el oeste, vamos con los demás - contestó Paco, al que apodaban "el italiano"

Oki doki ... - acto seguido enfiló la comarcal dejando las mansas aguas del pantano a la izquierda mientras sonreía con satisfacción al ver la aguja del velocímetro subir de manera constante... Poco después alcanzaron a los hombres de Gualterio, los cuales se encontraban detenidos frente a un grupo de casas bajas...

Precisamente lo que quería impedir fue lo consiguió: que la sangre de Nixi manchase sus mejillas y frente, y que parte de sus sesos resbalasen por el torso de la chaqueta.

Su primera intención fue soltar una hostia al Bocas. El cañón de un revólver en la punta de su nariz se lo hizo reconsiderar. Así que el pragmático Doc Balas regresó. Aunque con muy mala hostia en la cara mientras talabraba con la mirada a aquellos desgraciados. Puso una mano en el hombro del atribulado Víctor.

-Vamos, amigo. Nos la llevamos en la ranchera. Se merece un funeral.

La vida a veces era un asco. Pero era la vuda que les había tocado vivir.

—Deberíais tener cuidado. —Les aconsejó descaradamente Carlos una vez vio lo que ambos se disponían a hacer—. Si actuáis tan descuidadamente con el cuerpo es posible que os acabéis infectando y eso no sería bueno para nadie.

—Vamonos "Bocas". Todavía tenemos mucho curro por delante.

Y con la partida de aquellos dos hombres sin escrúpulos, el Ángel y el Psíquico se quedaron más solos que nunca. Se tenían el uno al otro pero con la muerte de Berenice era como si todo lo demás hubiera desaparecido. Sin embargo, alguien les observaba...

—Ejem... —Carraspeó una voz, buscando atraer la atención de los dos que descargaban el cuerpo en el vehículo.

—No he podido evitar fijarme en lo que estabais haciendo. —Dijo aquella extraña figura, la habían visto alguna vez por aquellos lares pero era una mujer extraña. tan extraña como Vanesa y con la que no convenía mezclarse si no se quería salir trasquilado. Sin embargo nunca la habían visto tan pertrechada y equipada como en aquel momento, claramente buscaba pelea.

—Primero "El trapis", después la pobre Russie y ahora vuestra amiga. Y creíamos que el mundo se había ido a la mierda. —Concluyó rápidamente mientras echaba un ojo a la difunta, era inevitable advertir que también se fijó en las ronchas que asomaban sutilmente por algunos puntos del cuerpo de la fallecida.

—Soy Nora. —Se presentó tendiéndoles su mano enguantada—. "El Trapis" era un buen amigo con el que hacía mis negocios... Se trataba de una relación de beneficio mutuo, también lo era Lucas. Sí, ya sabéis ¿Encapuchado, piel muy pálida, misterioso? Sin embargo hace buen rato que le perdí el rastro. Temo que el "Masca" también se haya hecho cargo de él.

El vehículo derrapó violentamente lo que hizo que Paco mascullase una maldición que el vehículo silenció.

En cuanto el polvo se disipó, frente al gran vehículo se dibujó el contorno de un par de figuras humanas que meneaban los brazos con violencia, entonces tomaron sus armas por un momento con la intención de apuntar a los recién llegados. A sus pies había un par de cuerpos ejecutados, uno de ellos parecía portar una escopeta recortada. 

—¡Me ha pedido Gualterio que baje! —Anunció a grito pelado en cuanto el auto se detuvo, aquello relajó la postura de la pareja.

Seguro de sí mismo o tal vez por el momento privilegiado sobre el vehículo de "Chevrolet" Paco decidió plantarse erguido unos cuantos segundos como si quisiera disfrutar de una vista privilegiada y una posición dominante sobre sus iguales. Entonces saltó al suelo mientras los ocupantes del Silverado iban cerrando el vehículo.

—"Chevrolet" y Vanesa nos echarán una mano. —Anunció mientras acompañaba las palabras con un barrido de brazo—. El jefe cree que Nora podría estar en el ajo. Que toda esta mierda es para dejarlo mal y derrocarle.

—¿Y por qué sería todo esto un problema para el Masca? —preguntó el primero de ellos, se trataba de León, desde luego que no se trataba de un león mental.

—Idiota. —Susurró su compañero mientras volvía a entrar en el interior del edificio frente al que se situaban.

—Estamos purgando la infección, haciéndoles un favor para que puedan sobrevivir aquí dentro. Ya hemos encontrado cinco con estos dos, ahí dentro hay un chiquillo al que según nos cascaron los de al lado le vieron comer el caldo de pollo de Russie. Parece el denominador común de todo esto aunque hay alguna excepción. Se habrán contagiado o lo cogieron de antes. 

De repente como si se acordara de algo dio un par de pasos en dirección a Paco:

—Si habéis bajado por el aviso de "El bocas" y "El descarao", falsa alarma. El Ángel y su compañero se han relajado. Todos se están poniendo nerviosos en cuanto cazamos a un familiar suyo.

—¿No me escuchas? Además de hacer los cateos hay que buscar a Nora y los suyos y ponerle una bala en la cabeza. Supongo que eso es que no hay oportunidad de que vuelvan.

Entonces el tercero salió finalmente con un niño en brazos al que arrojó al suelo duro y agrietado. Apenas a un par de metros delante del vehículo. Su madre saltó como una liebre con la intención de detenerlo, peleaba y arañaba como una madre coraje pero un puñetazo barriguero acabó con su resuello y un culatazo acabó con toda resistencia.

Aquel hombre carecía de todo tipo de sensibilidad y empatía, pues su siguiente acción fue reventar la camiseta del crío para acabar desvelando bajo el inclemente sol las costras rojizas que desvelaban que la criatura también estaba infectada. El crío lloraba y se sabía muerto, era inútil decir nada pues los dos cuerpos que yacían inertes no suavizaban la situación.

Un perro se acercó y empezó a olisquear a los cadáveres mientras decidía si daría cuenta de los mismos.

El tipo insensible iba a terminar aquello pero dudó y decidió en su lugar pasarle la pelota a otro enseñándole el arma a Paco.

—Esta mierda es muy cansada y esto es peor de lo que creía. —Valoró "el italiano"—. "Chevrolet", gánate el jornal anda.

Víctor estaba en estado de shock. No había asimilado todavía la muerte de la niña, no podía. Había ayudado a cargar el cuerpo sin vida se Berenice casi por inercia. No sabía que hacer ni que decir.

Aquel hombre no solía llorar, no era algo que tuviera por costumbre y sin embargo en esos momentos sus ojos estaban enrojecidos y sus mejillas tenían dibujados carriles de suciedad por allí por dónde habían descendido sus ríos de lágrimas. Víctor estaba desolado.

Nunca se había sentido peor, tan vacío y tan solo. Nada tenía ya sentido para él sin aquella chichilla a quien quería como si fuera su propia hija. Ahora únicamente le mantenía con vida la esperanza de una pronta venganza.

Y sumido en su tristeza escuchó la voz de una mujer. Al alzar la mirada llena de lágrimas tuvo que secarse los ojos para poder enfocar. Abre él estaba un rostro conocido por decirlo de alguna manera, pues hasta que se presentó, no conocía el nombre de aquella mujer.

- No le importa una mierda tu amigo. - Confesó el psíquico. - Hace un rato me amenazó con volarme los sesos. - Añadió. - Pero ya está bien de que el joputa ese... El jodido Masca, deje de hacer y deshacer... - Miró con ira asesina a aquella mujer. - Voy a matarle. Le mataré aunque sea lo último que haga... - Afirmó con la seguridad impasible de un loco.

-A vosotros también os ha salpicado su sangre -replicó a la cínica advertencia del cabrón de Carlitos.

Doc sabía lo que hacía. El único contacto fue la salpicadura, y quería confiar en que no le habría transmitido nada. Ni siquiera sabían si se contagiaba. En cuanto al viejo...Se había ensuciado un poco más pero...A saber.

Sus intenciones ahora sí eran largarse. Masca y su gente tenían claro como intentar resolver aquello, y maldita la gracia que le hacía a él dedicarse luego a remendar a todos esos tipos. Pensaba pirarse de allí y hacer que Víctor olvidase la venganza.

Observó a la recién llegada, le estrechó con energía la mano, y se detuvo a escuchar la conversación. Negó con la cabeza y se dirigió hacia el asiento del conductor; el viejo no estaba en condiciones de dirigir a aquel trasto.

-Déjate de gilipolleces, Víctor. Hay más personas en el puto mundo a quienes podemos ayudar. -Miró a la mujer- Lo mío no es cargarme a nadie, ni a los hijos de puta.

Había querido colaborar a su manera y nadie le escuchó una mierda. Su tiempo en el asentamiento se terminó.

¿Estás de coña? ¿Ganarme el jornal? - dijo Tony a Paco, el hombre de Gualterio - Me comprometí con el Masca a echaros una mano, pero no pienso ejecutar a un niño, por muy infectado que esté. Ese es tu puto problema...

Vió como el otro hombre dejó insconsciente a la madre del pequeño y comenzó a desnudarla... efectivamente, también ella estaba infectada. Pobres diablos...

Chevrolet hizo lo único que podía hacer, sacó su revolver, una semiautomática desert eagle 357 magnum y de un preciso disparo acabó con el sufrimiento de la chica, casi de manera simultanea al disparo de Paco al niño. Éste miró a Tony con cierto enojo, igual no estaba acostumbrado a que le llevaran la contraria, en cambio, Vanesa le hizo un gesto de aprobación mientras se llevaba las manos a la espalda, confirmando la sensación de Tony de que le cubriría las espaldas si los hombres de Gualterio se ponían demasiado ... animosos...

Tras estos hechos, un silencio opresivo se apoderó del grupo... miradas de desconfianza se cruzaban entre todos los miembros... un graznido se oyó cerca, los carroñeros debían estar lanzando sus cantos macabros ante el festín que se les antojaba cercano...

Chevrolet enfundó su arma, hizo un gesto a los dos hombres de Gualterio y tomó por los pies el cuerpo de la chica poniéndolo junto al de su hijo. Roció los cuerpos con un poco de gasolina y les prendió fuego, bajo la atenta mirada del resto. Se alejo un poco de la improvisada pira y alzó la vista para acabar diciendo - Bien, si aquí hemos terminado, vamos a continuar, visitemos a la tal Russie... - Saltó al todoterreno, seguido por Vanesa y dos de los hombres de Gualterio, el Italiano y el otro tipo, del cual no sabía su nombre, solo su apodo, León. Aceleró a fondo y pidió indicaciones a estos últimos...

Víctor miró a Doc Balas de manera indescifrable durante unos segundos. Comprendía las motivaciones de su amigo. Escapar de ahí echando leches era lo más razonable que podían hacer en esas circunstancias y eso era lo que Víctor hubiera hecho en cualquier otro momento pero, no ahora.

- Nixi es... - Apretó los puños a la vez que cerraba los ojos. - Nixi era diferente... - Rectificó. - No te estoy pidiendo que vengas conmigo Doc. Pero tengo que hacer algo. No me importa lo que a mí me pase, pero tengo que hacer algo. - Posó una mano sobre el hombro de Doc. - ¿Lo entiendes? - Le preguntó.

Doc compuso una cara a medias de desespero y comprensión.

-Sí te entiendo. Pero vas directo a que te maten. Y tu muerte o la de ese cabrón no nos devuelven a Nixi. Se contagió, es una putada. Fin de la historia.

Claro que podía ponerse en el lugar del viejo. Y también en el del Masca. Un tipo que a base de mano dura, falta de escrúpulos y cierta crueldad intentaba crear un remedo de civilización. Con su propia ley, eso sí. Una parte de él también le gustaría cargárselo. Pero siempre procuraba mantenerse en la línea intermedia.

-Me llevo la ranchera, ¿te parece? Te espero en el cruce de la Capilla en ruinas. Hasta el atardecer.

- Eso es lo que quería oír. - Dijo con franqueza aquel hombre desesperado. - No me esperemos mucho más tarde de cuando empiece a caer el sol. Si no he vuelto antes, no creo que vuelva... - Dijo entonces.

El destino estaba sellado. Víctor sabía que tenía pocas probabilidades de cumplir su objetivo. De hecho, pocas eran las posibilidades de que llegara a tener posibilidades de alcanzar al Menos para darle su merecido, pero no le quedaba otra. Se lo debía a Berenice.

- ¿Y tú qué Nora? - Le preguntó a aquella extraña mujer. No sabía cuales eran sus intenciones, pero no parecía muy contenta con el Masca y no le iría mal un poco de ayuda. - ¿Qué vas a hacer?

La mirada de Víctor era la de firme resolución. Balas por el contrario tenía claro que la destrucción y la mierda que iba a terminar de asolar al asentamiento (como si no hubiera habido suficiente violencia hasta el momento) e iba a poner tierra por medio con lo que estaba por suceder. Todo ello se estaba desarrollando al exterior del local de Russie.

—Eso quería escuchar. —Agregó Nora con una sonrisa—. Tu... Habilidad nos será útil aunque por ahora sólo somos un par, pero con el descontento que se está formando será cuestión de dar el primer golpe... Todos los demás lo seguirán. Oye... —se interrumpió repentinamente al escuchar un ruido. De pronto aquel ruido fue totalmente audible para todos: un vehículo se acercaba.

—Joder, hay que salir de aquí

—No ha sido buena idea esto, sin embargo te cubro. —Le indicó "El italiano" mientras observaba las llamas—. Creerás que está bien ganarse a ese chochito, no te culpo pero al final te dejará tirado en cuanto la necesidad apremie. 

 —Bien, si aquí hemos terminado, vamos a continuar, visitemos a la tal Russie...

—Yo te oriento. —Se ofreció León volviendo a tomar su sitio favorito—. Aunque no sé por qué quieres ir para allá. Baja un par de calles y gira a la derecha, por favor esta vez no hace falta que intentes subirte por las paredes de la puta fachada.