Partida Rol por web

[DM04/20] 5 personajes en busca de autor

Primer acto.

Cargando editor
26/03/2020, 19:44
Director

I N T R O D U C C I Ó N

Cargando editor
31/03/2020, 23:56
Biblioteca abandonada

Despertaron muy cerca los unos de los otros y más o menos a la vez, todos con una sensación de ahogo que se pasó con las primeras tres o cuatro bocanadas de aire. Recuperar el resuello les costó tan poco tiempo como abrir los ojos. Ninguno recordaba cómo había llegado hasta allí*.

Se vieron unos a otros desenterrándose de entre una montaña de libros, de tomos rotos y páginas sueltas que se esparcían tirados, a miles, cubriendo el suelo de una planta diáfana de lo que parecía una biblioteca abandonada, una de un tamaño considerable.

La mayoría de las estanterías habían caído pero algunas sobrevivían erguidas como escaleras de madera. El falso techo había caído dejando a la vista placas de lana de roca, alguna que otra viga en cuestionable estado y un montón de tubos colgando inútiles, como camisas de serpiente.

El lugar no era para nada oscuro. Un montón de ventanales dejaban pasar la luz, tamizada, eso sí, por medio dedo de polvo que se había acumulado sobre los cristales. Aunque tanta suciedad no permitía ver la calle, daba la sensación de que el edificio estuviera en medio de un espacio abierto.

Olía a moho y a yeso húmedo y sólo se oía el ruido de los esfuerzos que hacían para incorporarse.

Notas de juego

(*) Sois libres de imaginar lo último que recuerdan vuestros personajes.

Cargando editor
01/04/2020, 00:34
Kalivar Vlandala Fandrei Unermi

Los libros amontonados parcialmente sobre el cuerpo de Kal comenzaban a molestarle, al apenas abrir los ojos se levantó de golpe liberando una que otra partícula de polvo al tirar inertemente los libros a su alrededor. Una hoja había quedado atrapada entre los anteojos y la sien de Kal, quien la tomó violentamente arrugándola y tirándola al suelo; tenía los ojos abiertos de par en par tratando de analizar la situación, sin inmutar palabra alguna comenzó a olfatear el ambiente como un perro y rechazando el fuerte olor a moho y yeso.

No tardó en mirar al resto que se encontraba en sus mismas condiciones e intentó rememorar lo último que recordaba sin obtener respuesta de su cerebro, por lo que no evitó que se posara a la defensiva, sin embargo, algo muy importante le faltaba y ese era su bate que debía estar entre los escombros, seguro, así que comenzó a buscar entre el desastre.

Cargando editor
01/04/2020, 01:09
Mackenzie Wood

Durante un segundo, Mackenzie temió no ser capaz de volver a respirar. Y aunque esto podía ser por varios motivos, uno de ellos, claro, era que en realidad ya estuviera muerta. Que las ideas pasaran por su mente a toda velocidad —¿dónde coño estoy? ¿Pero no era de noche?, ¡Mierda! ¿dónde está mi maldita mochila?— parecían indicar que todavía no era un zombie pero al fin y al cabo, ¿qué sabía ella de lo que pensaría un zombie? No parecían muy listos, es verdad, pero a lo mejor se consumían en preguntas como las suyas mientras sus cuerpos se movían torpemente hacia cualquier sonido u olor de sangre, incapaces de conectar con sus mentes.

Al fin el aire entró en sus pulmones y aunque lleno de polvo y olor a moho no pudo dejar de sentirse feliz durante una fracción de segundo: de acuerdo, estaba viva, genial. ¿Y ahora qué?

Mientras se incorporaba vio otras figuras salir de debajo de un mar de libros. En algunas zonas no se veía el suelo, de forma que quién sabía cuántas personas vivas o muertas podrían estar sepultadas allí. La aprensión al imaginar que unas manos a medio podrir pudieran salir de debajo de algún montón para agarrarla, hizo que diera un respingo y tratara de ponerse de pie al mismo tiempo en un extraño movimiento parecido al de un gato cuando se da un susto. Solo que ella no era precisamente un gato. Volvió a caer sobre el montón polvoriento del que acababa de salir. Ya más ruido no podía hacer, así que no quiso privarse del desahogo:

¡Mierda!, ¡joder!

Mientras volvía a tratar de levantarse, maldijo una vez más por no encontrar en sus bolsillos más que su inseparable abrelatas. En su cinturón no había ni rastro del cuchillo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada de Destreza + Reaccionar para ver cómo le salía eso de tratar de levantarse. XD

(Pongo dificultad 13 porque considero que quedarse de pie en una montaña de libros después de un respingo es bastante complicado).

Cargando editor
01/04/2020, 02:39
Steve

Steve estaba en el Metro; concretamente, en la línea circular.

Como cada lunes, Steve se armaba de libreta y bolígrafo (odiaba los lapiceros: prefería tachar que borrar), gastaba un ticket de Metro, y pasaba unas horas sentado en cualquier vagón de la Circular, observando a los pasajeros y tomando notas.

Con esas notas, elaboraba la sección de "Jinetes subterráneos" para su programa. Hablaba de personas anónimas, de neoyorkinos corrientes: de personas como sus oyentes, los "jinetes de la noche". Siempre se preguntaba si la persona de la que hablaba en la sección sería uno de ellos.

Steve estaba en el Metro, en la línea circular, observando a los demás: qué ropa llevaban puesta, qué estaban leyendo, intentando adivinar en qué trabajarían o qué música estaría sonando en sus auriculares, los juegos de miradas entre ellos... y, de pronto, Steve ya no estaba en el Metro.

Incorporó la cabeza, entrecerrando los ojos: estaba en lo que parecía una biblioteca abandonada. Aspiró con fuerza: le encantaba el olor de los libros. Era el segundo mejor olor del mundo. Pero allí también olía a abandono, a ruina. Palpó a su alrededor, encontrando un lecho de tomos en mayor o menor grado de destrozo.

No estaba solo: allí había otras cuatro personas, también tiradas en el suelo, y mirando alrededor (y, ahora, mirándose entre ellos) con gesto confuso.

Uno de ellos, con pinta de portero de garito, se levantó de un respingo, se quitó una hoja de papel de las gafas, la hizo un gurruño y la tiró al suelo; Steve se le quedó mirando, con cierto asombro, aún desde el suelo.

Al lado, una chiquilla se levantó también como un resorte, y empezó a decir tacos. Otras dos personas seguían tiradas en el suelo.

Steve se limitó a incorporar su tronco sin levantarse, estirar las piernas con fuerza, sacudirse el polvo de los vaqueros con varias sonoras palmadas, apoyar las palmas de las manos sobre sus rodillas, y sonreir.

 - Hey - dijo - Esto no es el Metro. Ni siquiera sé si es Nueva York.

Miró a su alrededor, antes de devolver la atención a los dos desconocidos que estaban de pie, observándoles de pies a cabeza.

 - Oye, me llamo Steve. ¿Y vosotros?

Cargando editor
01/04/2020, 03:54
Culero Connor

Llevaba ya un rato tendido sobre aquel basurero literario. Había meditado sobre aquella extraña circunstancia con desapego, como le había enseñado el confucionismo, la calle, y la prudencia, hija tardía de mil peleas. Era como si aquel individuo alto y delgado de piel pálida extendido sobre la pila de libros no fuera el, sino tal vez un alter ego, un Culero de otra dimensión. Todo esto pensaba mientras observaba lo que quedaba del techo de la habitación.

Lo cierto es que aquel ritual de reflexión y pérdida de memoria no era nuevo para él. Sucedía todo el tiempo.

Parecía que la respuesta a aquel enigma estaba cerca, cuando de repente un estrépito interrumpió el tenue hilo conductor de sus pensamientos. Se incorporó lentamente. Habían otras cuatro personas allí, tal vez más estuvieran enterrados en aquel cementerio de libros, personajes de historias nunca escritas. Buscó su sombrero de vaquero, y no le sorprendió ver que se encontraba al lado de donde la chica malhablada se encontraba.

—¡Eh, tú! Tírame el sombrero.

Súbitamente, como sólo la verdadera inspiración funciona, sobrevino la respuesta al enigma.

—¡La Biblioteca de Babel!— Alcanzó rápidamente un libro, dos, tres. Quería comprobar su teoría. Si se encontraban inmersos en el universo borgeano, entonces ningún libro podía superar las 410 páginas.

Culero disfrutaba del momento, con la seguridad febril de quien cree estar soñando todo aquello.

Cargando editor
01/04/2020, 10:02
Steven Boscemi

Putos comunistas Dije nada más recuperar la conciencia ¡Esa boca! dijo Cornelia en mi cabeza. Calláte, ¿Dónde cojones estamos? Ni idea, yo también me he quedado inconsciente ¿Tú, inconsciente? Si eres un puto espíritu. Lo sé, por eso me huele raro cariño. No me llames cariño. Me levanto y veo todos los libros que están alrededor mío, tampoco me gustaba admitirlo pero eso también me olía mal. 

Ninguno que estaba alrededor mío parecía alguno de esos putos vampiros comunistas que me habían molestado en motel. Era imposible había hecho explotar el lugar... Sonrío, había sido una de mis mejores explosiones. Pero mi sonrisa pronto desaparece de mi cara. Seguramente me habían vuelto a abducir y eso no me gustaba nada, la última vez que me abducieron un puto espíritu  inmoral se había metido en mi puta cabeza. No te abducí, cariño y no soy... suspiré, otra vez me estaba dando putas excusas.

Cargando editor
01/04/2020, 11:54
Biblioteca abandonada

Culero no tardó en dar con un libro que superaba en número de páginas el criterio para ser admitido en la Biblioteca de Babel. Aunque le faltaban unas cuantas y casi se desmoronaba en las manos, no habría perdido más de cien, y la última marcaba 684. Su título: "Crimen, Castigo y Zombis" de una tal "Verónica Vásquez". Y no era un grosor raro, entre los montones se veían muchos lomos que prometían albergar más de 410 páginas entre sus tapas. Además, al tener las letras muy grandes, los renglones por página eran muchos menos que los 40 que tenían por norma los libros del cuento de Borges.

Mackenzie tenía, en efecto, el sombrero de éste último a su alcance, a sus pies.

Steven notaba el tranquilizador peso de su pistola en su sitio y sus gafas de cristal teñido guardadas en uno de los muchos bolsillos de su chaqueta, y Kalivar encontró su bate enterrado entre los libros, radiante, cual Excálibur a la espera de su legítimo dueño.

- Tiradas (1)

Notas de juego

He hecho una tirada de un dado de diez para que el azar decida lo "pertinente" que resulta el libro de más de 410 páginas que encuentre culero. Un uno habría sido un libro sobre la historia de la alopecia y un 10 el mismísimo "Crimen y Castigo".

Normalmente esas tiradas las hago en oculto, pero esta, al ser la primera, os la quería enseñar.

Como el ritmo es de un post al día o más, podéis volver a postear hoy. Mientras no os atropelléis, haced lo que queráis. :-)

Cargando editor
01/04/2020, 12:59
Mackenzie Wood

La orden le resultó tan desconcertante que antes siquiera de poder pensar estaba lanzando su sombrero al tipo flacucho que revolvía los libros. En verdad no le parecía el mejor momento para ponerse a ojearlos. El grandote del pelo blanco buscaba algo desesperadamente —esperaba que fuera un arma—, otro se veía plácidamente sentado preguntando cómo se llamaban como si estuvieran en una reunión de alcohólicos anónimos. Sonreía incluso —con una sonrisa bonita, todo había que decirlo. Lo miró desconcertada —¡¿Nueva York?!—. Un tipo gordo se puso en pie mientras mascullaba para sí mismo cosas que le resultaron incomprensibles. Mientras, Mackenzie caminó hacia una de las ventanas con mil ojos vigilantes y haciendo equilibrios sobre los libros. Pretendía buscar algún trozo de cristal roto con que defenderse, escudriñar el exterior y tener una salida posible. Eso sí, buscó una ventana alejada del tipo gordo: parecía estar hablando consigo mismo.

Mientras recorría su camino increpó a los que todavía estaban sentados.

¡Ey, vosotros dos, Steve, Flaco!, ¡levantad el culo, joder, que os van a morder!

Cargando editor
01/04/2020, 17:31
Kalivar Vlandala Fandrei Unermi

Kal ni se inmutó en las órdenes de los demás, al encontrar el bate pronunció una sonrisa y luego observó las ventanas con muchas ganas de romperlas para librarse de aquella confusión, o tal vez su ocio era mayor y buscaba una buena excusa para hacerlo. 

Miró con mala cara al grupo y se adelantó para explorar la extraña biblioteca en busca de alguna puerta, no tenía interés de leer ninguno de aquellos libros, pero de vez en cuando tomaba uno ligero y lo bateaba para ver qué tan lejos llegaba, o qué tanto podía romper un libro al batearlo. 

New York, New York...- Fue lo único que pronunció mientras buscaba una salida, y no desperdiciaba batear uno que otro libro en una pequeña masacre.

 

Cargando editor
01/04/2020, 19:07
Culero Connor

El sombrero cayó apaciblemente a su lado, pero Culero apenas se percató de ello. Con los ojos como platos, observaba la vieja portada del último libro que había cogido. Crimen, Castigo y Zombis. Incluso para Connor, aquello era extraño. ¿Y si la vieja usurera era en realidad un Zombie? Decidió conservar el libro consigo.

Luego escuchó la advertencia de la joven. ¿Morder? Primero el libro, y ahora la joven. Una nueva epifanía le asaltó al relacionar aquellos sucesos.

—¡Zombies! Autómatas comelibros, devoracerebros.— dijo mientras imitaba los pasos de Michael Jackson en Thriller, utilizando su recién encontrado sombrero como parte de la coreografía, lo cual era bastante díficil considerando lo irregular de la superficie.

Aquello tenía sentido. Se dirigió hacia la ventana más cercana sin perder el ritmo. a efectos de verificar qué tan alto estaban, al tiempo que buscaba otras salidas. No le gustaban los zombies, la gente normal ya era demasiado parecida a ellos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Jajaja, era casi imposible.

Utilicé destreza con bailarín free form de modificador. :P

Ups, tras leer la explicación de Mackenzie acabo de percatarme que la habilidad como bailarín debe bajar la dificultad de la tirada, en un punto por nivel, no contar como modificador. Así que mi tirada está bastante mal. De todas maneras, tenía aún menos chances de esta forma xD

Dire, tengo alguna dificultad interpretando las estadísticas de la ficha, con las marcas circulares grises y rosas. Y no recuerdo que fue lo que habia ingresado! xD

Cargando editor
01/04/2020, 22:24
Steve

Steve se levantó con calma, estiró la espalda, y se limpió el polvo de sus ropas: tenía la sensación de que estaba tan sucio como el el entorno.

 - ¡Mi libreta! - recordó de pronto.

Buscó alrededor, hasta encontrar una especie de tomo gordo y gastado, al que, a juzgar por el grosor, se le habían añadido papeles entre las páginas (fotos, tickets de restaurante, entradas de conciertos, flyers, cartas de oyentes, ideas apuntadas en servilletas...). Al lado, estaba el bolígrafo.

Recogió las dos cosas, y se dirigió a la muchacha, que era la única que le había respondido... de alguna manera.

 - ¿Quién nos va a morder? - contestó con calma, antes de preguntar otra vez - Oye, ¿sabe alguien dónde estamos?

El tipo con pinta de matón tarareaba el nombre de su querida ciudad, lo cual hacía que Steve quisiera acercarse a él; pero también bateaba libros, y eso hacía que prefiriera mantenerse a una distancia superior a la de la suma de las longitudes del brazo y el bate. Parecía un poco desequilibrado, como muchos de los oyentes de Steve, que se preguntó si no sería un jinete nocturno.

 - ¡Sí, colega! ¡Nueva York!  ¿Eres de aquí?

 

​​​​​​Mientras tanto, el otro, "Flaco", bailoteaba imitando a Michael Jackson, y decía algo de zombies.

Definitivamente, era probable que aquellos dos fueran sus oyentes. Daban el perfil: los que no llevaban algún tipo de uniforme o bata, solían tener ese aspecto. Se volvió a la joven, y la examinó de nuevo. No solía tener jinetes tan jóvenes: el horario del programa era incompatible con madrugar para ir al instituto. Aunque tenía ojeras; ese era un punto a favor. Y decía tacos. El suyo era uno de los pocos programas en los que se podía decir tacos, ¿quién coño se iba a quedar despierto para poner una queja?  Una vez, un taxista indio dijo veinte veces "joder"en una llamada. Aquella noche batieron el record.

Absorto en sus pensamientos, seguía mirando a la muchacha.

- ¿Qué cojones está pasando?

Cargando editor
01/04/2020, 23:00
Kalivar Vlandala Fandrei Unermi

- ¡Sí, colega! ¡Nueva York! ¿Eres de aquí? - Repitió Kal a ese sujeto que parecía buscar conversación, en realidad estaba un poco desesperado ya que el estar en lugares algo cerrados lo sacaba de sus casillas, y las dudas de los demás generaban más dudas que posiblemente no tendrían respuestas.

Kal sacó su juguete anti estrés mientras mantenía contacto visual con aquel sujeto, lo apretó con fuerza un par de veces haciendo resaltar los ojos, nariz y orejas del juguete debido a la presión y lo volvió a guardar en uno de los bolsillos de su chaqueta. Luego continuó buscando alguna puerta que derribar para salir de una vez de aquel lugar.

Cargando editor
02/04/2020, 08:48
Mackenzie Wood
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada de Percepción + Contemplar para tratar de encontrar algún arma (algún trozo roto de estantería o lo que sea). Saco un 9.

Cargando editor
02/04/2020, 08:44
Steven Boscemi

Ignoro al resto de personas el máximo tiempo que puedo, pero al final me  molestan más de la cuenta. Me giro y saco mis pistola y comienzo a rascarme con ella en la sien ¿Quienes sois vosotros? ¿Cuándo os han abducido? ¿Eso es lo único que se te ha ocurrido decir, cariño? Además, ¿cuántas veces te tengo que decir que nadie te ha abducido, que no existen las abduciones.... Suspiré, otra  vez cornelia estaba con su puta palabrería.

Cargando editor
02/04/2020, 08:51
Mackenzie Wood

Mientras la chica avanzaba hacia la ventana pudo ver al tipo del sombrero adelantarla caminando hacia atrás sobre los libros. Más que caminar parecía que se deslizaba con desparpajo mientras parecía tomarse el apocalipsis a cachondeo. Bueno, cada cual tenía su manera de defenderse del caos y la destrucción, y estar algo colgado —o volverse loco, pensó mientras veía al tipo del pelo blanco batear—, no eran de las menos comunes. Todavía miraba a aquellos dos personajes con cara perpleja, cuando Steve se dirigió a ella:

¿Que quién nos va a morder?— agitó la cabeza a ambos lados, negando con cara de incredulidad. El tipo del bate dejó por un momento de mandar pedazos de libro en todas direcciones y se volvió hacia ellos mientras estrujaba un pobre muñequito de goma. Mackenzie tragó saliva dando gracias mentalmente de que lo tuviera.

Observó a su interlocutor de la cabeza a los pies. Viendo que lo único que llevaba en las manos era un boli y uno de aquellos libros susurró:

Sé que sonará raro, pero yo no me alejaría demasiado de este tipo. Si nos cruzamos con algún pellejo de aquí a la puerta, mejor estar detrás de él —miró de nuevo a aquel hombre temiendo que en verdad no entendiera nada—. Joder, Steve, ¿en serio? ¡Zombies!, ¡putos zombies hombre!, ¿es que Nueva York no se ha ido al carajo? Viendo el desastre que está hecho este sitio no me da esa impresión, la verdad.

Pero, ¿es que acaso había volado mágicamente hasta Nueva York? Si había un lugar en el mundo que pudiera parecérsele menos, ese era su patético pueblo y el resto de pueblos patéticos por los que había estado viajando.

Contestó a la última pregunta de Steve con una mueca mientras se encogía de hombros. Sintió repentina lástima por aquel individuo armado con un boli y con cara de haber estado plácidamente dormido desde que comenzó el fin del mundo —No lo adoptes Mackenzie, que no es un perrito.

Ni idea, colega. Pero en serio: un edificio abandonado puede ser una puta ratonera, tenemos más probabilidades de salir si lo hacemos todos juntos —confesó con un suspiro mientras observaba el, digamos, pintoresco aspecto de aquellos tipos—. ¡Señor!, ¡eh, señor! ¿Está usted bien? —preguntó al gordo desde la distancia. Al verlo sacar una pistola incialmente sintió alivio —menos mal, joder, alguien más que va armado—, pero al escuchar su pregunta se quedó muy quieta.

¿A... Abducidos?

Miró en todas direcciones con nuevos ojos. Hace sólo unos minutos era de noche y estaba cerca de Kerrysdale. Además, "abducir" era una forma de decir secuestrar, ¿verdad?

¿Verdad?

Me llamo Mackenzie —casi que respondió por ser capaz de decir algo de lo que tuviera la más mínima idea.

Cargando editor
02/04/2020, 09:10
Steven Boscemi

¿Zombies, Nueva York? Pensé que ya me había ocupado de todos los zombies en Nueva York... ¿ Cornelia, recuerdas como salieron ardiendo de su puto nido ? ¡Céntrate Steven! Creo que no estamos en la tierra... ¿Estámos en tu mundo? No me jodas... No... No estamos en el otro lado... esto es distinto... Decido ignorarla un rato, a veces se ponía muy pesada y más de una vez deliraba.

Me acerco a la señorita No se preocupe señorita Mackenzie... Yo me llamo Steven Boscemi y le puedo decir no sin mucho orgullo, la verdad, que está no es mi primera abdución Nadie te ha abducido... Puede ser que le metan n espíritu en la cabeza, cuando no puedan entrar por su recto, pero no se preocupe. El espíritu le ayudará en la lucha contra el mal, cuando este calladito. Eres incorregible... 

Me giro al resto y les grito ¡Eh, vosotros ! panda de imbéciles, es hora de salir de aquí...

Me vuelvo a girar momentáneamente a Mackenzie Ah, disculpe señorita McCarthy, otro inconveniente de la abdción es que es posible de cuando hayan acabado con nosotros nos dejen desnudos , inconscientes y sin recordar que haber pasado en medio de un bosque. Ya estabas bien desnudo e inconsciente cuando te encontré. El mérito es todo tuyo.

Cargando editor
02/04/2020, 12:10
Steve

Steve miró de reojo al muñequito que sufría bajo la manaza del tipo que tenía el bate, antes de volver a mirar a Mackenzie.

 - Encantado de conocerte, Mackenzie.

Escuchó con atención lo que ella y el tipo que se rascaba la sien con un arma tenían que decir.

 - Zombies y abducidos... aham.

Meneó la cabeza, como si le divirtiera ver algo que ya había visto muchas veces.

 - OK, no pasa nada: oiga, señor Boscemi... creo que tiene razón: deberíamos salir de aquí. Vamos a buscar la salida, ¿vale?

Y, con las páginas crujiendo bajo sus pies, Steve empezó a buscar una puerta.

Mientras caminaba, intentando mantener el equilibrio sobre las pilas de libros, se volvió y añadió:

 - Por cierto: tengo un programa de radio. Me gustaría hablar de todos vosotros, si no os importa: parecéis gente interesante.

Cargando editor
02/04/2020, 12:27
Biblioteca abandonada

Culero había podido bailar como si surfeara terminando su prodigioso moonwalker dando vueltas sobre sí mismo y señalando hacia arriba con un Aaauuh! La onda expansiva del grito se quedó reverberando en el ventanal que le quedaba en frente, haciéndolo crujir al principio casi imperceptiblemente, luego, al cabo del minuto, con fuerza, hasta que se hizo añicos en una explosión hacia afuera.

A través de la ventana sin cristal entró el aire, más bien frío. No es que hiciera precisamente un día soleado. Era luminoso, pero muy gris. Estarían en un tercer piso, cuarto a lo sumo. Ahora se podía ver una explanada vacía llena de escombros y a unos doscientos metros un muro de unos veinte metros de alto coronado con una alambrada en espiral que le daba el aspecto de obra de arte moderno.

En medio de ese paisaje que parecía salido de un escenario de guerra asimétrica resaltaba una cabina telefónica roja y en perfecto estado con un enorme cartel encima que ponía ¡Bienvenido al Gran Manchester! ¡Descuelga y una de nuestras azafatas se pondrá en contacto contigo!

Kalivar y Steve se dieron cuenta a la vez de un cartel de "Exit" que sobrevivía milagrosamente colgado en la pared y un poco más allá vieron el típico hall que daba a unas grandes escaleras.

En el instante en que se habían dado cuenta, empezó a sonar una música. Resultaba imposible adivinar de donde venía, parecía flotar en el ambiente como si un eco la hiciera ubicua.

Cargando editor
02/04/2020, 14:58
Culero Connor

Sonrió satisfecho ante aquel prodigioso paso de baile que había acabado en una onda expansiva. Tras mirar por la ventana, se acercó al resto de la comitiva. Miró al sujeto obeso que se hacía llamar Steve Boscemi y que había estado murmurando sobre comunistas durante todo el tiempo que duraron las reflexiones de Culero.

—¿Sabes? Kennedy era comunista. Y estuvo con Marilyn.— en ese momento sujetó su sombrero para evitar que se volara con la brisa del aire, dejando libre su pelo largo y sedoso al tiempo que procuraba imitar un reclame de belleza, o tal vez a la propia Marilyn y su vestido.—Y tu, ¿con quién has estado?

—Yo soy Culero— dijo, recorriendo a los presentes con la mirada —Culero Connor.

Luego, hacia Steve, quien tenía una interesante voz de locutor pese a su aspecto poco destacable.

—Cuenta conmigo para lo de la radio. Podría ser tu DJ. ¿Qué clase de programa tienes?

En ese momento fue interrumpido por una canción que parecía emanar directamente de su cerebro, sin pasar por sus oídos.