Partida Rol por web

Kemperbad, Condado de Reikland.
Día 14 mes del Atemisterio. Año 2503 del cómputo Imperial.
 

El sol se ocultaba tras la foresta y pronto la oscuridad caería de nuevo. Las ventanas de las casas comenzaban ya a iluminarse, bien con velas o con candiles, ante la falta de luz y la llegada de la noche. La gente escasea en la calle exceptuando una patrulla de la guardia, que clava una proclama en una viga, antes de proseguir la ronda.

La ciudad de Kemperbad ofrece un excelente refugio para los viajeros, vayan hacia Altdorf en el norte, o hacia Nuln en el sur, sus posadas ofrecen abrigo a todo aquél que quiera y pueda pagarlas. Contando con tal reputación no deberíais tener ningún problema en encontrar un alojamiento que os agrade.

Situada en un calle cercana a la principal, entre la calle de costureros y la de curtidores, se encuentra la posada de El Viejo Roble. Esta casa de vieja construcción, se nota que ha sido reformada en una acogedora posada. Dispone de dos plantas con las habitaciones en el piso superior y el comedor en el inferior. Ademas dispone de otras comodidades y servicios como excusadero y establo. Tenéis el presentimiento de que dormiréis cómodamente toda la noche.

Entráis a la posada donde un hogar caliente os acoge enseguida disipando parte del cansancio del día. El dueño, un posadero joven, enseguida os da la bienvenida.

-Buenas noches y bienvenidos a la mejor posada de Kemperbad viajeros.- El joven posadero os da la bienvenida con una sonrisa en sus labios.- Si desean un poco de guiso para cenar no les cobrare, ya que hice mucho y sobra cantidad. Ademas, todos mis inquilinos tuvieron que abandonar esta madrugada las habitaciones, por lo que están todas libres y les haré una rebaja especial si se quedan.-

A pesar de que el local este vacío no parece que le vaya mal el negocio. Las lámparas tienen lleno el depósito de aceite, la chimenea esta alimentada con gruesos troncos y el puchero en el fuego son indicadores de que la posada no esta desatendida. No podéis creer en vuestra buena suerte. Una buena posada, con servicio de establo, barata y ademas la cena os sale gratis. Es lo que se llamaría un golpe de suerte.

Kemperbad, Condado de Reikland.
Día 14 mes del Atemisterio. Año 2503 del cómputo Imperial.
 

El sol se ocultaba tras la foresta y pronto la oscuridad caería de nuevo. Las ventanas de las casas comenzaban ya a iluminarse, bien con velas o con candiles, ante la falta de luz y la llegada de la noche. La gente escasea en la calle exceptuando una patrulla de la guardia, que clava una proclama en una viga, antes de proseguir la ronda.

La ciudad de Kemperbad ofrece un excelente refugio para los viajeros, vayan hacia Altdorf en el norte, o hacia Nuln en el sur, sus posadas ofrecen abrigo a todo aquél que quiera y pueda pagarlas. Contando con tal reputación no deberías tener ningún problema en encontrar un alojamiento que te agrade.

Kemperbad, Condado de Reikland.
Día 14 mes del Atemisterio. Año 2503 del cómputo Imperial.
 

El sol se ocultaba tras la foresta y pronto la oscuridad caería de nuevo. Las ventanas de las casas comenzaban ya a iluminarse, bien con velas o con candiles, ante la falta de luz y la llegada de la noche. La gente escasea en la calle exceptuando una patrulla de la guardia, que clava una proclama en una viga, antes de proseguir la ronda.

La ciudad de Kemperbad ofrece un excelente refugio para los viajeros, vayan hacia Altdorf en el norte, o hacia Nuln en el sur, sus posadas ofrecen abrigo a todo aquél que quiera y pueda pagarlas. Contando con tal reputación no deberías tener ningún problema en encontrar un alojamiento que te agrade.

- Dientes de Taal, qué recibimiento; ni que estuviéramos en casa -comentó Vasile abriéndole la puerta para que Hans accediese.

Con un escalofrío el estirlandés dejó claro lo mucho que apreciaba el calor de la chimenea y puso uno de los atizadores con la punta entre los troncos en llamas, aquella iba a ser una buena noche.

- ¿Qué decís, Hans? ¿Es este un lugar para descansar las posaderas? -mientras aguardaba la bendición del hombre santo el soldado ya iba hurgando en su bolsita de Judas, algo decepcionado al encontrar una sola moneda de oro. Si hiciese ayunas más de vez en cuando y no sólo en los días marcados por la fe su barrigón perdería holgura para dársela a su bolsillo- Puede que hoy no haya nadie pero quizás mañana nos lluevan labores honestas si nos ven sanos, bien alimentados y afeitados¹.

Cayó entonce en la cuenta de lo que había dicho el posadero y no pudo evitar que la curiosidad le empujase a abrir la boca de nuevo.

- ¿Se fueron todos, posadero? ¿acaso hay una feria que no vimos al entrar en Kemperbad o se trata de bandidos que tienen la gentío aterrado?- por fin extrajo la moneda de oro- Cuéntenos, no se quede con un buen chisme² para usted solo.

-Oh, no señor.- Dijo el posadero. -Simplemente tuvieron que marcharse. Creo que fueron hacia Altdorf, pues parece que la guerra contra Norsca precisa de valientes que no pueden esperar. ¿No irán ustedes a la capital verdad?.-

Cualquier lugar es bueno para pasar la noche Vasile  y en cuanto  a descansar ya lo haremos cuando estemos en el jardín de Morr .Comento  echando un vistazo  a la posada .Por suerte  este lugar no parece tener mal aspecto y si ademas de darnos cama nos procuran algo para llenar la tripa  creo  que nos convendrá .

En lo que sigo inspeccionando el lugar Vasile  comienza una conversación con el posadero ..Clientes , bla,blaa  feria  bla,blaa...Guerra y Norsca. Levanto la mirada  al escuchar las últimas palabras .Si en Altdorf buscan gente para llevar la furia de Sigmar a la guarida misma de nuestro enemigo ..allí es donde debemos estar .Digo mientras manoseo el rosario de piedras  y musito  una plegaria a Sigmar.

Cuando termino mi  letanía pego una palmada en la mesa antes de chillar al posadero  .No perdamos tiempo y venga esa cena   que mañana saldremos temprano para alistarnos .No me gustaría que se fueran sin nosotros .

El que Hans acogiese aquella idea con su versión de agrado hizo sonreír a Vasile, por lo que conocía al fanático no es que fuese persona de sonrisas y galanterías así que aquello contaba para bien.

- La barriga llena a Sigmar alaba, jejeje -comentó el estirlandés mientras apoyaba su alabarda contra una pared y se sentaba de cara a la habitación y con las espaldas contra los muros, manías de Sylvania que su mujer le había inculcado a lo largo de los años-. Acompañe el papeo con una buena cerveza negra y, cuando pase por la chimenea, tráigase consigo el atizador.

Se quitó el casco de cuero y pasó la llama de los dedos por el cuero cabelludo para rascarse, qué día más largo y qué bien el que Hans le hubiese apurado para caminar unas cuantas horas más, aquel hombre santo traía buena suerte.

- ¿Tenéis un rezo con el que coronar este día, Hans? ¿O ya mañana cuando toque patear millas? -le gustaba el poder mantener la práctica religiosa en aquella compañía, durante la guerra a los estirlandeses se les consideraba demasiado puritanos con sus creencias... Pero claro ¿en qué otras provincias de El Imperio se levantan los muertos si no atiendes los ritos como es debido?

Con esto puso su momeda de oro sobre la mesa para que se cobrase el posadero.

¿Un rezo ?Pregunto  divertido ante la salida del estirlandes .No hay mejor  alabanza o plegaria a Sigmar  que eliminar  siervos de los poderes ruinosos..para todo lo demás están los sacerdotes amigo Vasile .Tamborileo con los dedos en la mesa .No os impacientéis ,pronto  podremos honrar a Sigmar rompiendo unas  cuantas cabezas  y eliminando a los esbirros del mal .

Clavo la mirada en el fuego  y por un instante vuelvo a ver la aldea en llamas , los cuerpos  apilados  frente a la capilla ...Tienen mucho que pagar  y soy hombre que cobra sus deudas .Musito entre dientes..sacudo la cabeza  y vuelvo a la realidad .Que sean dos jarras posadero..beberemos por los que se fueron .

Qué torpeza, allí estaba de nuevo la mirada vidriosa sobre el rostro del fanático, la misma que había caído sobre su propio rostro cuando llegó a Hundham para encontrar a su hijo mediano Meyer enterrado en el jardín. Su familia estuvo allí para compartir su dolor y, con el tiempo, lograron purgarle de la angustia que le consumía. Hans lo había perdido todo y a todos, sin nadie más que Sigmar para darle un significado a su existencia.

- Beberemos por los que se fueron; ven, cámbiate a este otro sitio y que el calor te dé en la espalda, con la lluvia que nos cayó encima antes no quisiera que pillases un trancazo -animó el estirlandés a su compañero, quien sabía ver más allá de sus palabras pero, con suerte, concedería a su petición-. ¿Sabes? Si enviasen a los ingenieros de Nuln con sus cañones puede que mi primogénita Saskia esté con ellos, buena chica centrada en sus lecciones ¡Hasta sabe leer! Eso sí, lo hace con ese acento sylvano que se le pegó de su madre, parece una villana de una obra de teatro de Detlef Sierck

En parte para distraer a Hans de los horrores de su pasado y en parte para sentirse más cerca de casa, Vasile relató nimiedades de Hundham, de cómo su padre Sebastián se llevaría bien con él, aunque fuese a ladridos; de los costes de la universidad de Nuln, por las que agradecía la oportunidad de otra guerra, pagos de soldada y con suerte botín; de lo bien que cocinaba su mujer Rodica y de que, a la vuelta, cuando la guerra terminase, debía acompañarle a Sylvania, yantar hasta saciarse y montar allí una capilla, que buena falta hacía buena gente de fe que no se asustase con facilidad.

-Si señor, ahora mismo señores.- El posadero se encaminó diligente hacia el puchero con dos cuencos y los llenó. -Dos humeantes raciones. Tengan cuidado que queman un poco. Voy por la cerveza.- La verdad es que olía bien. Era un guiso de verduras caliente, gratis y a vuestros vacíos estómagos les parecía de lo mejor.

Después de dejaros dos jarras de cerveza negra tibia, se recogió la moneda de oro, rebuscó el cambio en su bolsa y te acercó el atizador.

Eldillor meditaba sobre el largo viaje, todos los servicios que tuvo que ofrecer y las ayudas que otorgar para llegar a esta gran ciudad. Siendo la primera vez en la misma, observaba atento todos los detalles.

Rápidamente miro el cielo para observar las estrellas y no paso mucho para que se recordara así mismo dolor en las piernas y añoraba ver sus miembros reposar en una tina de agua tibia con una merecida comida sustanciosa.

Ante este repentino recordatorio, volvió su mirada a la guardia que ya estaba terminando de clavar la proclama y procedió a aproximarse, retirando la capucha, para así mostrar su rosto ante los humanos de la guardia.

-Saludos- dijo con voz serena –¡me han informado que en esta ciudad se está necesitando de manos amigas, que, por una preciada recompensa ayuden a una causa justa! ¿Acaso es eso lo que dice la proclama?

Al ver tu rostro los humanos se sorprendieron. Es cierto que hace mucho tiempo que no ves a nadie de tu raza e imaginas que para ellos, ver a un alto elfo debe ser raro e inusual. Pasó más de medio minuto antes de recibir respuesta. Si su destreza era tanágil como su mente, no era de extrañar que los humanos necesitaran ayuda.

-Noo..- dijo uno de los humanos rascándose la barba. -Han denunciado varias desapariciones en la ciudad, gente de tránsito. Pero como todos van a Altdorf para unirse al ejército nunca se sabe si estarán allí. ¿Piensas quedarte mucho en la ciudad?.- 

tras un largo viaje desde Estalia, ya había llegado a al imperio, y ahora estaban buscando nuevos soldados para luchar contra el caós, esa amenaza que apenas se ha oido hablar en mi Estalia natal, y por la que yo he venido a probar mi habilidad en su contra, pero ahora no me quedaba otra cosa que ir a buscar un lugar donde descansar.

Eldillor se quedó interesado en la respuesta de los guardias, los observo un momento para tratar de entender por qué es que ayudaría a esta ciudad, pero rápidamente recordó que seguro personas más capacitadas estarán brindando su mano en ayuda a esta ciudad.

-Perdona- se disculpó por los segundos que duro en responder –Si pretendo quedarme por un tiempo- asintiendo con la cabeza y una pequeña sonrisa, la cual se disipo rápidamente y su rostro intrigado –Pero explíqueme mejor sobre estas desapariciones si no es problema-

Esperaba escuchar entre sus palabras algo que simule a recompensa.

Continúas por las calles buscando un lugar donde dormir. Situada en un calle cercana a la principal, entre la calle de costureros y la de curtidores, se encuentra la posada de "El Viejo Roble". Esta casa de vieja construcción, se nota que ha sido reformada en una acogedora posada. Dispone de dos plantas con las habitaciones en el piso superior y el comedor en el inferior. Ademas dispone de otras comodidades y servicios como excusadero y establo. Tienes el presentimiento de que dormirás cómodamente toda la noche.

Según entras a la posada, un hogar caliente te acoge enseguida disipando parte del cansancio del día. El dueño, un posadero joven, enseguida te da la bienvenida.

A parte de él, otras dos personas parece que se disponen a cernar. Uno tiene cara de bruto, barba espesa y lleva un mangual al cinto. El otro es orondo, viste armadura conjuntada y en la pared cercana descansan una alabarda y un escudo típico miliciano.

-La verdad es que no sé nada.- Dijo sin tapujos. -Solo rumores de que algunas personas no han vuelto a ser vistas. Estamos poniendo carteles por si alguien los hubiera visto.- Ves que el guardia da un disimulado codazo a su amigo. -Tenemos que seguir clavado proclamas. Si quieres más información o buscas trabajo en la milicia pasate por el cuartel mañana y el sargento te pondrá al corriente.-

Los dos guardias se marchan cuchicheando entre si calle arriba. Parece que no vas a conseguir nada hasta la mañana siguiente.

-Estimados- dijo realizando una pequeña reverencia en gratitud a la información provista.

Al verlos marchar analizaba la indiferencia de estos al tratar situaciones de gran impacto para la seguridad de los habitantes de esta ciudad, esto le incomodaba mucho.

Al perderse estos de la vista de Eldillor, el elfo procedió a analizar las caras de las personas perdidas… esto si trae beneficios, será de interés primordial del joven elfo.

Momentos después, se veía caminando en dirección Altdorf.

-Bienvenido al viejo roble. Mi nombre es Tegorff y regento la mejor posada de la ciudad.- Dijo el posadero. -Estáis de suerte, pues he hecho guiso de sobra y si os quedáis a dormir os saldrá gratis.-

Veis como la puerta de la posada se abre y entra un hombre con chaqueta de cuero, espada de duelista y sombrero con pluma. Enseguida el posadero le da la bienvenida y ofrece su guiso gratis, como hizo con vosotros, si acepta dormir allí esa noche.

- De manera que con suficiente oro, reconocimiento y la bendición de Sigmar podré volver a Hundham y perseguir el puesto de alguacil, cobrando mientras estoy cerca de la familia ¿comprendéis, Hans? -le seguía comentando el hombre orondo a su compañero, cuando vio la figura del hombre de sombrero emplumado cruzar la puerta- Perros de caza por si hubiera fugitivos a perseguir, un buen caballo para viajar y ¡Patos y gallinas! Claro que sí, para que vengáis a comer a casa todas las semanas.

El estirlandés empaquetó su puebecito en la ribera de la bifurcación del río Stir en Sylvania como un lugar idílico, donde los cadáveres no se alzaban tan a menudo y alguien de la fe y convicción de Hans sería recibido con afecto después de tan sólo una década, lo que se consideraba extremadamente amigable para los estándares estirlandeses.

El calor y la buena comida del local animaban los humores de Vasile, quien hundió el atizador en su cerveza, haciéndola espumar y soltar un aroma de vainilla sobre la mesa, la mofada costumbre de su tierra quizás tuviera mejor pinta de la que se decía. Gustoso de compartir sus bendiciones le ofreció el atizador al rojo vivo al fanático, por si quisiera participar también.

- ¡Prost! -brindó con la jarra levantada sobre la mesa, primero en dirección a Hans y luego hacia el desconocido, único otro visitante en la posada aparte de ellos dos- y prost para usted también.