Partida Rol por web

Tras despediros del grupo que os había salvado de los skaven, continuáis con vuestro camino en una dirección distinta a la de vuestros salvadores, el tiempo no pasa nada interesante, salvo interminables rutas y caminos subterraneos, pero tras un rato oís un chillido que os recuerda al de los skaven, y al acercaros, véis a tres de ellos saqueando unos objetos tirados, antes de que podaís actuar, las ratas han huido, pero al revisar los objetos, veís que llevan un sello noble, que Anawelle reconoce como el del noble pendeciero, así como parte del equipo es una calidad algo superior, por lo que suponeis que su equipo, pero solo os queda una duda, ¿por que dejarlos tirados?

-Pero sera que estas cuevas nos dejan a todos locos por el temor- dijo entre dientes en su idioma.

Dimitri no entendía si es que veía cosas imaginarias o simplemente, la gente aquí adentro se vuelve loca, pero dejar tirada las cosas que aseguran el aliento en el cuerpo? eso no tenia sentido alguno.

Miro a sus compañeros para asegurarse si los demas pensaban igual que el y dejar que sean ellos los que reaccionen... no queria tener nada que ver con eso.

-Curioso.- Anawelle se acercó con su bastón para dar más luz al lugar. El equipo de aquél tipo a quién había querido sonsacar información había sido abandonado. ¿Acaso era posible que un enemigo mayor que las ratas humanoides hiciera huir al grupo del noble?.

-Escuchad.- Dijo moderando la voz para que no retumbara en aquelos pasillos dando su posición a un posible enemigo. -Debemos temer siempre lo peor, sobre todo después...- prefirió callar y que cada uno sacase sus propias conclusiones. -Por eso es posible que huyeran abandonando sus armas ante un enemigo desamasiado peligroso. Hay que ser prudentes a partir de ahora.- Aquellos ojos marrones comenzaron a brillar ante la idea de trazar un plan, de organizar un modo defensivo capaz de superar al enemigo.

-Finbogasson. Será las vanguardia, irás en cabeza. Te plantarás ante cualquier amenaza. Nosotras te cubriremos desde atrás. Si hay más de un enemigo utiliza la defensa hasta que Dimitri llegue a tu altura y podáis repartir más y mejor. Dimitri, serás la retaguardia. Finbogasson y tú os apoyaréis mutuamente. Cuando ele enemigo ataque por detrás el enano acudirá en tu ayuda mientras nosotras os cubrimos las espaldas a distancia.- Anawelle tomó un respiro antes de continuar. -Anika pareces la que mejor se definde de las tres en el cuerpo a cuerpo. Irás detrás de Finbogasson dejando espacio para que Dimitri pase y le ayude en las distancias cortas. Viveka, tú apoyarás desde la penúltima posición con tu arco. Si atacan por detrás sé que no estás indefensa del todo pero retrocede mientras dejas espacio al enano para apoyar a Dimitri. Yo misma iré en medio del grupo. Apoyare con hechizos de utilidad y, si fuera el caso..- La humana se agachó recogiendo una de las dos espadas. La de buena calidad.-..es posible que con esto haga más daño que con mi bastón. Estad alerta a huecos en las paredes donde haya sombra. También sabemos que atacan desde el techo. Buscad huellas o cualquier otra marca que parezca sospechosa o antinatural. Puede darnos alguna pista de a qué nos enfrentamos.-

Viveka escuchó atentamente la idea de Anawelle en cuanto a la formación, no había nada que discutir, ella había planeado una estrategia sólida en base a las fortalezas y debilidades de cada uno. -Muy bien Anawelle, creo que nadie discutiría una formación como la que has ideado-. Sacó su arco y miró a Anika:

-Perdona por haberme confiado en la batalla anterior, tal vez si hubiera pensado mejor lo que me dijiste, habríamos tenido una mejor oportunidad contra esas alimañas-.

Viveka se colocó junto a la pared más próxima y comenzó a buscar algo que les pudiera orientar sobre qué enemigo podría estar cerca. Sin embargo, no pudo encontrar nada extraño en ese lugar.

- Uuuuh, ¡Qué lista! ¿Eso se contagia? -Anika frotó su dedo índice sobre la muñeca de Anawelle con ilusión, después de todo la magia hacía que todo fuese posible- A la jefa le gusta el plan así que a mí también pero ¿quién se quedará con esa espada tan bonita? ¿eh? Si me la quedo yo prometo practicar un montón, de veras -los ojos le brillaban ante la perspectiva de tener algo de tan buena manufactura, y por ende tan caro en su poder.

Miró alrededor con curiosidad, especialmente al ver a Viveka buscar con cuidado -Podría ir a escondidas y así salir de entre las sombras como un estaliano de opereta, muajajajá-, terminando de hurgar trató de buscar su lugar entre las sombras proyectadas por el bastón sobre las enormes estalagmitas y recovecos.

Si nadie la encontraba se acabaría riendo para descubrirse y sorprenderles, aunque algunos ojos no la habían perdido de vista, de manera que igual anunciar que iba a esconderse no era la mejor estrategia.

Incluso en aquella terrible situación Anika no perdía el buen genio pues su amiga seguía viva y sus nuevos compañeros también.

Después de un buen trecho encontramos los abalorios y floripondios del grupo del noble pijo. Seguramente salieron de najas en cuanto se toparon con algún peligro. No creo que fuese un monstruo horripilante, no. Esta clase de gente sale escopetada al primer atisbo de peligro, sea real o no.

La jovencita maga nos dio un curso de formación marcial en túneles, se ve que tiene experiencia en ello, porque lo dijo con mucha seguridad. Eso me agradó; los que estudian saben de lo que hablan. No era mal plan, esta joven prometía. En lo único que no había pensado era que YO soy un enano y me desenvuelvo a la perfección en túneles. Que nosotros NO recibimos órdenes de nadie que no sea de mi raza y mucho menos siendo de una mujer. Y lo más importante de todo, que YO era un matador... y con eso lo decía todo.

Si en verdad había un peligro mayor que las alimañas skavens en estos túneles, sería YO el que se enfrentaría a ese peligro en singular batalla. Más vale que no se pusieran en mi camino o pasaría por encima de cualquiera que me quitara el honor de matar a lo que fuera que nos atacara. Esa era la vida de un matador, solitaria, sangrienta y honorable.

Como única respuesta emití un gruñido. Por el momento seguiría su plan táctico, pero en cuanto saliera a la luz la supuesta bestia... toda mi furia se desataría sobre ella.

tras revisar las armas y ver un poco los alrededores os daís cuenta de que también hay sangre, algunas de ellas bastante distantes, una de otras, por lo que estaba claro que pese a ser un noble pendenciero y su "escolta", estos intentaro defenderse, y por algunos charcos de sangre, podrían haber derribado algún enemigo, pero solo os extrañaba el hecho de que no había ningún cádaver, tal vez alguna parte de poca importancia para un muerto,  los atacantes se han llevado todos los cadaveres o ha al grupo sin matar a nadie, aunque por algunas cosas que no eran exactamente sangre que había en la alabarda, suponeís que hubo algun muerto*.

Tras el examen exhaustivo al que sometió Anawelle aquel arma Anika procedió a arrodillarse delante de ella y a extender sus manos mientras sus dedos apretaban y aflojaban, esperando el regalo que le fuese a caer y que tuviese forma de espada bonita.

Algo en su mente le decía que debería estar prestando atención a otras cosas pero... Ay, las cosas caras le pirraban y aquello era lo más hermoso que había sin contar el gesto de disgusto de Viveka, a quien le dedicó su mejor sonrisa.

La hehcicera no daba crédito. ¿Anika se había arrodillado delante de ella, cual caballero bretoniano para que le tendiera la espada?. Esa chica no se centraría en lo que tenía que centrarse hasta que obtuviera lo que deseaba. 

Con un gesto de resignación posó la espada suavemente sobre sus manos. Antes de que pudiera retirarlas Anawelle sujetó la espada obligando a la joven a permanecer allí, de rodillas enfrente de ella y aunque no se acordaba del juramento que emitían los caballeros del imperio, pronunció uno de igual envergadura según su criterio.

-Anika Maulwürfe, recibe esta espada, símbolo de la sabiduría de Sigmar y el valor de Ulric para guardar el bien. Que la compasión de Shalya guíe tu corazón protegiendo a tus aliados indefensos con el filo de tu espada. ¿Lo juras?.-

Obligarla a hacer ese juramento era sin duda un acierto. Si decía que no se quedaría sin la espada que deseaba. Si decía que sí estaba atada a protegerla o quedar de mentirosa y cobarde delante del resto del grupo. Sea como fuere, Anawelle ganaba y estaba satisfecha de su actuación.

¿Un juramento? Aquello sí que le pillaba por sorpresa a Anika y de pronto aquello se volvió demasiado real para ella, una cosa era mentir y otra muy distinta perjurar, eso sólo lo hacía la gente sin corazón que no amaba y ella a amaba mucho con todo el que le cabía en el pecho. Además, la espada era tan hermosa y estaba tan cerca de sus manitas.

- Juro que bajo las bendiciones de la sabiduría de Sigmar y el valor de Ulric guardaré el bien preciado, mucho, sí, todo mío- maldisimuló torpemente, faltándole solo el fingir un tosido; momento en que se dispuso a tomar la espada en sus manos, guardándola para sí misma e interpretando aquella parte del juramento como mejor le convenía. Desafortunadamente Anawelle había articulado la segunda parte demasiado bien y no tenía escapatoria-, y que la compasión de Shallya guiará mi corazón al proteger a mis aliados indefensos con el filo de mi espada.

Terminó su medio juramento con una gran sonrisa y temblándole la cintura de estar de rodilla, quería tanto tanto tanto aquella espada pero el peso de todo un juramento le pesaba más de lo que su laxa moral y equilibrio le permitían.

Bonita costumbre que tenían los humanos de hacer el paripé para dar una espada encontrada en el suelo.

Atentamente observaba como Anika era víctima de su gusto por las cosas materiales, en el momento en que Anawelle dijo la segunda parte del juramento, Viveka pensó que era demasiado, pues esas palabras la ataban a un deber que seguramente no aceptaría si no estuviera afanada por obtener aquella arma. Viveka quiso detenerla, pero Anika aceptó el juramento, se resignó inconforme, pues sabía que aquella espada no valía tal promesa. 

Tomó a Anika del brazo acabando aquella improvisada ceremonia y le dio un tirón para apartarla del lugar. -¿Sabes lo que acabas de hacer?, ¡no debiste aceptarlo, esa espada no lo vale!-. Dijo enojada, pero también bajando el tono para que no escuchasen los demás. 

Un destello de astucia brilló en los ojos de Anawelle. -Por lo menos uno hará su trabajo.- Pensó mientras veía como Viveka la apartaba. No hacía falta ser muy listo para saber la conversación que tendrían y las repercusiones de después.

La humana dejó a un lado todo eso cuando vio los restos en la alabarda. Acercó su bastón para ver mejor y examinó la hoja atentamente mientras reflexionaba.

La desaprobación de Viveka era el condimento de la existencia de Anika, que vivía por aquellas miradas de disgusto que luego se compensaban con sonrisas orgullosas cuando sacaba adelante los planes que urdía. Aquel agarrón sin embargo le rompió el corazón, pues había sido tan súbito, la tentación tan grande y el juramento tan sincero en lo que a defender a sus aliados indefensos se refería que le saltaron las lágrimas al caer en la cuenta de su error.

- Ay, no te enfades conmigo, Viveka, por Ranald te lo ruego- se lanzó a abrazarse a ella, queriendo su perdón más que nada en esta vida (en aquel preciso instante)-; el bien es mío para guardar, tesoro hermoso que no soltaré, y nunca abandonaría a mis aliados ¿verdad? -trató de recionalizar su compromiso retroactivamente, más para convencerse a sí misma que a su jefa- Robaría por ti, mataría por ti, moriría por ti si me lo pidieras; pero por favor, perdóname y no te enfades conmigo ¿sí? -buscando sus ojos mientras los de ella lagrimeaban insistió- Dime que me perdonas, por favor, dímelo.

Persona de pasiones intensas y a flor de piel, el haberse hecho con la espada le hacía enormemente feliz pero rápido se hundía hasta la más profunda desesperación por haber llevado a Viveka hasta el punto de tener que reprenderla.

El guerrero miraba impaciente a sus compañeros, no entendía que eran momentos para tanto teatro -Enano, crees que es momento para que nos distraigamos con estas cosas ?- pregunto con tono tosco y seco.

-Dimitri tiene razón.- Dijo secamente la hechicera. -Vamos. Tal vez alguno pueda cumplir su promesa antes de terminar el día.- Dijo mirando al enano, aunque bien se sabía que también iba por la joven Anika.

Poco a poco, el enojo que mostraban los ojos de Viveka se fue transformando en compasión. Ciertamente estaba molesta, pero no podía ver a su fiel compañera rogando su perdón de manera indiferente. Hizo un gesto con la boca en donde sus comisuras labiales descendieron un poco y miró a Anika a los ojos. -Calmate ¿Sí?, se que saldremos de esta y de muchas otras, pero no seas tan impulsiva-. Terminó la frase con una sonrisa. -Ya es hora de seguir-.

tras revisar todo lo que los asaltantes no se han llevado, continuáis vuestro camino, y así estáis, hasta que vuestra antorcha esta a punto de apagarse, posiblemente era hora de volver, aunque todavía quedaba otra antorcha que estaba tirada en el suelo con el resto de las cosas que no se habían llegado, cuando para vuestra sorpresa, veís que delante vuestra hay luz de antorchas, que vosotros sepáis, no hay un campamento aliado dentro de la mina, por lo que no podría ser nada bueno.

Observo curioso este campamento, pero su cuerpo le hacia querer retroceder, no paresia sensato continuar -Creo que debemos volver, y no dejar ver la luz de nuestra antorcha-

-Creo que es mejor volver e informar sobre esto- terminó diciendo, esperando la reacción de sus compañeros.

No sabia de los demás, pero el se sentía cansado y sin muchas ganas de tener un nuevo enfrentamiento, así como tener que correr por su vida, ante la sorpresa de un ataque.