Partida Rol por web

El alcalde convocó de urgencia una reunión en el ayuntamiento tras encontrar el cartel junto a la estatua decapitada de Jebediah Springfield, en el que se podía leer: “VeCiNoS dE SpRiNgFiElD, Ha LLeGAdO EL MOMeNTO!!! DuRaNtE eStA nOcHe Y lAs QuE eStÁn PoR vEnIr, UnO a UnO iRéIs CaYeNdO aQuElLoS iNdIgNoS dE vIvIr En EsTe PuEbLo, CoNdEnAdO dUrAnTe ToDoS eStOs AñOs.”.

Cuándo los más rezagados lograron tomar asiento, Quimby encendió el micrófono, se colocó bien la corbata y la banda del alcalde, tosió y se dispuso a hablar:

- Conciudadanos de Springfield, esto es una amenaza muy seria.- dijo mientras miraba a toda la gente que estaba sentada en las sillas del ayuntamiento.- Por suerte para nosotros, debido a la concentración cristiana organizada en Shelbyville esta semana, pocos quedamos en el pueblo y nos será más fácil encontrar a los culpables. La primera medida que he adoptado ha sido la de cerrar todas las fronteras de nuestro pueblo.- hizo una pequeña pausa, volviendo a echar la vista a las pocas personas que allí quedaban, vecinos de toda la vida...- Esto es muy gordo para mi solo. De momento no tomaremos más medidas hasta saber si esto va en serio, pero necesitaré que alguien me ayude en mis tareas, por lo que hoy haremos una votación para decidir quién debe ser el ayudante del Alcalde. ¿Alguna sugerencia?

El pobre Wendell que había sido olvidado por sus padres en un váter de gasolinera, había vuelto hasta la ciudad arrastrando los pies y agarrando su estomago mientras no parecía tener buena cara, no era la primera vez que se olvidaban del bueno de Wen, pasaba mucho tiempo en retretes ajenos, sobretodo cuando faltaban bolsas de papel, por eso sabia el camino a casa... Pero esta vez se paro en el ayuntamiento al ver que había reunión y busco un asiento en las ultimas filas para escuchar lo que tuviera que decir el señor gordo de la banda.

-Ay, no me encuentro bien. -Tras el catastrófico discurso del alcalde su cara palideció mas todavia.

Lisa se encontraba en la plaza junto a su familia, sin su madre porque al parecer se encontraba con fiebre y no quería moverse de allí. Así pues, tras la intervención del alcalde, Lisa levantó la mano. 

-Pueblo de Springfield, si nadie se ofrece a ayudar al alcalde, me presento como voluntaria.

- Si de lo que se trata es de ayudar al alcalde, creo que la opción obvia soy yo. - dijo Clancy Wiggum levantándose de su asiento. Al hacerlo sus pantalones amenazaron con bajarse, así que se los ajustó sin miramientos. - Estoy acostumbrado a tener un puesto de responsabilidad. Llevo nosecuantos años como jefe de policía, y que yo sepa siempre lo he hecho bien.

Las palabras clave eran, claro, "que yo sepa".

-Si se trata de ayudar por el bien de Springfield me apuntó. Además en mi local podremos reunirnos y no nos faltaría nunca una Duff fresquita. 

Estabamos aquí muchos de los habitantes de Springfield, y parecía que todos dispuestos a ayudar, o al menos eso parecía. 

El profesor Frink se levantó de modo nervioso ajustándose los lentes.

-Ham...Jom... Puedo sugerir hacer un Super Equipo de Avestruces en trajes de látex, altamente entrenadas para realizar predicciones sobre los objetivos de los atacantes y provistas de  guantes de box en las patas ¡PARA QUE CUANDO LOS VEN LES DEN UNA PALIZA CUAL SI FUERAN MENONITAS!- tosió un momento incómodo tras el instante de exaltación.

-Ehem...Quiero decir, para ayudar al Jefe de Policía a realizar las respectivas indagaciones. 

Bart miró el cartel con interés. Aquello tenía de haber sido obra de algún hábil bromista, pues no cabía duda de que la había liado. Parecía que habían picado todos. Porque la nota no iba en serio, ¿no?

Cuando el alcalde pidió voluntarios para ser ayudante, a Bart no le sorprendió en absoluto que Lisa levantara inmediatamente la mano.

-Ja, ja, ja. ¡Lisa quiere ser ayudante del alcalde! –exclamó desternillándose de risa-. Venga, Lis ¡Tú puedes!

Jesse solo estaba de paso por la pequeña ciudad cuando el alcalde les llamó, así que se acercó a ver qué estaba pasando. Había suficiente gente como para que fuera una protesta a favor del medio ambiente, y si era así no quería perdérsela. Tras escuchar al alcalde no tenía muy claro de qué iba la cosa, pero si que se dio cuenta de algo al reconocer entre la multitud a varias personas.

—¡Eh, yo he estado aquí antes!—y se acercó con una sonrisa a saludar a la joven voluntaria de rizos rubios.—Lisa, ¿verdad? 

Willy observo como el alcalde balcuceaba política barata, acaso nos amenazaban? A willy no le gusta - willy se nomina a ayudar al alcalde! Willy no es frágil como los nerds o gordo como el oficial! Willy impondra justicia y llevara las cosas de buena forma como en la vieja escocia - dice levantando las manos de un lado a otro con acertividad.

Suck suck - Maggie solo estaba ahí esperando a su madre y al escuchar a Lisa diciendo que estaba enferma fue con Homero - Suck - y levanto sus brazos como pidiéndole a su padre que la abrazará.

Lisa, ¿verdad? 

Que aquel chico adolescente guapo, carismático y revolucionario la reconociera después de tanto tiempo, provocó que la niña de ocho años se sonrojase. 

-¡No puede ser, Jesse Grass me ha reconocido!

Asintió con la cabeza, ignorando, por supuesto, el vitoreo de su hermano.

-S-Sí.

- La niña de los Simpson será muy lista, pero está distraída con el chico guapo. - señaló Clancy. - Insisto que con mi experiencia, y con la ayuda del equipo de avestruces en látex que propone el profesor, soy la mejor opción. ¡Vótenme! - dijo el jefe de policía, poniendo su mejor sonrisa. - Por cierto, entiendo que el puesto viene con algún sueldo.

-Clancy, Clancy disculpame, pero recuerdo que no fue capaz de coger al barón de la birra, como ponerle en un cargo aún más con más responsabilidades. Además, tiene que cuidar a Ralph. Yo no tengo família, por lo que puedo gastar mi tiempo por el pueblo. 

Con un Flash, Kumiko se presentó en el lugar; al parecer había sacado una foto de la estatua decapitada y de las caras tristes de los presentes, pues bien algunos tenían miedo de las amenazas mientras que otros, simplemente, deseaban 

-¡Hola!. -Saludó alegre- Mi nombre es Kumiko Nakamura y vengo de Osaka, estoy visitando las ciudades más tristes de este país para mi investigación para mi manga autobiográfica. ¡Volumen 6: Springlied - Tierra de lágrimas enojadas!.

Con esto hecho, Kumiko mostró a los presentes, dicho manga.

Veis a Snake peinándose ese estupendo tupé apoyado en una esquina de la calle.

Coloca su mano en la manga, extrae un pitillo y lo vuelve a colocar en la misma posición.

Toma una larga calada y suelta una gran carcajada:

-​​​​​​-jajaja está ciudad se va a la ruina si gente como vosotros la va a dirigir, pero bueno, yo apoyo a Willy, que al menos habrá risas-​risas- y vuelve a lanzar una gran humareda tras un escupitajo en el suelo.

Nelson aparece entre la multitud y los señala a todos

-ha ha!, todos los pringaos quieren ser alcalde-

La noticia le ha afectado más bien poco.

-esto es por lo menos 1 mes sin cole- piensa para sus adentros.

Wendell escucho lo de ayudante y vio a la hermana de Bart, sabiendo que era lista tal vez podría ayudar a todo ese asunto del pueblo. Pero antes de que pudiera decir algo, la visión de Nelson le dio tal nausea, que decidio esconderse en su asiento, mientras las tripas se calmaban.

El director de la escuela, el honorable Seymour Skinner aparece entre la multitud, alzando la voz para hacerse escuchar.

- Este crimen no quedará sin castigo, quien haya decapitado la cabeza del gran Jebediah Springfield deberá ser sancionado como corresponde.

Tras lo cual se retiró y permaneció a la escucha de lo que tuvieran que decir sus amigos y vecinos.

Así que definitivamente estaba en Springfield. Quien le iba a decir que nada más salir de la cárcel volvería a la misma ciudad desde la que le metieron en una.

—¡No, no, no! ¡Un voto a la policia es un voto en contra de la naturaleza! ¿Acaso no sabéis el impacto que tienen sus donuts en el medio-ambiente? ¡Seguro que Lisa si! Así que mi voto es para ella.

Y tras sus palabras, le guiñó el ojo. Ya preguntaría luego sobre qué estaban votando.

Bart sintió un escalofrío y una oleada de vergüenza ajena cuando su hermana se quedó embobada mirando al bobo ese, que a él no le sonaba de nada. ¡Y encima él le respondió haciéndole la pelota! Ante eso, él reaccionó con un sonoro “Puaj”.

Cuando Skinner mencionó la decapitación de la estatua, el chico sintió unos repentinos sudores fríos.

—Sí. La verdad es que… ¿a quién se le ocurre? Je, je —dijo, nervioso.