Partida Rol por web

Gruñó al grandullón, arrugando su boca y mostrándole los dientes con claro desagrado pero apartándose a un lado, dejando ver que existía una clara jerarquía que respetaba.

- Me debes una jodida cerveza por esto... Bueno, mejor un par... 

Aquí llegaba Joe, a lo que Adam ya se esperaba que le soltara un sopapo o algo así. El tema no llegó a las manos, pero el tipo sí que se puso a provocarle como si no hubiera mañana.

—Sé lo que estás intentando... —masculló—. Pero está funcionando...

Malas Pulgas tenía toda la razón. Estaba haciendo el maldito ridículo delante de un montón de pibas buenorras semidesnudas y encima, LO PEOR DE TODO, es que no estaba siendo capaz de transformarse, algo que sin lugar a dudas iba a marcar un emocionante antes y después en su vida.

«No... hasta la polla... soy el puto mejor, joder... toda la vida buscándome la vida solo, sobreviviendo a mi manera, con mis normas, burlándome de la jeta de todo aquel que quería joderme... ganándome el respeto y la confianza de unos tipos chungos como los de Fausto... ¡y ni tengo edad legal para beber aún, hostias! Soy el mejor. ¡SOY EL MEJOR!», aunque habitualmente tranquilo, lo que Joe le había dicho fue la chispa que inició un proceso de retroalimentación que puso a Adam de un humor... de perros.

Cuando quiso darse cuenta estaba asomando los dientes y gruñiéndole... bueno, a lo que tenía delante, a la nada, en realidad. Al percatarse del cambio, el lobo ladeó la cabeza, confuso. Entonces se puso a mover la cola y sentó el culo sobre la tierra, mirando a Malas Pulgas y Devora Hombres señorialmente, con autosuficiencia.

Asintió a Porter satisfecho 

- Puuunto para el equipo de los chicooos - caturreó y se echó a reír mirando a Cassandra

Al final no le estaba resultando tan aburrido ocuparse de los cachorros, especialmente cuando aquello le permitía tentar su suerte con Devora-Hombres

- Tres cerverzas, tres cervezas.... - ofreció pacificador viéndose venir el cabreo de la mujer

Ya había visto algunos cambios, incluso los fallidos intentos de Adam le habían dado fuerzas para intentarlo. Al fin y al cabo, todo lo malo sería que Joe la puteara un poco para sacarlo.

Cassandra había asegurado que podrían pensar por sí mismos aún cuando cambiaran, y debía ser cierto pues sus compañeros ya transformados no estaban tratando de matarse unos a otros ni nada parecido.

Cristy carraspea un poco y empieza a dar saltitos en el suelo al tiempo que agita un poco los brazos hacia abajo, como si liberará tensión antes de lanzarse a una carrera o coger el palo de hockey.

vamos...vamos Cristy vamos joder...vamos vamos vamos... un lobo un lobo un lobo...dientes si...orejas si....pelo...va va va... joder.

La chica abre los ojos y se mira las manos tan humanas y corrientes como siempre. Chasquea la lengua furiosa preguntádose que coño habrá hecho mal.

-Joder...

Lo que estaba sucediendo me llenaba de ilusión. Estábamos transformándonos en lobos, unos lobos preciosos, y esperaba que nos dejaran salir a correr por el bosque en jauría. También tenía miedo. No había vuelto a transformarse en loba desde el Primer Cambio. Mi madre se dedicó durante un mes a calmarme, a contener mi ira, a repetirme los conceptos fundamentales de los Garou y a devolverme el deseo ferviente de ser como ella. Yo me tomé mi tiempo mientras los primeros empezaban a quitarse la ropa e intentar transformarse. Me sorprendió un pudor imprevisto, que hizo que diera la espalda a los demás y me acercara al límite del claro. Volví a quitarme las zapatillas y esta vez también la chaqueta. La colgué de una rama. Me bajé los pantalones y los doblé con cuidado. Creo que empecé a sonrojarme. Después me quité la camiseta y repetí el ritual. La dejé sobre los pantalones, junto a las zapatillas. Finalmente, me desprendí de la ropa interior. Primero, la parte de arriba, y después, la de abajo. Doblé las dos prendas, me agaché en cuclillas y las dejé sobre la camiseta con cuidado. En un impulso, me levanté para coger la chaqueta y taparlo todo con ella. Observé mi cuerpo de espaldas a los demás. Aún no había alcanzado mi potencial físico, mis curvas empezaban a nacer. En poco tiempo, un vello de color castaño, no muy espeso, cubrió mi pubis y casi no dejaba ver mis genitales cuando estaba de pie. Parecía en top less. Mis pechos eran bastante pequeños entonces. Me di la vuelta hacia los demás porque quería mostrarme como era y que me aceptaran así. No llamé mucho la atención porque el Ragabash estaba teniendo problemas para transformarse y los adultos intentaban ayudarlo. Deseé que lo consiguiera con todas mis fuerzas. Tres de los muchachos ya lo habían hecho; el primero, en un espléndido lobo blanco; la segunda, en una loba más menuda bonita también; y el tercero, en un imponente animal negro. Al tercer intento, el Ragabash se transformó en un lobo de color oscuro y mirada inteligente. Me pregunté cómo sería mi aspecto al tiempo que me agachaba y me ponía de rodillas, con las nalgas en los tobillos. Intenté concentrarme como si fuera a meditar. Me imaginé frente a mi madre, gruñendo y enseñando los dientes cuando intentó calmarme en mi habitación. Mi cuerpo se puso a cuatro patas sin que yo forzara nada en absoluto. Solo pensaba en el bosque al que habíamos llegado, en la luna llena, en la magnífica loba que había presenciado en aquel preciso lugar la noche anterior. Mantuve los ojos cerrados mientras mi cuerpo se adaptaba a la nueva forma. Sentí cómo encogía y un dolor bastante intenso en todos los huesos de mi cuerpo, sobre todo en la boca y en la columna vertebral. Cuando los abrí, el lugar era distinto en todos los sentidos. Yo diría que hasta mi pensamiento era diferente. Lo único que no había cambiado era la rabia.

Rafael estaba de fondo escuchando lo que decían sin pasar a primera línea, mientras uno a uno iban cambiando, al principio miraba sorprendido las transformaciones. El cambio era impresionante, luego sin llegar a llamar la atención de nadie intentó hacer lo que decían, sentir su lobo interior, pero no le encontraba sentido a todo aquello.
Tras un minuto concentrado no consiguió nada, así que preguntó por no viciarse y ofuscarse con aquello.

- Ese idioma de la nación garou: ¿Es un idioma como el inglés o francés o es lenguaje corporal? - Preguntó curioso, sin dejar de mirar al resto de los que habían conseguido la transformación.

Joe se va a por la señorita Levine, los ficha al vuelo

- ¿Pero qué tenemos aquí? ¿Un lobo o un canguro? Ni que fueras una puta ahroun joder... deja de pensar, está claro que no se te da bien... ¡DEJA DE PENSAR! - alza la voz para presionar a la chica

Sonríe desviando la mirada a Rafael

- ¿Aquí que estamos? ¿de cháchara? - con ese tono humillante que había utilizado con los demás - Yo os digo que seáis jodidos lobos y tu aquí... preguntando... alargando el momento... porque no tienes cojones ¿es eso? ¿le temes a tu propio lobo interior? ¿nos hemos equivocado contigo? 

Cristy gruñe casi sin darse cuenta a Joe y continúa con sus saltos a medida que se quitaba la ropa. Claro, eso debía haber sido, había olvidado quitarse la ropa, sin duda eso era lo que no la había dejado concentrarse. 

Intenta hacer caso omiso de Joe, no quiere necesitar su ayuda, pero más allá de ello, su cerebro humano le dice que debe dominar la situación, no dejarse llevar, concentración, calma...un lobo un lobo un lobo....va va va ahora sí...va...

ahora sí JODER!!! 

Entonces lo sintió, un aullido en su interior, un ser que era ella misma que afloraba. Cuando abre los ojos, el mundo ha cambiado o más bien, tiene la sensación de verlo de verdad por primera vez. Baja la cabeza y observa sus nuevas extremidades. Saca la lengua para lamer su hocico y nariz y entonces mueve la cola muy rítmicamente contra el suelo; plas plas plasplas plas plas plasplas... Por algún motivo le resultaba de lo más divertido marcar el ritmo con golpes de cola. Aunque puede que lo divertido fuera tener cola. Se sienta como han hecho el resto de sus compañeros y comienza a rascarse un poco la oreja

oh qué bien...

El hombre se esforzaba por ser desagradable y lo conseguía, la verdad, había que reconocerselo. Le sonrió de forma tirante, con mirada fría.
Era curioso pensar que le tuviera que dar las gracias en el futuro por ser así con él. Poco a poco comenzó a cambiar y calló a 4 patas hacia adelante, pero sus manos ya no eran manos, su ropa quedó alrededor de él y sacudiendose acabó liberandose de la ropa.
No era un gran lobo huargo o nada por el estilo. Sino uno alargado y agil.
Quiso decir algo, pero salieron ladridos y gruñidos por su boca, como era normal. Se movió en círculos amplios, incomodo, por verse privado del habla. Explorando la sensación de esa forma y su nuevo cuerpo, giro sobre si mismo mirándose la cola curioso. Que diferente era todo, desde los colores, hasta los olores.

Estaba deseando de ver cual sería nuestra primera prueba. Cuando descubrí que era la transformación no me sentía cómodo por no saber controlarla. Cuando vi a malas pulgas no me acercaba mucho a el por si acaso su nombre no solo se refería a su mal genio.

Al escuchar las explicaciones más o menos me quedaron claras de que no era como en las películas, cada transformación tenía su propia utilidad y ventaja sobre las otras. Cuando malas pulgas pregunto quien quería ser el primero no pensaba en levantar la mano.

El primer voluntario en transformarse era Boris creo recordar que se llamaba así, al final veo que si hace falta quitarse la ropa, el tío lo consiguió a la primera, se transformó es un lobo blanco bastante chulo. Seguía el turno de la chica rubia, también lo consiguió a la primera, pero ella era una loba entre grisácea y blanca. Después fue Alexis pero este no se quito la ropa, cosa que me extrañó, ¿le dará igual quedarse sin ropa? Se transformó en un imponente lobo negro, pero su ropa no se rompió, sencillamente le quedaba holgada y se la quitó fácilmente. Este tío se le nota la práctica.

Ahora llega el turno del coronel pollo frito, y como no este salto con unas de sus tonterías, Malas pulgas reaccionó de una manera esperada, Cassandra se acercó y le ayudó a transformarse después de varios intentos. Su forma de lobo era de un tono entre negro y marrón

Cada vez que lograba transformarse Malas pulgas saltaba de alegría y proponía cerveza gratis, me gustaría probar la cerveza parece que esta buena. Después se transformaron Brenda, Cristine creo que era y Rafael, Brenda y Rafael lo consiguieron a la primera, sus formas en lobo eran espectaculares, a Cristine le costo un poco pero lo acabó logrando.

Por fin llega mi turno, los nervios entran por mi cuerpo, ¿Seré capaz de transformarme? o ¿quedaré en ridículo delante de todos? Observo la palma de mis manos tratando de concentrarme. Sentir al lobo... No se a que se referirá con eso, pero por intentarlo no creo que me pase nada. Me empieza a quitar la ropa otra vez calzoncillos incluidos, respiro hondo, cierro los ojos y me concentro Pensar en un lugar donde te sientas cómodo, piensa como un lobo, cazar, correr, proteger... En ese momento me viene a la cabeza un recuerdo de mi madre, proteger... ¡Madreee!

Abro los ojos, mi cuerpo empieza retorcerse, mis extremidades se cubren de pelo, mis uñas se cambian por garras, mi visión, oído y olfato son distintos. Cuando ya todo paró, me sentía más bajo de lo normal, miro al suelo y veo que en vez de pies tengo patas. Bien lo he conseguido a la primera. Empiezo a mover la cola en señal de felicidad.

Había esperado tranquila el momento de comulgar con la naturaleza, de usar el dinamismo regalado por Asdzaa nádleehé para ello. A pesar de una lección sobre formas, los diferentes tipos de éstas y la gran cantidad de palabras que llegaban a los oídos de ella, la que había sido designada como Wendigo Philodox por Padre Lobo y Madre Luna estaba completamente concentrada en conocer cada parte de ella misma, fuese la forma que fuese.

Lo de recibir halagos, lo de impresionar a alguien, lo de ganar miradas de aceptación,... Nada de eso era realmente importante. Lo crucial era avanzar en el Río de la Vida.

Desnuda completamente, la navajo inició una serie de respiraciones lentas para aminorar el ritmo cardiaco enseñadas por su abuelo, el chamán que todo la había enseñado. Una forma es variable, incluso aunque no lo parezca. En eso el que había indicado el paso de las etapas de una persona estaba en lo correcto. Pero para una Yee Naaldlooshii, algo que era, existían más pieles que una.  El corazón aceleró las pulsaciones como ya había pasado con anterioridad, logrando desembocar un estado físico que la aturdía. Sudaba de una forma tan convulsa que los Cuatro Vientos, juguetones ellos con el cuerpo sin ropa de Tsintah, no lograban aliviar el calor que provocaba la sudoración. Las manos temblaban, igual que las piernas, incluso algunos orgános internos provocaban un pequeño malestar al dejarse mover para alinearse de manera correcta. Las manos que ya no eran manos sino zarpas seguían temblando, las piernas que ahora eran patas también, la columna había crecido hasta dar paso a una cola.

Un mar de sensaciones la inundó, siendo el gran mar de olores que captaba en el hocico, lo que más la desorientaba. Incluso mucho más que el ser ahora una loba, lo que era de por sí bastante desconcertante.

Por su parte, a la loba Cristy le cuesta estarse quieta y,una vez que ha explorado su nueva forma, no duda en empezar a acercarse a sus compañeros. Intenta caminar de forma elegante y suave, como los lobos de las películas, aunque no tiene muy claro si lo está haciendo bien. Mira para atrás y examina su cola, está alta pero relajada, en señal de tranquila curiosidad. Su, justo así se sentía.

Primero se acerca a Adam Porter, por ser el que, junto con ella, no había logrado transformarse a la primera. 

No está muy segura de qué hacer pero se deja llevar por el instinto y va a olisquear su hocico para luego lamerle en la trufa si éste le deja.

Adam estaba flipando con lo extraño que le resultaba el ser un lobo pero seguir pensando como siempre, como un humano. Su cuerpo ya no era igual, no podía moverse de la misma manera ni en la misma postura, por no mencionar sus nuevas capacidades... 

Se estaba poniendo las botas olisqueando los alrededores, haciéndose con todo ese nuevo mundo de aromas que, de alguna forma instintiva pero difícil de explicar, era perfectamente capaz de identificar y diferenciar. También se había levantado —que extraño eso de ponerse "en pie" pero a cuatro patas...— y dedicado unos minutos a correr en círculos, poniendo a prueba la anatomía lupina.

Quedó quieto cuando Cristine se le acercó y al ser lamido hizo retroceder el hocico por puro acto reflejo. «¿Se supone que me acaba de dar un beso? Oh, bueno... pues vamos a aprovechar», pensó. Sin perder el tiempo se dedicó a lamerle de vuelta con bastante insistencia.

Después de un rato de inactividad, mientras observaba a sus compañeros cambiar, Alexis se estiró y comenzó a caminar alrededor del claro. Cuando la loba roja se acercó a lamer al chistoso del grupo levantó una oreja, por un momento estuvo tentado de hacer lo que había sugerido su prima, intentar cambiar sus cuerdas vocales y garganta por unas humanas, pero ella había dicho que no lo hicieran hasta dominar todas sus formas así que resistió la tentación. 

Notó que como sucedía en su forma homínida, su lobo también era ligeramente más grande que el resto, quizá fuera igual en todas sus formas. No se animaba a acercarse a nadie en particular, y suponía que a su prima no le gustaría que se acercara a ella, especialmente después de que Joe la empujara. Dió una vuelta completa al claro y volvió a su lugar, echandose al lado de su ropa y oliéndola, soprendiéndose de la cantidad de información que obtuvo con una sola olida.

Cassandra miró a su alrededor, sintiéndose un poco fuera de lugar en su forma homínida y sin quitarse ni una sola prenda de ropa su cuerpo comenzó a cambiar hasta convertirse en una impresionante loba negra con mechones plateados.

Movía sus orejas escuchando a su alrededor y fue acercándose a cada cachorro para olfatearlos con calma. En un momento dado se quedó quieta durante unos instantes y finalmente, tras unos minutos levantó la cabeza.

- Joe, ¿tendrás la pasta suficiente para tanto alcohol? Y por cierto, algunas son menores, aunque... Yo ya no soy poli... 

Si, la loba negra estaba hablando en inglés, como si estuviera en su forma humana. 

Se sorprendió un poco cuando el Adam lobo empezó a lamerla a ella de vuelta y su sorpresa se notó en un levantamiento de orejas. Pasado un momento, de haber podido, se habría encogido de hombros, pues era evidente que el gesto de Adam no le podía parecer mal.

Decide que ya es suficiente y le pone una pata encima del hocico a Porter para apartarlo. El gesto le pareció tan natural que ni siquiera se lo planteó antes de hacerlo, pero cuando lo hizo, le pareció divertido y y puso su otra pata también en la cabeza del otro lobo, siendo muy posible que ambos cayeran al suelo en ese momento, ya que la mitad del peso de Cristine estaba apoyado sobre la cabeza de Adam.

Sin darse cuenta estaba jugando con un desconocido y todo le parecía muy bien y muy natural.

Mientras la mayoría de los lobos se sentaban sobre sus cuartos traseros, yo permanecía estática, en tensión, preparada para saltar en cualquier momento. Cuando se empezaron a mover algunos, los seguía con movimientos rapidísimos de la cabeza. Parecía incomodarme. Empecé a gruñir. Necesitaba —de algún modo— que permaneciesen quietos; tenía la intención animal de moverme a paso lento, con mirada amenazadora sobre los machos, como si fuera a pasar revista.

Cuando Cassandra se transformó, me fijé en ella con suma atención. Al hablar en esa forma, me agité. Entendía, pero con mayor dificultad que en forma humana, de manera instintiva. Brenda Meier, la chica ahora dentro de la loba, empezaba a ponerse nerviosa; se sentía como si tuviera que aprender de nuevo a razonar.

Boris estaba sorprendido, pensó que era el único que no tenia claro eso de cambiar de forma. Pero lo consiguió. Y luego se quedo viendo al resto. 

Mas pronto que tarde se dio cuenta de que no había dos lobos iguales. Y le sorprendió, no es que fuera un experto en lobos, de hecho, nunca le había prestado interés al bosque, y menos a los animales peligrosos. Sin embargo, la mayoría de aquellos chicos parecían mas o menos de la misma zona. Incluso Rafael en forma de lobo tenia otro aspecto. 

Como podia ser posible. Acaso ahora resultaba que el era albino. Si hubiera tenido un espejo a mano, hubiera ido a mirarse. 

Lo que si hizo fue empezar a moverse, estaba inquieto y aunque quedaba un chico tímido por cambiar. Que seria lo siguiente. 

Adam no se esperaba que fuera a ponerle toda la pezuña en la frente; en cuanto notó más peso de la cuenta se echó hacia atrás, sin ganas de que lo aplastaran.

Sin pensárselo dos veces se lanzó hacia delante, levantando las patas, buscando echarse encima de Cristine y pegarle un par de bocados en el lomo, aunque sin hacer apenas fuerza... no mucha, al menos. Esto era nuevo para él, igual le pegaba un pellizco más duro de la cuenta sin quererlo.

Pero todo era amistoso, conste.