Partida Rol por web

Ante la reacción de Erik, me moví a un lado y a otro, como acechándolo. Joe habló entonces, desviando mi atención del muchacho. La transformación de Adam en Crinos me sorprendió. Me puse en guardia más agitada que nunca. Busqué un lugar en alto para subirme y observarlo. Algo en mi interior me dijo que no debía cambiar a Crinos. Ya me era difícil controlar mi agresividad en forma de loba; si cambiaba a la forma de guerra o a la bestia primigenia no sabía qué podía pasar. Necesitaba más espacio, incluso un motivo ineludible.

Tras aquella explicación observé las reacciones de los demás, por lo pronto Adam había mutado a una forma salvaje, bestial, brutal... se había convertido en un monstruo, había aumentado su tamaño y era una mole de pelo, garras y colmillos - normal que los humanos corran - igual en el bosque podíamos asimilar esa situación, pero imagínate a Adam transformado en crinos en en un área poblada, en una plaza con gente, una superficie comercial, un cine o un estadio con gente. La gente huiría en masa y era el uso del terror como arma lo que se podía aprovechar de múltiples maneras, aparte de que en esa forma sería más fácil llevar a cabo un ataque o una defensa frente a algún adversario.

- Una pregunta Joe: ¿esos garou que se corrompieron... también pueden adoptar la forma crinos? - era bueno saber qué habilidades teníamos en común con el enemigo, si hay una guerra en la que estamos involucrados, propicio es conocer a tu adversario, saber cuáles son sus puntos fuertes y débiles.

Asintió a Samantha

- Siguen siendo Garous, le pese a quien le pese

Observo como Adam paso de ser un lobo a convertirse en una gran bestia sobre dos patas y bastante impresionante.
Así que esa es la forma de guerra ¿eh? Muy bien será mejor que pruebe a ver que se siente...

Volvía a notar como mi cuerpo se transformaba, pero esta vez no me dolía tanto, mis extremidades crecieron y aumentaron en tamaño, cada una terminando en garras afiladas. Cuando todo termino me sentía más alto y mas fuerte que la forma de lobo.

Me acerco a Adam, ¿qué tal te sientes Adam?

Tres palabras rasposas salieron de la boca del enorme crinos:

—De puta madre —a su afirmación la remataron unas cuantas carcajadas más.

Alzó la diestra y la extendió, mostrando la palma de esta, buscando que Erik se la chocara.

Una sonrisa se dibujo en mi cara, alcé mi mano también y le choque las cinco

Desde luego aquella forma de combate era impresionante y dese luego, llamativa, como en las peliculas de Underworld. La canadiense en forma de lupus mueve su cola de un lado a otro y acepta el desafío de Adam sacando la lengua y entonces trata de emular la gesta de sus compañeros.

Se incorpora sobre dos patas mientras sus extremidades empiezan a mutar, a agrandarse y estirarse. Siente que su cuerpo crece y se aleja del suelo, alcanzando una altura considerable. Sus "inocentes" zarpas se transforman en monstruosas garras y siente como su boca se llena de colmillos enormes y un rugido gutural escapa de sus fauces mientras el cambio empieza a llegar a su fin.

La enorme bestia de pelaje rojizo era bastante impresionante, tal vez no tan grande como sus compañeros machos pero se sentía mucho más ágil que ellos. 

Un hilo de saliva cae de su boca cuando se gira hacia Adam y hace una gran mueca parecida a una sonrisa enseñando todos sus dientes.

Cassandra, para no sentirse menos adopta también su forma crinos. Una forma de negro pelaje, mechones plateados, diversas cicatrices y algún que otro tatuaje tribal en su pelaje.

El novato no quería perder la oportunidad de echar también su cuerpo a practicar. Pero había mucha testosterona, o como se llamara en el ambiente.

Así que opto por hacer otra cosa. Porque seguro que alguien le iba a terminar tocando los huevos con los estar en Crinos. Y dudaba que la noche fuera todo chocadlas de palmas.

Iba a probar otra cosa a medio camino. Espera que le saliera bien. 

Y aunque tardo, parece que lo consiguio. 

Adam le levantó el pulgar a Cris, dándole su tácita aprobación. Olisqueó el ambiente y se acabó aproximando a Boris con pasos grandes y pesados, como si la mole en la que se había convertido aún tratara de aprender a controlar tanto cuerpo. El ragabash había sido delgado desde niño, no sabía lo que era tener tantísima masa muscular.

Señaló al jugador de rugby con una de sus terribles garras y dijo:

—Feo —Volvió a reírse, o lo más parecido que podía en esa forma, que igualmente sonaba horrible.

Con la voz de cualquier cantante de Heavy Metal contesto al coronel pollo frito.

- ¡Coártate!, y vete a verte la cara. Animal.-

Y si uno se reía, el otro se reía mas. 

Continuó riéndose para finalmente señalarse a sí mismo con esa misma garra.

—Guapo —aseguró.

Era cierto que no se había visto pero si de algo pecaba Adam era de exceso de confianza.

Cachorrito se paró sobre sus cuatro patas y observó a sus compañeros, viendo como tres de ellos pasaban a la forma de combate, él prefirió experimentar con la segunda forma más alejada de su naturaleza. Pensó en su ser primitivo, en el lobo prehistórico y sus piernas se estiraron, su hocico creció y su masa muscular creció para sostener un esqueleto enorme. Cuando terminó era un lobo de aspecto terrible de más de metro y medio de altura y media tonelada de peso, y entonces levantó el hocico y le aulló a la luna.

Subida en lo alto de unas rocas que formaban un tosco y ancho pilar desnivelado, observaba cómo los lobos se transformaban en monstruos enormes, terroríficos. Miraba a uno y otro según cambiaban de forma, agitada e inquieta, con las zarpas casi clavadas en la roca para no retroceder. Intentaba mantener una postura rígida, tensa en grado máximo, como si quisiera tomar la figura de un tótem en un altar. Sentía cómo mi cuerpo pedía crecer hasta alcanzar el tamaño de un lobo terrible que pudiera hacer frente a las aterradoras bestias que casi hacían al suelo temblar. Hice un esfuerzo inmenso para contenerme.

Solo una loba permanecía en el suelo. De algún modo, la reconocí como Samantha.

—Wulf! ("Peligro") —exclamé, en un mensaje de urgencia.

Seguía observando a mis pares allí, tranquilamente, cuando percibí un aullido o algo parecido que me erizó los pelos. Rápidamente me giré para ver de dónde provenía el sonido, a la vez que trato de dar la alerta a los que tenía cerca - Aauuuuuu!! (cuidado, peligro).

A cuatro patas como me encontraba, desconociendo la naturaleza del peligro permanezco en mi forma (lupus), aunque estando alerta extremo las precauciones.

La cabeza de la forma crinos de Cassandra mira a ambas cachorras con desconcierto, ¿acaso tenían miedo de sus propios hermanos y hermanas? Bueno, en breve vendrían y conocerían el respeto...

Se movía en su forma crinos, vigilando que no perdieran el control y se dejaran llevar por su rabia.

Se acabó fijando en Brenda a la fuerza tras ese ladrido, también en Samantha cuando aulló. El enorme monstruo se quedó mirándolas con la cabeza ladeada, extrañado. «¿Qué les pasa a estas? ¿Es que no se pueden transformar o algo?», se preguntó. 

Poco a poco, con esos pasos que hacían temblar el suelo, Adam se aproximó a Brenda.

Al oír los aullidos miraba de un lado para otro buscando el porque de esos aullidos. No veo nada sospechoso, no creo que tengan miedo de nosotros. Bueno, mirando a Cassandra, Adam y a mí podemos resultar bastante intimidantes, pero no creo que sea por eso.

El sonido de alerta a Samantha solo empeoró las cosas. Aulló y puso en guardia a los monstruos. Era capaz de reconocer a los humanos en ellos (hasta cierto punto, pues solo los conocía desde apenas dos días); pero nunca había visto a semejantes bestias. Mi mente lobuna estaba desconcertada, actuaba por mero impulso animal, en este caso de supervivencia.

Cuando Adam se acercó a mí, moví las zarpas arriba y abajo y erguí la cabeza como un perro guardián. Salté desde el lugar al que me había subido para llegar casi al límite del claro, más lejos de ellos. De nuevo, me moví con agilidad de lado a lado, con cierta sensación de acorralamiento, aunque manteniendo toda mi atención en aquellos seres. Miré a Joe durante un instante, para inmediatamente volver a fijarme en los hombres lobo. Entonces vi a Tsintah, tan reciente en mi registro lupino como los demás, pero en una forma por entero connatural. Me acerqué a ella y continué alerta, con la respiración agitada y el corazón desenfrenado.

Adam no dejó de mirar a Brenda, que se alejó de él. La enorme bestia se echó sobre su costado, apoyándose sobre su brazo izquierdo, dando una imagen extraña y curiosa, pues parecía alguien tirado de lado con tranquilidad, disfrutando de la naturaleza, solo que... estaba en forma crinos y era un ser de pesadilla. 

—Relajar —le dijo a la loba.