Partida Rol por web

Ya habían pasado varias noches desde que aquellos cachorros asustados y confundidos habían llegado al claro, varias noches que llevaba separada de su familia, noches de castigo y penitencia que debía cumplir por sus pecados...

De nuevo les habían reunido a todos allí, en el mismo claro que los había recogido noches atrás y ahora, al mirarles, sabía que ya no eran ni serían los mismos que habían llegado... Habían crecido, evolucionado y aprendido y ella, ella estaba orgullosa de cada uno de ellos y de ellas pero quizás, quizás jamás lo sabrían... 

- Bueno, al fin habéis llegado al final... Sé que no he sido la más dócil ni amistosa y aún así habéis sabido cómo hacer frente a las diversas situaciones que se os han presentado... Habéis aprendido sobre vuestro lado más animal y espiritual, habéis aprendido a cambiar de piel y a caminar de lado, conocéis nuestras tradiciones y nuestras leyes... Seguís siendo cachorros pero eso cambiará... Cambiará en el momento que llevéis a cabo vuestro Rito de Iniciación... 

Los miró de nuevo, esperando que tomaran asiento para explicarles en qué consistía dicho Rito.

- El Rito de Iniciación es un Rito de Renombre. Después de que un Cachorro haya experimentado su Primer Cambio y sea consciente de que es un hombre lobo, debe pasar su Rito de Iniciación. No seréis  tratados como adultos ni respetados hasta que no hayáis pasado por este Rito trascendental; hasta entonces seguiréis siendo simples Cachorros. Ni siquiera se los considera verdaderos Garou y os encontraréis con que los Señores de la Sombra no se refieren a vosotros como tales hasta que lo hayáis completado. De forma similar, un Cachorro no es un miembro de ninguna Tribu hasta superar el Rito de Iniciación. Por ejemplo, un Cachorro macho nacido en el seno de Furias Negras - Miró a Alexis - Se convierte en miembro de la Tribu que le ofrezca un lugar entre ellos mediante el uso de este Rito. - Suspiró y volvió a mirarles - ¿Qué podréis esperar de vuestro Rito de Iniciación? Durante un Rito de Iniciación, los Cachorros deberéis completar una peligrosa misión con el propósito de demostrar que tenéis el coraje, el honor y la sabiduría que se esperan de un hombre lobo. Sin embargo, pocos os someteréis a este Rito en solitario. A menudo se juntará con vuestra futura manada: otros Cachorros que también están a punto de alcanzar la mayoría de edad. El celebrante del Rito ordenará a la manada en potencia que salga al mundo con una meta definida que debe alcanzar y os prohibirá volver hasta que no hayais hecho todo lo posible para alcanzarla. Cada Tribu impone metas diferentes, aunque los clanes multitribales suelen llegar a un acuerdo. Un Rito Wendigo a menudo toma la forma de una búsqueda de visión, mientras que la Camada de Fenris suele enviar a sus Cachorros a combatir contra engendros del Wyrm. A menudo, espíritus invisibles os acompañarán para vigilaros e informar a los Ancianos de vuestros progresos. - Se detuvo de nuevo, observándoles con una media sonrisa - Si tenéis éxito en la misión, el ejecutor del Rito lo realizará sobre vosotros, marcándoos con un pictograma que los señalará como Garous de pleno derecho. ¿Y si falláis? - Unos segundos de silencio - Si falláis, se os considera ciudadanos de segunda clase hasta que se os conceda otra oportunidad para probaros a vosotros mismos.

Se levantó dando una vuelta por cada uno de ellos.

- Ahora, os tengo preparado un regalo pero antes... Antes me gustaría que me contarais vuestras impresiones sobre estas pasadas noches y, si alguien tiene algo que decirme, este es el mejor momento... 

Volvíamos al lugar de partida. Aquella vez no sería un encuentro sino una despedida. Cassandra nos recordó que la Tribu de la que algunos nos sentíamos tan orgullosos también era algo que debíamos ganarnos. Un largo linaje no nos aseguraba pertenencia alguna. Al menos, la que era y sería la mía, no imponía ningún veto. Todo lo contrario, en realidad. Una vez más me sentí orgullosa de su filosofía: la Nación Garou, tan preocupada por su escaso número frente a la creciente amenaza del Wyrm, debía cuidar casi con mimo a sus cachorros para asegurar su futuro. También tenía otra cosa muy clara: lo quisiéramos o no, éramos Garou, y los Señores de la Sombra podían desatar todos los truenos que tuvieran para negarlo. No teníamos Rango, podíamos acabar siendo Ronin o incluso Danzantes; pero si para algo habían servido esos días había sido para tomar consciencia de lo que éramos.

—¿Cómo encontraremos a nuestra manada? —pregunté.

Iba vestida de forma deportiva, con un top y unos shorts elásticos y negros, con las zapatillas Converse negras, la chaqueta en el brazo y la mochila en el hombro. Habría sido más apropiado invertir la ropa utilizada en las dos ocasiones que estuve en aquel preciso lugar.

Uhmmm aquello parecía la vuelta al cole, una vez que te enseñan cantidad de cosas te piden una prueba para "pasar de nivel" al final, mucho lado salvaje, sangre garou y tal pero había que hacer un examen con vigilancia para ver si éramos aptos - vamos que, ese desafío te marca, si lo pasas los demás te aceptan y sino... hay que esperar nuevas oportunidades - o volverte a casa.

- Oye, oye, espera... entonces nos estás diciendo que ahora mismo no somos nadie pero que si superamos la prueba entonces... seremos los últimos monos de los garou?? - joder con la escalera de mando, un bautismo de fuego para acabar siendo el barrendero del clan. Igual Cassandra no ha encontrado el mejor discurso motivador - aunque bueno, formar parte de algo siempre conlleva subir de nivel.

Había oído bien acerca de que hasta que no se superase el desafío no se estaba en ninguna tribu? - ¿eso implica que cualquier "cachorrito" podría escoger o cambiar su tribu? - imagínate qué flash, entras en el desafío queriendo ser un wendigo y acabas fianna, sería la bomba.

Escucho la pregunta de la india - por el olor, seguro que canta... - los lobos no paraban de olfatear el rabo de los demás animales, así que, estaba claro que su olfato iba a perfeccionar la búsqueda - y sino por los ojos, a ver... tú no eres ni parecida al resto, como tu tribu sea india seguro que es distinta al porte que podrían representar los amigotes de Erik - igual un despistado o un ingenuo no sería capaz de distinguirlos, pero caray el amigo de los leñadores y la india sólo coincidían cuando cambiaban de forma y les crecía el pelo.

El Linebacker se revolvia incomodo. Pruebas, test, estar dentro, estar fuera. Lo de hacer una prueba no le parecía mal, siempre que no fuera algo aburrido. Pero qué les dijeran, o que justificaran que les trataban muchas veces como si fueran mierda, porque algún genio de la organización decidió que tratar a las chavales que no han “echo” el examen era “legal”, le parecía una castaña gorda del todo.

No pensaba decir nada, pero Sam, que estaba en la parra para no variar, y desde donde estaba no veía quién hablaba, menciono a Tsintah, pero era Brenda la que hablaba.

- Afloja rubia.- dijo al tiempo que le daba con el codo en el brazo. - Fijate en quien esta hablando, empanada.-

El tono de Boris con la chica había pasado desde hacia un par de días a ser de amigos, de conocerla más o menos bien. Y no había acritud ni ganas de molestarla. Pero decididamente, Sam se había pegado una columpiada importante. Y la progre india estaba desde que perdiera los nervios, bastante afectada.

Por fin tras varias noches de sin parar de aprender cosas, esta iba a ser algo más especial. Estábamos todos reunidos de vuelta en aquel claro donde todo comenzó.

Cassandra nos volvió a dar el mismo discurso, pero esta vez era de despedida, estaba claro, nuestro aprendizaje terminaba esa noche. Me sorprendió las maneras de iniciación de algunas tribus, Tiene que ser emocionante enfrentarse a una criatura del wyrm...

¿Qué prueba tendremos que hacer nosotros? Aproveché ya que dio paso libre a las preguntas.

¿Cómo encontraremos a nuestra manada?

- Ella os encontrará a vosotras... - Calló y rio - Eso sería enigmático, sin duda alguna... Aunque todo depende de a dónde vayáis después de esta noche y de a quienes querréis considerar hermanos y hermanas... Lo que está claro es que llegará el momento que estéis en un lugar y formaréis una manada... Dejadme daros un consejo... Nunca, nunca os convirtáis en lobos o lobas solitarias, será la muerte para vuestro espíritu... 

Miró a la rubia y suspiró algo hastiada.

- Oye, oye, espera... entonces nos estás diciendo que ahora mismo no somos nadie pero que si superamos la prueba entonces... seremos los últimos monos de los garou??  

- No, no he dicho eso. Ahora sí sois los últimos monos de los garou pero cuando completéis vuestro Rito de Iniciación perteneceréis por completo a la Nación Garou, seréis como el resto y por eso mismo deberéis respetar la jerarquía de manada pues somos seres de manada y la jerarquía es necesaria. 

¿eso implica que cualquier "cachorrito" podría escoger o cambiar su tribu?  

- Aunque no es lo habitual sí puede suceder que un cachorro o un garou cambie de Tribu pero para que eso suceda la otra Tribu debe aceptarlo o aceptarla. De ser así, deberá pasar un nuevo Rito de Iniciación para con su nueva Tribu.

y sino por los ojos, a ver... tú no eres ni parecida al resto, como tu tribu sea india seguro que es distinta al porte que podrían representar los amigotes de Erik 

- ¿Olvidaste las palabras de que se debe controlar el momento Samantha? Brenda no es de una tribu "india" pertenece a los Hijos de Gaia y aunque no fuera así, no creo que sea adecuado que desprecies a nuestras tribus hermanas originarias de estas tierras. Creo que la lección del respeto aún no la has superado, Samantha... 

Aquella cachorra terminaría pasándolo muy mal, de eso no cabía duda... Algún día se encontraría con su cabeza bajo las garras de alguien mucho más fuerte y cuando suplicara por su vida terminaría convirtiéndose en un desecho de la Nación si no aprendía a controlar su lengua... 

¿Qué prueba tendremos que hacer nosotros? 

Miró a Erik y sonrió.

- Lo desconozco Erik... Cada Túmulo decide unas pruebas y cada Manada se enfrenta a una prueba distinta... Yo no estaré para vuestro Rito de Iniciación y quizás algunos sigáis unidos para entonces, formando una o varias manadas... Lo que si puedo decir es que confío en vosotros y en vosotras.. Al menos, en su gran mayoría. Por lo que creo que lo lograréis... 

Esperó a ver si había algún otro asunto antes de darles lo merecido...

Alexis había pasado por un tsunami de emociones y sensaciones desde que las señales del cambio se presentaron, miedo, tristeza, desasosiego, alegría, vergüenza, excitación, esperanza, bronca, rabia, deseo, desilusión, desenfreno, autocontrol, maravilla... No recordaba el órden, ni cuantas veces se habían repetido todas ellas, y estaba seguro de que había sentido cosas para las que no tenía nombre, pero ahora estaba calmado. Había atravesado la tempestad, y mirando hacia atrás podía reconocer qué partes de él se habían fragmentado y diluido, y cuales se habían cimentado y fortalecido. Ya no sentía pudor, ni vergüenza de hablar en público, ni tampoco era el chico ingenuo que había llegado al túmulo. Se sentía cómodo entre los suyos, parte de todo lo que lo rodeaba, y sabía que el Rito de Iniciación que describía su prima terminaría de asentarlo.

Escuchó las preguntas de sus compañeros, interesado en la respuesta que podían darle a Brenda, preocupado por pensar en que quizá lo que se había fumado Sam para confundir a Brenda con Tsintah hubiera terminado en la cena. ¿Tenía preguntas propias? Sí, claro, pero por ahora las que eran relevantes habían sido hechas por sus compañeros y otras tendrían que espera a que Cass terminara con su misión como educadora.

Miró a sus compañeros y pensó a cuales elegiría para acompañarlo en su Rito si pudiera hacerlo, con quienes se había llevado mejor en esos días, a quienes les confiaría su vida y por quienes estaría dispuesto a ofrecer la suya. Hubo algunos por los que no tuvo duda, otros que tenían el potencial, y sólo un par cuyas acciones durante esas noches le habían demostrado que no congeniarían. Sin embargo, como había dicho Cassandra, el Rito los pondría a prueba y forjaría lazos o los rompería, no podía esperar para comenzar.

Al parecer Samantha se había dirigido a mí confundiéndome con Tsintah. Yo no me sentí aludida, y menos aún ofendida; consideraba un honor que yo le recordara en algo a la navaja. Su última frase denotaba que no había entendido bien qué era lo importante para pertenecer o no a una Tribu. No era yo quien debía corregirla. Por otra parte, sospechaba que salíamos de allí con muchas dudas que resolver. La respuesta de Cassandra a mi pregunta me pareció bastante críptica, a tono con el aire de misterio que los Garou de aquel Túmulo nos ofrecían en general. Yo pensaba que serían ellos, junto con los espíritus del lugar, quienes unirían las almas afines en una manada, como único cuerpo. Parecía que no iba a ser así. Según Cassandra dependía de nuestro destino inmediato. Bueno, yo tenía una casa a la que volver y unos padres que sin duda me guiarían; pero ¿qué sería de los que no tenían tanta suerte?

Permanecí callada y atenta a las preguntas de los demás y a las respuestas de nuestra tutora, muy probablemente improvisada.

Adam se mantuvo serio, con las manos en los bolsillos y unos ojos que no se alejaban de Cassandra sin importar que sus compañeros hablaran o discutieran entre ellos. Parecía que quería sacar algo en claro con tan solo mirar a la garou, aunque no lo estaba consiguiendo. Sus párpados se entrecerraban con ligereza en alguna ocasión para luego volver a abrirse.

—¿Y eso es todo? ¿Ahora nos vamos cada uno a nuestra casa hasta que de pronto sepamos qué se supone que debemos de hacer? —preguntó, algo tajante, aunque a fin de cuentas sin hostilidad.

Alexis miró al ragabash - No Adam, ahora nos dan una mision y si la cumplimos... - miró a Cass y sonrió de costado - cuando la cumplamos, seremos aceptados como Garous en pleno derecho. - le guiñó un ojo a Adam - Quien sabe, quizás hasta terminamos en la misma manada.

Se encogió de hombros con una media sonrisa.

—Pues vaya, juraría que Devoradora lo había hecho parecer mucho más misterioso de lo que en realidad es.

Miró a Adam con una medio sonrisa.

- No creo que te dejen irte a casa así como así... Después de todo parece que Hierro Frío te ha tomado cariño y te ha acogido como protegido o discípulo, ¿no? Quizás a algunos os den la oportunidad de quedaros aquí, en este Túmulo... Quizás algunos lo acepten y otras prefieran ir a otros lugares... 

Asintió a las palabras de Alexis.

- Si, alguien os dirá qué haréis ahora pero no yo. Yo no pertenezco a este Túmulo, soy una invitada y estoy aquí cumpliendo condena... En cuanto todo termine, regresaré a mi hogar... Junto a mi pareja y mi hija... 

Suspiró mirándoles a todos.

- Mi regalo para vosotros es enseñaros un Rito que os facilitaría el cambio de forma... Un Rito que os permitirá dedicar vuestras prendas y objetos a vosotros para que cambien al tiempo que lo hacéis vosotros... Y para ello, también nos acompañará una cachorra que pasó por este mismo proceso hace unas pocas noches... Una cachorra que también pertenece a éste túmulo... 

En ese preciso instante una figura apareció por detrás de Cassandra. Era una muchacha de tez aldo dorada, de negros cabellos y ojos negros... Llevaba una camiseta blanca de tirantes y unos pantalones vaqueros claros y desgastados. Tenía un aura atractiva y seductora y algo imponente también. 

Se acercó, colocándose al lado de Cassandra y mirándoos a todos.

- Hola... Soy Nidia González... - Negó con la cabeza - Perdón... Nidia Drahoslav González, homínida Theurge de los Señores de las Sombras, cachorra del Túmulo de Alabama... 

Os miró a todos, como buscando un lugar en donde sentarse. 

Alexis sonrió cuando su prima dijo cual sería el regalo - Podrían haberlo enseñado antes de que me quedara sin camisetas - dijo en tono jocoso. Lo cierto era que hacía un par de días que Alexis alternaba entre dos pantalones cortos, que se hubiera quedado sin prendas explicaba por que el chico que se había puesto colorado la primera vez que tuvo que sacarse la ropa estaba sin camiseta.

Cuando la chica nueva se presentó, y miró para ver si había huecos, Alexis se movió para dejar uno entre él y uno de sus compañeros y le sonrió mientras palmeaba el suelo a su lado.

La mención de Hierro Frío hizo que su sonrisa se acrecentara.

—Genial, no tenía ganas de que la questline se me quedara a medias —afirmó, usando un argot videojueguístico, importándole poco si los demás le entendían o no.

«¿Condena? Con razón casi siempre parece un alma en pena. Me pregunto qué habrá hecho para ganarse el privilegio de tener que ocuparse de nosotros...», reflexionó.

Ese ritual le interesaba, como cabía esperar; realmente le debería de interesar a cualquier garou que no viviera en el campo como un ermitaño. No obstante antes llegaría una presentación, para sorpresa de Adam.

«¿Y ahora unen a esta al grupo, en el último momento? Hmm... igual su otra "camada" no la aguantaba», pensó, divertido. Se limitó a observarla sin hacer amago de nada, alegrándose la vista con su belleza.

Algunos tendrían la oportunidad de quedarse allí. Algo que podíamos aceptar o declinar. Para mí, más importante que cualquier lugar sagrado eran las personas a las que uniría mi destino. Sí, había conocido a algunos a los que podría considerar hermanos. Había sido muy poco tiempo, no obstante.

Me sorprendí bastante cuando Cassandra dijo que estaba cumpliendo una condena en aquel lugar; parecía una Garou muy respetuosa con las normas. Tampoco habría imaginado que tuviera una hija.

Apareció entonces una joven desconocida. Era muy sensual. Se presentó de manera formal, como cachorra del Túmulo de Alabama. Me pregunté dónde había estado, si había pasado sola las mismas pruebas que nosotros o solo ella había decidido quedarse.

Me senté en la hierba. Ahora ya no sabía si aquello era una despedida, una selección o una elección propia.

No parecía una condena muy horrible, pero era bueno saber que todo esto era una penitencia para ella. Sonrió al pensarlo y fue un pensamiento horrible: pues penitencia o no penitencia, se había esmerado en explicarles, eso no se le podía echar en cara. Ademas aquella revelación explicaba la forma en que la tratara hierro frío. Pareja e hija... familia... que afortunada.
- Sea como sea has sido una buena maesrta, Cassandra. - Se limitó a Decir - Gracias.
Se centro en otra cosa... lo de no perder la ropa cada 2 x 3 era algo interesante, la verdad.
- Y sí, varias camisetas y pantalones atrás hubiera estado bien aprender a hacer eso - Dijo con complicidad coincidiendo con Alexis, aunque lo dijo con humor, no era una recriminación en modo alguno.

Apareció una nueva y se presentó, muchos la ignoraron, cosa que le parecio mal, decidió comenzar él a ver si arrastraba a los demás antes de que lo hiciera.

- Soy Rafaél Costanza, Hominido, Philodox, Hijo de Gaia.-  Dijo Rafael y la frase quedo incompleta al darse cuenta de que no conocía el nombre del túmulo donde se encontrada, que curioso. - Un placer. - Dijo amable tras ese segundo de confusión, una de esas cosas en las que no caes hasta que las necesitas.

- Vamos, presentaros, no seais tímidos. - Animó a sus compañeros.

Alexis amplió la sonrisa cuando Rafael los invitó a presentarse, - Tienes razón, que despiste - dijo mirando a su compañero y luego a Nidia - Alexis Karagounis, Homínido, Ahroun de los Hijos de Gaia una vez se cumpla el rito y, si este Túmulo es el de Alabama, espero que me acepten. - le sonrió  - Y aquí hay lugar si quieres sentarte.

 Nidia sonrió a Alexis y a Rafael.

- Gracias, chicos...

Sonrió bastante sensualmente y se acercó hasta donde estaba Alexis, quien le había ofrecido sitio a su lado para sentarse y se sentó esperando a que alguien más dijera algo o a que Cassandra continuara. 

Rafael tenía toda la razón del mundo. Aunque la chica era imponente, no debía ser fácil presentarse ante un grupo de desconocidos.

—Yo soy Brenda Meier, Ahroun de los Hijos de Gaia —dije, fijándome en ella con disimulada inquietud—. Soy Homínida —añadí y bajé la cabeza. Eso no era nada especial.

- Bien, hoy voy a enseñaros algo que os vendrá muy bien pero solamente os pido una cosa... No lo llevéis a cabo hasta que os hayáis convertido en miembros de pleno derecho. Es decir, cuando dejéis de ser cachorros... Si necesitáis uno podría ir haciéndolos yo pero dependerá de la cara de Selene que nos ilumine... 

Os miró a todos y se levantó con pose algo más seria.

- Se trata del Rito del Talismán Dedicado. Este Rito común os permitirá  vincular objetos a vuestro cuerpo, permitiéndoles ajustarse a vuestras diversas Formas. Por ejemplo, los vaqueros crecerán para acomodarse a la Forma Crinos en vez de estallar por las costuras y también os podrán acompañar a la Umbra. Este tipo de talismanes pueden ser objetos mundanos, ya que los objetos espirituales como los Fetiches y los Amuletos permanecerán con vosotros en todas las Formas y en la Umbra de manera automática. A menudo, se realiza este Rito durante la fase de la Luna bajo la que se nace. Cada Auspicio dispone de su propio ritual. 

Cassandra comenzó a realizar el Ritual con calma para que pudierais ir adquiriendo su comprensión.