Partida Rol por web

Don Lucas y Don Damián

I. Panis Angelicus

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09/03/2012, 11:25
Director

Jenaro de Valbuena, un noble de renombre vasallo del su Majestad "El Emplazado", ha conocido por boca del hijo principal del Barón de Chinchilla, tu cuñado, que no hace mucho te dedicabas entre otras cosas, a la importación de metales en la Península, y le han hablado de ti. Mientras te encontrabas en pleno trabajo, llegaron a la fructífera aljama toledana dos tipos que portaban un mensaje. Decían buscar a un tal Germán, aunque en la carta pusiera tu nombre original, Herman. Ésta decía así:

Terramosa, a diez de...

Por la Gracia de Dios y de su Majestad Fernando IV de Castilla,
Yo, Jenaro de Valbuena, patriarca de la familia Valbuena y Marabeo, y siervo real, le hago enviar esta presente para que se persone de forma inmediata en el Señorío familiar del que uno ostenta.

A los mis oídos ha llegado su fama en la metalurgia, en sus productos y sus antiguos negocios. Necesitamos de su consejo y su presencia para opinar de ciertos metales de que dispongo. No habrá reparo alguno en cuestiones que de pago se tratasen.

Año de Nuestro señor de 1309.

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09/03/2012, 11:26
Director

Desde hace tiempo, mientras deambulabas por los mercados hispalenses en busca de nuevos compuestos para tus "productos" notaste que alguien te seguía, al menos un par de hombres. Decidistes marcharte con sobriedad y discrección y retirarte a tu casa. Sin embargo, al cabo de un rato, alguien llamó a la puerta. Por puro temor, decidísteis callar y tomar un arma por si entraban a asaltarte, y al no contestar un sobre lacrado apareció por debajo de la puerta. Lo abriste:


Terramosa, a once de...

Por la Gracia de Dios y de su Majestad Fernando IV de Castilla,
Yo, Jenaro de Valbuena, patriarca de la familia Valbuena y Marabeo, y siervo real, le hago enviar esta presente para que se persone de forma inmediata en el Señorío familiar del que uno ostenta.

Los mis ojos han llegado a ver su predilección por los asuntos alquímicos y otros que no es conveniente ni tan siquiera escribir... Necesitamos de su consejo y su práctica en base a ciertos metales que están en mi poder. Nos sería de gran ayuda. No habrá reparo alguno en cuestiones que de pago se tratasen.

Año de Nuestro señor de 1309.

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09/03/2012, 11:26
Director

Don Javier de Escobar, afamado noble toledano al que guardabas subordinación y a la vez admiración, era conocido que tenía una vida de licenciosos placeres, y un día te contaba cómo logró cortejar sólo con la palabra y la retórica a la mujer de uno de sus mejores amigos, noble toledano también, aunque no pasó mucho más de ahí; lo único que pretendía éste era probarse a sí mismo para ver sus capacidades y su ingenio. Te contó con lujo de detalles las sutilezas y detalles que mostró con la dama, muy guapa por cierto. Sin embargo, al acabar, se puso algo más serio y te miró con cierto recelo. "Ha llegado esto para mi: es una petición de un pariente lejano. He pensado en encargarte lo que en aquí se me pide". Era un sobre lacrado. Lo abriste y lo leíste:

Terramosa, a once de...

Por la Gracia de Dios y de su Majestad Fernando IV de Castilla,
Yo, Jenaro de Valbuena, patriarca de la familia Valbuena y Marabeo, y siervo real, le hago enviar esta presente para que se persone de forma inmediata en el Señorío familiar del que uno ostenta.

Tiempo ha que te conozco, pariente mío, así como la capacidad de desenturbiar los agravios y desfacer los entuertos del alma y de las falacias. Tu don de gentes necesito y tu palabra más que nada, pues allegados míos sospecho que me mienten, y necesito conocer quien se rie a mis espaldas y quién me honra verdaderamente. No habrá reparo alguno en cuestiones que de pago se tratasen.

Año de Nuestro señor de 1309.

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09/03/2012, 11:27
Director

Fue en éstas que hallábase Nicasio "despedazando" un pelele de metal (lleno de armaduras) con una espada y a una sóla mano (la otra puesta a la espalda) con la única pretensión de entrenar su fortaleza y destreza con las armas. Ciertamente el muñeco de paja construido estaba a punto de caerse de las numerosas hendiduras y golpes cercerteros que el guerrero habíale designado. Cuando cayó al suelo por el peso de la armadura, llegó a ver a Nicasio uno de sus hermanos, Alboredo. Se llevaba muy bien con Nicasio y fue enseguida a entregarle una nueva que había llegado para él. Abriste la carta y comenzaste a leer.

Terramosa, a once de...

Por la Gracia de Dios y de su Majestad Fernando IV de Castilla,
Yo, Jenaro de Valbuena, patriarca de la familia Valbuena y Marabeo, y siervo real, le hago enviar esta presente para que se persone de forma inmediata en el Señorío familiar del que uno ostenta.

A nuestros ojos y oídos han llegado los rumores de la valía con su espada, certero y decidido en cuestiones de guerra. Te encomiendo una tarea de fáciles requerimientos, y no es sino venir a verme a mi feudo, al tiempo que acompañas a un grupo de hombres que también he invitado y evitas que le ocurra nada en el camino, protegiéndolos de salteadores y peligros. No habrá reparo alguno en cuestiones que de pago se tratasen.

Año de Nuestro señor de 1309.

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09/03/2012, 11:28
Director

Habiendo recibido todos una misiva de don Jenaro de Valbuena, vasallo del Rey, sin duda alguna todos aceptásteis su encargo, quizá por sed de aventuras o básica y llanamente por la promesa de unos buenos dineros que aumentaran vuestro gozo. Al final de las convocatorias de cada uno también se especificaba dónde se encontraba el feudo del tal de Valbuena y dónde su castillo: en las faldas de las zonas septentrionales de la sierra de Guadarrama. La misiva además, os convocada a modo de grupo en un pueblecito cercano para que os reuniéseis y marchásteis juntos, pues al parecer íbais todos allí.

Algunos vinos antes de partir hicieron que habláseis unos con los otros y os conociéseis algo mejor, aunque aún no revelábais el porqué de cada una de vuestras convocatorias: un tal Hermán (que era un tipo que parecía extranjero), otro llamado Jimeno que iba vestido de negro y oscuro; también un señorito robusto que parecía de alta alcurnia llamado Rodrigo, y un muchacho joven que siempre iba ataviado con espada y otras armas, de nombre Nicasio. Bien. Todo dispuesto para marchar hacia Guadarrama.

Caminásteis durante casi una hora con vuestras monturas cuando un numeroso grupo os asaltó tras acecharos. Parecían bandoleros. Apenas podíase cabalgar con las monturas por los arduos y empedrados ascensos de esa zona en la sierra, por lo que lo más propicio (frente a la desigualdad en número entre asaltantes y asaltados) era bajar y correr para salvar la vida. Así lo hicísteis (lo menos lógico sería "plantar cara"), y de esta forma huísteis sin atender demasiado a la orientación o a seguir el camino marcado...

Fue en éstas que, cuando os dísteis cuenta que habíais dado esquinazo al grupo y que estábais intactos, ¡¡notásteis que os habíais perdido!! Durante toda la mañana anduvísteis dando vueltas completamente perdidos. Ya era por la tarde y pronto sería de noche, y aún no habíais dado con ningún sendero claro con el que ubicarse o seguir... Entonces, algo en la lejanía atrajo vuestra atención: una edificación en lo alto de un adusto acantilado:

 

Acto seguido, decidísteis ir allí, para orientaros con más calma ¿Sería aquella vuestra salvación?

Notas de juego

Lo dicho: os habéis conocido y vais a ver al que os ha enviado vuestras misivas. Os dejo unos primeros post por si queréis narrar algo en forma de presentación o algo así.

Eso si, os pido seguir el ritmo "medio" de la partida (1 post al menos cada 2 o 3 días). Saludos.

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09/03/2012, 16:36
Herman Rothstein

El sol se encaminaba a perderse cuando comenzaron el acercamiento a aquella construcción. Herman no estaba seguro ni lo más mímino de que tras el ascenso se hallase el objetivo de su viaje, pero mejor estar sin sol bajo techado que al raso. Además a buen seguro quien allí morase podría orientarles por la mañana para más pronto llegar al señorío de los Valbuena y Marabeo.

Por fortuna para Herman, al no ser buen cabalgador, las alforjas le molestaban, y llevaba todas sus pertenencias en el zurrón. Lástima de la yegua, mejores no las había conocido.

La densa vegetación hacía que el suelo se encontrase embarrado y Herman andaba tratando de mirar donde pisaba para no ensuciar sus botas, que no eran de una calidad excelente, pero serían con las que se presentaría ante los dueños de la casa. Es por esto que no estaba prestando demasiada atención a la forma en que subirían hasta allí y se limitaba a seguir al que le precedía.

"Trratad de no errar el camino, en estos parrajes ha de hafer festias" - Herman en efecto era foraneo, "de más allá de las tierras frrancas", explicó a sus compañeros la noche anterior. Sus fallos en la pronunciación no evitaban que su discurso fuese fluido, pues de proponérselo, hablaría perfecto castellano, pero no quiere. Es de la opinión de que "las linguas latinas fuerron hafladas por mujerres y asumidas por sus marridos". Le gusta oirse hablar y gusta de presumir de acento propio y particular.

A pesar de ese hablar tan brusco, su aspecto no era nada rudo. Su altura contrastaba con su delgadez y estrechez de hombros que daban la talla justa para sujetar su zurrón de piel curtida y repujada. Lucía un mostacho no muy frecuente por estas latitudes, de un color que no coincidía con el de su cabello, el cual estaba recogido en un principio dentro de un sombrero pero que con las prisas de la huída había quedado a la vista.

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09/03/2012, 19:05
Nicasio Juvenal de Ponferrada

Refunfuñaba para mi mismo, visiblemente ofuscado ante el cariz que habían tomado los sucesos acaecidos durante el trayecto hacia aquí.
Y es que YO, Nicasio Juvenal, excelso espadachín de Ponferrada, me había visto obligado por unos viles malhechores a correr por mi vida, perdiendo irremediablemente en el proceso, mi fiel corcel regalo de mi augusto abuelo.
Aciagos humores cubrían invisiblemente mi alrededor, mientras maldecía para mi mismo la malversada suerte que había tenido.
Recorrer los caminos a pie no me molestaba en lo mas mínimo, tampoco ensuciarme en el proceso, mas, estaba terriblemente desilusionado por lo mucho que, - según descubrí a la fuerza-, me faltaba por aprender en el noble uso del acero armado.

Durante el trayecto anterior al fatídico encuentro, me había mantenido – como de costumbre -, jovial y predispuesto a la charla con mis compañeros de viaje, siendo como soy, un joven extrovertido y gustoso de este tipo de reuniones.
Mas ahora me encontraba huraño y parco en mis modos, ensimismado en negros pensamientos, motivo por el cual casi no llegue a escuchar lo que el misterioso Herman había dicho.

Perdonad buen señor, - le dije cortésmente -, no he atendido lo que decíais, imbuido como estoy en pensamientos privados, decíais algo acerca de…¿fiestas?...¿o acaso he prestado menos atención de la que suponía?.

Le mencione mientras me detenía en el camino para mirarle.

Con la mano derecha a la cadera, y la izquierda sosteniendo lánguidamente mi escudo.
Vestía ese día unas calzas negras, que encerraba en unas botas de cuero blando, ideales para montar.
Sobre el pecho llevaba una ligera camisola blanca, sobre la cual se ajustaba un decorado jubón de cuero teñido en azul y negro, repujado con filigranas de plata y oro rojo, en volátiles figuras sin un real designio.
Mis cabellos negros y rizados, quedaban ocultos bajo mi casco de acero abierto, mas parecido a un bacinete que a un yelmo propiamente dicho; este también poseía una fina manufactura, y en el centro mismo que descansaba sobre mi frente, llevaba impreso el escudo de mi familia y su lema en latín “Honor y Justicia”.

A la cintura y del lado izquierdo de mi cadera firmemente sujeta en su decorada funda, llevaba mi espada larga de buen acero español, a la derecha en una vaina mas pequeña un largo puñal de hoja repujada, y a la espalda un cuchillo de mango de hueso con funda de plata y cuero negro, el que usualmente usaba para comer.

Completaba dicho vestuario, con una media capa de viaje, sombrero de ala ancha decorado con una pluma de cuervo, una pequeña bolsa de cuero rojo con algunas monedas dentro y mi sonrisa encantadora.
El resto…el resto había quedado en mi amado caballo, y ojala se quemasen en el infierno los bribones que me lo habían robado.

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10/03/2012, 02:53
Rodrigo de Lara

Rodrigo se esforzaba por conservar su porte señorial, aunque una gota de sudor y su enrojecido rostro revelaban el cansancio de un hombre más acostumbrado a andar entre vistosas doncellas y serviciales vasallos que entre árboles y agrestes montañas, aún más a hacerlo con finos ropajes y no con la pesada cota que vestía.  Esa incomoda protección que bien le hizo tropezar varias veces al huir de aquellos malhechores. Cierto es que fue un golpe bajo por parte de su amigo y mentor ponerle, en vez de algunos sirvientes , una armadura sobre los hombros como única salvaguarda. “Sus motivos tendrá” pensaba para si mismo.

De este amigo y mentor , Don Javier de Escobar afamado conde castellano,  bien les había hablado Rodrigo a sus acompañantes, enumerando sus cuantiosas virtudes y,  aún más, negando con vehemencia los igual de cuantiosos rumores que sobre tan ilustrísima persona circulaban por toda la península (la mayoría de los cuales le acusaban de haber engendrado más bastardos que castillos se contaban por Castilla). 

En ese momento Rodrigo caminaba sin entablar demasiada conversación debido a la falta de humor y al cansancio. Cierto también era que el único que le inspiraba confianza de aquella cuadrilla que habían formado era el joven noble llamado Nicasio. No tanto así el huraño y turbiamente vestido Jimeno, un plebeyo adinerado. Y aún menos el extranjero de aspecto excéntrico Herman, del que recelaba especialmente cada vez que oía su siniestro acento, aunque más que nada por el simple hecho de ser judío, que ya era suficiente razón para recelar. 

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10/03/2012, 16:54
Jimeno Ibañez

Se sentó en una piedra llana que había a un lado de la vereda. Agotado estaba por la caminata, Jimeno secó con un pañuelo el sudor que brotaba de su frente. Resultaba obvio que aquellos menesteres se escapaban a lo que éste habituaba. Mientras sus acompañantes se las distraían en hablar, Jimeno miraba a lo lejos. Allá donde aquella edificación había aparecido en su camino. Calculó así a ojo lo que los separaba de ese lugar. En todos ellos, en todos sus calculos, aparecía siempre la palabra lejos. Maldijo verse en mitad de la sierra de Guadarrama y más aún entre aquellos desconocidos.

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10/03/2012, 20:27
Herman Rothstein

-"Festias, dije festias, con garras y colmillos." - El equívoco parecía divertir a Herman, que no puso mucho empeño en enmendarse y que realmente no parecía dar mucho crédito a sus propias palabras. Dejando de oir algunos pasos tras de sí, se giró y dijo a Jimeno: 

- "No os retraseis o serreis el primerro en ser deforrado". 

Continuó andando tras los otros dos pero las heridas y humedad en los pies le hacían empezar a envidiar al que se había sentado.

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10/03/2012, 20:39
Jimeno Ibañez

Y con las palabras del extranjero se levantó para volver al camino. Siguió a los demás en el paso como bien pudo intentando no quedarse atrás, no vaya a que la cháchara del alemán no fuera a ser broma. Que ya se sabe que en estos lugares  escarpados, los lobos y otras bestias traman las suyas. Y es que en las leyendas y rumores de estos pueblos de serranía es raro el no escuchar de un vecino que no haya caido en las fauces de algún lobo harto de carne de oveja.

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10/03/2012, 20:48
Jimeno Ibañez

Sintiendo a los bandoleros leojs al fin. Todos os dais cuenta como Jimeno se coloca un anillo que el dedo. Es una pieza extraña pero a todas luces  bien cara. ERlk extraño y callado hombre se lo había quitado al ver a los asaltadores. Seguro que con la idea de ocultarlo de aquellos hijosdemalamadre amantes de lo ajeno.

 

Notas de juego

Me permito esta nota de color

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10/03/2012, 22:06
Director

Poco a poco ascendéis progresivamente hacia la cúspide de aquella parte de la sierra, esperando alcanzar las estructuras. Al mismo tiempo el sol se va ocultando y poco a poco comienzan las primeras brisas que no harán sino presentar la noche como es debido. Una vez casi en la cúspide y tras atravesar un acantilado mediante un robusto puente de madera, llegais a una explanada la que se encuentra la edificación: es un monasterio. Un poco más alejado puede vislumbrarse un bosque.

Sin duda alguna os acercáis allí, hacia un arco principal principal muy ancho y alto (seguramente para hacer posible la entrada y salida de carros). Nada más estar bajo dicho arco, se presentan allí tres hombres encapuchados, los cuales os saludan.

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10/03/2012, 22:07
Hermano Pedro

Saludos Señores, bienvenidos al convento de San Marcelino -dijo uno de ellos-. Soy el hermano Pedro, y éstos son los hermanos Matías y Genaro.

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10/03/2012, 22:08
Hermano Matías

Bienvenidos -dijo Matías esbozando una sonrisa de educación.

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10/03/2012, 22:08
Hermano Genaro

Hola, Señores -apuntó el último- ¿qué les trae a este recóndito monasterio? No es frecuente que dispongamos de visitantes debido a la altura a la que nos encontramos.

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11/03/2012, 00:02
Rodrigo de Lara

 Buenas tardes señores -dijo Rodrigo con un ademán sobrio y respetuoso.

 No más que la mala fortuna nos ha traído hasta aquí, hermano Genaro. Siendo que nos encontramos con un grupo de malhechores en nuestro camino, hubimos de abandonar nuestras monturas a su suerte e internarnos en la maleza, perdiendo nuestro camino entonces. En nuestras extraviadas andaduras únicamente llegamos a ver esta edificación, por eso decidimos encaminarnos hasta aquí buscando modo de orientarnos y cobijo para la noche...- se interrumpió un momento como si se acordara de algo.

 Oh, perdonad mi descortesía. Yo soy Rodrigo de Lara, heredero de la casa de Lara.-eso lo dijo de corrido- Estos son Nicasio Juvenal de Ponferrada, noblehombre como yo, Jimeno Ibañez y Gerrman Rozstein.

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11/03/2012, 10:05
Jimeno Ibañez

A las buenas noches saludó al verse presentado por el señor Rodrigo de Lara. Su mente se desvió de inmediato guiada por su vacío estómago. Pensó en que aquellos monjes de bien les proporcionarian un plato caliente. Sopa y un chusco de pan. Nada del otro del mundo pero suficiente para entrar en calor.   

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11/03/2012, 17:22
Nicasio Juvenal de Ponferrada

Nicasio dejo que su nobel compañero Rodrigo hiciese los honores de presentarlos a todos.
Mientras este hablaba Nicasio con una mano a la cintura y postura gallarda, miraba con la frente bien en alto el lugar que le rodeaba.
Claro que el ascenso había causado estragos en su regio porte, alguna mancha de sudor por aquí, algunas hebras de pasto por allá, y muchas manchas de tierra húmeda, empañaban la regia postura del joven noble.
Pero aun así, debía ser siempre regio, como un caballero notable.
Que extraño lugar para poner un convento se dijo a si mismo, esta claro que no esperan tener muchos devotos por aquí.
Saludo cordialmente con una breve inclinación de cabeza y una media sonrisa a los tres curas esperando que tanto estos, como Rodrigo, terminasen sus presentaciones.

Luego con su elegante voz les pregunto acuciado por la curiosidad típica de un joven.
Perdonad señores, - le dijo a los curas con una floritura de las manos -, me gustaría saber que lugar este en el que nos encontramos, por cierto que dado lo indómito del paisaje que nos rodea, ha de ser dificultoso para los fieles el venir por aquí.

Notas de juego

Agmar sabe que esta en el monasterio de Marcelino.

Nicasio no presto atención en ese momento y por eso pregunta.

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12/03/2012, 15:18
Herman Rothstein

Herman, por el momento, permanecía en la retaguardia del grupo, consciente de que quizás no les agrade dar hospicio a un judío. Así pues, ante los saludos de los monjes, Herman respondió con reverencias y nada más.

Permanecía expectante para saber, más que cualquier explicación sobre el lugar, si les darían alojamiento y sustento.