Partida Rol por web

-Buena idea -Dijo Rodrigo respondiendo al judío- Pero primero deberíamos pasar por el comedor, para llenar el estómago y para hablar con Jimeno que me dijo que por allí estaría al mediodía. Puede que halla descubierto algo interesante.- Terminó Rodrigo dispuesto a partir, esperaba que no se les hubiera hecho demasiado tarde para la comida con todo el trajín del ataúd.

Al mencionar el noble y sugerir la comida, Herman pareció darse cuenta de que en efecto, tenía hambre, así que no puso objeción en seguir los pasos de Rodrigo hacia el comedor.

Os dirigísteis hacia el exterior. Aún con las dudas sobre vuestras cabezas acerca de la tumba, marchásteis hacia el comedor. Donde antes trabajaban los hermanos, en las huertas muchos de ellos, ahora no había nadie. Una vez dentro, la sala del comedor bullía en voces y vuestros pasos os encaminaron hacia allí. En el lugar estaban todos los hermanos reunidos, charlando, también se encontraba Jimeno, sorbiendo una sopa. Parecía que la mayoría habían terminado de comer. En el centro de la mesa se encontraba un gran puchero de Carlos, el cocinero.

Nicasio, Hermán y Rodrigo entraron por la puerta. Allí se encontraba Jimeno tomándose su sopa junto a todos los frailes.

Hola hijos, ¿cómo ha ido? Estuve preocupado, pareció que tardábais mucho, ¿qué habéis encontrado?

Ante la pregunta de don Cosme, el resto de hermanos se callaron y posaron las miradas en los tres hombres que habían irrumpido en el almuerzo del mediodía. Eran las 13.45.

Eso, eso ¿Que os ha podido retrasar tanto para privaros de los manjares de este santo lugar? Jimeno dejó ver el cuenco vació dando a entender que su contenido se había mudado recientemente a su propio estomago.

Rodrigo, al ver que Nicasio daba las explicaciones, simplemente saludó a los allí presentes y buscó donde podía servirse un poco de la comida de fraile aquella. Se sentó al lado de sus compañeros para comer, pero prefirió no hablar de los temas a tratar hasta que no se hubiera despejado el comedor, vista la expectación que había provocado su llegada no quisó verse expuesto a algún oído demasiado agudo.

Señores -dijo viendo la insistencia de Rodrigo al buscar comida de entre aquellos comensales-, creo que no hay mucho más que llevarse a la boca. Algunos frailes han repetido. Les recomendaría estar aquí a la hora de las comidas... A ver... vamos a "rebañar" bien esta olla...

Y se puso a echaros un poquito de caldo a cada uno de los nuevos presentes, muy poco, ciertamente.

Claro hijo, ahora tocan oficios de nuevo, es casi la hora de hecho -asintió don Cosme-, y podremos andar por el monasterio, que es muy fresco y puede hablarse bien.

En esos momentos se hicieron las 14.00 horas. Los frailes dejaron sus platos encima de la mesa y se marcharon todos a sus respectivos oficios (biblioteca, huertas, herrería, etc.). Por supuesto, el de el hermano Carlos era la cocina, y por extensión, al menos en esa abadía, tenía que guardar y limpiar platos también.

Cuando lo hubo hecho (mientras vosotros esperábais y charlábais de cosas sin relevancia con don Cosme), éste os preguntó.

Y bien, señor Nicasio ¿de qué queréis hablarme? ¿Habés hallado algo?

Son las 14.10 h.

Iba a mentirle.
Por Dios que si.
Más cuando aquel anciano amable le pregunto por lo que había descubierto, todas las mentiras que el joven Nicasio había planeado decir se esfumaron como el humo llevado por el viento.
Su cara se empapo del desasosiego a la vez que sus ojos se dejaban caer hasta el suelo incapaz de mirar a los ojos al anciano que iba caminando a su lado.
Veréis…Don Cosme…, le dijo rebuscando en su mente y por primera vez en mucho tiempo carente de palabras, la verdad es esta.
Le hablo entonces de la cerradura discreta.
De como habían forzado brutalmente la tapa.
De la bella espada y el desconocido morador del ataúd de piedra.
Y de la futilidad de la investigación realizada.
Si algo había en aquella catacumba, sus ojos no habían podido dar con ello.
Lo siento Don Cosme, le dijo con pena en la voz, os he fallado miserablemente desoyendo vuestra advertencia.

Rodrigo se limitó a confirmar lo que había contado su compañero Nicasio, en ningún momento se le había pasado por la mente mentir al anciano fraile. Aunque se extrañó por las maneras de disculparse del joven caballero esperó a que Don Cosme respondiera.

Aún quedaban algunos frailes por salir cuando los nobles comenzaron a hablar con fray Cosme. Herman, mientras hablaban, se limitó a observar a los frailes mientras salían, para tratar de percibir si alguno mostraba especial interés en lo que Don Nicasio y don Rodrigo pudieran decir y la contestación de fray Cosme. Cuando sólo quedó el Hermano Carlos, le prestó atención a él por si trataba de "arrimar la oreja" más de lo normal.

Por otro lado, sentado a una de las mesas, trata de comer despacio lo poco que se le ha puesto en el cuenco, ya que hasta la cena no habrá mas.

No pasa nada hijo -dijo Don Cosme-. Ya os dije que allí no había nada más que los restos que en paz descansan.

Don Cosme pensaba que, al pedirles que investigaran, habría consecuencias como las que habían sucedido: profanar una tumba para buscar. Era algo que debía soportar. Sin embargo, no habló con tal condescendencia a los investigadores por que aún estaban todos reunidos.

Es bastante tarde, hermanos -dijo a todos el Don-, y Dios quiere que labremos sus cosechas y cuidemos de su monasterio

Era ya hora de volverse a las tareas del hogar hasta las cinco, por lo menos. Cuando el resto de frailes se levantó y salió ordenandamente, don Cosme aún se quedó con vosotros. Se acercó a cada uno.

No os preocupéis, seguid investigando, esta situación es muy tensa y no quiero que el pánico se apodere de todos.

Son las 14.30

Rodrigo aprobó en silencio las palabras de Don Cosme, con un leve gesto de afirmación.

-En cuanto a la investigación, el hermano Jonás me dijo que el cuerpo de Don Damián no fue encontrado en el precipicio por donde cayó... ¿sabéis quienes se encargaron buscarlo?

Carraspeó para fijar la atención del Abad en él

- Si no es mal momento Padre, me gustaría hacerle también un par de preguntas pues he estado reflexionando sobre las circunstancias que rodearon la trágica muerte del Abad anterior y...- dejó la frase inconclusa para dar algo de dramatismo- intencionadamente - a sus siguientes preguntas para así despertar la atención del Abad - cuando Don Lucas descendió a las catacumbas alertado por unos ruidos, ¿fueron escuchados por alguien más esos ruidos? ¿quiénes estaban de guardia en ese momento? ¿se sabe qué les dijo el Abad a los guardias? ¿vieron éstos descender a Don Damián? ¿visitó algún hermano más a Don Lucas cuando estaba siendo tratado por el hermano Jonás? ¿está enterrado el hermano Don Damián en las catacumbas? ¿examinó Jonás el cuerpo del hermano difunto ? ¿dónde fue tratado el Abad?