Partida Rol por web

Donde los Valientes Temen Aventurarse

1. Nadie Está a Salvo.

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20/01/2012, 10:36
Narrador

 

De dos maneras podía llegar el viajero a Nesmé: en barco o a caballo. La ciudad se presentaba diferente al que venía por tierra que al que lo hacía por el río.

El jinete veía despuntar en el horizonte los tejados cubiertos de nieve, agitarse las banderolas, girar las veletas, echar humo las chimeneas. Veía un montón de luces encendidas brotando de las ventanas, resplandeciendo en un mar blanco, y pensaba en las ventanas de un barco. Sabía que era una ciudad pero la pensaba como una nave que lo iba a sacar de los páramos congelados, un velero a punto de partir a tierras cálidas, con el viento hinchando las velas todavía sin desatar. Y pensaba en todos los puertos del Mar de las Espadas, en las exóticas mercancías procedentes de Calimshám o Tethyr que los estibadores descargarían en los muelles, en las tabernas donde tripulaciones de distinta bandera se romperían la cabeza a botellazos.

En la neblina del río el marinero distinguía una suave colina que le recordaba al lomo de un caballo, flanqueada por las altas murallas de piedra le recordaba la forma de una silla de montar. Sabía que era una ciudad pero la pensaba como un caballo de cuyas albardas colgaban odres y alforjas de joyas grandes como puños, de buen acero enano y mágicas piedras chardalyn. Y se veía a la cabeza de una larga caravana que lo llevase del interminable río al antiguo y perfumado bosque de majestuoso silencio, a las casitas encaladas donde chisporrotearía alegre una fogata, al castillo de sólida roca tallado en la montaña que habría resistido innumerables ataques de trolls y uthgardt.

Cada ciudad recibía la forma del desierto al que se oponía; y así veían el jinete y el marinero a Nesmé, ciudad de confines.

Aunque, por supuesto, tu llegada a la ciudad había sido menos poética y bastante más azarosa. Aquella fría mañana te dirigías a la pequeña aunque ostentosa capilla de Lathander. Tu trabajo como mensajera te había mantenido muy ocupada la última dekhana, y no habías podido visitar a Elthina, una de las personas que te habían recibido con los brazos abiertos en Nesmé. 

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20/01/2012, 12:24
Jinete de Nesmé

La capilla era un edificio de mármol, cuadrado y macizo, coronado por cúpulas doradas que irisaban bajo la débil luz del sol matutino. De pie, junto a la escalinata que conducía a las puertas orientadas al Este, habían dos Jinetes de Nesmé arrebujados en sus capas. Su aliento se condensaba en nubecillas tras las cuales te observaban con curiosidad.

Me temo que no habrá hoy misas en el templo, Ciclón —dijo uno de los guardias.

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20/01/2012, 12:34
Kayle

Kayle había deambulado un buen rato dando saltitos de tejado en tejado, dándole un travieso golpecito de vez en cuando al cartel que sobresalía de alguna tienda para "limpiar la nieve y que se viera". A uno o dos vecinos había pillado desprevenidos colándosela por el cuello de la camisa, cosa que había provocado una exclamación de sorpresa para alborozo de la media docena de chiquillos que la iban siguiendo, espectantes, desde el suelo. Aquello pasaba bastante a menudo cada vez que la veían porque sabían que siempre ocurría "algo mágico" o "algo divertido" en su presencia.

Finalmente, la genasí se había deslizado por una canaleta y de un grácil (y teatral) salto, había aterrizado en el suelo y había seguido caminando mientras tarareaba una cancioncilla que no recordaba bien dónde había oído. Los niños tomaron aquello como que el espectáculo había terminado por el momento y habían corrido a jugar por las calles, atacando ogros invisibles con espadas de madera y disparando flechas con arcos imaginarios.

Mientras andaba, Kayle respiraba el viento frío del norte como si quisiera llenar al máximo los pulmones con él, disfrutando de las volutas que se formaban al respirar, para ella no era en absoluto un frío hostil y cortante. No obstante, a acercarse al templo y ver los jinetes, sintió un extraño estremecimiento que nada tenía que ver con la temperatura ambiente.

Se aproximó entre curiosa y extrañada hasta que uno de los hombres le habló y la hizo detenerse arqueando una ceja.

¿Qué? ¿Por qué no?

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20/01/2012, 13:08
Jinete de Nesmé

El hombre que había hablado se encogió de hombros.

No creo que esté el horno para bollos.

—Los lathanderinos siempre encuentran ánimo para todo le respondió su compañero, masticando tabaco.

Puedes pasar y comprobarlo por ti misma —dijo el primero—. El sargento Hakkon debería estar a punto de salir.

—Como tarde mucho se me van a congelar las p... eh... que tengas un buen día.

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20/01/2012, 13:30
Kayle

Kayle envió una segunda ceja a hacer compañía a la primera durante los primeros segundos, luego frunció el ceño contrariada y miró la entrada del templo. Si hasta el sargento estaba allí...

"¿Ánimo? ¿Ha pasado algo?".

Sin responder echó a andar a paso apurado hacia el interior mientras volvía a sentir el mismo escalofrío de antes.

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20/01/2012, 13:50
Señora del Alba Elthina

Las puertas dobles daban acceso a una estancia alargada y abovedada, que hacía las veces de lugar de culto y reunión. Estaba iluminada por un conjunto de conjuros de luz continua, de tonalidad rosada y rojiza. Aquí la pequeña comunidad de servidores del Señor del Alba curaban a los heridos y los enfermos, financiaban a los que tenían planes para nuevos negocios o ayudaban a la gente que, como tú en el pasado, quería instalarse en la ciudad. Por toda la estancia había bancos de madera tallada. En uno de ellos estaba sentada Elthina, cuyos hombros se movían como si la quincuagenaria estuviera sollozando. De pie junto a ella estaba el sargento Hakkon, hablando en murmullos con gesto contrito.

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20/01/2012, 14:11
Kayle

Kayle siempre había tenido la sensación de que el templo irradiase por sí mismo una paz y una serenidad que la hacían sentirse protegida, a gusto, pero en aquella ocasión la creciente inquietud que traía con ella desde fuera la espoleaba a acelerar cada vez más el paso por el corredor.

¡Elthina!—exclamó al localizar entonces a la sacerdotisa junto a Hakkon. Dejó de andar y corrió los pocos metros que la separaban de allí. Cuando llegó pasó uno de los brazos sobre los hombros de la mujer en una especie de abrazo a medias y se agazapó junto al banco—. ¿Qué pasa? ¿Ha ocurrido algo?

Kayle no recordaba haberla visto ni una sola vez con algo distinto a una sonrisa radiante en el rostro, aquello la había preocupado de verdad.

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20/01/2012, 14:44
Sargento Hakkon

Lo siento de veras, Señora del Alba —decía un afligido Hakkon—, tenéis un alma buena. Odio dar malas noticias a la gente buena.

El sargento de los Jinetes de Nesmé se percató de que te acercabas y se separó de Elthina, dedicándote una respetuosa inclinación de cabeza a modo de saludo.

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20/01/2012, 15:13
Señora del Alba Elthina

Elthina apoyó la cabeza un instante en tu hombro antes de enjugarse las lágrimas en un pañuelo bordado.

Mi nieta... lleva tres días desaparecida —sollozaba la lathanderina, con el rostro transido por el dolor—. El dios nos dice que afrontemos los problemas con optimismo, pero a veces es tan difícil...

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20/01/2012, 15:19
Sargento Hakkon

El Sargento Hakkon frunció los labios y cambió el peso de una pierna a otra, incómodo.

Estamos haciendo todo cuanto está en nuestras manos, Señora del Alba. No nos daremos por vencidos.

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20/01/2012, 15:21
Kayle

Kayle terminó por sentarse en el banco al lado de Elthina arropándola en un abrazo suave. De algún lugar entre la ondulante melena blanca de la genasí que siempre flotaba con suavidad en torno a su cabeza como si fuera un jirón de nube mecido por la brisa, salió algo entre transparente y blanco que por poco no se estampa contra la cara de Hakkon por la velocidad a la que lo hizo.

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20/01/2012, 15:32
Céfiro

¿Todo? ¿Qué estáis haciendo?—preguntó Céfiro con su vocecita aguda, flotando a apenas medio palmo de la nariz del hombre. Enseguida cambió y se colocó suspendido sobre el hombro derecho—. ¿Estáis buscando?—y al siguiente segundo se desplazó volando sobre el izquierdo—. ¿Por los alrededores? ¿Por la ciudad?

Finalmente terminó por subirse a la cabeza pero como en sí su forma era la de un pequeño tornado en miniatura, en cuanto se posó lo que ocurrió fue que el pelo del sargento se arremolinara en espiral.

¿Dónde?

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20/01/2012, 15:38
Kayle

¡Céfiro!—lo regañó Kayle—. No atosigues a la gente.

El elemental emitió algo que debió ser un sonido interrogante aunque bien podría haber sido perfectamente el leve susurro de una hoja en medio de una ventisca, y brincó de la cabeza de Hakkon para volar de nuevo junto a la genasí, quedándose suspendido en el aire cerca de ella.

Kayle lo miró unos instantes, luego suspiró y le dio unas palmaditas en el hombro a Elthina, sin soltar, como si con eso pudiera animarla de alguna forma.

No puede haberse esfumado sin más—dijo finalmente levantando la vista para mirar al humano con la preocupación en los ojos—. ¿Cómo pudo pasar? ¿Tenéis... alguna pista de dónde se la vio por última vez?

- Tiradas (1)
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20/01/2012, 15:50
Sargento Hakkon

El sargento siguió a Céfiro con la mirada, apartándose cada vez que el pequeño elemental daba vueltas a su alrededor, con la expresión de resignación fastidiada de un padre siendo incordiado por su propio hijo. Cuando lo llamaste de vuelta, Hakkon volvió a adoptar una pose más digna y marcial.

No me corresponde a mi comentar los detalles de la investigación —replicó el sargento a tu familiar, pero su rostro se dulcificó al mirarte a ti—, pero no se trata de un hecho aislado. Nos han notificado la desaparición de seis niñas en sólo un par de dekhanas. 

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20/01/2012, 16:07
Señora del Alba Elthina

¡Lathander bendito! —se escandalizó Elthina, tapándose la boca con la mano.

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20/01/2012, 16:09
Sargento Hakkon

Creemos que se las están llevando fuera de la ciudad, pero aún no hemos conseguido descubrir dónde —terminó el sargento y añadió en un murmullo: —, sólo espero que no sea la obra de un depravado.

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20/01/2012, 16:43
Kayle

Los ojos de Kayle se abrieron considerablemente ante la revelación mientras Céfiro, que se había aburrido de estar flotando durante tres segundos en el mismo sitio, terminó por posarse en su hombro.

¿Fuera de la ciudad... ?—la genasí desvió la vista a un punto indeterminado del infinito como si después de aquello el resto lo hubiera continuado pensando en su fuero interno. ¿A dónde?

No, no sonaba bien, definitivamente no sonaba bien. Algo extraño estaba pasando y si los jinetes no lograban descubrirlo... es porque no eran suficientes, o porque tenían que ser más rápidos, ¡tres días eran muchos días! Y a velocidad a ella no le ganaba nadie.

¿Puedo ayudaros?—se escuchó decir repentinamente, a lo que corrigió sin darse cuenta—. Quiero ayudaros.

Niñas, eran solo niñas. Y concretamente no pensaba ver sufrir a Elthina y quedarse de brazos cruzados sin hacer nada.

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20/01/2012, 17:01
Sargento Hakkon

Hakkon frunció el ceño y te observó con un decidido ademán protector.

No me gustaría que te involucraras en esto, Ciclón —dijo. Hizo una pausa para echar una mirada de soslayo a Elthina—. Podría ser peligroso. No me perdonaría que...

Carraspeó con evidente incomodidad.

—...un civil sufriera daño por hacer la tarea de la guardia.

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20/01/2012, 17:06
Kayle

Y yo no me perdonaría que le pasara algo a esas niñas mientras estoy aquí sentada cómodamente viendo pasar las nubes—insistió Kayle—. Quiero ayudar.

Se levantó del banco sin brusquedad aunque continuó al lado de Elthina, con una de las manos sobre su hombro.

Además, no soy una civil "cualquiera", ¿recuerdas?—sonrió levantando las cejas con gesto entre pícaro y orgulloso—. Y si no que se lo pregunten a los trolls.

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20/01/2012, 17:40
Sargento Hakkon

Tu valor es admirable —admitió el sargento tras una breve pausa—, pero asegúrate de que no ciega tus habilidades. No nos enfrentamos a un enemigo al que puedas abatir con un rayo. Al menos hasta que podamos encontrarlo.

Hizo un gesto con la mano.

Ven, si quieres ayudar tenemos que ponernos en marcha inmediatamente.
 


 Kayle: tu relación con Hakkon ha aumentado en 1 punto: Amistad — Asociado (3)