Partida Rol por web

Donde los Valientes Temen Aventurarse

2. El Camino a la Redención.

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22/01/2012, 15:42
Narrador

De dos maneras podía llegar el viajero a Nesmé: en barco o a caballo. La ciudad se presentaba diferente al que venía por tierra que al que lo hacía por el río.

El jinete veía despuntar en el horizonte los tejados cubiertos de nieve, agitarse las banderolas, girar las veletas, echar humo las chimeneas. Veía un montón de luces encendidas brotando de las ventanas, resplandeciendo en un mar blanco, y pensaba en las ventanas de un barco. Sabía que era una ciudad pero la pensaba como una nave que lo iba a sacar de los páramos congelados, un velero a punto de partir a tierras cálidas, con el viento hinchando las velas todavía sin desatar. Y pensaba en todos los puertos del Mar de las Espadas, en las exóticas mercancías procedentes de Calimshám o Tethyr que los estibadores descargarían en los muelles, en las tabernas donde tripulaciones de distinta bandera se romperían la cabeza a botellazos.

En la neblina del río el marinero distinguía una suave colina que le recordaba al lomo de un caballo, flanqueada por las altas murallas de piedra le recordaba la forma de una silla de montar. Sabía que era una ciudad pero la pensaba como un caballo de cuyas albardas colgaban odres y alforjas de joyas grandes como puños, de buen acero enano y mágicas piedras chardalyn. Y se veía a la cabeza de una larga caravana que lo llevase del interminable río al antiguo y perfumado bosque de majestuoso silencio, a las casitas encaladas donde chisporrotearía alegre una fogata, al castillo de sólida roca tallado en la montaña que habría resistido innumerables ataques de trolls y uthgardt.

Cada ciudad recibía la forma del desierto al que se oponía; y así veían el jinete y el marinero a Nesmé, ciudad de confines.

Aunque, por supuesto, tu visión de la ciudad había sido menos poética y bastante más miserable en los años de tu juventud. Habías regresado a la ciudad que te vio nacer con el sueño de enmendar el daño que habías hecho, con el convencimiento de que podías ser otra persona. Para ti, Nesmé era, sobre todo, un camino a la redención.

Hacía frío aquella mañana, cuando te levantase al romper el alba. Habías rezado tus oraciones, realizado tus ejercicios con la espada y aseado. Te encontrabas realizando un frugal desayuno cuando unos nudillos llamaron a tu puerta con apremio. Un latido de corazón más tarde tu puño se había cerrado sobre la vieja cimitarra. La costumbre de años se negaba a morir. 

Escuchando el gruñido de protesta de tu madre, en mitad de su catatonia inducida, te dirigiste a la puerta para ver quién era.

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22/01/2012, 19:33
Narrador

Hakkon te había confesado más tarde que la Primera Vocal Irulán conocía el caso de las niñas desaparecidas y que, como venía siendo habitual en los últimos tiempos, había decidido reclutar la ayuda de aventureros para llegar allí donde los Jinetes no podían o no los dejaban. Lo que sí resultó una sorpresa es que uno de los candidatos que el Sargento Hakkon tuviera en mente fuera precisamente el que te recogió inconsciente e indefensa hace un año: Ánder, el paladín de Torm. Hablase lo que se hablase de él en Nesmé, no parecía importarle un ardite a Hakkon.

Te sorprendió que el sargento te guiara hasta la zona más pobre de la ciudad. Caíste en la cuenta de que nunca le preguntaste a tu benefactor dónde vivía, pero en tu imaginación siempre tenía una residencia decente, quizá una casa señorial. En cambio, te encontraste frente a un edificio de ladrillo con la fachada llena de manchas de dudosa procedencia. En el aire flotaba un aroma a rancio, e iban ya tres ratas que habías tenido que esquivar, una de ellas incluso estaba muerta. Y ni muerta te subirías a su tejado: parecía a punto de desplomarse en cualquier momento. 

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22/01/2012, 19:39
Sargento Hakkon

¿Ánder? Soy yo, Hakkon. ¿Puedes abrir?

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22/01/2012, 20:09
Ánder

El sonido de varios cerrojos pudo escucharse claramente por los que estaban al otro lado de la puerta. Y por fin ésta se entreabrió para mostrar a un joven humano de delicadas facciones, detrás de él se podía contemplar una pequeña habitación a la que habían dado hace poco una mano de pintura y colgado un adorno de flores.

El joven esbozó una sonrisa al ver a Hakkon y no alzó mucho su voz al hablar.

-Claro que puedo. Buenos días nos de el Señor del Alba, amigo.-dijo Ander. Pegando un vistazo rápido a los lados del jinete, no era un buen barrio y sus costumbres estaban demasiado arraigadas para ello.-Hola Kayle, me alegro de verte. No sabía que conocías a Hakkon.-  dijo al reparar en la hermosa Genasi.

-Me gustaría invitartos a pasar, pero mi madre está... enferma, y cualquier sonido la despierta. ¿Puedo ayudaros en algo rápido o queréis ir a algún sitio?. Incluso podemos desayunar en algún puestecito de por aquí.- Porque si a lo que he comido hasta ahora llama alguien desayuno, yo le diré que no se tiene que pasar el día con esa pesada armadura.

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22/01/2012, 20:27
Kayle

Kayle parecía estar encontrándose en pleno debate mental sobre si aquello que había visto de reojo correr a refugiarse tras unas cajas en una de las callejuelas adyacentes había sido una rata muy gorda o un gato muy raquítico. No estaba segura de cuál de las dos opciones le parecía más extravagante...

Al escuchar que la puerta se abría se asomó por detrás de Hakkon y sonrió ampliamente. Bien porque se alegraba realmente de ver a Ánder, bien por quitarle algo de dramatismo al asunto. O bueno, bien podía ser por las dos cosas.

Hola, Ánder—respondió—. Hacía tiempo que no te veía. ¿Cómo te va?

Ante la pregunta del paladín, miró a Hakkon con gesto interrogante.

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22/01/2012, 21:01
Sargento Hakkon

Estoy de servicio —replicó Hakkon tras darse unos momentos—, pero no me gustaría molestar a tu madre. 

Hizo un gesto con la mano enguantada.

Guíanos. Donde gustes.

Ánder hizo lo propio, y guió a genasí y sargento a un puesto cercano donde vendían salchichas. Aunque tenían aspecto grasiento y el vendedor no es que guardara muchas medidas higiénicas, no se podía negar que el aroma a vino y pimienta era delicioso. Hakkon, hizo honor a su cargoy rechazó la salchicha cuando se la ofrecieron.

He oído que ahora alquilas tu espada —dijo cuando se hubieron alejado del puestecillo.

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22/01/2012, 21:36
Ánder

-Hola Kayle.-la sonrisa del joven se hizo más pronunciada cuando la muchacha le respondió.-Creo que simplemente me va, ni mejor ni peor.-

Ánder cerró la puerta por fuera con varias llaves y acompañó a Hakkon y a Kayle por las calles del barrio, llevandoles al puestecillo de Torz, las salchichas del halfling eran magníficas y nadie había enfermado después de comerlas. Siempre que no se comieran el puesto entero, claro.

No comentó nada acerca de la negativa de Hakkon a comer, una salchicha no iba a hacer ningún daño, pero respetaba su código, sobre todo porque respetaba al hombre que los mantenía.

Cuando se alejaron respondió a su pregunta:-En honor a la verdad tengo que decir que sí, alquilo mi espada y mi empeño para cualquier causa justa. Y si hay alguna que no proporcione oro y pueda emprenderse también lo haría.- Agarró la empuñadura de su cimitarra, para pasear por las calles no había llevado ni su armadura completa ni su espadón.

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22/01/2012, 22:24
Sargento Hakkon

Hakkon asintió y durante unos momentos parecía que no iba a decir nada más.

Tengo algo para ti: creo que es una buena oportunidad. Para demostrarles a todos lo que vales realmente. Una oportunidad que mereces —el sargento dedicó al paladín una suave sonrisa de afecto—. Estamos buscando la colaboración de aventureros para un asunto delicado.

La mandíbula del sargento se tensó.

Están desapareciendo niñas en la ciudad. Van seis en dos dekhanas. Crías, sin ninguna otra relación entre ellas que la juventud y el sexo —el sargento se detuvo—. Estamos muy preocupados.

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23/01/2012, 17:02
Ánder

Y quieres a alguien que sepas honrado en ésto con dos dedos de frente. Pése a que lo primero que acudió a la mente de Ánder fue el cínico comentario de su subconsciente, la lógica y la razón se impusieron. Estaba ocurriendo algo terrible, y había ya muchos inocentes involucrados.

-¡¿Seis?! Eso tiene que estar conectado. Es horrible, cuando pienso en cómo se sentirán sus padres... ¿Qué más detalles puedes darme? Alguna pista tendréis.-

Así era ahora Ánder, ni había respondido a la pregunta de si colaboraría, para él no era necesario, no existía la opción de ignorar el asunto.

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23/01/2012, 17:15
Sargento Hakkon

El Sargento puso un gesto pensativo, como si estuviera haciendo acopio de detalles. Pero lo cierto es que acabó pronto.

Tenemos indicios de que se las pueden estar llevando fuera de la ciudad, de noche y por el río. Hacia el Norte —hizo una pausa—. Dónde se las llevan es sólo materia de conjeturas, pero dudo que los Uthgard quieran a nuestras niñas para nada. Creo que Luskan es un destino más probable.

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23/01/2012, 17:24
Kayle

Kayle, que caminaba distraída mirando los restos de nieve en los tejados como si estuviese pensando algo sobre ellos... giró en ese momento la cabeza hacia Hakkon.

¡Ajá!—dijo sonriendo con pícaro regocijo malévolo—. Así que después de todo estás dejando que un civil haga el trabajo de un guardia. ¿Se lo pensabas pedir a él y a mí no?

Se cruzó de brazos levantando ligeramente la barbilla con fingida indignación triunfal. La melena blanca de la genasí siempre se encontraba ondeando con suavidad en torno a su cabeza, como si la meciera una invisible corriente marina, y aquello le daba un efecto teatral de lo más alegórico a la postura.

—¿Qué tienes que alegar en tu defensa?

Justo en aquél instante pareció caer en la cuenta de lo último que acababa de decir el sargento y el gestose le descompuso en una expresión mezcla de sorpresa y de inquietud. Aquel nombre no solo no le sugería nada bueno, si no que lo asociaba a algo todavía peor

Espera... ¿Luskan?—repitió—. ¿Has dicho que Luskan pueda ser un destino probable?

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23/01/2012, 17:31
Céfiro

De algún lugar escondido entre la melena y el cuello de la capa de piel de la genasí, se asomó un tornado en miniatura (literalmente hablando) con dos pequeños ojillos de chispeante azul.

Doy fe de que sólo está sorprendida, no sorda—dijo con una vocecilla aguda y algo silbante que recordaba al susurrar del viento entre las hojas—. Aquí escondida hay una oreja.

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23/01/2012, 17:35
Kayle

Kayle giró el rostro y miró ceñuda a su Familiar.

(Aurano) Neisia satseska ...

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23/01/2012, 22:47
Ánder

El joven sonrió al ver a Kayle juguetear con su pequeño amigo cuasi invisible. Y empezó a hablar con voz algo pedante.

-Kayle, es posible que sea el trabajo de un guardia buscar a las niñas, pero un Jinete de Nesmé no podrá alejarse mucho de su ciudad sin que consideren que ha desertado, y si tienen una pista que lleva a Luskan, es lógico que busquen aventureros o mercenarios para que realicen el trabajo. Gente profesional que no llame la atención de los secuestradores como un jinete haría.-

Se dio cuenta de que estaba hablando a Kayle como Dalavor le hablaba a él al principio y añadió. -Y si te sigo hablando de cosas que ya sabes como si fueses medio tonta, me darás una bofetada y lo peor es que me la mereceré. Estoy seguro que ya has pensado todo ésto y le estás tomando el pelo a Hakkon.- continuó Ánder.-Y si estás aquí es obvio que quiere ofrecernoslo a los dos.-

En detrimento del paladín habría que decir que, encandilado por el remolino parlante, no había percibido la cara que puso la joven al mencionar Hakkon Luskan.

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23/01/2012, 23:13
Kayle

Bueno. En realidad he tenido que agarrarle por los tobillos, ponerle boca abajo y zarandearle hasta que ha accedido a dejarme ayudar—respondió Kayle mirando al sargento con una encantadora, irónica y teatral sonrisa. Luego su rostro perdió enseguida el tinte jocoso y adoptó un gesto algo más inquieto... lo cierto es que la revelación la había preocupado y aquello se notó también en el tono de su voz—. Pero no sabía lo de Luskan, ¿de verdad lo... crees posible, Hakkon?

El pequeño Familiar parecía ignorar el tema, simplemente le devolvía la mirada curiosa a Ánder, asomado desde el hombro de la genasí.

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23/01/2012, 23:28
Sargento Hakkon

El Sargento de los Jinetes soltó un largo y elocuente suspiro que parecía gritarle a Ánder: ¿ves con lo que tengo que lidiar? Pero en vez de pronunciarlo en voz alta esbozó una sonrisa tranquila.

Por muy lógico que sea, sin pruebas para respaldar mi teoría es sólo eso, una posibilidad entre tantas. No os ceguéis a otras opciones, mantened los ojos abiertos, recabad información y extraed vuestras propias conclusiones —Hakkon volvió a hacer una pausa—. Necesitaréis la ayuda de un rastreador, alguien que os ayude ahí fuera. Y conozco a la persona idónea para encontrarlo. ¿Os parece que vayamos a verla?

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23/01/2012, 23:42
Kayle

Eso ni se pregunta—respondió Kayle ignorando la ristra de consejos. Luego añadió con curiosidad:—. ¿Quién es?

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24/01/2012, 09:38
Sargento Hakkon

Hakkon sonrió a Kayle como ante la curiosidad implacable de un niño pequeño.

Se llama Tabin —dijo, enlazando las manos a la espalda—. Es una semielfa y se dedica a organizar rutas de caravanas y preparar escoltas.

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24/01/2012, 09:43
Narrador

Has oído hablar de Tabin.

Hubo un robo muy sonado a uno de los mercaderes más prósperos de la ciudad, el enano conocido como Jezzen. El golpe se atribuye a la maestra ladrona Morgan, aunque se rumorea que Tabin (¡su amante!) la ayudó a perpetrarlo. Sin embargo, nunca se pudo demostrar nada que implicara directamente a la semielfa. Morgan se esfumó para que nunca más se supiera de ella.

- Tiradas (1)
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24/01/2012, 09:49
Narrador

Has oído hablar de Tabin.

Hubo un robo muy sonado a uno de los mercaderes más prósperos de la ciudad, el enano conocido como Jezzen. El golpe se atribuye a la maestra ladrona Morgan, aunque se rumorea que Tabin (¡su amante!) la ayudó a perpetrarlo. Sin embargo, nunca se pudo demostrar nada que implicara directamente a la semielfa. Morgan se esfumó para que nunca más se supiera de ella.

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