Partida Rol por web

Donde los Valientes Temen Aventurarse

3. La Gran Morgan.

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24/01/2012, 10:42
Narrador

De dos maneras podía llegar el viajero a Nesmé: en barco o a caballo. La ciudad se presentaba diferente al que venía por tierra que al que lo hacía por el río.

El jinete veía despuntar en el horizonte los tejados cubiertos de nieve, agitarse las banderolas, girar las veletas, echar humo las chimeneas. Veía un montón de luces encendidas brotando de las ventanas, resplandeciendo en un mar blanco, y pensaba en las ventanas de un barco. Sabía que era una ciudad pero la pensaba como una nave que lo iba a sacar de los páramos congelados, un velero a punto de partir a tierras cálidas, con el viento hinchando las velas todavía sin desatar. Y pensaba en todos los puertos del Mar de las Espadas, en las exóticas mercancías procedentes de Calimshám o Tethyr que los estibadores descargarían en los muelles, en las tabernas donde tripulaciones de distinta bandera se romperían la cabeza a botellazos.

En la neblina del río el marinero distinguía una suave colina que le recordaba al lomo de un caballo, flanqueada por las altas murallas de piedra le recordaba la forma de una silla de montar. Sabía que era una ciudad pero la pensaba como un caballo de cuyas albardas colgaban odres y alforjas de joyas grandes como puños, de buen acero enano y mágicas piedras chardalyn. Y se veía a la cabeza de una larga caravana que lo llevase del interminable río al antiguo y perfumado bosque de majestuoso silencio, a las casitas encaladas donde chisporrotearía alegre una fogata, al castillo de sólida roca tallado en la montaña que habría resistido innumerables ataques de trolls y uthgardt.

Cada ciudad recibía la forma del desierto al que se oponía; y así veían el jinete y el marinero a Nesmé, ciudad de confines. Tú lo sabías mejor que nadie.

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24/01/2012, 10:44
Morgan

Aquella fría mañana de invierno saliste de tu casa y te dirigiste al encuentro de Stel por la Calle de la Seda.

Disculpe, buena mujer.

La voz susurrante, ronca para la de una mujer, suave para la de un hombre, te detuvo en seco. Un escalofrío te recorrió la columna vertebral, pues la reconociste de inmediato esa voz: era la de Morgan. Giraste sobre tus talones y te encontraste, en cambio, a un hombre.

Era un hombre delgado e imberbe, de facciones suaves. Probablemente un pisaverde de alguna familia rica, vestido al último grito de Aguas Profundas: la capa corta, la camisa de mangas anchas, el sombrero de ala ancha y el puño delgado y enjoyado de su espada. Pero había algo detrás de la fachada. El ademán arrogante, la mirada calculadora y la sonrisa provocadora era la de tu antigua socia y mentora.

¿Sería tan amable de indicarme una dirección?

- Tiradas (1)
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24/01/2012, 13:40
Tabin

Tabin se había levantado remolonamente de la cama. Últimamente se notaba cansada, como hibernante. O quizá era solo que poner un pie fuera de la cama, con el frío helador que envolvía su habitación a pesar de la chimenea, resultaba una proeza sólo digna de los valientes. No digamos ya quitarse la ropa de dormir y enfundarse en las varias capas de abrigo con las que afrontaría el cierzo exterior. Pero Tabin no era de las que se hundía en la miseria y, para animarse, pensó en todas las cosas que podría hacer en la jornada. Quizá pasarse por las Cinco Coronas para tomarse una cerveza caliente o al Orgullo del Norte para escuchar buena música. Cuanto más ocupada y entretenida estuviese, mejor. Si pensaba demasiado terminaba sintiéndose mal y triste.

Por el camino saludaba a sus conocidos con una sonrisa, pero no pudo evitar que se borrase cuando Morgan la abordó disfrazada de hombre. Sentía cosas demasiado contradictorias como para saber cómo reaccionar correctamente. Se quedó quieta y tiesa y la miró como si no se creyera que estuviese alli.

-¡Mor...! -se interrumpió y miró hacia todos lados. ¿Alguien se habría dado cuenta de que la elfa estaba allí? ¿Qué dirían si...?- ¿Qué haces aquí?

Intentaba ser disimulada, pero la piel empezaba a picarle por la euforia y el miedo, el reproche y la decepción. Siempre que pensaba en Morgan se le mezclaban las emociones de tal manera que no sabía qué era qué. Bajó la voz y frunció el ceño, intentando que no se evidenciara su emoción.

-No deberías estar aquí. Deberías estar... en otra parte. ¡Si te cogen te despellejan!

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24/01/2012, 14:25
Morgan

¿Cogerme? —los labios de Morgan se curvaron en una sonrisa entre desdeñosa y divertida—. No hay nadie en esta ciudad que pueda cogerme. Mira a tu alrededor. La gente es estúpida: aceptan la apariencias más superficiales y no son capaces de ver más allá de sus narices. 

El pisaverde que no era un pisaverde tiró de la cadenita que había a tu cuello y extrajo el colgante con forma de caballo que Ulfe había tallado para ti. Lo examinó durante unos momentos.

Hueso de trucha de cabeza de jarrete. Interesante elección de material. Sólo un artesano en la ciudad lo utiliza —le dio una vuelta, apreciativamente—, y no sería capaz de hacer un trabajo tan fino. Un regalo, desde luego, de alguien muy especial. Veo que no has perdido el tiempo.

Posó sus manos enguantadas en tus antebrazos y te miró de arriba abajo.

¿Cómo va el negocio de las escoltas de caravanas?

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24/01/2012, 14:38
Tabin

Tabin se ruborizó. Nunca había ocultado a Morgan nada sobre su vida o sus amantes, pero el modo condescendiente (o eso le parecía) con el que habló sobre el colgante hizo que se avergonzase un poco. ¿Era un reproche? ¿Eran celos? ¿Era genuino interés? Nunca sabía qué esperar de su mentora.

-Ulfe lo hizo para mí -confirmó-. Desde que te fuiste solemos pasar mucho tiempo juntos.

No pudo evitar que la última frase tuviese un tono un poco más duro. Lo cierto era que la echaba de menos. Nunca había intentado sustituirla (cada persona era distinta, tenían cualidades únicas que nadie más compartía) pero a veces pensaba que su marcha le había dejado un vacío extraño, distinto al que le había dejado Varn. Con el médico nada quedaba ya que decir, pero Morgan, en cambio... ¡Era todo tan diferente y tan complicado!

-Todo va bien. Jezzen está muy pesado y me ha causado algunos problemas por lo de tú ya sabes qué, pero todo va bien. Rutina.

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24/01/2012, 14:55
Morgan

Ah, el bárbaro de colmillo retorcido, sí. Esperaba que te cansaras de él pronto, pero se ve que no aprecias la inteligencia tanto como pensaba.

Morgan suspiró, como si de improviso el tema la aburriera mortalmente.

Rutina, rutina. No eres una mujer hecha para la rutina, Tabin. No tiene por qué ser así si tú no quieres.

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24/01/2012, 15:24
Tabin

-¡Morgan! ¡No seas mala! -exclamó Tabin con aire infantil-. Yo no me canso de la gente, y Ulfe es más listo de lo que crees. Que sea un bárbaro no significa que... -El cambio de Morgan la interrumpió. Tabin dejó de fruncir el ceño y pasó a mirarla con cierto temor-. Ya sé cómo sería eso... y no estoy segura de querer. A mí me gusta esta ciudad, Morgan. Soy feliz aquí. No quiero tener que volver disfrazada, ni que me odien.

Buscó la mano de su amiga y la estrechó entre las suyas.

-Sabes que te quiero, pero no puedes pedirme eso.

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24/01/2012, 15:35
Morgan

Claro que lo sé murmuró suave como la seda.

Morgan no retiró las manos. En cambio, esbozó una sonrisa rara: hambrienta, peligrosa, que sugería placeres inimaginables o que amenazaba de muerte. Con Morgan nunca se sabía.

¿Y tú? ¿Sabes lo que sucederá si rechazas mi oferta?

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24/01/2012, 15:54
Tabin

-Morgan... -Tabin bajó la voz y la mirada. Las manos le temblaban levemente.

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24/01/2012, 18:24
Morgan

Por cierto, los guantes que has tocado estaban envenenados, encanto —enunció Morgan, como si hablara del tiempo—. Veneno de contacto: extracto de loto negro, ¿no te ha olido a vainilla? Estarás muerta en menos de una hora.

La elfa extrajo un frasquito que contenía un líquido transparente.

Este es el antídoto... salvo que los guantes no estuviesen envenenados. Si no lo estuviesen, el veneno estaría en este frasco —te puso el pequeño redoma en la palma de la mano—. ¿Qué piensas, Tabin? ¿Un farol? ¿Un doble farol? ¿Un triple farol?

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24/01/2012, 18:35
Tabin

Tabin se soltó rápidamente de las manos de Morgan y la miró muy seria mientras se olfateaba las manos. ¿Vainilla? ¿Olía a vainilla el loto negro?

-No serías capaz. No me harías eso. No me odias, ¿verdad?

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24/01/2012, 18:38
Morgan

Tus manos olían, definitivamente, a vainilla. Al menos en eso, Morgan no mentía.

Eso tendrás que decidirlo tú —dijo con tono cortante. ¿Era tristeza por tus dudas o despiadada resolución?

Morgan se quito el sombrero de ala ancha y se lo llevó al pecho.

Me gustaría quedarme a ver tu decisión, pero el tiempo apremia —echó un vistazo al frasco de líquido trasparente—. Buenos días, Tabin.

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24/01/2012, 18:44
Tabin

-Morgan -llamó Tabin. La miró como un cachorro herido, con sus grandes ojos castaños tristes y brillantes. Y, sin que Morgan fuese lo suficientemente rápida como para apartarse, le tomó la cara con las manos. Ya no tenía esa mirada que había aprendido a fingir de ella misma, sino media sonrisa. Temblaba como una hoja, pero en sus ojos había resolución-. No creo que fueras capaz. Si vas a irte, bésame antes.

- Tiradas (1)
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24/01/2012, 18:54
Morgan

Tuviste la satisfacción de ver la sorpresa en los ojos de Morgan bien de cerca. No parecía esperarse algo así. Notaste la rigidez de su ademán entre tus manos durante unos latidos de corazón antes que la glacial calma volviera a su semblante y a su postura. 

Estoy sorprendida. De veras que lo estoy —admitió Morgan. 

Los traseúntes os echaban miradas de curiosidad, pero pronto desviaban la mirada extrayendo las conclusiones equivocadas.

Y también un poco decepcionada. ¿De verdad crees que llevaría veneno en los guantes sin haberme tomado el antídoto? —bufó—. No soy una aficionada.

Se mantuvo en el sitio, manteniendo tu mirada con descaro. Sin besarte, ni apartase.

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24/01/2012, 19:06
Tabin

-No, no lo creo -contestó Tabin sin dejar de tocarla-. Pero tenía que intentarlo. Ahora sólo me queda una opción.

Tabin estaba nerviosa. No era mentira que había dudado y que aún dudaba, pero en ese momento, en esa mañana como cualquier otra, iba a tener que responder por lo que creía.

-Sabes que sigo a Sune y que creo en el amor sobre todas las cosas. Creo en que me amas y en el amor que yo te profeso. Por eso no vas a traicionarme y yo a ti tampoco. De eso se trata el amor. Prefiero morir por amor que vivir sin él.

El corazón le latía galopante. Era como si por fe estuviese saltando desde la torre de un castillo hasta el diminuto montón de paja que se supone debe estar debajo para amortiguar la caída. Si cayera fuera (y había demasiadas posibilidades) sólo cabría pensar en lo estúpida y ciega que había sido...

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24/01/2012, 19:19
Morgan

Morgan parpadeó y de nuevo tuviste el pequeño triunfo de pillarla con la guardia baja. Desde luego, no se esperaba algo así. 

¿De modo que morirías por mi pero serías incapaz de abandonar la engañosa seguridad de tu vida junto a ese bárbaro simplón para venir conmigo? Querida, te he enseñado a mentir mejor que eso —¿eran los celos o era el desprecio el que hablaba?—. Pero si estás tan segura de que vas a morir y que no quieres hacer nada para remediarlo, no necesitarás ese frasco. Devuélvemelo y yo me beberé su contenido, ¿qué me dices?

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25/01/2012, 09:28
Tabin

-Yo no he dicho eso. ¡Oh, por los dioses! ¿Es eso otra vez? ¿Por qué quieres arrastrarme de esa manera? ¿Por qué no me dejas ser feliz a mi modo? -Tabin la soltó y se cruzó de brazos, evitando mirarla. Comenzaba a enfadarse de verdad-. Hablas igual que Varn. ¿Quieres el frasco? Tómalo. Estoy cansada de estos juegos y de que me pongas a prueba. Bébete el antídoto, que seguro que es agua azucarada. Si sólo me queda una hora, me gustaría ver a mi madre y no acabar mi vida discutiendo contigo.

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25/01/2012, 10:18
Morgan

Tus palabras se clavaron en Morgan con el preciso perfil de la incisión de un puñal esgrimido por una mano experta. Había acusado el golpe, lo pudiste leer en su rostro, que siempre parecía inexpugnable. Si estaba fingiendo también en eso, desde luego tenía más experiencia en mentir que en ser humana.

Fue a decir algo pero sólo le salió un balbuceo desvalido y ridículo, poco propio de la gran Morgan. Se quedó ahí plantada, mirándote mientras tu mirabas para otro lado. Viste por el rabillo del ojo como se bebió el contenido del frasco. Un momento después, giró sobre sus talones y se marchó sin decir nada.

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25/01/2012, 12:43
Tabin

-¡Espera! -Tabin siguió a Morgan y la tomó de la muñeca-. Lo siento, perdóname. Te echo de menos... No quiero que te vayas así.

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25/01/2012, 12:55
Morgan

Morgan se detuvo, pero ahora era ella quien no te miraba a la cara. Estaba dolida, pero no lloraría. Ella nunca lloraba, nunca la habías visto hacerlo y no creías que fuera capaz. Los sentimientos eran algo que tenían otras personas, no la gran Morgan. Y sin embargo, ahí estaban: aflorando en su rostro pétreo, agitando su respiración y traspirando por su piel.

Vuelves a mentir. Lo que no quieres es quedarte con un sentimiento de culpabilidad —dijo esta vez, sin temblarle la voz. 

Miró a tu mano aferrada en torno a su muñeca y, por fin, alzó la mirada hasta tus ojos. Tensó la mandíbula.

Deja que me vaya dijo, antes de sufrir un breve acceso de tos.