Partida Rol por web

Las primeras horas de camino transcurrieron sin novedad. Vartan te había explicado que aunque lo normal suele ser salir de madrugada en los viajes de varios días, tenía pensado hacer parada en una posada que había a orillas del Lago Calenhad por lo que el emplear la mañana en hacer las últimas ventas le venía bien.

Nolan había añadido que, si se lo permitiesen en los tiempos que corrían, hasta las Hermanas de la Capilla le comprarían armas. A lo que el herrero había respondido con un codazo flojo en las costillas que había arrancado una risotada entre espasmos de tos a su hombre de armas.

Con ambos en el pescante y Balaena dentro de carromato, a ti le había tocado la parte trasera de éste en la que podías sentarte colgando los pies por fuera, viendo el camino que dejábais atrás. A ambos lados de la arenosa calzada pronto empezaron a aparecer los vestigios de innumerables campos de batalla abandonados: Lanzas, hachas, astas partidas y toda una colección de armas herrumbrosas clavadas aquí y allí, o rotas entre los arbustos. Árboles astillados y asaeteados... incluso huesos pelados asomando entre algún que otro ocasional montón de metal que en su día fue una armadura.

La Ruina había llegado hasta aquella altura, tan cerca del norte, pero conforme os acercáseis al sur, la devastación que la horda había dejado a su paso, sería peor. Habías estado en Ostagar, lo sabías bien.

Entrada la media tarde y todavía con aquel panorama alrededor, sin previo aviso, la caravana dio un tumbo que hizo que casi salieras disparado fuera. Vartan la detuvo inmediatamente.

—¡Joder!—maldijo—. ¿De dónde ha salido ese maldito bache? ¿Estáis bien ahí atrás?

—Sí, más o menos... —Balaena salió refunfuñando del interior de la carreta por el pescante y se sentó frotándose la frente con una mano—. Pero con un chichón nuevo en breve.

—No creo que haya "salido" de ningún sitio, más bien di que no lo has visto—matizó Nolan que se había quedado medio espatarrado en el pescante:—. ¡Viejales!

—Este "viejales" aún puede mandarte de vuelta a Orlais con la huella de su bota en el trasero, así que déjate de chorradas, Nolan. No había ningún bache en la carretera—suspiró el herrero mientras hacía lo propio para inspeccionar qué le había ocurrido al carromato. Al hacerlo la expresión de extrañeza fué suprema—. ¿Qué narices es esto?

Si te bajabas podrías ver que había algo debajo de la carreta, algo que parecía el asta de una lanza solo que sin nada en la punta. Una tosca vara de hierro, que parecía haber surgido del suelo literalmente y se había incrustado entre los ejes de una de las ruedas. Por suerte no los había roto pero ahora la susodicha rueda estaba atorada.

Sion casi da con sus huesos en la tierra, pero instintivamente se había agarrado recibiendo un doloroso tirón en el hombro. Aunque habría sido mucho peor caerse, algún diente podría haber quedado de recuerdo entre el polvo del camino. Bajó de un salto y dio un vistazo a la carreta para buscar al culpable del "incidente".

Parecía el mango de algún arma de asta. No había manera de mover la carreta sin destrabar la rueda. Sin embargo el modo en que estaba bloqueando los ejes no era normal... demasiado preciso para ser un arma olvidada del camino.

Desenvainó su gastada arma mientras vigilaba a los laterales del camino por si algún asaltante estaba oculto esperando el momento oportuno para salir a degüello. Sopesando las opciones no era mal sitio para una emboscada, aunque no lograba averiguar como hacer el bloqueo de un modo tan efectivo.

- Bajar la voz, mira este atasco Orlesiano y dime sino notas nada raro. -

—De acuerdo, Fereldeno—respondió Nolan con imitada voz grave y marcial.

Bajó con un movimiento ágil del carro y se agachó junto a la rueda, no pasaron ni dos segundos hasta que frunció el ceño.

—Está en diagonal... es como si esta cosa hubiese brotado del suelo y se hubiese incrustado en la rueda justo en el momento en que pasaba—dijo—. Pero hasta donde yo sé, las lanzas no crecen de la tierra por mucho que las riegues.

Se levantó sacudiéndose las rodillas.

—Diría que es algo hecho por alguien de no ser porque no he visto a nadie lanzarse bajo las ruedas de nuestra carreta para trabarla. No tengo ni puñetera idea de dónde ha salido esta maldita cosa.

—Me importa un nug de dónde haya salido. No pienso quedarme a contemplarla todo el día porque no podemos movernos hasta que la saquemos—zanjó Vartan—. Ahora mismo la carreta no va ni para adelante ni para atrás... y la única forma que veo de destrabarla es quitar la rueda, arrancar eso del suelo, y volver a montar la rueda.

Suspiró y miró a su alrededor como si buscase algo con la vista, luego se volvió hacia ti y hacia y Nolan.

—Pero necesitamos algo que sostenga en peso la carreta mientras está con sólo tres... Mirad a ver si podéis encontrar una buena piedra, o un buen tronco que sirva como soporte, yo mientras iré desmontando la estornija.

Balaena fué a decir algo pero una mirada de su padre bastó para hacerla resoplar y cruzarse de brazos sin moverse del costado de la carreta. Vartan no parecía cómodo en aquél lugar con aquel extraño contratiempo.

Aquel era el peor lugar para detenerse a una reparación de emergencia, más si teníamos en cuenta lo raro del percance. Podía haber sido una mera casualidad, pero de ser así era una de esas circunstancias que solo ocurrían una vez en la vida, cuanto antes acabasen con el atasco antes se irían.

- Miremos por donde la arboleda Nolan, con suerte encontramos algo o tal vez tengamos que arrancar una de las ramas más gruesas.  Y cuanto antes mejor, no me inspira confianza este sitio. -

Sion se encaminó hacia la arboleda con el arma presta por si acaso, los ojos sondeaban el suelo, matojos y los árboles en busca de algo lo bastante resistente para poder usar de soporte.

- Espero que tenga un buen hacha entre las mercancías porque de tener peor suerte tendremos que acabar usándolo. -

—Hacha y lo que se tercie—respondió Nolan siguiéndote a paso ligero mientras saltaba de vez en cuando algún matojo—. No existe arma en el mundo que Vartan no sepa forjar.

Él también llevaba la espada desenvainada pese a que no había llegado a descolgarse el escudo

Estuvísteis husmeando entre la turba y la maleza. Había montones de rocas y montones de leños por aquí y por allá, incluso restos calcinados de algún arma de asedio ligera en plan balista, pero algo con el tamaño adecuado para poder sostener el pesado carromato mientras Vartan cambiaba la rueda no era fácil de encontrar (ni de transportar, concluíste en determinado momento) aunque por suerte sólo tendríais que arrastrarlo unos metros.

Nolan llegó incluso a coger en determinado momento un espeluznante cráneo mondo y lirondo que a juzgar por los dientes colmilludos perteneció en su día a un miembro de la horda. Lo encontró medio enterrado en un afloramiento de helechos y utilizando el pulgar a modo de mandíbula inferior se puso a hacer ventriloquía sobre lo repugnantes que eran los engendros tenebrosos y lo curioso que resultaba que muertos lo fueran menos que vivos. Pero al instante lo tiró a un lado y recuperó la actitud seria, conforme pasaba el tiempo se notaba que en el fondo el orlesiano estaba igual de inquieto que tú con aquél lugar por más que tratase de quitar un poco de hierro al ambiente.

Finalmente, tras unos diez minutos durante los cuales entre Balaena y Vartan habían logrado dejar la rueda lista para ser extraída, hallásteis algo que podía serviros. Se trataba de parte del robusto soporte de la base una balista (el resto había desaparecido a saber el Hacedor cómo) éste estaba poco chamuscado, de hecho, sólo por una parte, de modo que no era posible que el fuego lo hubiese debilitado. Estaba a unos cien metros escasos del camino pero os bastaba, no tenía sentido buscar más y cuanto antes os largáseis, mejor.

—Ayúdame con esto, Sion—pidió Nolan dando unos golpecitos con la mano sobre el soporte—. Creo que podría valernos pero esta un poco incrustado en la tierra, este sitio debe ser un cenagal cuando llueve. Habrá que tirar un poco; tú empuja por el otro lado.

Envainó un instante la espada y aguardó a que te colocaras en el lado contrario. A la de tres comenzásteis a tirar y empujar respectivamente con lo que el robusto soporte de madera fue desprendiéndose lentamente del suelo terroso. Pesaba lo suyo pero no era nada que entre ambos no pudiérais arrastrar hasta el camino.

Y entonces las cosas se pusieron realmente feas de golpe.

Un repentino y agudo alarido surgió de entre la maleza resonando con una estridencia casi dolorosa. Soltaste el soporte de balista y te tapaste los oídos con las manos de forma involuntaria pues por un momento pareció como si aquél penetrante chillido te fuese a hacer estallar los tímpanos. Los caballos de la carreta relincharon sobresaltados y Balaena tuvo que avalanzarse sobre las riendas para intentar calmarlos mientras Nolan daba un bote en el sitio y, soltando de golpe el soporte , desenvainaba su espada a la velocidad del rayo mirando hacia todas partes.

—¡Por la sangre de Andraste! ¡¿Pero qué cojones... ?!

El suelo pareció estallar en una nube de polvo y tierra a ambos lados y detrás de vosotros. Cuatro figuras oscuras, desgarbadas, horrendas y ominosas salieron literalmente del subsuelo. Como si hubiesen estado allí sepultadas todo el rato.

Tenían la piel macilenta, unas orejas largas y picudas sobresalían de una cabeza pelada en la que refulgían sendos ojos rojos como la sangre rezumantes de pura maldad. Los colmillos de las criaturas eran finos y afilados, como hileras de agujas amontonadas todas en dos babeantes hileras. Los brazos huesudos remataban en garras prominentes y sucias que sostenían sendas cuchillas de aspecto aterrador, enormes y afiladas como hojas de afeitar que estaban empapadas de un líquido negro como la tinta.

—¡Sharlocks!—maldijo Nolan descolgando su escudo para adoptar una postura defensiva al reconocer rápidamente a las criaturas. Acto seguido empleó el mote con el que las gentes de a pie habían bautizado a aquel subtipo de engendro tenebroso—. ¡Chillidos!

Tira iniciativa.

INICIATIVAS

1. Chillido A
2. Chillido C
3. Chillido D
4. Sion
5. Chillido B
6. Nolan

Con aquél penetrante y agudo chillido que se clavaba en los tímpanos hasta taladrar el cerebro, el primero de los Sharlocks se avalanzó sobre Nolan segando el aire con aquellas terroríficas cuchillas. El guerrero alzó su escudo y éstas rasparon la superficie haciendo saltar un chispazo.

El par de engendros que habían surgido de la tierra cerca de ti se lanzaron también al ataque a una velocidad aterradora. Pero no eras un novato y eludiste la primera cuchillada con una ágil finta. No obstante, habían logrado flanquearte y el segundo de los Chillidos logró acertarte en uno de los antebrazos cortando el cuero de tu ropa y trazando una fina linea roja.

—¡Sion!—gritó el Nolan retrocediendo como podía mientras trataba de mirar de soslayo lo que ocurría contigo y a la vez mantener a raya a aquellas dos bestias con las que se batía—. ¡Rápido! ¡Espalda contra espalda!

Chillido A ataca a Nolan pero falla.

Chillido C ataca a Sion pero falla.

Chillido D flanquea y ataca a Sion, le hace 3 puntos de daño.

Nolan está tratando de moverse hacia g13 para que no os flanqueen (las cuatro casillas que ocupa el soporte de la balista son terreno no atravesable)

INICIATIVAS

1. Chillido A
2. Chillido C
3. Chillido D
4. Sion
5. Chillido B
6. Nolan

- ¡Hijo de mil padres! - Fue lo único que atino Sion a decir cuando la cuchilla le cortó la carne. Su replica fue un golpe bastante impreciso que ni de lejos logró alcanzar al chillido, pero al menos tenía el arma lista para recordar al engendro que esta presa iba a costarle bastante cara.

Una emboscada en superioridad numérica era una táctica muy típica de esos monstruos, el pícaro tenía bastante con evitar las cuchilladas de los dos chillidos, pero no pudo evitar una preocupación al pensar en Vartan y su hija, podía haber más engendros y los habrían atacado en plena faena y poco preparados.

- ¡Te voy a clavar esas cuchillas en las pelotas! -

Para flanquearme el chillido "D" debería estar en la casilla E13, imagino que fue un despiste.

Retrocedo en 1 único paso de 5 pies en diagonal a la casilla G13.

Tu ataque falló por poco. Mientras, el otro Chillido que asediaba a Nolan trató de herirlo pero sus cuchillas volvieron a encontrarse de nuevo con la dura superficie del escudo del orlesiano... el cual retrocedió hecho un baluarte con patas, pegando su espalda contra la tuya para evitar ataques traicioneros por parte de aquellas bestias.

—¡Reventé las asquerosas cabezas de docenas de vosotros en Denerim!—rugió—. ¡Venid, vamos! ¡No me importa añadir más a la suma!

La voz del orlesiano resonó firme y segura. De alguna forma hizo que, interiormente, las ganas que tenías por acabar con aquellos monstruos se vieran fortalecidas.

Chillido B se mueve a i11 y ataca a Nolan pero falla.

Nolan da un paso de 5 pies y se mueve a g13

Nolan usa Grito de Guerra (el número amarillo es el vigor gastado) Ambos tenéis un +1 a las tiradas de impacto y daño durante los siguientes 3 turnos.

Nota: Sí, fue un desliz, ya lo arreglé, el Chillido estaba realmente en e13 (es importante que la letra sea minúscula, si te fijas, hay "e" y "E" en las coordenadas) Ah, y en tu caso sólo puedes moverte a f13 con el paso de 5 pies así que deduzco que es ahí donde querías ir.

El desafío fue respondido por otro rabioso y agudo alarido que fue desviado con otro chispazo al chocar las cuchillas contra el escudo. Quien había atacado a Nolan esta vez era la criatura que llevaba las armas untadas en el misterioso líquido negro (te diste cuenta ahora que veías a aquellas cosas más de cerca que no todos portaban así las armas) pero el guarda de caravana de Vartan estaba demostrando con creces que no se trataba de la primera vez que luchaba por su vida. Tuviste la misma suerte a la hora de eludir las acometidas de tus rivales que ahora lo tenían algo más difícil para acertarte con el soporte de la balista incordiando.

Por desgracia, tus temores no eran infundados. En medio de la refriega alcanzaste a ver que otro Chillido había salido del suelo cerca de la carreta y mientras Balaena trataba de controlar a los aterrorizados caballos, Vartan la protegía blandiendo un hacha con el arrojo de un león. Los animales relinchaban y piafaban con el blanco de los ojos a la vista y las orejas muy pegadas a la cabeza mientras la muchacha tiraba de las riendas y esquivaba de vez en cuando algún que otro golpe que sacudían con los cascos delanteros.

—¡Viejo!—gritó Nolan alarmado. Al parecer era una especie de mote desde la camaradería que usaba para dirigirse al herrero.

—¡Olvídate de mí, chico! ¡Acabad con esos hijos de puta!—respondió Vartan mientras esquivaba con una facilidad insultante un ataque del engendro y devolvía un certero hachazo—. ¡Esto no es nada comparado con lo que nos comimos en Ostagar!

El herrero sabía defenderse. No era el entrenamiento marcial de un soldado, era la lucha de un miliciano, pero un miliciano que sabía que lo único que se interponía entre su hija y aquella cosa era él. El Chillido no iba a salir bien parado.

El Chillido A se mueve a h13 y ataca a Nolan pero falla.

El Chillido C se mueve a e12 y ataca a Sion pero falla.

El Chillido D ataca a Sion pero falla.

INICIATIVAS

1. Chillido A
2. Chillido C
3. Chillido D
4. Sion
5. Chillido B
6. Nolan

Sion esquivó los ataques con dificultad, un oponente diestro blandiendo dos armas era un duro adversario. Podía aprovechar para sacar la daga, pero difícilmente podría parar los golpes de esas armas con un filo tan delgado. La balista le molestaba pero también impedía los movimientos de esa pareja de engendros.

El pícaro se hizo a un lado y propinó una patada a la rodilla del chillido, no era un golpe violento pero a ese monstruo no pareció gustarle y le atacó con dos feroces cuchilladas a la cabeza. Sion se agachó en el momento adecuado dejando que su espada se incrustará en el estómago del chillido. La carne cedió con facilidad y la sangre quedó untada en el arma. La herida era fatal, el chillido por fin se callaba.

- La herida te ha mejorado la voz. -