Partida Rol por web

El hombre de pesada armadura avanzaba sin vaciles hacia el interior del oscuro pasillo que daba acceso a la sala del oráculo, un lúgubre lugar en el cual sólo se encontraba una gran pila rectangular hundida en el suelo, apareciendo únicamente los bordes encima del mismo. En su interior, un extraño liquido de color verdoso, del cual emanaba un tenue fulgor que iluminaba la zona donde se encontraba la pila, se movía en círculos, creando una leve neblina que cubría la habitación.

El guerrero se detuvo ante la pila, observándola durante unos instantes. – Mi señora, ¿me habéis hecho llamar? – Preguntó con voz fuerte y decidida. Los ecos de la pregunta comenzaron a mezclarse con extraños sonidos que parecían provenir de la pila, la cual se movía ahora con mucha más fuerza.

- Verminaard, ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué se alarga tanto la espera?. – Una voz sibilina que parecía emanar de las profundidades de la tierra se escuchó a través del líquido verdoso. – Nuestros ejércitos están haciendo muy buen trabajo y todo está saliendo como planeamos, mi señora. Ya sólo los estúpidos solámnicos nos separan de la conquista de todo el continente. Incluso Silvanesti ha caído en nuestras manos. – respondió el caballero que, aunque hacia verdaderos esfuerzos por qué no se notara, en ocasiones le temblaba la voz.

- ¡¿Cómo planeamos?! – Un grito proveniente de la pila callo de golpe al guerrero. La voz resonó por toda la estancia mientras que la niebla poco a poco se iba haciendo más espesa y asfixiante. – Aun no has encontrado al hombre de la joya en el pecho, inútil. No puedes decir que todo está saliendo como planeamos. – El silencio volvió a inundar la habitación. Verminaard, no era capaz de emitir ningún tipo de sonido y permanecía inmóvil esperando la reprimenda de su señora. – Pero eso no es todo. Me han llegado rumores de la existencia de un poderoso báculo que ha caído en manos de los hombres. –

- Si, mi señora. – alcanzó por fin a hablar el guerrero. – También ha llegado a mis oídos, pero ya he puesto remedio. Esos bárbaros, al igual que los que les intentaron ayudar a escapar han sido capturados y en este momento están siendo llevados a Pax Tharkas con el resto de los prisioneros. Pronto el báculo estará en mis manos, y será destruido. –

- Vuelves a errar Verminaard. Esos bárbaros han escapado de las garras de tus Draconianos. Por lo visto no habían logrado apresar a todo el grupo que los acompaña. Quiero saber quiénes son, quiero saber todo sobre ellos y por supuesto – la luz proveniente de la pila se hizo cada vez más intensa. – quiero ese báculo!!! – Tras estas últimas palabras, la niebla se fue disipando poco a poco, mostrando al guerrero postrado rodilla en tierra ante la pila y casi sin aliento…

La sinuosa figura de la Daga Oscura pronto se hizo ver entre las huestes de Verminaard. Muchos de los guerreros de la fortaleza la amaban del mismo modo que la temían. Esta vez no iba sola, algo que extraño en demasía a los soldados que se encontraban en el patio de armas. La acompañaban un enano, un minotauro, un semielfo, un humano y lo que extrañaba más, un draconiano con vestimentas clericales, algo totalmente inusual.

Bajo la atenta y recelosa mirada de los guerreros, y con la bella mujer de oscuros cabellos al frente, entraron en la fortaleza, en dirección a la sala del trono, donde se encontrarían con el Lord del ejército Dragón Rojo.

Allí se encontraba, su sola presencia hacía estremecer hasta al más valiente, y en esta ocasión, a este grupo de valerosos hombres, no iba a ser diferente. Un escalofrío recorrió el cuerpo de cada uno de ellos al ver la inquietante mirada de Verminaard. La Daga Oscura se adelantó unos pasos e hizo una leve reverencia al Lord.

- Ya estoy de vuelta, mi señor. He traído conmigo a los hombres más idóneos para la misión, espero que sean de su agrado. – Comenzó hablando la mujer y esperó la aprobación por parte de su señor, el cual solo hizo un gesto de afirmación con la cabeza. – Ellos son Renegado, un valeroso explorador que dice no temer a nada y odiar a los de su especie. Es algo bravucón, ya lo he podido notar, pero los actos por él hablan solos y puede sernos de mucha utilidad. – comentó señalando al humano. – A su lado esta Kromm, el minotauro. Decir de él que no se detiene ante nada ni nadie, es fuerte, robusto y simple… interesante para nuestra misión. – su voz no parecía irónica, sino todo lo contrario, afirmaba en todo momento que pensaba lo que decía. – Él es Raven, un mago enano bastante atípico, la verdad. Es duro y a la vez ingenioso y posee un gran poder con la magia. El siguiente es Damon, un semielfo que reniega de la sangre que corre por sus venas, considera como enemigo a todo servidor del bien. Ha combatido en varias guerras, aunque no siempre en el lado correcto, he de decir. – Lanzó una furibunda mirada al semielfo al decir estas palabras, no la agradaba que hubiera servido a las fuerzas del bien en alguna ocasión, aunque al fin de al cabo, era un mercenario. – Y por último, mi señor, una de las más extrañas creaciones de Dracart, un draconiano Clérigo adorador de la señora de la oscuridad. Se trata de un Bozak y de nombre Ant. Algo me dice que nos será muy interesante. – La mujer, una vez acabado su presentación, se hizo a un lado para que los presentados avanzaran.

- Muy bien Kitana. ­– Aprobó a la asesina con un gesto con la mano derecha. – Pero que sean ellos los que me digan que les ha traído hasta aquí. – La voz de Verminaard resonó por toda la sala. Volvió a juntar sus manos entrelazando los dedos y esperó pacientemente para escuchar lo que cada uno tenía que decir.

Doy un par de pasos al frente, me bajo la capucha de mi capa y con una voz ronca y penetrante respondo ante ese hombre en armadura, sin tapujos en la lengua deja ver cuales son sus intencios, tal y como le han pedido.

-Poder, magias ocultas, antíguas, artefactos arcanos que sólo un ser tan poderoso como tu señora puede conceder a los mortales. Tengo otra motivo, pero realmente no es tan interesante y tu señora no me lo podría conceder, pués es una búsqueda personal que he de realizar durante mi vida. De repente empieza dice unas palabras en un idioma extraño y el cuervo se posa sobre su calva y empieza a observar al resto de aventureros que hay en la sala.

Damon se movio inquieto, su casco giro durante un instante hacia Kitana y luego volvio a mirar hacia el Lord. Gracias a su armadura no se podian deducir de él expresion o sentimiento alguno, salvo por el temblor de la mano derecha que termino apoyando en la espada.

- Oro.

Se le oyo decir al final, y casi como si se lo hubiera pensado mejor lo unico que dejo caer sobre el pomo de su espada fue la palma de su mano. Mis motivos son mios, al igual que tus motivos para esta misión son tuyos. Penso para si, pero no dijo nada más.

Escucho la presentación de la atractiva Kitara en silencio. No me inclino a modo de saludo ante el Lord al oír mi nombre ni hago ningún gesto perceptible, permanezco totalmente quieto observando la escena. Cuando llega mi momento de hablar me adelanto un paso manteniendo la mirada del poderoso Lord Verminaard, y rudo digo:

- Mi voluntad es la voluntad de Takhisis, no me detendré hasta que sea la dueña absoluta de Krynn y todo caiga bajo su hermoso manto de oscuridad.

Enfundado en la túnica ceremonial y con la cabeza cubierta por la capucha el draconiano avanza con el resto del grupo siguiendo a la Daga Oscura ante las miradas frías de los soldados que se encuentran en el patio de armas. Los ropajes no esconden sus alas y los compañeros de raza miran con envidia y cierto desprecio a su congénere beneficiado por la favores del Dragón de las Cinco Cabezas. El igualmente desprecia su falta de voluntad y lealtad.

Después de alcanzar con paso baso bamboleante pero tranquilo la sala del trono del Lord del Dragón, permanece en silencio mientras escucha la conversación entre la asesina y el acólito de Takhisis. A continuación escucha con interés las explicaciones de cada uno de los seleccionados para esta misión.

Valiente improperio el de ese enano calvo. Ella es la única que puede conceder y quitar, ella es la que dispone y arregla ¿Cómo podría haber algo que no está a su alcance? Pero es ambicioso, y eso es bueno.

Oro dice solamente el semielfo. Eso es una arma de doble filo. Puede ser fácil de utilizar o convertirse en motivo de traición. En cualquier caso significa una cosa: débil voluntad.

Este explorador me gusta. Reconoce el poder y autoridad de Mi Reina y también es ambicioso. Espero que no se trate solo de palabrería.

Cuando le toca presentarse retira tranquilo la capucha de su rostro y de una paso al frente.

- Mi Señor Verminaard, he venido al mundo convocado por El Guerrero Oscuro y en agradecimiento por este regalo entregaré mi vida gustoso en cumplir su voluntad y traer la paz y su sabiduría a cada rincón de Krynn.

Después da un paso hacia atrás y regresa a la fila con sus compañeros.

El viaje hasta aquel lugar había puesto de mal humor a Kromm... Como si en algún momento estuviese de buenas... Escuchó con detenimiento la conversación entre Kitanas y Lord Verminaard, y se volvió a preguntar porque la Dama Negra había confiado a algunos humanos la tarea de invadir Krynn... Eran débiles, de cuerpo y de mente, traicioneros y poco fiables. Si una de las castas de minotauros liderasen aquella campaña hacia tiempo que se hubiese resuelto...

Escuchó también las diatribas de sus acompañantes, le daba bastante igual las motivaciones de los demás....siempre que no se antepusieran a las suyas...

Al parecer mi señor, su pregunta no ha sido bien interpretada... Queréis saber qué nos ha traído aquí y no lo que esperamos obtener de esta visita... En mi caso la respuesta es que lo que me ha traído aquí es....la obediencia... Y ese también es mi presente y lo único que puede tener seguro que no se quebrantará...

Con un gesto marcial cruzó el gran hacha que portaba sobre su pecho y dedicó una inclinación de testa al Lord de los Dragones.

se me escapa una risilla ante los comentarios del minotauro

Y yo que pensaba que te habían traido aquí tus patas jeje

Bueno, no perdamos mas tiempo en estos actos protocolarios, que hemos de hacer Lord Verminaard?

Al parecer el enano además de mago era cómico... En otra circunstancia le hubiese reído la gracia, pero no estaban en una taberna festejando.... Estaban ante el Lord de los Dragones a la espera de que los considerase dignos para encomendarles una misión.

No dedicó ni una simple mirada al gracioso...no merecía su atención. Esperó a que Lord Verminaard hablase con el oscuro deseo de que castigase al bufón enano por su insolencia.

Uno a uno fue escuchando a los elegidos por Kitana sin inmutarse siquiera. Las respuestas del enano y el guerrero humano eran las que esperaba, se movían por la codicia y la insensatez, y eso era algo con lo que podía jugar. Sin embargo, los otros tres parecían ser realmente fieles a la causa de Takhisis, cosa que también le complacía. Sin embargo, su cara cambió de golpe tras el último comentario del enano.

- Vaya, parece que ya ha aparecido el bufón del grupo. – Sus ojos se clavaron en los de Raven, como si le estuviera arrancando la vida. – ¿Sabéis lo que me parecen los bufones? – preguntó al resto pero sin esperar que nadie le respondiera. – Me parecen un estorbo, una carga absurda, los detesto por qué no hacen más que incordiar al que tienen al lado y sobre todo, - Se levantó del trono y lentamente se fue acercando a Raven hasta posar su mano en el hombro del enano. – porque no saben callar cuando la situación lo requiere… y esta situación ya lo creo que lo requiere. -

La pretenciosa respuesta del minotauro, creyéndose más inteligente que el resto, no pasa desapercibida para el draconiano que tuerce la mirada observando al arrogante hombre toro.

Sorprendente la autoconfianza de ese bruto pero parece leal y sumiso a los designios de la reina. Veremos si es capaz de  estar a la altura de sus palabras.

El comentario del enano es la respuesta natural a esa prepotencia, pero parece que no es consciente de enfrente de quién se encuentra. Al fin y al cabo pocos humanos tienen el favor de estar tan cerca de Ella.

Ant  espera con neutralidad a que el Lord de los dragones resuelva esta estúpida chiquillada, detonada por ese que le dicen Kromm, con las manos entrelazadas ocultas bajo la negra túnica.

Mientras se acerca el lord de los dragones y a medida que empieza a soltar ese discurso, ya veo donde va a acabar esto, y aunque intento resistir su poder, soy incapaz de hacerlo.

No le daré el placer de oirme gritar, me dolerá como en el pasado me dolieron los rituales que realicé o más, pero no saldrá ni una palabra de mi boca, aceptaré el "castigo"...por el momento.

Despues de aguantar ese dolor no abriré la boca ante él.

Veo que aún no soy lo bastante poderoso y esta imprudencia me ha salido cara, pero ya me encargaré de poner a ese minotauro en su sitio, ya le llegará su hora.

En ningún momento aparto la mirada de sus ojos, aunque sean aterradores, no puedo dar signo de debilidad.

El sólo contacto de la mano con el hombro del enano ya le hizo a éste presagiarse lo peor. Verminaard no era tan despiadado como Ariakas, pero sin duda no aceptaba este tipo de falta, y debía hacerle pagar por ello. La tez del enano poco a poco se fue blanqueciendo y una exhalación fría salió de su boca en forma de vaho, como si realmente se le estuviera escapando la vida. Aun así, Raven aguantó, su constitución y testarudez enanas hicieron que no legara a hincar rodilla.

- Con dolor se aprende enano… con dolor se aprende… - fueron las palabras que salieron por la boca de Verminaard antes de soltar el hombro del enano, el cual tardaría algo en recomponerse. - ¿Alguno mas tiene alguna otra ocurrencia que decir?. -

Con una mueca de satisfacción que sus acompañantes no sabrían descifrar, Kromm guardó silencio ante la pregunta de Lord Verminaard... Era lo que había que hacer, el enano ya había pagado por su in indisciplina y su castigo era una muestra para el resto de que aquello iba en serio.

Bajó el hacha y retornó a su sitio en la fila esperando las órdenes que les fueran a dar. Era la oportunidad para el minotauro de demostrar su valía... Aunque su fidelidad era para Sargas, no escondía su simpatía por la Reina de la Oscuridad, que inició la campaña por el dominio de Krynn. Lo que más fastidiaba a Kromm era que para servir a la causa de Takhisis hubiera de confraternizar con individuos como aquellos...pero debía pensar que eran meros instrumentos en manos de la diosa, incluido él, y que debían obedecer...

Observo con fría impasibilidad la escena, no dijo nada, ni tan sólo se movió. Logró ver la medio sonrisa del Minotauro ante el sufrido castigo del enano.

Minotauros... todos son unos crueles animales. Sentenció en su cabeza, ya había conocido a muchos como él. Estas bestias sólo sirven para una cosa.

El silencio de los allí reunidos era lo que Verminaard quería escuchar, dio media vuelta y se dispuso a ocupar su trono de nuevo, no sin antes dedicarle una furibunda mirada a Kitana, la cual parecía algo asustada. Una vez volvió a sentarse sobre su trono, volvió a mirar uno a uno al grupo y comenzó la explicación.

- Bueno, entiendo que estáis al tanto de lo que está sucediendo en Ansalon, de lo contrario no entendería que hacéis aquí, así que me ahorraré contaros la historia y me centraré en lo que necesito de vosotros. Hace unos días aparecieron en Solace dos bárbaros de las llanuras que portaban un objeto muy valioso para mi señora. Se trata de un báculo o un cetro de suma importancia y que debe recalar en mis manos. – Se recostó sobre el respaldo del trono. – Esos bárbaros escaparon de mis draconianos hará un par de días, al parecer no están solos, ya que un grupo de hombres les ayudaron a escapar y los acompañan. No tenemos demasiados datos sobre ellos, sabemos que hay un Kender, un Enano y varios humanos dentro de ese grupo, incluso uno de ellos es un túnica roja. – agarra con fuerza los apoyabrazos del trono al recordar esto, y se escucha en la sala el crujir de la madera. - No me importa mucho quienes son ni lo que les pase, solo quiero ese báculo. – hizo una leve pausa.

- Lo último que sabemos de ellos es que se dirigían hacia las ruinas de Xac Tsaroth. Desconocemos el por qué van allí, pero espero que esas ruinas sean su tumba. – volvió a recorrer con la mirada a los allí presentes. – Creo que la misión está clara, traedme ese báculo y seréis recompensados, la reina oscura sabe pagar bien los trabajos especiales de sus fieles. – ahora fijó la mirada en Kitana, la cual permanecía en silencio. – Irás con ellos! –

- Pero… - intentó hablar la mujer pero rápidamente fue cortada por el Lord del dragón Rojo. – No hay peros que valgan Kitana. Es el grupo que tú has elegido, así que son tu responsabilidad, ha quedado claro con lo ocurrido antes con el enano. – Sus palabras sentenciaron lo que pensaba decir la asesina, la cual no pudo más que callar y bajar la mirada. – Ahora, os dejo tiempo para que os conozcáis algo mejor antes de partir, he de hablar con Kitana. – Dicho esto, se dirigió hacia una puerta que había tras el trono, seguido de la Daga Oscura y dejando en silencio la sala.

Damon se movio inquieto girando sobre si mismo y dandole la espalda a la puerta por la que habia salido Lord Verminaard, parecia algo furioso.

-Tsk.

Se escucho a traves del metalico yelmo. Supongo que tendre que negociar un precio cuando haga la entrega del baculo, trabajar sin saber el precio acordado siempre es un error. Miro a sus compañeros y nego levemente su cabeza. Espero que ninguno sea tan estupido de entregarlo por puro fanatismo o no quedara recompensa para el resto...