Partida Rol por web

Vuestro grupo finalmente con una idea armada, sale del campamento por el paso del Norte, tomando el Camino Alto. Este es un sendero estrecho,  tallado en la roca a gran altura, por encima de la hondonada del Arsenal. La misma es la que se encuentra frente al Campamento y es la mas grande de las conocidas; un enorme campo lleno de maquinas rotas y restos añejos, el lugar de las primeras batallas de la fortaleza. Valindra había dejado aquí también sus maquinas de asedio, aquellas que finalmente no utilizo contra Neverwinter y fueron destruidas por la Vanguardia en la primera embestida; de ahí el nombre.

Ahora, es un lugar donde pululan los zombis y las patrullas thayanas, esperando a lanzarse sobre el Campamento, a la vez que  vigilando los movimientos que se hacen desde este. Pero no son vuestra preocupación, puesto que el Camino Alto les lleva hacia la derecha y a mas de 200’ por encima de sus garras. Solo el eco distante de gruñidos monstruosos y pesadas botas les recuerdan su presencia ocasionalmente.

Al cabo de media hora, el camino desciende abruptamente hacia el suelo del Dread ring, en concreto hacia una hondonada oscura y reseca. Ni un soplo de vida se distingue en el Paso del Tormento, encerrado entre altos muros rocosos que le aíslan del sol la mayor parte del día. Es fácil imaginar cuanto resonarían aquí los ecos de los infelices condenados…

Frente a ustedes se abre una pequeña área libre, donde destaca únicamente un antiguo arco de piedra. Mas allá hay un pequeño camino entre las piedras, pero es mas amplio el espacio a vuestra izquierda. Hacia allí se distingue un gran montículo de rocas, casi una pequeña meseta, de donde emana un pequeñísimo resplandor, pero que resalta en este mar de sombras

Cuando veo que ¡Por fin! nos ponemos en marcha, me levanto, me desperezo y emprendo la marcha tras ellos hasta que poco a poco y casi sin darme cuenta, mis grandes zancadas me llevan al frente.

Avanzo con cautela cuando pasamos sobre los zombies, a suficiente altura, desde la seguridad que da la distancia me detengo un momento para verlos mejor. Dicen que los no-muertos suelen ser lentos y tontos, así que movida por la curiosidad no puedo resistir la tentación de tirar una piedrecita que cae sobre la cabeza de uno de los zombies. Cuando el ser empieza a mirar hacia todos lados, buscando el origen de la piedrecita me toca taparme la boca con una mano para no estallar en carcajadas. – Que tontitos son - Me burlo divertida, sería divertido tirar una gran roca o incluso provocar un deslizamiento de tierras sobre ellos, por desgracia no hay tiempo para ello.    

Cuando el sargento Knox nombró el paso del tormento, pensaba en un desfiladero o algo así, pero para mi sorpresa llegamos a lo que parecen unas ruinas, o una estructura que quizás sea parte del Anillo de Pavor. Desenvaino el mandoble lentamente, mientras paso junto al arco de piedra y me interno en la oscuridad sin ningún problema gracias a que puedo ver en ella. Delante mía parece haber un muro de piedra de modo que me acerco a él y asomo la cabeza para ver que hay al otro lado. 

El gnomo no podía estar más alegre cuando se pusieron en marcha. ¡Iba a participar en una aventura de verdad! No había nada que quisiera más que registrar todo lo que iba a ocurrir para escribir su propia canción, pero ya que estaba allí suponía que a nadie le importaría que él capturase a un mago, o dos. Pronto avanzaba por el camino dando saltitos imaginándose ser el heroe de alguna canción de leyenda, mientras cantaba una canción repetitiva y pegadiza para el viaje.

El coraje imprudente se le agotó a Fivo cuando pasaron sobre las patrullas de Valindra. Al gnomo le habían prohibido seguir tarareando hacía un buen rato, pero él durante un buen rato él había continuado cantando para sus adentros; sin embargo, al ver a tantos no-muertos en el paso, perdió la cuenta de cuantos "enanos se balanceaban sobre la tela de una draña" y no se vio con ganas de volver a empezar otra vez.

Finalmente, tras descender cada vez más, llegaron a una especie de claro plagado de piedras donde solo se veía una especie de brllo. El resto del grupo pareció impacientarse y avanzar, y el pequeño Fivo a duras penas podía seguirles el ritmo. Se moría por decir "No me dejéis atrás", pero no le pareció una buena idea gritar en voz alta, de modo que se aguantó lo que pudo, y se concentró en agudizar el oído. No le apetecía encontrarse con más feos no-muertos.

Me he mantenido en un segundo plano, más por sentirme aún un poco fuera de lugar que por timidez. Aún no sé muy bien qué hago allí. Movida por un impulso que no sé de dónde salió me apunté a esta comitiva, y ahora andamos en busca de magos rojos a los que aniquilar y si podemos coger alguno vivo y llevarlo, aún mejor. 

He observado como discutían las posibles organizaciones a la hora de la batalla, pero me mantengo en silencio pues, llegado el momento, cada uno sabremos hacer lo que tengamos que hacer, porque no todas las situaciones serán iguales. Esto lo sé más por lógica que por experiencia que tal vez la tenga, pero no estoy muy seguro.

Avanzamos con paso firme, derechos a nuestro destino, todos en silencio. 

Me he permitido el lujo de analizar a los componentes de nuestro equipo. Todos han despertado cierto interés en mi. La semiorca tiene buena seguridad en sí misma y parece fuerte, no sé si su impulsividad nos traerá algún problema pues se trata más de trabajar en equipo, pero eso se verá con el tiempo. El anciano ha despertado mi interés pues parece, como yo, mantenerse en silencio, pero se hace entender y sabe dirigir, tiene buenas ideas. El enano también parece tener idea de combates y parece tener madera de líder, lo cual no me molesta pues yo prefiero mantenerme en un segundo plano sirviendo de apoyo. Luego tenemos al hechicero, nunca han despertado en mi simpatía las personas que juegan con la nigromancia, pero he de reconocer que tiene algo que hace que confíe en él. Y por último el único del que me he aprendido el nombre, de momento, Fivo. Me resulta tremendamente entrañable y creo que puede ser realmente útil cuando queramos atacar por sorpresa a nuestros enemigos pues, su tamaño sumado a su sigilo pueden ser grandes aliados.

Coloco mi pelo que esa mañana se había levantado rebelde y deja salir el aroma que siempre lo acompaña. Olor a bosque, hojas, naturaleza. Adoro el aroma del bosque, sus animales, su aroma, sus sonidos. En este grupo no parezco ser la única que tiene simpatía por ese tipo de cosas, aunque el que llevaba el lobo se ha ido con el toro grupo en este contamos con el anciano y su burro, y el hombre con su halcón.

Mantengo mi posición en la escuadra atenta a cualquier ruido o actividad que pueda resultarme extraña mientras observo como al gnomo le cuesta seguirnos el ritmo.

Camino junto al resto del grupo, tratando de mantener mi posición dentro de la formación elegida. Cada cierto tiempo voy controlando que Warrick siga cerca y cuando llegamos a la meseta solicito sus ojos,para poder hacer que los míos vean más allá de donde pueden ver por si mismos.

Doy un suspiro, cierro los ojos y los vuelvo a abrir. Ahora son ligeramente mas claros y han afilado un poco su forma, simulando los de un halcón, aunque sin llegar a ser iguales... Veamos que nos tiene preparado Valiria...

Al salir del campamento, el grupo de 6 aventureros se dirigieron hacia El Paso del Tormento. Melrone se percató en la elfa, quien no había hablado mientras estaban en el almacén. Debido a esto, no sabían nada sobre ella: ni su nombre, ni sus habilidades. Mientras iban de camino, el anciano pensó en preguntarle su nombre pero en ese momento se percató de lo que estaba haciendo la semiorca.

Aquella acción de tirarle una piedra al zombie le pareció temeraria. Esta orca va a traernos problemas. Pensó mientras negaba con la cabeza en señal de desaprobación. Decidió continuar su camino fijando su vista en lo que tenían delante y permaneciendo cerca de su burro. No quería que les pillaran por sorpresa y menos que le pasara algo a su compañero animal. Aunque sentía predilección por todos los animales, a este burrito le tenía especial cariño.

El camino continuó durante media hora durante la cual, el anciano seguía mirando a todas partes. En parte lo hacia para vigilar posibles ataques sorpresa pero también lo hacía por observar el paisaje. Habiendo estado recluido en su cueva durante casi toda su vida, el mundo era un lugar inexplorado para él y cada nueva localización era como la ventana a un mundo distinto.

Al llegar al Paso, todos se quedaron quietos durante un breve instante observando el área en el que se encontraban. Algunas zonas parecían oscuras y a lo lejos se divisaba una leve luz. Esa luz no me da buena espina pero aún así, deberíamos investigarla.

Sin decir palabra, la semiorca avanzó rápidamente dejando al grupo atrás. Por esta razón, Melrone se vio obligado a seguirla para no dejarla sola. La semiorca era joven y rápida y Melrone ya tenía una edad, por lo que apenas pudo avanzar unos pocos metros en el tiempo que ella ya había llegado hasta el muro de piedra. Mientras avanzaban hacia ella, el anciano señaló hacia aquel brillo que se veía a lo lejos.

- Luz. - Comentó con la intención de comunicar a su grupo que pensaba que debían dirigirse hacia allí.

El grupo avanza lentamente, rodeando el arco por izquierda y derecha para seguir juntos. Todos, menos Glavra quien se adelanta por su cuenta. Sin embargo, antes de que continúe mas lejos percibe un movimiento a su izquierda.

También Dailena y Daren lo hacen. Thorstein no ve pero escucha algo en esa dirección, dejando solo a Melrone y Fivo sorprendidos, cuando tres soldados thayanos surgen de las penumbras.

Y ellos ciertamente tampoco parecen asombrados por la aparición del grupo, o al menos eso dan a entender las dagas en sus manos, que relucen en la escasa luz del paso. Sus miradas fanáticas son lo único que brilla más.

Es la hora de la primera prueba.

Aunque iba pendiente por el rabillo del ojo del gnomo que a duras penas conseguía seguirnos el ritmo no me sorprendo al escuchar los ruidos que hacen esos tres soldados. 

No tardo mucho en reaccionar sacando mi arco y apuntando al que justo tengo de frente antes de recular hacia atrás para ponerme a más distancia, más lejos de ellos. 

Tenso la cuerda del arco mientras mantengo fijo mi objetivo cogiendo aire. Suelto la cuerda dejando volar a la flecha hacia su destino a la vez que suelto el aire.

Observo volar mi flecha como si fuera a cámara lenta esperando ver dónde termina.

Hoy debe ser el día sagrado para el Dios enano de las obviedades, porque Melrone se suma al otro enano señalando que debemos ir hacia la luz. -¿Si? ¿Tu crees?- Pienso con ironía poniendo los ojos en blanco, pues claro que allí estará lo importante, pero ir hacia la luz como mosquitos carajas dejando túneles inexplorados a nuestra espalda no me parece muy buena estrategia.

No respondo porque entrar hablando a un lugar que puede estar lleno de enemigos, tampoco me parece muy sensato. No se me escapó la cara de silencioso reproche que me dedicó Melrone cuando tiré una piedrecita a los zombies en el camino, seguramente aquello le parecio temerario. Será que delatar nuestra posición y privarnos del efecto sorpresa hablando para decir otra obviedad padre es muy sensato. Me estoy dando cuenta de que a los enanos les gusta mucho planear, dibujar garabatos y estrategias que después no sirven de nada, pero a la hora de la verdad su sentido común va parejo a su altura. 

No es de extrañar que los enemigos vengan ya de frente y con las armas preparadas. A pesar de todo sonrío torvamente al verlos sintiendo pena por ellos, por desgracia solo son tres. Me muero de ganas de saltar sobre ellos porque si me entretengo puede que no llegue a probarlos, pero a diferencia de los enanos no llevo la cabeza de adorno y antes de arrojarme al combate avanzo solo un poco examinando aquel túnel lateral para asegurarme de que ningún enemigo me saldrá por allí.

Iniciativa: 3 (si quieres me espero hasta el siguiente turno xDDD, vaya tirada buena) 

Acción: Me quiero tirar la armadura de mago ( se me olvidó antes :( ) como la acción estándar por detectar a los enemigos. Seguidamente quiero usar con la maniobra desenfundar la ballesta y con la acción disparar. Como no tengo claro si puedo hacer todo esto o no yo te lo pongo y ya medices. Solo puedes tirarte el conjuro. Es solo una acción estándar esta vez. Toma nota que cargar una ballesta ligera es una accion de movimiento, y desenfundarla tambien, asi que no puedes atacar en el mismo turno que te preparas... tendras que esperarte al siguiente.

¿Quieres también una pequeña descripción para poner el mensaje cuando los juntes todos? ¿Creo que te teníamos que marcar solo a ti para todo verdad? Si, así es, y quedaria bien sip.

El gnomo correteaba apresurado para igualar la velocidad de sus compañeros cuando se chocó con la elfa Dailena, que se había parado de repente. Gruñó mientras se frotaba la dolorida nariz, y se disponía a protestar hasta que se dio cuenta de que todos estaban inquietos y se habían detenido mirando en una dirección con una expresión en sus caras que daba miedo.

Muy tarde, Fivo se giró para comprobar que lo que miraban el resto de aventureros eran un grupo de 3 temibles soldados con pesadas armaduras metálicas, que por la orientación de sus cascos les estaban devolviendo la mirada. - Oh, dioses. - Se lamentó Fivo en voz baja al tiempo que le flaqueaban las piernas. - Esto... ¿sorpresa? -

¡Tempus mírame! - La plegaria al Dios de la batalla va junto a la ofrenda de un enemigo muerto. Gruño como respuesta a las puñaladas recibidas y sin hacer mucho caso del daño recibido levanto el mandoble y lo descargo sobre el otro individuo que queda vivo.   

El ultimo espadazo de la semiorca abre en dos el vientre del ultimo soldado, derribándolo antes que tenga tiempo a repetir su hazaña, e incluso antes de que algunos de sus compañeros terminen de reaccionar.

Un silencio oscuro se asienta en el valle, roto solo por los pasos deteniéndose de Thorstein y los gestos de apronte del resto, además del aliento de Glavra. Parece que nadie mas viene a unirse a la escaramuza, al menos por el momento, o quizás esta fue tan breve que nadie alcanzo a oírla. La sorpresa no sirvió de mucho a los thayanos…

Iba a sacar una segunda flecha para lanzarsela a esos soldados, pero la semiorca no me da tiempo. Lo destroza con una maestría digna de ser admirada.

-Bien hecho-le digo Glava con una sonrisa amable en mi rostro.

Agudizo mi oído para ver si noto algún ruido más que sea extraño sin guardar mi arco pues me ha parecido demasiado fácil. Tanto que a la mayoría casi no les ha dado tiempo a atacar.

Tras abatir al último me limpio la sangre de la cara, mientras miro en busca de más enemigos, pero parece que todo ha terminado. -Ha sido fácil- Pienso mientras respiro hondo para relajarme al tiempo que bajo el arma- Ni siquiera he llegado a perder el control entrando en estado de furia berserker.

Sin embargo a medida que la adrenalina se esfuma empiezo a ser consciente de las tres puñaladas que he recibido. La del brazo es poco más que un rasguño, pero en el vientre las puñaladas han perforado la armadura.  -Au au au au au au…  jobar, como pica.  -Mascullo tratando de examinar la zona herida, aunque sin quitarme la armadura es imposible.   

Al escuchar a Dailena me giro hacia ella devolviéndole la sonrisa y haciendo el signo de la victoria con dos dedos. -Buen disparo- Le respondo a su vez.

La misión es importante, pero una no vive del aire, así que procedo a registrar los cadáveres en busca de cualquier cosa que posean de valor.

-Avanzad- exclamó el enano a los que se mantenían atrás. -Daren, ¿tu ave no ve nada del otro lado de aquellas rocas?- preguntó el enano al mago respecto a la zona que se encontraba a su derecha (10v).

El enano no pensaba avanzar más, y no pensaba proteger siempre a la orca, si ella quería morir, por él estaba bien, un orco menos. Ya con su escudo afianzado en su brazo, guardo su hacha de guerra y toma una de sus hachas arrojadizas, para usarla en una primera instancia de un futuro combate.

El combate había terminado rápido. Ver a aquellas dos mujeres combatir casi hace que me sonroje. Solo me había dado tiempo a realizar un conjuro protector y ellas ya se habían hecho cargo de la situación. Impresionante.

Algo más relajado por la presencia de aquellas dos guerreras, guardo en su sitio la ballesta y escucho al enano preguntarme...

- Lamentablemente no es así como funciona. Gracias a Warrick, y siempre que se encuentre relativamente cerca de mi mi visión mejora; aunque de poco me esta sirviendo aquí. Necesito que el lugar no sea tan oscuro para poder beneficiarme de ello. - 

Pienso un poco en que si que compartimos cierta capacidad de comunicación, así que alzo el brazo llamando al halcón y éste no tarde en posarse en el mismo. Le susurro algo al oído y Warrick sale volando hacia donde indicaba el enano.

- No puedo ver con sus ojos, pero si el halcón ve algo que le haga sentir miedo lo sabré... no quiere decir que haya enemigos, podría haber algo que a Warrick le diera miedo, pero algo es mejor que nada.